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Héroe del tiempo: La Maldición de la Luna Roja por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

No hay excusas para haber demorado en actualizar...

perdonadme T_T

 

 

 

Capitulo 4: Un día de Luna Carmesí (parte 2)

El cielo mostraba una hermosa mañana, las aves pasando por encima de las copas de los arboles dejaban una sensación de vida. La gente en la plaza seguía igual que siempre, el sol las alumbraba y los niños usando ese pretexto como excusa se bañaban en las piletas centrales. La vida en la ciudadela era magnifica, los habitantes estaban llenos de costumbres folclóricas y a diario tenían rutinas especiales como todo Hyliano. Una de ellas y la más conocida era la celebración después de cada Luna roja, aquel día de cada mes era privilegiado para adorar a la diosa, para rendir culto a los protectores de la tierra, a los entes que cargan el equilibrio entre el día y la noche, entre el sol y la luna.

Todo era especial ese día, desde los canticos de los niños jugando en los jardines, hasta los vendedores de velas con fines idolátricos, todo giraba en torno a la mística creencia de vivir en paz...

Y Link  estaba durmiendo debajo de un árbol, perdiéndose lo maravilloso de ese nuevo día de primavera.

FLASH BACK

Impa cayó de rodillas al suelo  con una expresión fría, calculada y logró quitarse el costal de cuero que llevaba en la espalda y buscó su instrumento.

La lira.

<<Resista un poco más príncipe Zelda…>> pensaba constantemente en un intento de no fallar esta vez su misión, Impa, la guerrera más fuerte entre todo ser mortal estaba en una suplica con el tiempo, rogando que los segundos no fuesen tan desesperantes para el niño que tanto quería…

Y una vez más, esperanzada en la magia que corría en su cuerpo, cerró los ojos mientras sus dedos se posaban como delicados pétalos encima de las cuerdas, remarcando la melodía ascendente, dejando en cada lapso de tiempo una marca de magia… una nana de paz.

Zelda dejó sus gritos al primer sonido, su cuerpo comenzó a tranquilizarse como si hubiera recibido un soplo de vida, sus manos dejaron de aferrarse a la cama y lo único que pudo decir antes de perder la conciencia fue el nombre del niño del hada…

A penas la marea se calmó, Impa no tuvo tiempo ni para sostenerse, casi a las justas logró tomar su abdomen evitando perder más sangre de la que había botado en el trayecto. Estaba cansada, su cabello plateado no estaba brillante como siempre y su vestimenta estaba desaliñada, había tenido una pelea y su cuerpo estaba con barro de pies a cabeza.

Observó una vez más a los niños y suspiró hondo antes de llamar a Link… que para su mala suerte, no contestó. Lo volvió a llamar arrugando la cara del dolor que sentía en sus entrañas, necesitaba hablar con el niño, los planes no habían salido como esperaba, ella sabía que la luna no se tornaría roja hasta al menos 2 semanas, pero eso no se había demostrado aquella noche.

-          Link… levántate, escúchame – jadeó en el suelo a  pies de los durmientes y el silencio volvió a reinar en sus oídos, sintió culpabilidad de toda esa escena, se lamentaba de no haber enseñado la Nana al niño del bosque, además no pudo haberlo hecho el día anterior, era demasiado pronto, solo pudo decirle que debía proteger a Zelda ¡Por que ella claramente no pensaba desaparecer! Pero la Luna estaba llegando a su eclipse con mucha anticipación, casi como si fuese un acto de brujería, y eso le asustó.

Se quitó la gran armadura que cubría su espalda y rompió la tela de su pantalón para poder hacer una venda improvisada, la pelea que había tenido no fue lo que ella esperaba. Ni si quiera había llegado a la mitad del valle cuando una enorme bestia se le presentó en el atardecer. Había ido equipada, lista para cualquier cosa, menos para una noche carmesí, por eso a penas ganó el encuentro y el sol se perdió entre la oscuridad, pudo ver el manto rojo típico de los días malditos que tanto odiaba encima suyo.

No lo dudó y regresó para encontrarse con el príncipe al borde de la muerte y un niño débil por  compartir magia a gran nivel en poco tiempo.

Lo sabía, ella más que nadie sabía que los dioses estaban locos por andar jugando con un par de críos… si ella pudiera tener el sufrimiento de su príncipe lo tomaría sin dudarlo, si pudiera usar la espada maestra que yace en el templo del tiempo ya la hubiera tomado, si no fuese una simple Sheikah haría cualquier cosa por ver al niño de sus ojos a salvo.

Pero no era así…

Por eso se esmeraba constantemente en ser la mejor, en ser la más fuerte, en sacar provecho a su sangre que tenía cercanía con la nobleza, para no perder ante su destino. Proteger a los niños hasta que pudieran estar a salvo por si solos era su deber, su deber personal, su motivo de existir…

Así que ahí estaba en contra de la muerte, manteniendo su vida entre esos dos mundos, evitando marearse y perder el conocimiento como los otros. La luna seguía marcando el ambiente con su tono, y eso le trajo recuerdos del nacimiento del príncipe, se dejó llevar por la nostalgia, de todas formas nadie podría ir por ellos, no había nadie capaz de soportar esa maldición…

Esa horrible maldición…

FIN FLASH BACK

El sonido de las puertas de madera chocando con el mármol produjeron un gran eco en la habitación, los pasos del hombre que pasaba dejaba señas de una clara y musculosa anatomía, su cabello largo y dorado brillaba con la luz del amanecer y su báculo con adornos de piedras preciosas era digno de ser llevado por el Rey.

El Rey de Hyrule

El capitán de infantería con otros 3 hombres lo acompañaron en el trayecto, había sido una larga noche para el Rey tener que soportar otra vez mantenerse alejado de su hijo mientras este estaba en un estado denigrante. Sabía que no podía hacer nada, no tenía poder mágico, no era especial como los niños que observaba en el piso. Así que dando una orden - más por culpabilidad que por deseo - pidió que se llevaran al cuerpo de Impa al pozo de su tierra, y que el niño de verde fuese llevado con la gente del pueblo.

Quería estar con su hijo, quería cuidarlo, no era tan bueno como Impa, ya no era un guerrero como en su juventud, pero aun así quería protegerlo, y lo haría, pase lo que pase…

-          Jamás te entregaré… - murmuraba repetidamente a la vez que lo acurrucaba en su regazo, cargándolo con fraternidad, amaba a su hijo… y solo le quedaba confiar en el niño que seguía dormido en el piso…

En Link…

La orden fue captada por Evan, que no dudo en cargar otra vez al niño del bosque en sus hombros y llevárselo como un costal de papas, mientras los otros llevaban en una camilla el cuerpo de la guerrera directo al manantial donde se regeneran los cuerpos en estado de coma. No era la primera vez que ella estaba a punto de morir, así que ya sabían como tratar con sus heridas.

A excepción de Link, Evan lo llevó fuera del castillo solo, sin su caballo y sin cuidado alguno, nadie sabía como tratar con el forastero que había aparecido el día anterior y el capitán aparentaba no tener la más mínima idea de que hacer con su cuerpo, hasta que llegó a los jardines reales y lo recostó en una banca que estaba con la sombra de un hermoso árbol de cerezo.

Se detuvo a observarlo, desde días antes de su llegada habían sucedido cosas extrañas, Evan sabía que solo los eres mágicos podían acercarse al príncipe y por obviedad sabia que el niño recostado a su lado era especial  ¿Pero que tanto? La noche anterior había visto como la luna se tornaba roja 2 veces en menos de una semana. Algo andaba mal, le daba mala espina todo, estaba al tanto del cuidado del Rey y estaba bajo las ordenes de Impa, sabía como pocos (entre ellos, los magos, curanderos, sabios) que el príncipe era necesario.

Pero ¿Link?

Le dio una última mirada antes de dejarlo solo para irse a comprar un remedio casero, uno de esos con sabor  a zeta olorosa (3).

A penas y abrió sus ojos  sintió como el aire era cortado a su lado izquierdo, Navi volaba de lado a lado intentando despertarlo con algo de temor que esté muerto. Link se sobó los ojos e intentó mover su cuerpo en un intento fallido, sus piernas no le reaccionaban y solo tenía los brazos útiles. Lo primero que se le vino a la mente fue la imagen del príncipe agonizando, se desesperó por un momento sin comprender que ya era de día y que la luna no volvería por un tiempo más.

-          ¡Link, escúchame! – le dijo el hada jalándolo con sus alitas hacia el cielo a penas y moviendo ligeramente su ropa – Tenemos que irnos, ese hombre volverá –

El niño no entendía nada, había amanecido en otro lugar, inmóvil, con dolor de cabeza y su hada le advertía de un peligro desconocido. Por un momento llegó a extrañar las mañanas en Kokiri a pesar de que fuesen solo para trabajar y nada más…

-          ¡Ahí viene! – gritó el hada ocultándose entre las ropas de su amigo, se sentía amenazada por la presencia  del capitán, no se sentía segura y estaba inquieta ante esa ultima  visita.

Link miró a todos lados  y solo vio a Evan acercársele con una sonrisa fría – Solo es él… - le contestó a Navi, a lo que solo recibió una remedada símbolo de disgusto.

No solía hablar, aquello era su principal característica, así que mucho menos lo haría con un desconocido como ese, solo se limitó a observarlo y a memorizarse el color de los ojos ajenos, le pareció muy llamativo el ámbar brillante que tenía de tono y como si estuviese hipnotizado no le despegó su vista.

-          ¿Ya estás bien, niño? – le dijo el hombre, sacándolo de su pensamiento, y solo pudo negar con la cabeza antes de que Evan le colocara encima de su pecho un frasco con un liquido morado.

-          Bébelo, te hará bien, son ordenes del Rey que te vigile por un rato, así que se agradecido – dijo antes de torcer la cara preguntándose por qué demonios el niño no se bebía lo que le dio.

-          No sabe tan mal, pruebalo.

-          No puedo moverme…

El capitán de infantería lo miró incrédulo, casi burlón  - Entonces, si hablabas… - le dijo riéndose de lo lindo que se veía Link intentando sentarse apoyando sus manos en el respaldar. Le había contestado con un sí moviendo la cabeza y por poco botaba la botella de vidrio que llevaba encima.

-          Déjame ayudarte…

Link se tensionó al sentir como lo tomaba del pecho para inclinarlo un poco,  luego fue peor su susto cuando aquel hombre lo tomó de las mejillas para abrirle la boca sin cuidado alguno haciendo un puente con su índice para verter todo el liquido de lleno.

Estaba tan cansado que ni siquiera pudo vomitar aquella cosa horrorosa que le dio, no le gustaba que lo tocaran y ya tenia demasiado con lo último que había sucedido con el príncipe ¡Le había robado su primer beso! Y ahora este otro lo tomaba cual si fuese su madre.

 

-          Muy bien…- le dijo Evan limpiándole los labios con su pulgar antes de sobarle la cabeza en son de premio.

Navi salió de las ropitas del niño y con toda su fuerza golpeó al hombre con sus alitas.

-          ¡Déjalo en paz! – gritó, pero nadie más que Link la podía escuchar, esa era su naturaleza –

...

Después del extraño momento con el capitán estaba más que seguro que todos ahí estaban locos, los guardias, los comerciantes con sus chistes pasados de tono,  los turistas y hasta el mismísimo príncipe estaba con un tornillo salido. Era extraño para él, tener que lidiar con esa nueva experiencia. Estaba preocupado por el otro niño y no podía hacer nada más que esperar las ordenes del Rey. Había dejado un claro  -- Gracias – al capitán por la medicina y había conversado con Navi con lo que sucedía con su cuerpo en ese momento. Recibió una larga y compleja explicación acerca del poder intercambiado de la Luna con el príncipe, había comprendido que para hacer de filtro lunar no era sencillo, pero aquello solo logró ponerlo más tenso.

Realmente no podía dejar de pensar en ese niño, Link era sensible, más que cualquier ser humano, hasta creía escuchar voces proviniendo del cielo en las noches  eclipsadas y se sentía como un extraterrestre cuando era llamado Héroe, nada en la vida le daba más incomodidad que ser llamado como algo que no era, él sabía que no era un héroe, ni si quiera podía ayudar al príncipe ¡Que va a hacer en un futuro!

Se mentalizaba como su capitán, esa figura masculina de anatomía perfecta, lleno de fuerza y coraje. Solo que aún necesitaba tiempo para lograrlo y no podía entrenar por falta de descanso y salud.

Había sido el día más largo de su vida aquella mañana de primavera cuando tuvo que esperar a ver al Rey – no había comido – y las horas eran eternas en su estadía afuera de los jardines reales, hasta que por fin pudo ver con claridad la imagen magnate de aquel señor no mas de 50 años delante suyo.

-          Niño del bosque, fue larga la espera ¿verdad? – el niño asintió con la cabeza y recibió una sonrisa como respuesta e invitación de confianza – Pues mi hijo esperó más por ti, al igual que yo, él está contento de tu llegada Link.

Esas palabras lo avergonzaron e intimidaron, no se consideraba importante y su modestia era percibida por el Rey que miraba cada movimiento corporal del niño – Tranquilo, ven conmigo  - le dijo y lo llevó sin su escolta al último piso del castillo, donde había una vista increíble de toda la ciudad.

-          Maravilloso ¿no crees? – había sido el comentario del hombre que apoyándose en el balcón del lugar se había dejado llevar por el viento que chocaba en su cara, dejándose libre y espontaneo con sus largos cabellos moviéndose al ritmo de esas cálidas brisas.

Link contempló la vista al horizonte como si estuviese encima de la copa del árbol más grande de Kokiri, con el pasó de los minutos se dio cuenta que la misma mágica sinceridad del príncipe desprendía el Rey, se sentía aún confundido por lo de la noche anterior, pero era mejor para su bienestar mental dejarlo así – por ahora – así que no comentaría nada hasta que el otro comenzara. Además él solo era un simple plebeyo y estaba al lado del hombre más importante del país ¿Qué podría hacer?

-          Prométeme algo Link… - había pronunciado para tomar desprevenido al niño ensimismado – ¿podrías cumplir una petición a este hombre ya expuesto a la muerte?

Las orejitas de Link se alzaron con duda y curiosidad, la simpleza de esas palabras le dejaron muy en claro que ese hombre tenía muchos más problemas que él –eso le inspiraba– no quería jugárselas, no quería ni debía prometer algo que no podía cumplir, él era un niño de palabra  y era capaz de llevar a cabo cualquier juramento sellado bajo su misma sangre.

Asintió con el típico gesto simbólico entre Kokiris y fue suficiente para escuchar lo que ya sospechaba.

-          Protege a Zelda, muere por él y vive por él, por favor…

Tragó saliva olvidando por un momento su nombre.

-          Yo Link, lo juro – dijo con su mano en el pecho.

 

"Niño, esto no es necesario, por que tu vida ya tiene destino"

 

-          Dijo Navi antes de irse a votar brillitos mágicos entre los jardines reales, ella también estaba preocupada…

...

Notas finales:

Hey, Listen!

 

Este capitulo por obvias razones seria corto ya que es la continuación del anterior. 

Me gustaría subir más seguido, me daré un espacio semanal para poder compartirles esta historia con tiempo. 

Si es que alguién aún está leyendo...

 


-Heart


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