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Getting away with Murder por ArthaielEng

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El día era particularmente distinto a otros, las nubes como algodoncillos se alzaban en el cielo azul y se movían a cierta rapidez por el viento que hacía aquel día, templado. Los rayos del sol apenas se sentían en la piel y el día ameritaba salir de las casas a comer fuera, comprar, disfrutar de algún cinema o simplemente caminar en compañía de alguien. Y ese era el plan de las próximas horas.


Kuroko Tetsuya, el chico que atrae la muerte y la desgracia, como bien le conocían las personas que tuvieron contacto con él, salió esa mañana en compañía de su hermanastra dejando sola a la causante de que su sistema digestivo vomitara todo y marcas considerables en su cara, un golpe cerca del ojo que los primeros días se veía fatal ahora era una marca prominente y roja y su labio partido curado y tratado. Aun así eso no le impedía cumplir con su promesa de cada fin de semana con la pequeña que tomaba su mano mientras caminaban hacia un urbano para llevarlos al metro y de ahí a la zona céntrica de la ciudad.


La niña ese día llevaba una sonrisa traviesa pero hasta ahí, entrelazaba sus pequeños dedos con los de su hermanastro mayor y quien la ha cuidado desde el declive mental de su madrastra. Estaba usando especialmente su vestido favorito color lila y con detalles bordados blancos, sus zapatillas de piso de un color negro y unas pulseras curiosas en su manos, se había cepillado suficientes veces su cabello como su cuidador se lo decía y se acomodó una diadema de color plata donde tenía de adorno un moñito. Y a veces no podía evitarlo, dar saltitos por la emoción que le causaba sacar a su hermano de que sabía era una pesadilla para él.


El que comerán, donde irán, que compraran, donde estarán, todo era indiferente en la mente de aquella niña que ahora se aferra a su hermano en un abrazo rumbo al metro, subieron ya al autobús donde estaban prácticamente solos, y fue por la hora en que decidieron salir ya que apenas y los rayos del sol cubrieron las calles lo despertó para prepararse y salir. Ansiosa y en busca de una sonrisa de su parte. Él le respondía las miradas con calma que le fue transmitida en varios momentos de desesperación. Esos ojos claros que ella adoraba.


Claro, extrañaba a sus hermanos anteriores y que tuvieron muertes sumamente dolorosas, accidentales, increíbles y sospechosas, pero ella nunca dudo de la persona que tiene a lado. Fue más como si de todos en el fuera quien en más confiaba. El vio sus primeros pasos, sus palabras rebuscadas, le educo más que los otros y le premiaba cuando hacia las cosas bien. Cumplía perfectamente la labor de un padre que nunca tuvo, de un amigo de los cuales nunca le importo tener, del hermano protector, en sí para ella esa persona era un ángel con una vida injusta.


Llegaron al metro donde veía con atención como este sacaba las tarjetas correspondientes y las pasaba por el registro para finalmente abordar. Al igual que él sus dotes eran el observar y gustaba verlo específicamente a él ya que su imagen de este hombre era imperturbable aun cuando lo veía meterse dentro de esa habitación y salir empapado en sangre y lágrimas pero sereno mantenía la mirada al frente diciéndole que pronto saldrían de ello. Así que le confiaba su vida así como ella la daría por el celeste.


Al bajar del metro Tetsuya aun sosteniendo la mano de la niña se posiciono frente a un mapa de atracciones de la ciudad y meditaba a donde llevaría a pasear a aquella que, ya acostumbrado a su constante mirada, no opinaba, más bien le dejaba a él elegir como si quisiera que algún día fueran a un lugar que solo a él le gustara, cosa imposible para el de orbes de cielo porque el fin de esas salidas era entretener a esa niña de lo retorcido de su mundo, lo mismo que hubiera querido que hicieran cuando era aún un infante.


Decidió llevarla de compras, que se comprara ropas y calzado, que corriera por los pasillos, quizás ver una película, jugar en algún lugar de atracciones, ganar algunos boletos y cambiarlos por un juguete de su agrado. La vez pasada habían ido al parque de diversiones pero al consentirle tantas golosinas termino por enfermarse del estómago así que este día quería que fuera más tranquilo.


El resonar de los pequeños zapatos que llevaba la niña era obstruido por la cantidad de gente que se encontraba ahí, demasiado. Le propuso el almuerzo antes que nada a lo que la más joven asintió a pesar de saber que él no comería nada. No quería Kuroko que su compañía la pasara afuera de los baños esperando a desechar nuevamente algo y desperdiciar dinero a lo tonto. Así que frente a ella, la veía comer unos panquecillos con mermelada y frutas, no le negó los dulces después de todo lo que menos quería ese día era una mirada triste.


Le acompaño a las mejores tiendas, se probó infinidad de vestidos, perdió la cuenta de los helados que consumía donde hacia motes de disfrutarlo en demasia a ver si se resignaba a comer algo. Las dependientas encantadas con las niñas, viendo con cierta inquietud al peliazul que la acompañaba. Afortunadamente el lugar era enorme y podían dar vueltas sin descanso, observar tras las vitrinas, y comprar los antojos de la menor que asomaba una sonrisa cada vez mayor conforme pasaba el tiempo en el lugar.


Pero el tiempo no es eterno y los rayos del sol estaban dejando de tomar fuerza, y amenazaba a ese par de hermanos con volver a la realidad, a su tortura. La sonrisa de la niña se estaba desvaneciendo otra vez, pero el intentaba animarla de cualquier forma, ahí es cuando ambos comprendían que el viaje de venida era de lo más espectacular pero el de regreso, retroceder, era un castigo y opresor de sus corazones que deseaban jamás sucediera, que pasara algo que los obligara a quedarse ahí, escapar. Pero la situación actual en vez de darles libertades los comprimían aún más. Pero ninguno se atrevía a decirlo: No quiero volver.


Cuando estaban a punto de salir de aquel centro comercial notaron una aglomeración de gente y varias personas uniformadas completamente de negro cubriendo sus bocas y haciendo avanzar a la gente en dos filas para pasar a lo que sería la puerta principal donde podrían retirarse, ella sintió como Kuroko la apretó firme me da mano y se acercó junto con ella a las filas para poder salir, se empujaban unas a otras como si su vida dependiera de ello y quienes salían tenían cierta satisfacción en su rostro, el celeste la alzo en brazos para evitar que alguien la aplastara y seguían avanzando en silencio.


Encararon al primer oficial que con algún aparato electrónico desconocido para ellos los escaneo de arriba abajo, no pidió que bajara a la niña pero al terminar soltó un bufido de burla cosa que puso nervioso a Tetsuya y apretó más contra sí a la niña. Caminaron unos metros más y llego otra persona uniformada a pararlo en seco.


—Tú vas por aquí, la niña sale en la otra fila. — ordeno esa persona a lo que Tetsuya puso mala cara.


—No, ella sale conmigo, aún es muy chica para andar sola. — respondió sistemáticamente.


—Eso tú no lo decides. — Dijo brusco tomando a la niña y bajándola del regazo de un desprevenido celeste que se interpuso, a lo que inmediatamente llegaron más personas con el característico color negro en sus ropas y lo alejaron de ella arrebatándosela.


Pudo observar que la fueron a formar en otra fila y ella hizo un ademán con las manos indicándole que estaba bien, no la quería perder de vista si tenían que avanzar en filas distintas. La veras al traspasar esas puertas, tranquilo. Y comenzó a contar de nueva cuenta: uno, dos, tres... Y un hombre considerablemente más alto y fornido se puso frente a él dándole un vaso de agua y unas píldoras. La confusión se apodero de él y la fila donde iba su hermana avanzaba dejándolo atrás.


—Si quieres pasar debes tomarla. — dijo autoritario, no perdió más tiempo y las trago sin necesidad del agua, paso del hombre y traspaso la puerta y ella no estaba. De hecho, solo era él y más hombres uniformados. El otro extremo lo dividía otra pared de cristal templado que el mismo juraría no estaba.


Empezó a hiperventilar, su hermana estaba siendo alzada por su madrastra que la recogió del otro lado, quiso regresar por la otra puerta y varios hombres se pusieron frente a él impidiéndoselo, otras personas estaban teniendo similares reacciones, personas que entraron después de él, corrió hacia el cristal y empezó a golpearlo.


— ¡Ayúdenla, ayúdenla por favor! ¡Ella no puede estar con esa persona! ¡NO PUEDE! — grito a los uniformados que no hacían caso, las personas que estaban entrando después de él estaban teniendo ¿Por qué? La pregunta se formó nuevamente, porque ella estaba ahí recogiendo a su hermanastra. ¿Por qué lo encerraron ahí?


Y ella sonrio, levanto su asqueroso brazo triunfante se despidió dando la media vuelta, la desesperación corrió por sus venas como adrenalina al ver la cara horrorizada de la pequeña que empezó a patalear y llorar, logrando escuchar sus gritos que raspaban sus garganta.


Kuroko Tetsuya no quería una mirada triste el día de hoy, pero Kuroko Tetsuya fue elegido.


Y todo se volvió oscuro.


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