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Dos vidas diferentes, un mismo camino por Asato Hikaru

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Notas del capitulo: Ahora si, aqui esta el 5to capi!!! disculpen la demora pero tuve ciertos problemitas para poder actualizar... en fin que disfruten!!!

Capitulo 5

Ojos de esmeralda. 

Gemía y se removía inquietamente sobre la cama, apretujando con fuerza las sábanas que envolvían su pequeño cuerpo, un mal sueño y un intenso escozor era lo que lo perturbaba; en sueños volvía a revivir su desgracia… en medio de la oscuridad de su casa veía a un hombre terminar atrozmente con la vida de sus protectores y se ensañaba en violentar su inocencia… abruptamente un par de orbes amatistas se abrieron y se levantó en medió cuerpo dejando caer un mar de lágrimas sobre sus pálidas mejillas, su respiración era errática y todo su cuerpo se convulsionaba en terror, con la mirada intento reconocer aquel lugar pero nada le era familiar. El pequeño aferro sus brazos a sus piernas y escondió su rostro entre sus rodillas y se meció de forma traumatizada, de pronto la puerta fue abierta y el niño nuevamente se convulsionó al levantar la mirada con la esperanza de ver a un familiar pero… sus ojos se dilataron en horror al ver frente a él a aquel ser que lo traumatizó…

 

- Oh que grata sorpresa! mi hermosa muñeca ya despertó –el hombre de blanca piel, cabello plateado y mirada gatuna del mismo color esbozo una feliz sonrisa- por un momento pensé que dormirías otro día más –se sentó a un lado del niño y le acarició la espalda.

 

- Gmmhhh –gimió y tembló el niño ante el contacto.

 

- Pero si estas temblando –le levanta el rostro y acerca el suyo para tocar su frente con la del niño- no, fiebre no tienes.

 

Los ojos del niño se dilataron en terror…

 

- Ya veo, me tienes miedo –adivinó en su mirada.

 

Separó sus labios intentando gritar pero ni un sonido salió de su garganta…

 

- Shhh… -posó su dedo índice sobre los labios del niño- ni lo intentes, aunque grites nadie te escuchará.

Muraki lo silenció uniendo sus labios con los del niño.

 

- Mmhhh –volvió a gemir al sentir su cavidad siendo invadida por la lengua de ese hombre.

 

- Argh! –se quejó el galeno al sentir su lengua ser mordida- con que te quieres poner salvaje –tomo el rostro del niño por la quijada y la presionó- mira que si te pones rejego te puede ir peor –le amenazo con una mirada felina.

 

Tsuzuki volvió a convulsionar ante la mirada.

 

-  Eso es… solo se como un dócil corderito y todo será mejor  –suaviza la presión de su mano y el niño vuelve a temblar- ya… ya… tranquilo –lo abraza para calmar su temblor- no me hagas enojar si no quieres que te vaya mal… y si ahora te portas bien, quizá te lleve conmigo a trabajar –lo besa por el cuello.

Un par de gruesas lágrimas vuelven a empapar las mejillas del pequeño su cerebro ya no podía razonar, había entrado en shock. Muraki lo empuja sobre la cama para quedar sobre él, suavemente desliza su mano sobre la tela de la ropa hasta llegar al extremo final para ir despojándolo de aquella prenda, ávidamente desliza su lengua por el ahora torso desnudo del niño esperando alguna reacción.

 

- Qué pasa… es que no vas a gemir? –inquirió insatisfecho al no obtener respuesta.

 

Tsuzuki miraba perdidamente en algún punto del techo de aquella extraña habitación.

 

- Con que esas tenemos –el galeno se dio cuenta del encierro emocional de su victima- así que quieres que sea a las malas… bien –volvió a acercar sus labios a los del niño para besarlo y morderlo furiosamente.

 

Un hilo de sangre emergió de los labios heridos del pequeño pero tampoco hubo reacción, Tsuzuki simplemente se negaba a reaccionar.

 

- Maldito crío hijo de puta –ladró enfurecido soltándole una fuerte bofetada para hacerlo reaccionar.

 

De la garganta del pequeño solo se escuchó un grito ahogado.

 

- Así que te niegas a gritar, ya veremos que tanto aguantas –rugió aun más soltándole otra bofetada.

 

Una vez más intentó gritar pero sus cuerdas vocales se negaban a responder, solo gritos ahogados y lágrimas de dolor que empapaban sus mejillas podía dejar escapar.

 

- Con un demonio quiero escucharte gritar! –le gritó con furia provocando que el niño nuevamente se convulsionara- maldición, grita! –lo despoja del resto de sus prendas- ya verás como te obligare a gritar, voy a joderte el culo hasta hacerte gritar de verdad –lo toma de sus piernas para ponerla sobre sus caderas y de una buena vez penetrar aquel estrecho ano sin ninguna lubricación.

 

Un grito desgarrador invadió aquella oscura habitación, Tzusuki sintió su alma partirse en dos al ser su entrada desgarrada ante la brusca penetración. Una y otra vez Muraki salvajemente lo penetraba, cuanto lo excitaba escucharlo gemir y gritar de dolor, se detuvo para contemplarlo y luego tomar entre sus manos el rostro expreso en terror para unir sus labios en un ardiente y salvaje beso. Introdujo su lengua en la cavidad del pequeño explorando y disfrutando de su sabor.

 

- Oh mi precioso Asato –deja de besarlo en los labios para ir por su cuello mordiendo y succionando su tersa y bronceada piel- eres toda una delicia.

 

Y lo violó hasta el cansancio hasta que sintió su cuerpo no dar ni una mas y así, solo así, sintiéndose ya satisfecho lo dejo de torturar, se acomodó los pantalones y se dirigió al guarda ropa y saco unas cuantas prendar infantiles y regreso sobre sus pasos hasta la cama.

 

- Otra prenda nueva para vestir a mi hermosa muñeca –tomo entre sus brazos al desnudo e inconsciente Tsuzuki y procedió a vestirlo con suma delicadeza “vestir muñecas” era el mejor arte que Muraki podía disfrutar- Duerme ángel mío, mi dulce muñeca.

Un nuevo amanecer, un día más que comienza y un día mas que probablemente termine igual… y si terminaba igual que sentido tendría vivirla? Si ya toda su vida había sido destruida… para qué abrir lo ojos y ver la cruel realidad? Mejor no vivir, tal vez dejarse morir sería la mejor solución total quién lo extrañaría, quién lloraría su ausencia si ahora se encontraba solo y sin ningún familiar.

 

- “Obaa-chan, ojii-san… onegai llévenme… llévenme ya no quiero estar aquí” –imploró en un pensamiento y llorando en silencio, apretaba con fuerza aquellas sábanas que cubrían su cuerpo.

 

- Ohayo gozaimasu! –saludo con una afable sonrisa aquel hombre de cabellos platinados y mirada del mismo color- Tsuzuki-chan, te traigo un rico desayuno –se sienta a un lado del niño y coloca sobre una mesita el desayuno servido en una bandeja.

 

Asato se negaba a abrir lo ojos y mirarlo, se negaba a probar bocado.

 

- No quieres comer? –inquirió al ver la negativa del niño- Oh y yo que te habia preparado un delicioso desayuno a base de huevos revueltos, pan tostado con mermelada de fresa, jugo, leche y de postre un pie de queso con zarzamora –dijo quedamente tratando de persuadirlo e intento criarlo- a ver Tsuzuki-chan abre la boca.

 

El niño apretujo con fuerza las sabanas, que hipocresía de aquel hombre actuar como si nada hubiese pasado la noche anterior tan solo recordarlo Tsuzuki sintió ganas de vomitar y así lo hizo, poco le importaba manchar las sabanas y el piso de aquel lugar.

 

- Ya ves eso pasa por hacerte el difícil, anda come de una vez o no querrás que me enoje de nuevo cierto? –le amenazó, mientras lo ayudaba a incorporarse y le limpiaba la boca.

 

Tsuzuki abrió los ojos dejando ver el miedo en su mirada y movió negativamente la cabeza.

 

- Sabia que eres un niño inteligente –poso una mano sobre la cabeza del niño dándole unas palmaditas en aprobación- Bien comete el desayuno mientras preparo mi maletín de trabajo –se levanta de la cama y sale de la habitación.

 

Qué podía hacer? Estaba a merced de ese maldito hombre y aunque quisiera no podía escapar, demasiado le dolía el cuerpo como para poder intentarlo. Morir? si esa es su única opción, hizo a un lado la comida con esfuerzo se movió sobre la cama y bajó con cuidado de ella para luego buscar algo que le ayudara a terminar con su miserable vida.

 

- “Donde… donde… -buscaba desesperado entre el ropero y los cajones- Kamisama ayúdame a encontrar algo, ya no quiero vivir… onegai ayudame”

 

- Tsuzuki-chan –llamó Muraki al abrir la puerta.

 

- “No!” –miró aterrado en dirección a la puerta.

 

- Veo que ya te has levantado –dijo al ver la cama vacía y encontrar al niño frente al ropero- piensas cambiarte de ropa, es que no te gusta la que te puse?

 

Tsuzuki negó.

 

- Pero si te luce bien –se acerca- vamos así luces precioso y no hay tiempo para cambios tengo trabajo que hacer y tu vendrás conmigo –el niño lo mira intrigado- a caso pensaste que te dejaría aquí solo? –asentimiento- no soy tan estúpido se muy bien que intentarías suicidarte si lo hago –le aseguró.

 

Los ojos del niño se abrieron en miedo e impresión ¿a caso le había leído el pensamiento? Tembló de solo pensarlo.

 

- Vamos, es hora de trabajar –se adelanto hacia la puerta, el niño le siguió el pasó ya no tenía otra opción.

 

Caminaron en silencio por las angostas y empedradas calles de un poblado en crecimiento, personas a pie, en caballos o carruajes pasaban junto a ellos, todos vestían ropajes de principios del siglo XIX, unos lucían sencillos y otros como gente bien y los hogares también mostraban la misma impresión. Asato Tsuzuki ni siquiera se fijó en esos detalles, su hogar era mucho mas humilde que esos y poco le importaba admirar el lugar, se sentía miserable y por lo tanto caminaba cabizbajo siguiendo solo la sombra de su captor.

 

- Bien, hemos llegado –anunció el galeno al momento de detener su paso y quedar frente a una gran mansión- a qué es impresionante no es así Asato-chan?

 

Asato ni siquiera se dignó a responder ni mirar.

 

- La familia Kurosaki es de buena posición, una de las familias más importantes del  lugar su único heredero ha enfermado y es por él que he venido a este lugar –dijo al momento de dibujar una misteriosa sonrisa en sus labios. Después de tocar el timbre se presentó ante un hombre de edad que fungía como mayordomo- Muy buenos días mi estimado, soy Kazutaka Muraki el médico que la familia Kurosaki solicitó.

 

- Buen día sensei mi señora le esperaba, adelante puede pasar –el hombre abrió las puertas para dejar entrar al galeno.

 

- Domo arigato –el galeno entra seguido por Asato.

 

- Kazutaka sensei? –interrogó una fina mujer de alta estatura, piel nívea, cabellos castaños y ojos color azul turquesa, cuerpo delgado y esbelto.

 

- A su servicio mi bella dama –Muraki le toma de la mano y deposita un beso en el dorso de la misma.

 

- Pero que hombre tan caballeroso hasta parece un ángel –se ruborizó ante la galantería que Muraki le mostraba y este sonrió con sorna ante el comentario- Sígame por favor, lo llevaré hacia la habitación de mi hijo.

 

Muraki asintió siguiendo los pasos de la mujer a la vez que el galeno era seguido por el niño se detuvieron hasta quedar al frente de la puerta de la habitación del hijo de la mujer.

 

- Me preocupa la salud de mi hijo, últimamente le dan muchos dolores de cabeza y sufre de constantes desmayos –le informó con evidente preocupación al momento de abrir la puerta de la habitación.

 

Y al ser abierta, esta deja ver a un niño que descansaba sentado sobre la cama mientras leía un libro y luego levantaba la mirada para ver quien había entrado a su habitación. Muraki pudo constatar que aquel niño de cabello castaño claro, piel nívea y ojos color esmeralda era tan hermoso como una muñeca de porcelana y sonrió satisfecho por su nuevo descubrimiento.

 

- Madre ¿Quiénes son ellos? –inquirió el ojiverde mirando con desdén a los que acompañaban a su madre.

 

- Soy el médico que ha venido a revisarte pequeño –le dijo con un tono y una sonrisa afable- bien señora Kurosaki revisaré a su hijo le pido que nos deje a solas, cualquier cosa le avisaré.

 

Al escuchar esas palabras Tsuzuki tuvo un mal presentimiento.

 

- Muy bien sensei, estaré cerca por cualquier cosa que necesite –la mujer hace una reverencia y sale de la habitación, cerrando la puerta tras ella.

 

- “No… señora Kurosaki no se vaya!” –Asato miró horrorizado como la mujer salía de ahí dejando a su hijo a merced de aquel despreciable doctor.

 

- Y bien ¿cual es tu nombre pequeño? –le preguntó sonriente.

 - “No… esto no puede estar pasando…” –el ojivioleta dio un paso atrás emitiendo un pequeño gemido y temblando en miedo al recordar que fue  así como conoció a Muraki usando el mismo tono de voz, la misma sonrisa y la misma afable actitud- “ese hombre va a…” 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Gracias a: Anais, hola chica gracias por tus buenos deseos, en verdad que he empezado bien el año ^-^ y espero haber cumplido con tus espectativas con este capi... ah y no creas que aqui acaba el sufrimiento de Asato porque todavia falta más.

Xavi ejem gomen por tardar ^^U paciencia que todo lleva su tiempo... a que soy mala con Asato? verdad que lo soy muajajajaja.

Diva-chan o debo decir naty? ne como sea jajajaja gracias por los animos, vieras que me ayudan mucho que espero volver a actualizar la proxima semana... shiiiii...

Un saludo a tod@s y nos leemos pronto... ja ne!!


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