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Dos vidas diferentes, un mismo camino por Asato Hikaru

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Notas del capitulo:

Bien, aqui les traigo un nuevo y emosionante capitulo más ^__^. Jessi!!! gracias por tu review, pues Hisoka sufre un poquito por Asato pero mas adelante tambien sufrira un poco mas (o eso espero, todo depende de la inspiración que tenga ñ_ñU) saludos y nos leemos en el siguiente capitulo. Ja na!!

Aparicion especial: Seiichirou Tatsumi y Yutaka Watari, no podían faltar  XD

Capitulo 8: Agonía.

Cobijado por la oscuridad de la noche un pequeño se dirigía con paso vacilante hacia la mansión de una de las familias más importantes del antiguo Nagasaki con el único objetivo de prevenir o salvar del peligro al pequeño heredero de la familia Kurosaki…

 

- “Solo un poco más… un poco… más… y llego…” –se alentaba el pequeño ojivioleta quien caminaba cada vez con más dificultad pues en cada paso que daba sentía que la vida se le iba con cada gota de sangre derramada.

 

-._.-._.-._.-._.-

 

- Tengo que escapar… -se dijo levantando el rostro que mantenía oculto entre sus rodillas dejando ver unas orbes esmeraldas- ya no puedo seguir aquí, si no les importo lo mejor sería irme de sus vidas –se pone en pie decidido- no quiero vivir más en el encierro, no soy un animal ni un monstruo.

 

Se dirige hacia la ventana para abrirla con cuidado y mira hacia abajo

 

- ¿Qué tan difícil puede resultar bajarse estando en un segundo piso? –se preguntó- Ja, siendo un niño tan hábil como yo… ninguno! –se respondió sarcástico.

 

Se sube al marco de la ventana, divisa el árbol más cercano para medir mentalmente la distancia y la fuerza que debía utilizar en impulso para llegar hasta el.

 

- Esto será pan comido –en sus piernas reúne fuerzas y de un solo movimiento se impulsa contra el árbol donde limpiamente se agarra de una fuerte rama- perfecto, vas bien Hisoka –se felicito mientras bajaba por las demás ramas hasta estar cerca del piso y dejarse caer- Listo, ahora si seré libre… no volveré más a esa maldita prisión –murmuró con desprecio estando ya considerablemente lejos de su casa y dando media vuelta por una esquina.

 

- Do… donde estoy? –Tsuzuki miraba a su alrededor confundido, nada en aquella calle le parecía conocido- n… no puede ser… Asato baka te has perdido… –rabió sintiendo un fuerte mareo- ahh… –se tambaleó- no… no puedo mas… -cae de rodillas sintiéndose completamente mareado y débil- onegai… aun no… -de pronto escucha pasos acercándose rápidamente hacia donde él- ayu…den…me… -imploró en pensamiento.

 

- Are? –detiene su carrera al ver frente a el a un niño a punto de desfallecer- ese niño se parece tanto a… -trato de divisarlo antes de que la luz de luna fuera opacada por una gran nube pero no lo logró.

 

- Gomen ne… Hi…so…ka… -las hermosas orbes color violeta se vieron ocultas tras un par de parpados, el niño ya no pudo soportar más, todo su cuerpo cedió ante la debilidad y la inconsciencia cayendo precipitadamente sobre el duro piso.

 

- Dioses! –el castaño corrió asustado a socorrerlo- oye niño… ¿Qué tienes? –lo toma en sus brazos- Masaka! –exclamó sorprendido al descubrir de quien se trataba por la luz que la luna le brindó- pero si es… es… oh kami-sama –sintió el pánico empezar a invadirlo- ah… no, no desesperes… tranquilízate… arg tengo que hacer algo pero qué…-se revuelve el cabello- arg que hago, que hago!! –se desesperó- Hisoka baka te dije que no desesperaras –se reprimió.

 

Al sentir que alguien lo había tomado Tsuzuki hizo un esfuerzo por abrir los ojos ¿a caso ese ser despreciable lo había encontrado? No, no podía ser… la calidez que sentía no era en nada comparada al la frialdad de ese monstruo… pero su vista le fallaba y solo una sombra podía distinguir.

 

- “Quién… es?” –al sentir su cuerpo levemente presionado no pudo reprimir un gemido de dolor.

 

- Has despertado! –exclamó el ojiverde al escuchar el gemido y notar que el niño en sus brazos tenia los ojos semiabiertos- me recuerdas? Soy Hisoka, fuiste a mi casa esta mañana –por respuesta solo obtuvo una media sonrisa- lo tomaré como un si… quien te ha hecho esto?

 

- “El horrible monstruo que hoy te conoció” –respondió mentalmente desviando su mirada violeta hacia un lado.

 

- … -Hisoka lo miraba esperando una respuesta- baka ya olvidaste que no puede hablar? jhm –hizo una mueca de disgusto y luego meditó- No esta bien que haga esto pero… -la duda le invadía y quería saber, así que se concentró en la mirada amatista para poder leer sus pensamientos.

 - “Ahora recuerdo!” –repentinamente volteo a verlo- “él esta bien, ese doctor no le hizo nada, gracias kami lo protegiste” –le sonrie- “ahora puedo estar… tranquilo” 

- “Protegerme del doctor? Por Kami acaso ese hombre pretendía regresar…” –sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando sintió que el niño en sus brazos aligeraba el cuerpo y dejaba de percibir todo tipo de emoción del niño- Tsu… Tsuzuki? –le llamó dándole unos suaves golpecitos en su mejilla- ay kami esto no puede ser bueno… kjjj… tengo que hacer algo… -lo primero que hizo fue levantar el ligero cuerpo de Asato y colocar uno de sus brazos sobre su hombro- no pesa mucho… bien por lo menos no será tan difícil llevarlo… ah ya sé –el recuerdo de un hombre le vino a la mente- estoy seguro de que él me podrá ayudar.

 

Con una firme decisión y algo de esfuerzo el ojiverde comenzó llevar a rastras a un inconsciente Asato,  nunca antes había cargado a nadie pero ahora la vida de aquel niño estaba en sus manos y dependía de él que lograra sobrevivir, caminó por unas cuantas calles torciendo de vez en cuando a la derecha o a la izquierda y finalmente llegó, el lugar era sencillo, una casa de dos pisos con el jardín pulcramente arreglado y uno que otro adorno típico de los hogares japoneses… se dejo de miramientos, se acercó a la puerta y la golpeó con urgencia.

 

- Are? Ne Seiichirou-san esperabas a alguien más? –inquirió por curiosidad un hombre de blanca piel, larga cabellera rubia y mirada ambarina quien se encontraba por debajo del mencionado con sin camisa y con el botón de su pantalón desabrochado.

 

- No pero juro que mataré a quien haya osado interrumpir –bufó enfadado mientras se acomodaba sus gafas, el aludido era de cabello castaño oscuro, ojos color azul y piel ligeramente bronceada, se levantó con desgano, se acomodó la ropa- pero que molesto es… iré a ver que es lo que quiere –se dirige hacia la puerta- pero no creas que te has salvado, en cuanto me deshaga de esa molestia volveré para terminar lo que comencé –le dijo con una voz seductora.

 

- Sei… Seiichiro! –se escandalizó el rubio con las mejillas teñidas de un sonrojo.

 

- Y es una amenaza –le sonrió malicioso antes de salir de la habitación.

 

Los golpes en la puerta no dejaban de sonar desesperados e insistentes.

 

- Tatsumi… Tatsumi-san! –le llamaban de fuera.

 

- Pero que escándalo –se quejó el hombre al momento de abrir bruscamente la puerta pero no encontró a nadie a su altura- Eh? No hay nadie.

 

- Tatsumi-san! –volvió a llamarle el chiquillo.

 

- Soka-chan? –exclamó con sorpresa bajando la mirada- que sucede?

 

- Onegai tasukete!!! –imploró con voz cansada y mientras su cuerpo finalmente se rendía ante el peso cargado.

 

- Soka-chan estás bien? –se escandalizó al ver la ropa del niño manchada de un rojo carmesí- Kami-sama pero que es lo que ha pasado!? –se asustó aun más al ver al niño mal herido que cargaba, rápidamente lo tomó en sus brazos para ayudar al pequeño ojiverde.

 

- No lo sé… yo… lo encontré así, onegai Tatsumi-san ayúdelo –imploró el pequeño.

 

- Ha… hai –rápidamente deposito con cuidado sobre el sofá al pequeño mal herido.

 

- Ne… Seiichirou ya te has demorado –reprochó con un puchero el rubio terminando de acomodarse la camisa- nani, doushitano? –inquirió al ver al niño con las ropas manchadas en sangre y al pelicastaño acuclillado cerca del sofá atendiendo a otro niño en peor condición que el primero

 

- Que bueno que te apareces, rápido Yutaka tráeme vendajes y el botiquín de emergencias.

 

- Hai –respondió obediente yendo rápidamente por el pedido.

 

- Tatsumi-san… se va a poner bien, cierto? –inquirió un Hisoka sumamente preocupado.

 

- No soy médico para asegurarlo pequeño pero haré todo lo que esté en mis manos, suerte que haya asistido a un doctor y tenga ciertos conocimientos de medicina –le respondió a modo de tranquilizar un poco al niño.

 

- Aquí esta todo! –anunció un agitado rubio que había corrido por las cosas.

 

- Gracias Yutaka –el ojiazul tomo las cosas y procedió a empezar la curación- kami-sama pero qué ser tan despiadado pudo haber hecho esto? –expresó indignado al ir limpiando las heridas y que aun en la inconsciencia el niño se retorcía en dolor- pobre criatura –paso el algodón bañado en alcohol sobre las heridas que el pequeño tenia en las piernas cuando notó algo extraño que le hizo fruncir el ceño.

 

- Seiichirou, sucede algo? –el rubio se extrañó al notar la seriedad de su compañero.

 

- No estoy seguro. Soka ¿estas seguro de haber encontrado a este niño?

 

- Hai –respondió seguro el ojiverde- doushite?

 

- Mmm –medito su respuesta- Yutaka, acompáñame por favor –le pidió al rubio al momento de dirigirse a la cocina siendo seguido por él.

 

- Seii que ocurre? –se preocupó aun más.

 

- Es el niño –le respondió simplemente.

 

- Qué con él?

 

- Me temo que el niño sufrió algo más que una paliza –comenzó a decirle por tajos.

 

- A qué te refieres? –Watari comenzó a temer lo que escucharía.

 

- Mientras le limpiaba las heridas de sus piernas pude notar un extraño sangrado y este proviene de la entrepierna y si no me equivoco… porque no me atreví a divagar más estando Hisoka presente… bueno, me atrevo a decir que ese niño fue violado.

 

- Nan da to!? –exclamó horrorizado- es… estás seguro?

 

- Tendré que revisarlo a consciencia –respondió analítico.

 

- Hai ¿quieres que haga algo con el otro niño?

 

- Llévalo de regreso a casa, el niño es hijo de los Kurosaki –le pidió serio.

 

- De acuerdo –acató la orden.

 

Ambos regresaron a la sala donde estaban los niños, Hisoka se encontraba sentado al lado de Asato tomándolo de la mano y acomodándole cuidadosamente unos mechones de cabello que resbalaban rebeldes por la frente del inconsciente niño.

 

- Tal parece que te has encariñado con él –dijo calmadamente el ojiazul.

 

- Tatsumi-san! –del susto Hisoka rápidamente se puso en pie- como esta él?

 

- Pues… -sus palabras fueron interrumpidas por un repentino quejido por parte del niño que mal herido que ahora se retorcía en dolor sobre el sofá, el ojiazul urgente se acercó donde el niño para inmovilizarlo antes de que se hiciera más daño- kami-sama está ardiendo en fiebre!

 

- Voy por un balde de agua fría y unas compresas –el rubio raído y veloz corrió presuroso por las cosas mencionadas.

 

- Tatsumi-san? –el ojiverde lo llamó inquieto.

 

- Aquí está todo –anunció el rubio.

 

- Gracias de nuevo Yu siempre estas en todo –una sonrisa agradecida se dibujo en sus labios brevemente para luego volver a la seriedad ante el problema- debemos hacer que la fiebre ceda y al parecer esta noche será larga… gomen Yu no podré cumplir mi promesa.

 

- Iie… eso ya no importa, la vida del niño esta primero la promesa se puede cumplir después, de eso no te preocupes que tenemos todo el tiempo suficiente –le guiñó el ojos en complicidad y picardía.

 

- Jhm… ai shiteru –sonrió diciéndole con un movimiento labial para que el niño ojiverde no lo escuchara- Ah por cierto, Yu recuerda llevar a Soka-kun de regreso a casa –le recordó.

 

- Iie… no quiero, no regresaré a casa! –dijo el niño de orbes esmeraldas con un semblante de enfado y resentimiento negándose a ser llevado de regreso a su casa.

 

- Doushite? –inquirió con sorpresa el ojiazul.

 

- Porque… -Hisoka titubeó al responder ¿podría confiar en ese hombre y decirle la verdad? Pero si le decía ¿le creería? “el que no arriesga no gana” recordó esa frase dicha alguna vez por su padre- por que no quiero regresar –le respondió simplemente, después de todo no confiaba mucho en ese hombre.

 

- Esa no me parece una razón comprensible, así que deber tener una buena razón par no querer regresar… dime ¿es por algo que tus padres te hayan hecho? –inquirió con certeza el hombre de mirada azulada.

 

-… -Hisoka lo miró sorprendido ¿le diría?

 

- Interpretaré tu silencio como un sí, pero si por el momento no quieres hablar no pienso presionarte y si no quieres regresar solo por esta noche dejaré que te quedes en mi casa, ya mañana veré que hacer –resolvió tranquilamente.

 

- Arigato Tatsumi-san… yo… le diré mi razón cuando pueda –agradeció con una sonrisa forzada.

 

Las horas que le siguieron a esa conversación se volvieron críticas, Tsuzuki se retorcía constantemente pues la alta fiebre le hacía revivir una y otra vez el infierno vivido por culpa del galeno, Tatsumi y Watari se esforzaban por tranquilizarlo pues cada vez que lo agarraban para inmovilizarlo el niño lo arañaba y pataleaba para librarse de las manos que lo sujetaban.

 

- “Iie… iie… obaa-chan… ojii-chan… ayudenme… -mira a Tatsumi con horror- suélteme no me toque… no me toque –le decía moviendo sus labios en silencio al ojiazul-  iieeeeeeeeeeeeee!!!!! – fue el gritó desgarrador que logró escapar de su garganta antes de volver a caer en la inconsciencia.

 

- Kami-sama el niño ha entrado en shock –exclamó asustado- tenemos que llevarlo rápido con un médico –tomo a Tsuzuki en sus brazos tratando de no perder el autocontrol.

 

- Hai… llevémoslo con el sensei Muraki Kazutaka, es el único médico que conozco en la cercanía –le dijo el rubio quien conocía del peliplateado.

 

- No… no lo lleven con él!! –gritó Hisoka al escuchar el nombre del galeno.

 

- Como dices? –pregunto Tatsumi extrañado por la reacción del niño de orbes esmeraldas.

 

- No lo lleven con él… onegai, no lo hagan… -imploró con la mirada inundada en lágrimas.

 

- Nani? –Watari lo miraba interrogante.

 

- No lo lleven –repitió bajando la mirada hacia el piso.

 

- Dime pequeño por qué no quieres que lo llevemos con él –Watari se arrodilla para ponerse a la altura del ojiverde.

 

- Porque… -titubeó-

 

- Soka-kun, presiento que algo nos ocultas, primero no quieres regresar con tus padres y ahora no quieres que llevemos al niño con el doctor ¿Qué es lo que está pasando? –inquirió preocupado.

 

- Yo…

 

Continuará…


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