Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Caminos Entrelazados por Snows

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Pues aqui va el segundo capitulo, tengo pensado actualizar una vez a la semana, pero me he atrasado un poco. 

Sin mas... el capitulo!!

Capítulo 2: ``La carta´´

 

Pov.Jesse

Después de que Annie se fuera, me dispuse a llevar el cofre a mi cuarto y tirarme a la cama, no quería pensar en nada de lo ocurrido en todo el día, principalmente en todas las extrañas sensaciones que me aquejaban.

Esto ha sido demasiado agotador - Pensé en voz alta dirigiendo mi mirada hacia aquel cofre de madera con diseños de flores, que hasta el momento no había notado.

Extraño...

Principalmente, ¿Qué hacia un cofre enterrado en mi jardín? No tenía sentido, la casa era nueva cuando la compramos, eso dijo mi padre, nunca nadie había vivido aquí antes. Entonces `` ¿Cómo?´´ Volví a preguntarme y contemplé nuevamente el exterior del cofre.

Por más tentadora que fuera la idea de abrirlo y mirar que había dentro, no lo hice, preferí de alguna manera estar acompañado, no me sentía seguro estando solo en casa, mi padre no estaba, ``como siempre´´, aquel pensamiento solo me deprimió más y mientras miraba aquellas flores talladas en madera, me quedaba dormido, con una sola palabra en mente ``narcisos´´, pero al día siguiente, ya lo habría olvidado…

``Ojalá no hubiera sido así´´

 

                                                                       ***      

 

A la mañana siguiente, desperté como todos los días, solo que con una pesadez poco propia de mí, pero como el alumno supuestamente ejemplar que era, no podía llegar tarde a la escuela, no tantas veces a la semana. Me apresure en bañarme y así despejar mi mente con el agua fría, me cambie con el uniforme siempre perfectamente colgado a un lado de mi mesa de noche y me puse mis no tan preciados lentes, no me gustaban, pero después de perder los de contacto, no me podía quejar, era mi culpa.

Mire la hora en el reloj digital encima de la encimera de mi cama, eran las 7:30, no tenía tiempo que perder en simples quejas. Tome mi abrigo y baje al primer piso a buscar algo en la nevera que sea comestible, cogí un plato hondo, un poco de leche y cereal, y desayune lo más rápido que pude, suerte que el colegio no me tomaba más de 10 minutos caminando. Deje todo en el lavadero pensando que al regresar limpiaría toda la casa, y salí corriendo a toda velocidad.

En el camino me topé con mis dos mellizos preferidos.

— ¡Mike! ¡Audrey! — Grité pasándoles la voz.

 

— Muy temprano como siempre — Se burló Mike a lo que solo vire los ojos.

 

— ¿Buenas nuevas? — Preguntó Audrey contenta como cada mañana antes de ir a nuestra cárcel personal.

 

— No exactamente, pero paso algo raro ayer.

— ¿Algo raro? — Respondieron ambos curiosos.

 

— Sí, les cuento en el receso junto con Ryan y Annie.

— Está bien, nos vemos donde siempre — Asentí y corrí rápidamente a mi aula.

 

Las tan aburridas clases pasaron como siempre, sin nada interesante que recordar, incluyendo a lo enseñado, puede que se me haga fácil entender, y tenga de las mejores notas, pero no considero que los estudios sea lo mío, es como si algo faltara...

— ¡Jesse! — Escuché que gritaban mi nombre y fue como si me transportara en el tiempo, porque de un momento a otro me encontraba con todos comiendo en los jardines del exterior, ni siquiera sabía cómo había llegado ahí.

 

— ¿Estas bien? — Me preguntó Annie, a lo que asentí saliendo de mi desconcierto inicial.

 

— Te estábamos preguntando que querías contarnos sobre ayer — Me explicó Mike notando mi desconcierto.

 

— Oh cierto — sonreí un poco avergonzado- encontramos un cofre en mi jardín.

 

— ¿Como un cofre del tesoro? — se emocionó Audrey.

 

— No — Le respondió Ryan — Tenía la forma, pero era pequeño y completo de madera, como de uso personal para joyas y eso, y si no me equivoco, tenía tallado un diseño de flores en la madera.

 

— Algo así — Respondió Annie representando la figura del cofre con sus manos — Pero hasta ahora no lo hemos abierto… ¿Cierto Jesse? — Me preguntó.

 

— Simplemente lo deje en mi escritorio, no lo abrí — Respondí a su pregunta implícita de si sabía que había dentro del cofre.

 

— Entonces hay que averiguarlo — Sonrió Mike — Suena interesante.

 

— Uhmm, ¿Qué tal hoy? — Sugirió Audrey a todos — Nosotros tenemos tiempo desde las 3 — Dijo refiriéndose a ella y su hermano.

 

— Yo sí puedo — Confirmé.

 

— Perdón, yo no podré hasta las 5, tengo que salir con mi padre — Se excusó apenada Annie.

 

— Igualmente — Nos dijo Ryan.

 

— Bien, nosotros iremos revisando hasta que lleguen y después les mostramos todo, ¿Bien? — Preguntó Audrey.

 

— De acuerdo — Respondimos al unísono.

 

                                                                       ***

 

Pov.Jason

Después de 20 minutos de haber llamado a Dan, sonó el timbre de mi casa, fui corriendo a abrir la puerta sabiendo que era mi musculoso amigo

— ¡Hey! — Me saludó desde la entrada — ¿Ahora me dirás que necesitas? — Me preguntó.

 

Solo le di pase a mi casa sin decir nada y lo lleve hasta el jardín con una sonrisa en el rostro.

— No me jodas tío — Dijo Dan apenas llegamos al jardín y vio todo el desastre — ¿Me llamaste para ayudarte a limpiar el jardín? — Me reclamó.

 

— No es eso, mira para allá — Le dije riéndome del puchero en su cara y señalando a mi fiel amigo a unos menos a la derecha — Quiero que me ayudes a mí y a Sasha a sacar lo que sea que este enterrado allí.

 

— ¿No sabes qué es? — Puso una cara de extrañado total, aquello solo contribuyó más a mi buen humor de la mañana.

 

— Tengo una idea — Sonreí.

 

— ¿Y cómo para que lo quieres?

— Es curiosidad — Le expliqué — Ten, toma — Le pase unos guantes — No quiero que después te estés quejando de la tierra en tus uñas — Me burlé.

 

— No te confundas — Me respondió con el ceño fruncido, pero de igual manera tomando y poniéndose los guantes, sí que amaba provocarlo — Yo no soy Ron — Dijo y avanzó a paso lento a donde se encontraba mi perro.

 

— Tienes razón — Reí recordando a mi extraño amigo.

 

Después de una media hora ambos logramos sacar el pequeño cofre y a pesar de las quejas de mi amigo, si termino ayudándome a arreglar todo el desastre que Sasha había causado.

— Estoy muerto — Dije tirándome en el pasto, me saque los guantes y se los tendí a un muy tranquilo Dan — Tú ni siquiera estas sudando, ¡no es justo! — Me quejé.

 

— Pues no ha sido nada muy trabajoso — Dijo con tranquilidad.

 

— Para ti, Mr. Musculitos — Le dije fulminándolo con la mirada a lo cual solo alzó la ceja poniendo una cara de `` ¿Es enserio?´´

 

— Más bien, hazme el favor de llevar los guantes al cobertizo, yo no me puedo ni parar — Le pedí con ojitos de cachorro.

 

— Bien — Dijo rodando los ojos — Solo porque eres mi amigo — Tomó ambos pares de guantes y los llevo hasta donde le había indicado.

 

Con curiosidad, levanté con pesadez mi cuerpo y tomé el cofre para llevarlo a mi habitación, para poder ver que había dentro, pero lo que no me esperaba es que al tocarlo me sentí peor de lo que ya estaba, sentí una descarga y después sensaciones cada vez más extrañas, como si algo se apoderara de mi cuerpo, y demás sentimientos que no supe cómo interpretar, lo tome como parte del trabajo duro, y no le di más importancia.

Llegué lentamente a mi cuarto, me senté en la cama y puse el cofre sobre mis piernas.

— ¿Y bien? Ábrela — Escuche detrás de mí, sabiendo quien era, no espere más y abrí el cofre, encontrándome con unas cuantas joyas, entre todas ellas, unas pulseras, collares y un anillo, uno simplemente majestuoso. Y al fondo un carta.

 

— No es nada muy interesante — Le dije.

 

— Haber dame la carta — Me pidió

 

— Esto es, ¡Mira! — Exclamó — Una carta de amor.

 

— ¿Qué? — Pregunté confundido — Dámela — La tome de sus manos rápidamente y comencé a leer.

 

Mi querido Byron:


Yo quiero expresar aquí, todo lo que me falto decirte hasta ahora. Yo ya no temo escribir tu nombre en cartas que presentan mis sentimientos más sinceros sin censura alguna. No temo mostrar el inevitable amor que siento hacia mi verdugo preferido, aquel que a pesar de todos sus atroces actos, cambio para estar a mi lado. Una vez te dije que nunca ame a nadie como te amo a ti, palabras tan típicas, que como lo sospechabas, fueron mentira, la verdad es que nunca había amado a nadie, todo nació allí, por primera vez, con nosotros dos, pero tenía miedo de confesarlo.


A decir verdad, he tenido miedo de confesar muchas cosas, como que tus ojos son lo que más me gusta de ti, no importaba cuanto me hablaras, me tocaras o hiciéramos el amor, tus miradas eran las que me hacían caer cada vez más por ti, me hacían caer al peor de los abismos, aquel del que jamás podría escapar, ese abismo que significaba amarte, pero no podía resistirme a tus fieros ojos pardo, aunque no pienses que eso significa que no disfrutara y amara lo demás.


Hasta ahora recuerdo los inevitables celos que me carcomían profundamente al ver filas y filas de mujeres detrás de ti, de tu elocuente mirada y tu varonil cuerpo, aquel que solo yo disfrutaba, pero que no podía presumir ni advertir como mío en público, porque era lo más prohibido que en la vida alguien como yo podría hacer. En algún momento en nuestra historia, pensé que podría olvidarte, podría seguir adelante sin ti, pero tú eres de aquellos que marcan el corazón de una persona para siempre. Al tenerte cerca, tu fuerte fragancia me embriagaba de tal manera que me era imposible resistirme a ti, caí a tus pies fácilmente, pero si intentaba mantenerte lejos, me dolía en corazón y me faltaba el aire, no podía respirar, no podía vivir.


Ahora que lo recuerdo, tú simplemente apareciste, te mostraste frente a mí y me enamore con una sola mirada, cambiaste mi realidad y me alegra que yo la tuya. Por lo tanto, te diré aquello que ya he pronunciado muchas veces, te amo, con toda mi alma, mucho más que eso, pero bien sabes que no soy capaz de manejar las palabras, no soy capaz de decirte la inmensidad de mi amor, pero son sentimientos que plasmo en cada palabra. Soy el agua que resbala por tus manos, tan escurridiza, tan vital para ti, pero no te preocupes, ya me atrapaste.

-       Tu amor, D.

 

Después de leer la carta no pude decir nada más, me sorprendía todo el escrito, la intensidad de las palabras, porque no era cualquier tonta frase que en algún momento yo le había dedicado a mi novia, o aquellas que escuchaba decir a mi padres, no, este era un amor tan grande, que con solo leer sus palabras, mi corazón latía rápidamente y me quedaba con la boca cerrada al no tener idea cómo reaccionar ante ellas, solo podía decir una cosa, tenían un toque triste que podía trastocar el corazón de cualquiera.


— Hey, tío, ¿Estás bien? — Me preguntó Dan a mis espaldas.

 

— Si, es solo que… — Callé al no saber cómo explicarlo. 

 

— Te toco fondo, ¿Verdad? — Dedujo mis pensamientos tan fácilmente como siempre lo había hecho. 

 

—Exacto — suspiré — ¿Tu...? 

 

— Ha sido un tanto intenso, fuera lo que fuera, la chica esta, enserio amaba con todas sus fuerzas a quien sea que fuera su pareja, sus palabras no eran vacías, rebosan de sentimiento — Analizó. 

 

— Así es, es bastante extraño ver amores así en estas épocas.

— Las cosas ya no son las mismas que antes.

— Ciertamente, ¿De qué año será?

— No lo sé, pero el papel es muy antiguo, y usaban plumas con tinta, esas cosas solo se ve en las películas.

— Cierto, sorprendente.

— Eso es lo de menos, mira que enserio había este tipo de historias de amor en la antigüedad — Me dijo un tanto sorprendido — Y yo le decía a Ron que sus novelas de amor eran exageradas — Dijo con una cara de culpabilidad. 

 

— Ya ves, ¿No dicen que la realidad supera a la ficción? — Le pregunté medio burlándome de él. 

 

— ¡Dios! — Gritó sacudiendo la cabeza — Ahora me tendré que disculpar con el — Se quejó cual niño de primaria. 

 

— Shh, calla, llámalo para que venga, se emocionara con todo esto, estoy seguro — Dije riendo, pero en el fondo sabía que yo era el más interesado en descubrir toda la historia. 

 

— Vale — Me respondió mi fortachón amigo sacando su celular y llamando a uno de nuestro mejor amigo, Ron, o también llamado, la Diva. 

 

— ¿Y bien? — Le pregunté sabiendo la respuesta de antemano. 

 

— Esta de compras con Aaliyah — Dijo con cara de resignación — Esos siempre paran de compras, pero vienen en camino. 

 

— Lo sabía, son demasiado cotillas para no venir — Dije mientras reía por todas las veces en las que se justificaban diciendo "nosotros no vamos hacia el chisme, el chisme nos persigue". 

 

— Te equivocas, el chisme los persigue — Lo dijo Dan con un tono serio tan fingido que no paramos de reír en la siguiente hora, hasta que sonó el timbre.

 

Notas finales:

!Gracias por leer! :'v


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).