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Dos vidas diferentes, un mismo camino por Asato Hikaru

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Notas del capitulo: Yuju!!! al fin la pagina esta disponible!!! tal y como lo prometi aqui les traigo un capi mas... que lo disfruten!!

Capitulo 7.

Salvación y Castigo. 

Cual alma que lleva el diablo Tsuzuki corrió junto con Hisoka a refugiarse hacia la gran mansión buscando desesperadamente un lugar donde esconderse, el primer lugar mas cercano que pudieron encontrar fue el guardarropa en la habitación del ojiverde, transcurridos un par de minutos Tsuzuki vigilaba el exterior mirando a través de las rendijas.

 

- Que no nos encuentre… que no nos encuentre –musitaba en un susurro un asustado y pálido Hisoka.

 

Asato apartó su mirada del exterior para mirar al niño y pedirle poniendo su dedo índice sobre sus labios para indicarle que guardara silencio.

 

- Ha… hai… -hipó obediente.

 

El ojivioleta le sonrió, para cuando el niño devolvió su mirada pudo ver con horror que el galeno se encontraba de pie frente a su escondite y retrocedió con el terror impreso en su rostro.

 

- Tsuzuki-chan sal de donde estés ya no te escondas –decía con aparente voz apacible- gomen kudasai no he debido enojarme contigo, en serio que estoy arrepentido por haberte asustado… -con fingida voz quebrada se lleva una mano bajo el armazón de sus lentes- Tsuzuki-chan onegai perdóname –una lágrima falsa corre por su mejilla.

 

Asato observaba atento cada movimiento que aquel hombre hacía, en su voz y su mirar pudo notar arrepentimiento puro ¿debía creerle? No de seguro se trataba de una farsa, un ser tan despiadado como él no podría tener esa clase de sentimientos.

 

- Tsuzuki-chan onegai desu sal de donde estés, no te haré daño lo prometo… a caso no me crees?  –su tono de voz se escuchaba ofendida, alejándose brevemente del guardarropa.

 

- Tsuzuki –le dijo en un hilo de voz el pequeño Hisoka poniendo una mano sobre su hombro, él si parecía haber sido convencido.

 

-“Qué!” –lo miró incrédulo- “no… no le puedes creer” –pensó moviendo negativamente la cabeza.

 

- Ya lo escuchaste Kazutaka-sensei ya no está molesto y se ha disculpado –continuó murmurándole en el mismo tono.

 

- “No! tu no puedes creerle, ni siquiera le conoces… está mintiendo!” –exclamaba silencioso con un mirar perturbado.

 

Afuera Muraki esbozaba una satisfactoria sonrisa al escuchar un leve murmullo, todo su plan estaba marchando a la perfección. Primero con su actuar convencería al ingenuo ojiverde y después pondría en marcha lo demás.

 

- Vamos, no hay nada más que temer –toma de la mano al ojivioleta con la intensión de hacerlo salir del escondite junto con él.

 

Pero Asato no estaba para nada convencido y tensó todo su cuerpo negándose a moverse un ápice, sabía que si salía de ahí le iría muy mal ya todo estaba en su contra y se negaba a salir de ahí tan fácilmente.

 

- Maldito hijo de puta se que estás dentro del guardarropa y que el estúpido crío esta contigo –estalló en cólera al perder completamente la paciencia abriendo bruscamente de par en par las puertas del guardarropa- Par de estúpidos creyeron poder esconderse de mí –aventó el brazo en agresión.

 

- Kyaaaaa!!! –gritó del susto Hisoka cayendo sentado y cubriéndose instintivamente con los brazos el rostro en protección esperando a ser atacado pero nada sucedió, hizo un hueco entre sus brazos y así pudo ver como el galeno sostenía fuertemente por el cuello al otro niño que nuevamente le protegió.

 

- K… k… kjjj… -se quejó Asato intentando librarse del agarre con la fuerza de sus manos.

 

- Suéltelo! –ordenó Hisoka apresándose a la pierna de Muraki para morderlo.

 

- Arg! –gimió el albino al ser agredido y aligero la presión en la mandíbula de su presa intentando ahora atrapar a su pequeño agresor.

 

- Maldito crío del demonio me las vas a pagar –rugió furioso empujando con fuerza la cabeza del ojiverde para que lo dejara de morder.

 

De pronto se escucha una voz femenina que provenía de la ante sala.

 

- Tadaima! –anunció la mujer al momento de entrar en la mansión.

 

- Mierda! –gruñó Muraki al momento de soltar a sus presas- cuidado si uno de ustedes dos abre la boca para decir algo –les amenazo con una fría mirada.

 

- Kazutaka-sen… -sus palabras se ven interrumpidas al encontrarlo a gatas en el piso, debajo de él el niño que le acompañaba y a su hijo a un lado- que pasa aquí?

 

- Ah señora Kurosaki –se puso en pie como si nada- solo estábamos jugando ¿verdad niños? –les preguntó con una falsa sonrisa, pero nadie respondió.

 

- Hisoka? –la mujer un tanto extrañada miro a su hijo.

 

- Si mamá… estábamos… jugando –respondió vacilante.

 

- Y bien sensei ¿cómo esta mi hijo, es de gravedad lo que tiene?

 

- Pues físicamente se ve en buena condición, pero… -se mostró meditativo.

 

- Pero? –le incitó la mujer.

 

- Me gustaría hacerle un chequeo más a fondo, es decir llevarlo conmigo a mi clínica para ello –dictaminó sonriendo en sus adentros seguro de obtener una positiva respuesta.

 

Tsuzuki palideció ante semejante petición y Hisoka levemente movió su cabeza en negación, ambos implorando en silencio que la mujer se negara.

 

- Mmmm –la mujer lo meditó un momento - sensei, gomen ne… pero primero tengo que consultarlo con mi esposo –se acerca par darle cierta cantidad de plata.

 

- Entiendo. Bueno mi señora yo me retiro –toma la paga y mira de reojo al pequeño Asato- tengo un paciente importante paciente por atender –en una reverencia toma con cortesía la mano de la mujer para depositar un beso en su dorso- Asato despídete ya es hora de irnos.

 

Tsuzuki sumiso le obedeció haciendo una reverencia, por el momento agradecía a los dioses por haber enviado a tiempo a aquella mujer e impedido así que el ojiverde fuera victima de ese monstruo disfrazado de doctor. La señora y el niño los acompañaron hasta la puerta pero antes de partir el ojivioleta miró a Hisoka esbozando una forzada sonrisa a modo de despedida, se dio media vuelta y caminó unos pasos atrás del doctor.

 

- Tsuzuki –pronunció Hisoka en un susurro viendo tristemente partir a aquel niño de ojos color violeta, apenas y lo conoció y sin querer un cariño para con él le nació, esos ojos denotaban un profundo miedo y dolor, y por lo sucedido no hace un rato sabía que la iba a pasar muy mal y aun más triste se sintió de no poder hacer nada para evitarlo.

 

- Y bien, qué estás esperando? ve a encerrarte a tu habitación –ordenó Aya con molestia evidente- que no me escuchaste? A tu habitación!

 

- Pero… no he hecho nada! –se defendió el niño.

 

- Ah no… te parece poco que por tu estúpida enfermedad se me haya hecho tarde para ir a mi reunión –recriminó la mujer.

 

- Yo no estoy enfermo! –le replicó ofendido.

 

- Claro que lo estas, eres un monstruo! –le gritó asqueada.

 

- No soy un monstruo! yo no tengo la culpa… no es mi culpa! –se defendió gritándole en el mismo tono.

 

- Lo eres, solo los monstruos pueden leer los pensamientos –espetó inflexible.

- No estoy enfermo… -sus ojos color esmeralda comenzaros a inundarse en lágrimas- aquí el único monstruo eres tu mamá… eres horrible, te odio… te odio!!! –le gritó furioso echando a correr hacia su habitación provocando que gruesas gotas saladas flotaran en el aire.

 

- Maldición y yo que creí que ese estúpido doctor lo curaría –se dijo para sí y luego subió su tono de voz para seguir recriminando- estúpido niño solo me hiciste gastar mi plata en vano… y no me importa lo que digas no eres mi hijo, yo no tengo un engendro del demonio como hijo!

 

- Te odio mamá… te odio… no soy un monstruo…–gritaba con el rostro oculto entre la almohada- ojala papá y tu se murieran… los dos son horribles los odio!! –descargó su frustración en un llanto cargado de amargura y dolor.

 

-._.-._.-._.-._.-._.-._

 

- Pinche maricón hijo de puta barata pero que te has creído!? –rugió Muraki colérico agarrando con fuerza por los hombros a Tsuzuki para sacudirlo- lo has arruinado todo, estúpido –le suelta una bofetada, el rostro del pequeño giró con brusquedad- era la oportunidad perfecta para joderme también a ese maldito crío y tu lo arruinaste –otro golpe- o es que te ha gustado tanto el que yo te haya jodido el culo que quisiste hacer lo mismo con él? –el niño solo agitaba negativamente la cabeza- escúchame muy bien putita… solo yo puedo joderte y solo yo puedo joderme a ese crío –se agacho para quedar a su altura y le susurró al oído- y te guste o no ahora eres mío… ya no tienes a nadie te has quedado solo en este mundo puedo hacer contigo lo que me plazca –deslizó su mano por la entrepierna del niño quien se convulsionó ante el contacto- y ya sabes lo que te espera por tu estúpido atrevimiento.

 

- “No otra vez… no quiero que me toque… no lo dejaré” –como pudo soltó una patada a los bajos del galeno y echó a correr.

 

- Aaaahhhh –gritó adolorido- maldito hijo de puta no escaparás! –se incorporó para perseguirlo.

 

- “Abre, abre, abre… maldición ábrete!” –Tsuzuki luchaba desesperadamente contra la perilla de la puerta que se negaba en abrir. De pronto sintió ser apresado de sus castaños cabellos y por consiguiente arrebatado bruscamente de la puerta.

 

- Donde carajo crees que vas? –le hala la cabeza hacia atrás mirándolo amenazante- Hagas lo que hagas no podrás escapar… -los ojos de Muraki denotaban un dejo de demencia- esta mi muñeca se ha portado mal y tiene que recibir su castigo.

 

Muraki cargo en peso al niño y le llevó hacia una oscura y fría habitación, donde le encadeno en posición de crucifixión, toma al niño por la quijada para mirarlo a los ojos.

 

- Gomen ne Asato-chan… no quiero hacerte daño pero tú te lo has buscado.

 

Lo que se vino después de esas absurdas palabras carentes de sentimiento alguno fue para Tsuzuki algo parecido a estar en el mismo infierno. Muraki se encargo de torturarlo a punta de golpes y latigazos que poco a poco magullaban y laceraban la delicada piel del pequeño, numerosos gritos que escapaban desde lo más profundo de todo su ser se vieron ahogados por una mordaza.

 

Y le ardía, todo el cuerpo e incluso el alma le ardía y el niño solo se preguntaba ¿Qué mal había hecho para pasar semejante crueldad? Y maldecía su existencia…

- “Por qué kami-sama…si tanto me odias… por qué no me quitas la vida de una buena vez?” –blasfemaba mirando implorante hacia el cielo.

 

- A caso imploras a los dioses piedad? –adivinó Muraki en su mirar- ellos te han abandonado y te han dejado a mi merced, en manos de un demonio como yo. Ya te lo dije en este mundo has quedado solo, no tienes a nadie que te quiera ni nadie te querrá eres mío y solo mío.

 

Un par de gruesas lágrimas resbalaron por las magulladas mejillas de Asato.

 

- Oh pero que ser tan hermoso –Muraki se acerco a lamerle sus lagrimas- incluso maltratado luces como las mas bella de las muñecas y ¿sabes que? Tu semblante, excita todo mi ser.

 

Aun encadenado, el galeno se atrevió a abusar de él, pero ¿Qué caso tendría oponerse ya? Solo la muerte lo podría salvar, dioses ¿Por qué no se apiadaban de él y se llevaban su miserable vida? ¿A caso también a ellos les gustaba verlo sufrir?

 

Horas después cual vieja muñeca de trapo Muraki le dejó sobre el piso y antes de ponerse en pie le dijo en un susurro…

 

- Mi querida muñeca, iré a despejarme por ahí –le acaricia el rostro apartando unas rebeldes hebras de cabello que le cubrían- sabes? Tengo algo muy importante por hacer, un pendiente que esta tarde no pude hacer por tu estupidez y que ahora iré a culminar –le informó malévolo- Que descanses bien y tengas el más hermoso de los sueños… conmigo –finalizó con una sonrisa complacida por lo que había hecho y salió del lugar sin siquiera tomarse la molestia de encerrar al crío, después de todo lo creía inconciente además ¿cómo podría intentar huir con semejante mal trato recibido? Una torcida mueca de sonrisa irónica se dibujo en su rostro. Se dirigió a su habitación y se cambió la gabardina manchada en sangre para luego salir y  alejarse de la vieja casona que hacía de su clínica y hogar.

 

Sumergido entre la agonía y el dolor Tsuzuki pasó un largo rato antes de que su perturbado cerebro procesara aquel mensaje que el galeno le dejó antes de partir y que ahora se repetía constantemente como un eco en su memoria…

 

- Tengo algo muy importante por hacer –fue la primer frase que escucho en su mente- un pendiente que no pude hacer por tu estupidez” –le siguió-  ahora iré a culminar… iré a culminar… -la ultima frase se repitió más veces.

 

- “Masaka!” –repentinamente entendió el mensaje- “Hisoka… esta… en peligro… ese monstruo regresara a hacerle daño… no… dioses… no lo permitan…castíguenme a mi… soy yo quien debe pagar el no… el es un buen niño, a él no lo castiguen… solo a mi… yo lo merezco” –imploraba mientras hacia acopio de las pocas fuerzas que aun le quedaban para poder levantarse.

 

Cuanto esfuerzo y dolor le costó el simple hecho de poder incorporarse, todo su cuerpo le dolía y en cada esfuerzo las heridas le ardían al sangrar pero no se daría por vencido a como diera lugar tendría que encontrar una salida y escapar, tenía que salvar a ese niño no iba a dejar que sufriera su mismo destino. Dolorosamente logró llegar a la pared y apoyarse en ella hasta llegar a la puerta, su corazón latía acongojado… miró a su alrededor para cerciorarse de que estaba completamente solo.

 

- “llegaré… se que lo haré” –se dijo en un pensamiento alentador mientras continuaba su trabajoso camino hacia la puerta principal.

 

Por primera vez el niño pensó que los dioses lo escucharon y le dejaron libre el camino… ya empezaba a oscurecer así que el manto nocturno le serviría de protección ante cualquier peligro. Pobre niño que a duras penas se mantenía en pie, con la ropa hecha giros y el cuerpo magullado y mal herido haciendo todo un esfuerzo para llegar a su destino… tropezó y calló varias veces y sin embargo su entereza no se derrumbó, así como caía se levantaba y continuaba caminando ¿a caso querrán al fin los dioses apiadarse de él y enmendar el error cometido con él? Parece ser que sí…

 

Continuara…

Notas finales: y de nuevo la hice de emosion XD... ah pero que mala soy jijiji... gracias por los reviews que me dejaron, se me cuidan y nos leemos pronto... Ja ne!!!

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