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Una Dulce Venganza por Garriando

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Notas del capitulo:

¡Pobre Leonardo !

 

*****

(David) 

Durante todo el vuelo tuvo un mal presentimiento, una sensación extraña en mi pecho y unas palpitaciones aceleradas que me daban el presagio de que algo malo estaba por suceder. Me costaba entender la actitud de Leonardo, por momentos estaba bien conmigo y después cambiaba completamente su trato hacia mí; aunque íbamos juntos durante los dos vuelos, lo sentía distante, cuando no estaba mirando por la ventana, era porque estaba escuchando música;  mientras yo no hacia otra cosa que llorar, todo había cambiado y era por mi culpa, si tan solo le fuera hecho caso a mi madre cuando me lo dijo, nada de esto fuera sucedido, Leo no se sintiera mal por lo que me hizo 

(FLASHBACK) 

-Ellos tienen un ejército - le dijo -Tú no tienes, nada - 

-No necesito un ejército para destruirlos, porque yo mismo puedo dispararles las veces que sean necesarias para matarlos - Le grite, aunque yo muy en el fondo sabia que mi madre tenía razón, él no me dejaba decircelo 

-¡Por favor, David!, deciste de esa idea. No empeores más tú vida - suplico - Ni tú, ni Leonardo merecen pasar por esto... Ustedes se aman y no... 

-No sigas - le ordené  - Porque pierdes tú tiempo. Ellos no tuvieron compasión conmigo, y yo no tendré con ellos - le dijo mi verdugo a Carmen 

-No te das cuenta que te estas convirtiendo en uno de esos, te has vuelto malo igual que ellos - me grito llorando - ¡Te suplicó que no sigas, estas a tiempo de contarle todo a Leo, yo estoy segura que él te va a entender!

-No importa mamá, me convertiré en el mismísimo diablo, si es necesario. Pero haré cualquier cosa para matarlos, para acabar con Santiago y su familia- 

-¿Te estas escuchando?. Es con Santiago, no con Leonardo - me recriminó - Leo no es culpable de nada, él no merece tu venganza, él no te hizo nada - me dijo - Estas a tiempo de no hacer lo que piensas hacer, David. Leonardo te ama, no hagas que te deje de amar por tú propia culpa - 

-¡Veté de mi casa! - le ordene - No vuelvas a venir, no eres bien recibida aquí en mí casa "mamá " - le dije

-Voy a irme - me dijo - Pero solo te digo que estas a tiempo de decistir de esa supuesta venganza, piénsalo. Antes que sea tarde y pierdas a Leonardo -

-¡LÁRGATE! -le grite 

(END FLASHBACK) 

Después de un mes habíamos regresado a nuestro país, las cosas no habían cambiado mucho. Estába esperando nuestras maletas, cuando Leonardo me tomó del brazo y me llevo a una parte más apartada 

-¿Qué te sucede?, me haces daño - le grite al soltarme de él -

-Ni una palabra a nadie de lo que paso - me ordenó - Para todos, tú y yo pasamos una excelente luna de miel - 

-¡Cobarde! - le dije - Te da miedo que todos se enteren de la clase de hombre que eres pero despreocúpate, nadie se va a enterar

-Era lo menos que podía esperar de tí - me dijo 

-¿Y sabes porque lo hago? - le pregunte - Porque al final el que se siente mal, eres tú. Creíste que maltratandome y violentandome me ibas a ser sentir mal y te equivocaste, porque el que se siente mal eres tú. Nada te salió como, tú y Rebecca, planearon. Y ahora si me das permiso, iré por mis cosas para irme a mi casa - le dije antes de caminar 

-NO - me dijo, causando que mi cuerpo se detuviera - Hoy nós quedamos en mí casa - no podía ser cierto, yo quería regresar a mi casa y no a la de Leo;  ahí estaba Santiago - Y no es una petición, es una orden de esposó a esposó - espetó 

Pensé que al llegar aquí las cosas iban a ser mejor pero no, todo estaba a punto de empeorar y todo por mi culpa. No me quedo de otra que aceptar y marcharme con Leonardo a la casa Altamira, a mi otra casa 

*****

En la mansión Altamira estaban a punto de cenar cuando el timbre sonó, la alegría en los rostros de Isabel y Don Sergio se expresó con una gran sonrisa al ver llegar a su hijo, después de casi mes y medio sin verlo. Santiago estaba en su recámara terminando de vestirse para bajar a cenar cuando escucho el timbre sonar, no le dio importancia alguna y con total calma termino de colocarse la ropa, bajo las escaleras y se dirigía a el comedor cuando vio a David en la sala de su casa 

-¿David, qué haces aquí? - le preguntó, a lo que David se giró y sin pensarlo lo miro fijamente a los ojos -¿Cuando volvieron? - 

-¡Santiago! - sonrió David - Tenía tantas ganas de verte y de hablar contigo - 

-Lo sé, David. Yo igual, tenemos tanto de que hablar - le comentó Santiago -¿ Dónde está mi hermano? 

-Ya debe de estar comiendo con tus padres - le dijo David con voz melancolíca 

-¿Y porque estas tú aquí, porque no estas allá? - 

-Tú... Leonardo me obligó a quedarme aquí -le dijo recordando las palabras de Leo 

-Quedate aquí, ni creas que vas a cenar con mis padres - espetó Leo 

-¿Porque? soy tú esposo. Tengo todo el derecho -

-No eres bien recibido aquí, mamá no soporta verte y yo no quiero incomodarla - 

-Entonces me voy a mi casa. Allá no incomodo a nadie - le recriminó David a Leo

-¡No!, tú te quedas aquí, o si quieres te vas a mi habitación o mejor aun a la de tu amante y ordenó que te suban la comida. Pero de aquí no te mueves -

-¡Como quieras, ESPOSÓ! - 

-No tienes porque seguir las "ordenes" de Leonardo. Él no es nadie para decirte que debes o no hacer - 

-Es mi esposó, Santiago - dijo David, secando sus lágrimas 

-¿Porque lloras? - le pregunto Santiago a David - No la pasaste nada bien, ¿verdad?, ¿Mi hermano, te hizo daño?, ¿fue eso?

El verdadero David sabia que no debía hacerlo, pero no era él quien estaba presente en este momento.-¡Lo sé todo, David. Sé que mi hermano se casó contigo sabiendo lo nuestro! - le susurro Santiago, causando que este llorará. David Se acercó lentamente a Santiago y lo abrazo, no le importaba nada él quería borrar hasta el último rastro de amor que Leonardo pudiera sentir por David y estaba por lograrlo. Isabel los sorprendió y estos tuvieron que separarse 

-¡¿Que haces tú aquí, en mi casa?! - le pregunto, refiriéndose a David - 

*****

Cuando la madre de Santiago nós sorprendió, supe que el momento había llegado las cosas iban a empeorar y así fue;  Leo la escucho gritarme y llego hacia donde estábamos nosotros, solo cruzo un par con su madre y sin pensarlo dos veces, enfrento a su hermano 

-¡Eres un bastardo! - le gritó Leo a Santiago - Deja de decirme hermano, cuando no has hecho otra cosa que traicionar con David -

-Las cosas no sucedieron como las piensas. Déjame explicarte, como realmente pasaron - le dijo Santiago 

-¡Me vale ¡MIERDA! lo que tú tengas que decirme! - 

-¡Por favor, Leonardo. Escucha a tu hermano, él único que tiene la culpa aquí es David. Él llegó para entorpecer nuestra vida!

-Mejor cállate, mamá. Porque siempre has defendido a Santiago y no tengo duda que ahora mismo lo estas protegiendo - le recriminó Leo a su mamá y así era, ella sabia toda la verdad y si no le dijo nada a Leo fue para evitar que yo dijera la verdad sobre el verdadero padre de Santiago, ella estaba protegiendo a su hijo;  Leo tenía razón 

-¡No es así, yo no protejo a nadie. Mi protección es para los dos, porque más allá de cualquier problema;  ustedes dos son hermanos! -

-¿Que sucede? - pregunto Don Sergio - Sus gritos se escuchan hasta en la calle -

-Pasa papá, que tu hijo, Santiago. Mi "querido hermano " se acostó con mi David a mis espaldas - espetó Leo con furia 

-¡Hermano, por favor perdóname! - le suplico Santiago a Leo, acercándose a él sin imaginarse que esto sería lo peor. Leonardo llevo su cuerpo contra el cuerpo de Santiago, fallo el primer golpe pero se gira rápido y lo golpea fuerte por atrás, Santigo comienza a tambalear, se sostiene de la mesa y logra conseguir la estabilidad, pero fue en vano Leo vuelve a golpearlo ahora más fuerte, tiene toda la rabia acumulada y la descarga contra su hermano. Los dos se golpean con toda la furia que sienten dejando a su paso un reguero de objetos rotos, quiero salir corriendo y detenerlos pero no puedo mis cuerpo esta congelado 

- ¿Tú eres mi hermano?... Se supone que no me harías esto nunca…  no puedes ser- le dice Leo a Santiago antes de recibir unos fuertes golpes por parte del mayor, a pesar de los golpes Leo sigue de pie y recibe otro golpe de Santiago que lo lleva al suelo pero éste logra ponerse de pie y es él quien obliga ahora a su hermano a caer al suelo

-¡Nunca debiste meterte con David, ¡CON MI DAVID!!- le grito furioso Leo, con la respiración completamente agitada - David es mió, y vas a pagar caro el haberte metido con él, ¡maldito! - le dijo antes de darle una patada a su hermano que le partió el labio y le rasguño parte de la cara 

-¡BASTA YA, LEONARDO. NO SIGAS! - intento Isabel parar a su hijo pero fue en vano. Santiago como pudo tomó a Leo por las piernas y lo obligo a caer al suelo 

-David no es de tu pertenencia, yo lo vi primero - gritó Santiago, mientras da varios golpes con sus puños a la cara de Leo quien intenta protegerse pero es en vano, su hermano sigue golpeándolo. En la mente del despiadado David manejada por su verdugo, no había otra cosa que el sentimiento de "Divide y vencerás ", él no lo estaba demostrando pero se alegraba que loa dos hermanos se estuvieran matando a golpes

-Tú no mereces a David, lo has engañado todo este tiempo. No lo has valorado - le recriminó Santiago a Leo mientras si gira para mirarme. Estas palabras causan maa rabia en Leonardo y sin pensarlo golpea a su hermano por la espalda, aprovechando el descuido de este y lo lleva al suelo nuevamente

-¡Ahora David es mi esposó y más nunca volverá a estar contigo! - le dice mientras lo apresa por el cuello y comienza a asfixiarlo. Quiero salir corriendo, intentó querer ayudar a Santiago y no puedo, él no me deja, no puedo hacer otra cosa que llorar, sigo luchando con mi alter ego y sin pensarlo me abalanzó sobre Leo y lo obligó a saltar a Santiago quien se pone de pié y toma grandes bocanadas de oxígeno para respirar

-¡No sigas Leo, déjalo en paz! - le suplico - Él es tu hermano - le digo antes que mi voz se quiebre 

-¡No lo defiendas! - me grita con fuerza y rabia Leo, mientras me mira con esa terrible mirada que me dejaba ver su dolor

-¿Lo amas? Por eso lo defiendes a él, porque lo amas- me pregunta 

-¡No, no, claro que no! - le respondo - No se trata de eso, es por tí. No mereces cometer una locura por mi culpa...

-Yo solo quiero que me diga porque lo hizo, porque contigo - susurró mientras lloraba. Y recibía un golpe de Santiago 

-¡Porque lo amo! - le dice Santiago segundos después de golpearlo y esquivar un golpe de Leo quien intento defenderse. Pero Leonardo era más rápido que su hermano y volvió a dominarlo, lo tumbo al suelo y lo cogió de su camisa y siguió pegándole 

-¡Yo te diré la verdad! - le dije, ocasionando que Leonardo dejara caer a Santiago al suelo y mi mirara 

-Fui yo quien buscó a Santiago - le dije - Él no tiene la culpa de nada... Yo lo conozco desde mucho antes. Antes de conocerte a tí - le comente sin mirarlo, no podía mirarlo, no me atrevía 

-Osea, ¿que me has engañado desde antes?, ¿que no llegaste a mi por casualidad? - me preguntó Leo 

-No, no es así - le digo 

-¡No lo hagas David!- me pide Santigo, pero no puedo evitarlo. Si quiero que Leo me perdone en algún momento de su vida, debo decirle la verdad 

-¡Cállate, nada de lo que vas a decir es cierto. No sigas con tus mentiras! - me dice la madre de Leo en ese momento siento como vuelvo a perder la batalla y él vuelve a apoderarse de mí 

-Si lo haré - le grito - Leonardo se va a enterar de todo lo que usted y su hijo fueron capaz de hacerme - 

-¿De que hablas David? -

-Mi nombre no es David Larrazabal - le digo - Antes de tener este nombre y todo lo que tengo... Fui una persona sin dinero, sin bienes materiales - me detengo antes de seguir, y me giro para mirar a Isabel, le iba a destruir la vida y estaba a punto de comenzar - Mi verdadero nombre es, David Sánchez. Soy ese David al que tú hermano le destruyo la vida hace 10 años y todo con la ayuda de tú madre... 

-No puede ser cierto, ¿Mamá? - le pregunto Leo a su madre 

-Por culpa de ellos, yo lo perdí todo. Y mi única culpa fue haberme enamorado de Santiago siendo yo alguien tan pobre - 

-No le creas, hijo. Nada de lo que dice este maldito bastardo es cierto - dijo Isabel, mientras lloraba 

Así quería verte, ¡maldita ! - digo en mi mente - Yo quería vengarme de tu familia, por eso me acerque a tí;  pero no contaba con que me iba a enamorar de tí y ya era muy tarde cuando quise parar 

-¡CÁLLATE! - volvió a gritarme Isabel 

-No voy a callarme, Doña Isabel - le dije - Yo no seguiré engañando a su hijo, y usted debería de hacer lo mismo- 

-¿A qué se refiere David, Isabel? - pregunto Don Sergio quien intervenia por primera vez 

-A nada, porque yo nunca he engañado a mis hijos - le dijo ella 

-¡Mentira, mamá! - le recriminó Santiago - No sigas con esto, no quieras seguir culpando a David de todo, cuando tu podías haber evitado este momento - 

-Asi es Leonardo, tú hermano tiene razón. Tú mamá pudo evitarte tanto sufrimiento - le digo - Ella sabia desde un principio quien era yo, y eso no es todo,  ¡tu querida madre!, supo desde antes que yo te engañaba con Santiago - 

Mi confesión fue la gota que derramo el vaso. Leonardo ya no estaba mirándome a mi sino a su madre, las cosas habían dado un giro de 180°, yo podía sentir la rabia aumentada en Leo, sus ojos estaban completamente llenos de lágrimas, de dolor, rabia, impotencia y ahora de decepción hacia su propia familia 

-¡Son unos...! - se interrumpió - Como pudiste ser capaz de saberlo todo y no decírmelo, ¡me das asco! - le dijo a su madre Leo 

-Lo hice para protegerte, hijo - se excusó 

-¡Mentira, tu madre te esta mintiendo una vez más! - espete - Ella no te dijo nada a cambio de dinero, me pidió una gran suma de dinero para no decirte nada - le dije - Ella le puso precio a tu dolor - le mentí.  Después de eso las cosas empeoraron más...

-Tú y mi madre son iguales - me dijo Leo - ¡Veté de mi casa, toma tus cosas y lárgate!  - me ordenó 

-Yo no quería hacerte daño. No fui yo, fue él - le dije volviendo a la normalidad - Yo te amo, y no quise engañarte, ¡no fui yo! - le grité 

-¡No quiero escucharte, David. Vete! - volvió a decirme. Leo no estaba escuchandome, lo había perdido por completo, el maldito verdugo había acabado con todo el amor que mi Leonardo sentía por mí. No tomé ninguna maleta y me marche, ya Leo no iba a perdonarme más nunca, ya no podía detener mi venganza. 

 

Notas finales:

El verdugo, una gran enfermedad. 


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