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Obsesionados. por YamiSofia

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Notas del capitulo:

Después de la desaparición de Jaden Yuki, con la inclinación a reconstruir los hechos a través de las declaraciones de los sospechosos y cercanos al desaparecido se llegó a la conclusión de que no había prueba suficiente para incriminar a nadie.

Temiendo que la falta de evidencia termine por dejar la desaparición de Yuki  inconclusa, Yubel excede los límites de su autoridad citando a Yuya para conocer en más intimidad a los sospechosos.

 

Este capítulo separa algunas de las escenas dadas en el a través de los comentarios de Yuya, debido a que le está proporcionando a Yubel la información que ella pide y finalizando con un recuerdo de la motivación de Yubel para encontrar a la mente maestra de todo. Obviando que estas están plagadas de opiniones personales y perspectivas del mismo. Hechas de forma intencional.  Para su mejor comprensión, la narración fue hecha en tercera persona

Capítulo 3

 

—Es un negocio un tanto difícil para alguien de tu edad—comento Yubel—, ¿Por qué estas metido en este lugar en vez de estar donde los jóvenes van?

Edo se encontraba cruzado de brazos, frente a Yubel. Solo una pequeña mesa los separaba, y aunque parecía una conversación privada, sabía que la gente en las mesas continuas los escuchaba con determinación.

—No soy tan joven. —dijo Edo. Yubel volvió a insistir.

—Aun así, ¿Por qué alguien tan joven se encarga de un negocio como este solo? ¿Qué dicen tus padres?

—Bueno, no es como si mama pudiera decir mucho—comenzó a contar—. El negocio funciona, es lo que importa. —dijo sin mucho esfuerzo.

—Entiendo, ¿y tu padre? ¿Qué dice de que estés allí dentro y no estudiando cómo deberías? —pregunto Yubel con curiosidad. Con sus ojos color azul claro sosteniendo la mirada al joven que tenía en frente, Edo frunció el ceño parecía irritado.

—Si lo ve, por favor mándele saludos. —dijo con cierta hostilidad.

Yubel termino por dejar ir al chico, y volvió a reincorporarse en su asiento. El café estaba lleno, demasiados jóvenes al mismo tiempo la estaban molestando. Después de todo, ella no entablaría conversación con ninguno de los grandes grupos allí presentes. Solo estaba allí por una razón. Necesitaba encontrar alguna pista de lo que le había ocurrido a Jaden Yuki, y dado que no se habían encontrado un sospechoso ni ninguna pista el caso pasó a ser archivado. Lo había escuchado tantas veces, estamos trabajando en eso solían decir. Pero luego de aquello no había escuchado hablar del chico ni una sola vez.

—¡Siento llegar tarde!—dijo una voz agitada Yuya Sakaki se acomodaba el otro lado de la mesa—. De verdad los siento mucho.

El de ojos color carmesí sostenía entre sus manos una mochila la cual apretaba con fuerza.

Yubel tuvo que admitir para sí misma que confiar en su intuición era siempre la opción correcta, porque confía plenamente en la inocencia de Yuya.

 —No vuelvas a hacerlo—expreso con seriedad—, dame todo lo que acordamos.—dijo Yubel. Yuya recupero el aliento y puso sobre la mesa los objetos, tales como cosas que había en su armario y su mesita de noche, descontando la basura que había quedado en su pequeño sesto Jaden no poseía muchas cosas.

Yubel miro intrigada la chaqueta roja y las tareas a medio terminar, hojeando un poco entre las revistas y una que otras trivialidades como envases de frituras, sin embargo se detuvo en una poco en perfecto estado. En ella Jasen se encontraba  con los brazos extendidos hacia Yuya e Yugi Moto, con la cabeza recostada en el hombro del segundo, tenían las caras manchadas con colores y parecían usar alguna especia de disfraz.

—Esto no es lo que acordamos—soltó ella—, te pedí explícitamente cosas personales de Jaden, esto es basura. —dijo Yubel. Yuya parecía algo apenado y termino por jugar con sus manos.

—Es que esto es todo lo que tengo, era esto o la ropa sucia en su armario—comento con timidez—, además la chaqueta roja es la favorita de Jaden-boo.

—¿Y que se supone que es esto?—dijo ella levantando la bolsa de frituras vacía con molestia.

—A él le gustan los Cheetos—justifico el más joven—, dijo que trajera cosas personales de Jaden-boo. Bueno, esto es lo que él es.

Yubel miro las cosas con cinismo, esto debería ser alguna especie de broma. Después de todo, una persona debía ser más que eso. Sabia por los informes que la víctima carecía de familia directa, pero solo se quedó viendo la foto donde Jaden sonreía, esa debió ser una gran fiesta para estar tan feliz. Y se sintió indignada de pensar en que alguien pudiera acabar con eso.

 

Mientras en el pasillo que daba a la salida trasera, Jesse y Joey tomaban un pequeño descanso del agitado movimiento laboral. Desde la desaparición de Jaden, Jesse se la había pasado llamando a hospitales buscando características similares entre los N.N ingresados en un periodo entre dos a tres meses. Y algunas veces intentaba sonreír pese a la frustración y gran fatiga. Joey por su parte, estaba un tanto nervioso. Desde hace algunas semanas no veía al mayor de los Kaiba por el lugar, y comenzaba a pensar que se había rendido, después de todo Mokuba no le había dicho donde se encontraba y él no había preguntado por razones obvias. Y durante ese tiempo se sentía mucho más aburrido y monótono, sin nadie que lo molestara tenía mucho más tiempo para pensar en la desaparición de uno de sus mejores amigos y en las cuentas que debía pagar a fin de mes, maldijo internamente ya que debería pedirle a Edo algunas horas extra.

—Hoy Kaiba tampoco vino—decía Joey viendo la mesa de Mokuba, él había traído otro acompañante. Un compañero de clase llamada Rebecca, una chica pequeña de ojos azules y cabello rubio.

—Quizás está en una cita. —respondió Jesse con desinterés. Joey tuvo una fuerte reacción, luego empezó a reír nerviosamente.

—¡Viejo eso es tan tonto! Imagina a Kaiba en una cita, probablemente ella moriría de aburrimiento. —dijo Joey. Pero sus palabras no habían afectado a Jesse, quien estaba más que ajeno a su conversación.

—Me refería a una cita de trabajo, él debe ser alguien muy ocupado. —decía Jesse. Joey se guardó para sí mismo sus reproches mentales y termino dejando al su amigo allí con sus pensamientos, después de todo la desaparición de Jaden seguía sintiéndose muy reciente.

—Sí, claro—trato de justificarse—. Eso es lo que quería decir.

 

 

 

[…]

 

 

—Yuya quita la basura de la mesa, da mala imagen. —dijo Edo apareciendo con el pedido. Yubel no paso por alto la familiaridad de esos dos, cuando hablo con el mayor le dio la impresión que no establecía vínculos emocionales con las personas con facilidad.

Yuya se apresuró a tomar todo lo que se encontraba en la mesa, aun sonriente.

—Pero si no es basura, son de Jaden-boo—se excusó.

—Me da igual, solo quítalas de allí. —dijo el con severidad.

—Pero son para encontrar a Jaden-boo—Yubel casi maldice lo suficientemente alto para llamar la atención de la gente—, ¿acaso no estas triste? Él también era tu amigo.

—Ah sí, yo también lamento su perdida. No tenía que pagarle horas extra. —dijo Edo con preocupación.

—¡Edo eso fue muy cruel!—dijo Yuya.

Edo parecía fastidiado, y comenzó a servir las tazas con sus respectivos menús, Yuya se sorprendió de que Yubel ordenara por él. La mujer frente a el volvió a iniciar una conversación con el dueño del lugar.

—Ah, qué jefe tan malo—comenzó a decir—, ¿entonces porque no saliste a corriendo tras Jaden ese día?—pregunto directamente. Según las declaraciones, Yuya afirmaba que Jaden salió de casa camino a una cita, pero según la declaración de Yusei, quien fue a buscar al castaño a su trabajo, fue atendido por el jefe quien le dijo que Jaden se había ido.

—No recuerdo que la justicia pidiera mi colaboración. —respondió Edo.

—¿Se supone que eso debe ser de utilidad?—pregunto Yubel. Yuya se rasco la mejilla nervioso.

—Se suponía que trabajaría ese día, pero lo olvido. El hacia esas cosas—respondió Edo—. Se fue porque tenía algo que hacer. —reafirmo sin dar más detalles. Yuya apretó sus manos en puños, él hablaba como si Jaden se hubiese ido.

—Eres un encanto.—soltó Yubel con un tono calmado.

 

 

 

 

Yugi termino por untar mermelada en su pan, mientras Atem se sentaba con su taza de té sobre la cama del más pequeño. Habían regresado de hacer las compras de la semana, en esta ocasión debieron ir dos días antes de lo normal por la evidente necesidad de ciertas cosas como la escases de artículos de higiene como el jabón y otros como el cereal. Pero Yugi seguía molesto, y lo demostraba mirando a su novio con recelo, mordiendo el pan con fuerza y rompiendo una de las reglas de su abuelo, no comer en los cuartos. Era tan difícil limpiar adecuadamente luego.

—Tu abuelo ¿está de acuerdo con esto?—pregunto Yami. Tenía una pequeña sonrisa en la cara, Yugi parecía un niño reprendido en su lado de la cama inflando sus mejillas y comiendo todo lo que podía tomar. Le resultaba divertido.

—Voy a limpiar todo antes de que regrese—dijo Yugi—, no creo que regrese hasta la noche. —dijo con cierta confianza. Y es que Solomon había acudido a una reunión con su amigo el Dr.Hawkins, lo había visto tan emocionado que desconfiaba de que solo fuera una inocente reunión para hablar de arqueología.

Yami bebió un poco más de su té y acabo por colocar la taza en el suelo, Yugi cubrió las migas que había dejado con sus zapatos. Un gesto infantil pero que denotaba lo nervioso que estaba.

—Prometo que te ayudare a limpiar luego —dijo Yami colocando sus brazos alrededor de su pareja, Yugi se aproximó más contra él. Con algo de nerviosismo aparto la mirada— ¿huh? ¿Ocurre algo?—pregunto Yami con preocupación. Las cosas ya estaban lo suficientemente sensibles como para poner a su pareja en un estado constante de ánimos bajos, y él se encontraba lo suficientemente alterado por tener que evitar a Yusei y sus constantes intentos de que hablaran, lo cual le parecía más un intento de agredirlo con una justificación.

—Es que—comenzó a hablar Yugi—, no puedo decirlo. Es tan—seguía interrumpiéndose a sí mismo—¡Yo, yo perdí mi taza mágica!—grito con exaltación.

—¿Ah?—eso lo aliviaba bastante—¿eso es lo que te está molestando?—seguía sonriendo, debió esperar eso de su pareja, olvidaba donde dejaba las cosas aquel último tiempo. Si hasta había metido la ropa que  dejo en su casa a lavar por error, aunque jurara que no lo recordaba. Ya no podría usar esa ropa otra vez.

—Es que me gustaba mucho esa taza—explico Yugi—, pensé que la había dejado junto a los platos limpios, pero creo que olvide donde la puse.

—Si lo deseas, te doy la mía. —dijo Yami. Él no le encontraba una profundidad, más que la obvia, todo el estrés al que su pareja estaba sometido  tras todo este asunto de la desaparición de Jaden. Sabía que explotaría de alguna forma.

—No pienses en eso ¿sí?—intento darle ánimos—,  te comprare otra. Veras que todo estará bien.

Y si bien Yugi no era de tomar la iniciativa, no tuvo otro deseo más acercarse a la persona que amaba. Despacio, buscó los labios de su compañero para cubrirlos con los suyos, en un beso un poco tímido conteniendo el aliento lo suficiente para invitarlo a seguirlo. Yami correspondió el beso respondiéndole   dejando que Yugi lo instara a abrir la boca. Pero eso no ocurrió, de la misma forma que Yugi había iniciado ese beso, lo termino alejándose precipitadamente.

Y quizás tomando ventaja de la confusión de Yami, Yugi se bajó de la cama con el rubor cubriendo gran parte de su rostro.

—Creo eh mejor limpiamos, todo está muy sucio ¿no crees?—comenzó a decirle con evidentes nervios—. Iré a traer las cosas. —Dijo mientras se apresuraba a salir del cuarto, con tanta desesperación que término por derribar la taza que Yami había dejado en el suelo—. ¡Lo siento! ¡Yo lo limpiare!

Y viéndolo salir con tanta desesperación, Yami entendió que su novio aún no estaba listo para el gran paso. Después de todo,  seguía sonrojándose por un beso a los que ya debía haberse acostumbrado. Pero no le importo, a su vez habían hecho un gran avance en aquella ocasión. Yugi había dado el primer paso, ahora él debía ayudarlo a limpiar un poco. Tenía fe en que pronto tendrían más momentos como aquel.

 

Aun sentados en aquella mesa, Yubel había logrado conocer un poco más a fondo a los sospechosos. Para su suerte Yuya Sakaki se encontraba demasiado familiarizados con el círculo social de Jaden Yuki como para iniciar su pequeño esquema mental.

Le había hablado sobre Yusei, y aquella vez en la que él, aunque también sospechaba de Jesse casi terminaron por incendiarle el cabello. De cómo los había expulsado de las noches de películas que eran tan frecuentes en el piso que compartían, y de cómo solo Yugi estaba autorizado a compartirlo con ellos.

—¿Solo Yugi? —Pregunto Yubel. Debía descartar toda posibilidad de más miembros pertenecientes.

—Sí, Yami no es muy amigable con Jaden. Así que el viene solo. —respondió.

Le hablo de Joey, que se había esforzado mucho para poder costearse sus estudios en una buena universidad y de su compleja relación familiar. Aparentemente él no tenía contacto con su madre, pero siempre era visitado por su hermana Serenity quien le ayuda algunas veces llevándole comidas caseras.

—Joey es demasiado sensible frente a estas situaciones, sus padres se separaron cuando aún era muy pequeño—explico—. Luego de que ocurriera lo de Jaden se encerró dos días, salió cuando fuimos a verlo al tercer día—recordando—, ahora parecía volver a estar bien. Pero a Seto se le ocurrió desaparecer en este momento. Yo sé que ellos dos tienen algo. —aquello ultimo sonó como una afirmación

Por último, Yuya también le hablo sobre como Jaden trabaja casi a diario, sobre como Edo reprendía su impuntualidad, o que le gustaba mucho recibir visitas aunque no arreglara su cuarto y solo fuera en el sofá de la sala.

Al mismo tiempo que Yuya revelada una que otra anécdota del grupo, Yubel se encontraba más segura de que sus sospechas eran ciertas. Esa persona tenía que encontrarse en ese pequeño círculo, y sabía que su presencia con Sakaki la pondría a moverse.

Yuya dejo de hablar, habían pasado un largo tiempo dándole detalles y supuso que fue suficiente cuando ella se giró a tomar los objetos que él había traído.

—Creo que es suficiente por hoy, voy a mantenerte informado del asunto. —dijo Yubel de forma que daba por terminada la conversación. Yuya le sonrio y en esta ocasión parecía más emocionado. Ella solo lo ignoro.

—¿Sabe señorita?—Yuya comenzó a hablar con calma— Usted está dándolo todo por encontrar a mi amigo—dijo—, gracias señorita.—termino por decir.

Yubel solo pudo mantener la boca semi abierta de la impresión.

—Solo hago mi trabajo. —respondió.

Tuvo que salir de allí después de despedirse, lo último que Sakaki le había dicho tuvo más afecto en ella de lo que había esperado. Era una vieja sensación que no recordaba sentir hace algún tiempo.

 

 

 

Esa misma noche Yubel se fue a dormir pasada la medianoche, y paso un tiempo rodando en su cama antes de conciliar el sueño. Al final se durmió mirando la foto de los tres amigos que había conservado de su encuentro con Sakaki.

Y por primera vez en mucho tiempo ella recordó la razón por la que se inició en todo aquello.

 

 

 

—Yubel tiene manos bonitas.

—¿Y qué hay de mi señor Tsukumo? ¿También tengo manos bonitas?—pregunto Yuuko.

Kazuma Tsukumo era un vecino muy querido para el pequeño barrio en el que se encontraban, su casa estaba pintada con diferentes tonos azules y poseía el jardín más hermoso que Yubel había visto.Era un hombre grande y fuerte, siempre estaba de buen humor.  Y se sentía afortunada, porque ella solo tenía que abrir su ventana para saludar al señor Tsukumo quien siempre estaba cuidando de su jardín. En cambio, Yuuko solo podía verlo de vez en cuando si la acompañaba a casa.

—Claro que si pequeña Yuuko—contesto el con una sonrisa, las niñas se emocionaron—. Por eso no puedo dejar que se lleven estas flores, podrían lastimarse.

Ambas empezaron a quejarse, porque a las niñas les gustan las flores en especial si son bonitas como aquellas.

—Por favor señor Tsukumo, solo déjenos una pequeña flor, no vamos a volver a molestarlo.—dijo Yubel. Ambas niñas estaban esperando una respuesta, ya que no tenían mucho tiempo porque pronto las llamarían desde la casa para que entraran a tomar un bocadillo.

—Está bien, pero prométanme una cosa—dijo el hombre con una media sonrisa, ambas niñas se acercaron un poco más—, prométanme que van a cuidarlas mucho.

—¡Lo prometemos!—dijeron ambas al unísono. El hombre sonrió.

—Entonces, pueden venir las veces que quieran.

A Yubel le gustaba mucho su vecino el señor Tsukumo, porque era amable y siempre le regalaba flores. A Yuuko también le gustaban, pero ella era la afortunada que podía verlas todos los días.

Y los días eran siempre tan buenos.

 

 

 

—Señor Tsukumo —decía Yubel cargando su unas bolsas, porque ahora ella era la encargada de las compras, su madre le decía que debía ayudar en la casa—, lo siento tanto—lamentándose—. Yo no pude cuidarla.

—¿Ah? No entiendo de qué hablas. —dijo Tsukumo. El seguía con sus tijeras en mano, listo para arreglar su jardín. Mientras la niña casi derramaba lágrimas.

Yubel tuvo que dejar sus bolsas en el suelo, para luego meter la mano en su bolsillo, sacando del mismo una flor marchita, arrugada.

—Lo siento tanto señor Tsukumo, yo la quería mucho. Le juro que no quería que se muriera. —decía la niña llorando. Mientras Tsukumo recubrió sus manos con las suyas.

—Pequeña, esa flor no iba a vivir mucho tiempo. Tarde o temprano su belleza se extinguiría, pero fue muy hermosa ¿no es verdad?—dijo el hombre. Yubel dejo de llorar, después de todo le daba algo de vergüenza que el señor Tsukumo la viera así, ella quería otra flor.

—Lo era—respondió—. ¿Podría por favor darme otra flor? Le prometo que esta vez la cuidare mucho, no va morirse como esta. —decía agitando sus palma. El hombre mayor retuvo sus manos unos segundos más.

—Ya veo, ¿te gustan mucho las flores Yubel?—ella afirmo rápidamente—, entonces mí jardín debe gustarte mucho.

—¡Su jardín es hermoso, es el más bonito que he visto!—dijo ella con exaltación.

—Bueno, entonces creo que puedes venir a visitarlo las veces que quieras. Después de todo si la pequeña Yubel no viniera más, me sentiría muy triste.

Yubel sonrió, ahora no tenía una flor, tendría todo un jardín.

 

 

 

—Nos vemos mañana. —dijo Yubel, ahora tenía trece años. Pero sus padres ya le daban un poco más de libertad, ahora el hijo del señor Tsukumo, Yuma la acompañaba a casa de regreso de la escuela. Así podía ver el jardín antes de entrar a su casa, hace algunas semanas el señor Tsukumo le dejo que plantara una dama de la noche, y ella estaba ansiosa por verla crecer, le había dicho que esas flores solo se abrían con en la noche y eran tan grandes que podían cubrir sus dos manos completas. Quería contarle a Yuuko pero ella ya casi no le hablaba, últimamente ella estaba muy seria.

 

 

 

 

Simplemente no era justo, aquella noche la luna brillaba por completo y hacia un poco de frio ya que el invierno se aproximaba. Pero lo que tenía tan molesta a Yubel era que su flor eligió esa noche para abrirse. Tuvo que conformarse con saludar al señor Tsukumo y a Yuma desde su ventana, porque su madre decía que era demasiado tarde y tenía que ir a la escuela mañana.

 

 

 

—¡Yuuko! —decía Yubel intentando alcanzar a su amiga. Cuando lo logro, noto que esta la alejo un poco, quizás no debió acercarse tanto.

—Oh, ¿Qué ocurre?—pregunto Yuuko. Una pregunta tan directa que casi desanima a Yubel.

—¿A que no adivinas?—pregunto ella— Mi flor ya se abrió, justo anoche—dijo Yubel con orgullo—. Es tan hermosa, tenemos que ir a verla juntas.

—¿Tu flor?—pregunto Yuuko—¿Acaso él te dio una flor?—pregunto con más curiosidad. Yubel sonreía.

—El señor Tsukumo dijo que era toda mía, y que él la conservaría y luego cuando viera que puedo cuidarla sola yo podría plantarla en nuestro jardín ¿No es fantástico? —pregunto—. Así que estaba pensando que podrías quedarte a dormir, mama dijo que nos acompañaría.

Yuuko no respondió inmediatamente, solo aparto a Yubel de su lado.

—¡Tu flor es estúpida!—le grito— ¡Igual que tú! Deja de molestarme.

Yubel no presto atención en ese momento, pero después de haberse peleado en plena calle Yuuko la abandono con lágrimas en los ojos.

Y ese fue el fin de su amistad.

Y desde ese día ambas se ignoraban, porque las niñas son así de orgullosas. Mientras Yubel seguía yendo al jardín del señor Tsukumo, y ocasionalmente veía salir a Yuuko de él. Pero jamás le preguntaba por el ella al señor, no quería que Yuuko se enterara o dijera que era una chismosa. Y dejaron de hablarse, tanto así que cuando llego el verano ambas se encontraron en una tienda. Pero fingían no conocerse, hasta que Yuuko hablo:

 

 

 

—Yo voy a tener rosas negras, el señor Tsukumo dijo que podía plantarlas en su jardín. —dijo Yuuko con seriedad. Pero Yubel fingió no escucharla, después de todo ya no eran amigas. En ese entonces Yubel pensó que de no ser por ella no tendría las malditas rosas, pero no dijo nada y solo se fue.

Aquella fue la última vez que vio a Yuuko con vida, por que la vio una última vez pero esa ya no era Yuuko.

La última vez que vio su cuerpo fue cuando tenía catorce años, había asistido a su primer funeral.

 

 

 

Ella no podía saberlo nunca, que bajo de ese hermoso jardín yacían flores vivas. Y el señor Tsukumo las había puesto allí, las rosas negras jamás le habían gustado, por eso Yuuko apareció en un baúl y de todos los nombres que habían aparecido de otras niñas, ella esperaba oír el suyo. Por qué tenía la impresión de haberse quedado bajo la dama de la noche.

El señor Tsukumo no era malo, él tenía un hermoso jardín, el más bello que alguna vez había visto. Y su hijo era muy amable también, la acompañaba de la escuela todos los días, y a veces la invitaba a pasar a su jardín, donde su padre estaba con sus flores, se sentía mal de pensar que aun así eran hermosas.

Si no fuera por ella Yuuko jamás habría conocido al señor Tsukumo, si no fuera porque no habría prestado atención a los detalles, pero la verdad es que Yuuko no confió lo suficiente en su amistad para contarle todo.

¿Cómo habían pasado las cosas? Ella aún tenía miedo de abrir su ventana.

 

 

Desde ese día ella sabía cómo encontrarlos, quien quiera que hubiese tocado a Jaden Yuki debía ser alguien muy cercano, alguien que le conociera, que le dijera que tiene manos bonitas y le regala flores. Alguien con un hermoso jardín.

Notas finales:

Detalles por aquí detalles por allá xd

Hola, sé que paso un tiempo pero ya estoy de vuelta para traerles este capítulo. Al que me gustaría llamar un pequeño introductorio a lo que se viene en el siguiente. En el que ahora si vamos a saber que le paso a Jaden.

En fin, quería agradecerles a las personas que se tomaran la molestia de comentar en el capítulo anterior, muchísimas gracias. Todas las críticas son bienvenidas siempre que sean para construir y no destruir.

Nuevamente siento la tardanza, gracias a todas por leer.


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