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"Ich Will Nicht por CottonOfSugar

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Notas del capitulo:

Al parecer mi "inspiración" floreció mas rápido de lo que hubiese creído. (?)

Pero bueh', antes de comenzar quiero aclarar unas cuantas cosillas que me encontré en los comentarios: 1. Esta historia no tiene pareja definitiva, ¿por qué puse AriSasa y HideKane entonces?, fácil; por que se mencionan ambas.

2. ¿Hide que tiene que ver aquí?, Hide pertenece a los recuerdos de Kaneki, por ende; Haise desconoce de su "existencia" —por así decirlo— por ahora.

3. Disfruten del capitulo de hoy, por favor~

    .    

 

 

× Había momentos por la noche en las que despertaba gritando,

            rogando entre balbuceos no estar solo ×

 

    .  

 Y ahí estaba él con sus característicos anteojos redondos. Sosteniendo un libro de desgastada y gruesa pasta en su derecha; leyendo con atención cada palabra que estaba plasmada en las hojas amarillentas y de una impresión algo vieja.  

La leve luz que emitía la lámpara a su lado le daba justo en el rostro; iluminando aquella expresión que siempre llevaba cuando leía.  

Parecía tan relajado, tan despreocupado de lo que pasaba a su alrededor.   Haise tomó la ultima pagina del libro entre sus dedos, queriendo creer que la intriga por saber que había pasado en los últimos párrafos se resolvería; pero no fue así. Tan sólo se topo con la inscripción del autor.  

— "¡No puedo creer que el final sea tan triste!". —dramatizo como una adolescente terminando de ver una película romántica sin final feliz.  

Sí, él, el gran investigador de Primera Clase había comenzado a odiar los malos finales, esos odiosos finales que terminaban con la muerte de alguien o algo por el estilo.  

Su estómago se revolvía al imaginarse en un escenario tan... Tan trágico.  

Bueno, debía admitir que en alguna ocasión el se imagino a si mismo como el protagonista y diablos; eso le daba escalofríos.

— "¿Haise?". —pregunto una voz profunda al otro lado de la puerta, seguido de la manija intentando ceder.

— "¡Voy!". —grito él de vuelta, levantándose a brinquillos de la cama y encaminándose hacía la entrada de la habitación.

Suspiro, intentando poner su mejor sonrisa aunque sólo logro una mueca torcida de nerviosismo.

Dio una calada de aliento que mucha falta le hacía y quito el pestillo de la cerradura, abriendo la puerta con un movimiento de manos.

Su mirada se cruzo con la de aquel hombre alto y de una contextura trabajada sin dejar de ser delgada que ocultaba bajo esa elegante gabardina de color blanco como su cabello.

— "¿Por qué sigues despierto?". —cuestiono el albino con una expresión seria, adentrándose a la habitación seguido del bicolor que lo miraba impaciente.

— "Alguien debería de abrirle la puerta al mejor investigador de CCG". —rió, esa era la mejor actuación de todo el jodido mundo o al menos para Haise.

El mayor alzo una ceja sin tragarse ese cuento; no estaba tan cansado como para creer aquello

Arima suspiro pesado al dejar el maletín de un elegante material negro con costuras doradas cerca de la entrada.

— "No puedes dormir, ¿verdad?". —dijo mostrando una pequeña y cálida sonrisa que al menor lo hizo sonrojar— "Te conozco bien; sé que ya deberías de estar en el séptimo sueño". —quizo reír cuando Haise hizo un mohín en señal de molestia.

Haise se acerco hasta Arima y cuando la distancia entre sus cuerpos era prácticamente inexistente; lo abrazo, envolviendo sus brazos alrededor del cuello del mas alto.

— "Las pesadillas me atormentan y eres el único que me ayuda a tener un buen sueño". -confeso con la cabeza en el pecho del albino, escuchando perfectamente los latidos de su corazón.

— "Vamos a dormir entonces; mañana te prepararé un desayuno delicioso". —susurro Arima, enrollando sus brazos en la cintura de su acompañante quien parecía no querer soltarle.

Haise aspiro hondo, amaba el aroma natural que su pareja desprendía.

— "Me parece bien~ ¿podemos hacer jugo de naranja?". —murmuro como si de un niño pequeño se tratase, mirando con esa chispa que volvía loco a su pareja.

Arima le regalo una de esas sonrisas que sólo mostraba cuando ambos estaban solos; cuando ambos estaban en su propio mundo.

Cuando eran ellos dos y nadie mas.

El albino se separo un poco del mas bajo, tomándole del mentón para juntar sus labios en un pequeño beso casto lleno de amor. Provocando que las mejillas de Haise adoptaran un color rojo cereza que le quedaba bastante bien.

— "Sólo si vas a la cama temprano, no me gusta verte cansado, Haise. Me preocupas". —susurro, obteniendo como respuesta un ligero asentir de parte del nombrado.

— "Tengo sueño". —dijo, intentando calmar los latidos de su ahora acelerado corazón.

Ambos se separaron por obra del bicolor quien se dirigió a la cama sin decir ninguna palabra mas. Pero manteniendo ese sonrojo en su jovial rostro.

— "Duerme bien". —fue lo que dijo Arima antes de apagar la luz y dejar la habitación en completa oscuridad.

- "Sueña bonito, cariño". -murmuro por inercia, sintiendo como el otro lado de la cama se hundía por el peso de su pareja.

No fue hasta que los brazos de el albino lo acogieron entre sus abrazos que pudo cerrar los ojos con tranquilidad, quedándose profundamente dormido.

 

[...]

 

— "No puedes evitarme por siempre, lo sabes". —escucho decir y pudo sentir como su respiración se detuvo por un segundo.

Frunció el ceño, evitando cualquier tipo de contacto visual con aquella silueta que no parecía humana.

— "Y tú sabes que tendrás que irte tarde o temprano".

— "Eso no va a pasar".

— "¿Por qué estas tan seguro?". —pregunto un poco harto, esa voz le ponía furioso y nervioso al mismo tiempo.

Esa persona soltó una carcajada.

— "Necesitas de mí, necesitas mi poder para proteger a quienes quieres".

Haise dio un pequeño salto al sentir como alguien le pasaba una mano por la espalda.

— "Cuando menos lo esperes; yo tendré de vuelta el control. Tú fuiste quien se apodero de mi cuerpo, tú eres quien debe desaparecer".

Haise mordió su labio inferior sin medir fuerza, bajando la mirada hacia la oscuridad del suelo; estaba furioso, ¿quién se creía que era ese tal Kaneki Ken?

— "Te equivocas". —soltó en un murmullo— "Tengo todo; familia, amigos, un trabajo, una pareja..." —dijo e inconscientemente sonrió al recordar el rostro de Akira, de sus niños y Arima.

— "Pero no tienes recuerdos, no tienes poder ni coraje". —contraatacó un Kaneki con la voz melancólica— "¿De qué sirve tener un montón de personas que te aman si no tienes la fuerza para protegerlas?". —pregunto, mofándose por la expresión de sorpresa que el bicolor puso.

— "¿Tú que sabes?".

— "Fui alguna vez quien lo tuvo todo y lo perdió en una sola noche".

No iba a mentir; esa discusión le parecía tan jodidamente tonta, tan tonta que no valía la pena decir nada mas.

— "Me voy".

— "Alguna vez perderás todo al igual que yo; no es cuestión de querer o no, es cuestión de fuerza".

Haise sonrió hacía la nada con una mirada determinada.

— "No soy tan débil como crees".

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado; nos leeremos pronto ~


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