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Perderte por Samantha0507

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—Micky… vamos, abre los ojos. —el italiano sentía que alguien lo llamaba, sentía como alguien acariciaba su mejilla, el recuerdo de su madre, cuidándolo cuando enfermaba, calmándolo entre sueños, en esas pesadillas.

 

—¿Mamma, che cosa sucede? —pero al abrir los ojos, solo pudo encontrarse con una dulce mirada cristalina. —Emil…

 

—cuando hablas en italiano, suenas diferente…— una sonrisa nostálgica se formó en los labios del menor, para luego sentir como los fuertes brazos de Michele lo rodeaban.

 

—che sei qui, sei con me, non riesco a crederci—el moreno sabía que el otro probablemente no lo comprendería, pero aunque quisiera, las palabras solo salían de sus labios.

 

—Aquí estoy… siempre, como lo prometí cuando aún éramos niños.

 

—¿Me entiendes?

 

—Si…—sonaba triste, como si realmente le doliera lo que debía decir. — sabes que no estoy aquí Micky, esto es un sueño

 

—No, cállate, te lo prohíbo…— Micky se cubrió los oídos y alejó su mirada de las profundas orbes del checo. —no es justo, no lo es…

 

—Lo siento Micky, pero tenía muchas cosas que decirte antes de irme, antes de renunciar a ti para siempre. — Emil tomó una de las manos del otro y continúo. —  sé que durante esta vida no he sido la mejor persona, pero sabes tuve muchas cosas buenas, cosas maravillosas que cualquier persona desearía, una de ellas fuiste tú Micky, fuiste algo maravillo que se cruzó en mi camino y simplemente me marcaste.

 

—Detente, estas aquí, no tienes que decir todo esto…— Micky sentía sus mejillas acalorarse.

 

—Sabes que si debo, sabes que esto es solo un sueño, que realmente ya no estoy a tu lado, me marcharé y ya no habrá nada en este mundo por lo que deba quedarme, luego que te diga todo esto, podré irme en paz, sabiendo que también podrás seguir con tú vida.

 

—¿Seguir con mi vida? Eres un imbécil, si no estás aquí no puedo hacer nada, es tan difícil que te quedes…

 

—Micky, solo puedo estar aquí mientras tus ojos estén cerrados, solo puedo quedarme mientras esta noche perdure, vamos, trata de sonreír, piensa en como ya no tienes a un acosador que quiere quitarte a tu hermana y que ahora es solo tuya, piensa que ahora podrás pasar tiempo libre sin que alguien como yo los moleste, sin que simplemente trate de espantar mi soledad con ustedes…

 

—No quise decirlo…— el italiano sentía su voz temblar, solo quería llorar, las palabras del otro le dolían como nunca había sentido.

 

—Lo sé, sé que no era lo que deseabas decir, ahora no sé puede cambiar el pasado, pero no debes olvidar Micky, que todo lo que vivimos juntos siempre estará contigo, aunque ya no esté aquí, te vi llorar Micky, detesto hacerte sentir tanto dolor, pero al menos pude conocer tus sentimiento. — la sonrisa en los labios del menor era de calma, de una tranquilidad infinita.

 

—pero podrías quedarte, podrías disfrutar de estar conmigo, de crear nuevos recuerdos…

 

—Tienes una vida por delante Micky, quiero que continúes con tu carrera, que le trasmitas tu amor al mundo en la pista, que ganes medallas y que el mundo grite tu nombre, quiero que seas feliz, que sepas que estaré a tu lado, que siempre te acompañaré, aunque no puedas verme, que mientras me recuerdes, que mientras recuerdes todo lo que vivimos, lo que fuimos, simplemente me mantendré a tu lado, quiero que aunque nuestras vidas tomaron distintos rumbos, que aunque yo no esté en este mundo, sea feliz, que puedas sonreír, que puedas llenar al mundo con esa extrema calidez que tienes aquí Micky. —Emil tocó el pecho del moreno, logrando que él se estremeciera.

 

—Emil…

 

—Para mí fuiste lo mejor, gracias por permitirme conocerte y pasar tiempo a tú lado, por permitirte verte crecer, por darme un espacio cuando te caías y compartir tus triunfos, por poder ser parte de tu vida. —Su voz se quebraba. — pasamos momentos difíciles, pero quiero ver tu rostro lleno de vida Micky, prométeme que buscaras la felicidad, que buscaras alguien que llene este hermoso y tierno corazón que tienes, yo me llevo todos nuestros recuerdos, todo lo que vivimos, todo lo que fuimos, no quiero verte llorar Micky, quiero saber que estas sonriendo y que en esas noches tristes y frías, alguien este a tú lado.

 

—Basta Emil, detente…— era un ruego el que escapaba de los labios del moreno, mientras lloraba, simplemente, sabiendo que no podría detener al otro.

 

—No puedo Micky, es tan poco el tiempo que tengo y siento que tengo tanto que decirte, tanto que pedirte, tengo tantas cosas guardadas y el tiempo se me acaba. — Emil lloraba, haciendo que un fuerte sollozo escapara de la boca del moreno, quien simplemente se refugió entre los brazos del checo. — No tuve la oportunidad de hacer tantas cosas Micky, quería llevarte a mi casa, que conocieras a mis padres, que mi madre te abrazara y que mi padre te cuidara, quería ver a mi hermano hacer un berrinche por no prestarle atención cuando estas a mi lado, quería verte en mi casa, recostado en mi cama, mientras la nieve cae en la ciudad, quería sentir frío y poder acunarme en tú pecho, en busca de calor y a la mañana siguiente que tu rostro fuera lo primero que viera al despertar. — Emil acomodó el cuerpo del moreno entre sus brazos; Michele se sentía pequeño, como cuando su padre lo acunaba y lo defendía de los monstruos que se escondían bajo la cama. —quería que comiéramos pasta y en tu cumpleaños prepararte muchos postres, quería verte llorar y saber que en mis brazos estaba el consuelo que necesitabas, quería visitar a tú familia y darle las gracias, por haber dejado en este mundo un hombre tan perfecto como tú, tan maravilloso como eres conmigo Michele.

 

—No quiero que te vayas, no quiero alejarme de ti, no es justo, no quiero estar en esta situación Emil, quiero despertar y que estés en la cama de junto, quiero oírte gritar por la habitación…

 

—Me alegra saber que me querías Micky, siempre pensé que solo me volvía una molestia en tu vida, que lo único que lograba era molestarte, pero veo que finalmente pude ganar un lugar en tu corazón…— Emil sonrió alejando el cuerpo del moreno del suyo. —Micky, se me acabó el tiempo, debo irme…

 

—No, no Emil, no, quédate, haré lo que sea, vamos quédate, Emil, no vamos, no…—Con desesperación el italiano trataba de que Emil se sentara nuevamente, que no sé alejara. — Emil, no, detente idiota, no…vamos Emil… vamos no…no… por favor… quier…quiero…una oportunidad, solo una… por favor, por...favor

 

—Micky, aunque grites, no hay nada que podamos hacer, solo calma y despierta, recuerda lo bello que vivimos, las veces que nos reímos juntos y disfrutamos momentos en la pista, sé que hubieron momentos en los que me odiaste, pero creo que eso de alguna forma es parte de toda relación, aunque la nuestra nunca tuvo ese nombre. —Emil se liberó de las manos del moreno y lo miró a los ojos, esperando calmar al moreno, que simplemente lloraba con desesperación. —eres un hombre lleno de virtudes, te deseo una feliz vida y que tengas buena salud, que no tengamos que reencontrarnos hasta que estés viejo y arrugado, deseo que encuentres a alguien que pueda amarte y hacerte sonreír, lucha Micky, lucha por la hermosa vida que tienes y recuerda que siempre tendrás mi corazón, te estaré esperando y rogaré para que en una próxima vida, puede ver tus hermoso ojos.

 

—Emil vamos… vamos, no… no por favor, no… no. — Emil se alejaba a cortos pasos, pero las manos de Micky simplemente ya no fueron capaces de tocarlo. —No Emil, dame una… solo una oportunidad, solo una, Emil vamos… vamos Emil… no…quédate...no puedes dejarme…vamos quédate.

 

—Siempre te amaré Michel, adiós.

 

Todo se volvió negro mientras el moreno gritaba con desesperación, ese adiós no podía ser, rogando, entre lágrimas solo podía gritar el nombre del otro, mientras suplicaba una oportunidad, mientras suplicaba que volviera.

 

Sintió una presencia y un suave susurro junto a su oreja lo obligó a abrir los ojos, estaba oscuro, pero sabía que estaba en la habitación, se limpió el rostro, sabiendo que solo había podido llorar durante el sueño, recordó el susurro, la voz que suavemente había dicho “una”.

 

Sintió su celular vibrar, su hermana debía estar buscándolo, aun les quedaba mucho por hacer, tomó el móvil abriendo los ojos con sorpresa, cuando su cerebro fue capaz de procesar lo que decía, sintió que el mundo simplemente temblaba mucho más de lo que desearía.

 

—Emil…


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