Era incesante, lograba sentir como quería rasgar su pecho y salir, los latidos se convertían cada vez más audibles en sus oídos, sus manos, inclusive si fuera posible en sus piernas que no querían responder. Ansiaba correr, salir de aquella pesadilla, su boca se partio en dos sin emitir sonido y sus ojos cristalinos se abrieron de sobremanera dejando caer las ultimas lagrimas, sintiendo como la hiperventilación estaba a punto de ocurrir, sintiendo su propia muerte a sus espaldas, el corazón hizo caso omiso a tranquilizarse, a punto de perder la cordura un grito se estaba preparando para salir de su garganta.
Akashi logró tapar su boca antes de que lograra el cometido, lo abrazo por detrás, se aferró al cuerpo de Kuroko intentando tranquilizarlo, sentía en su palma el sudor que estaba emitiendo el más bajo y sin ceder su mano obligó a que volviera a respirar con propiedad con sus fosas nasales. Rápido, rápido, se repetía mentalmente el pelirrojo para que el celeste regresará a la compostura, su respiración agitada delataba lo que estaba por venir.
Sin esperar un segundo más tomo de la mano de Kuroko y echó a correr, sin pedir explicación reaccionó el cyan y empezó andar como su compañero. La impresión de lo sucedido encendió la ira dentro de él, la preocupación y por supuesto el miedo. Temía que aquello hubiera roto con la voluntad de Kuroko quien con la vista perdida y en estado de shock se movía más inconsciente que conscientemente. Eso no podía estar pasando.
—Maldita sea, quieren quebrarnos. — dijo para el, Akashi quien su adrenalina subía como calor en un desierto. — Mier-mierda, mierda ¡MIERDA! — grito ganándose la atención del celeste, el pelirrojo le devolvió la mirada y tragó en seco.
—Kuroko, te necesito. Están aquí, ese video fue sacado dentro de este subterráneo, pudo reconocer el pasillo porque anteriormente estuvimos ahí.
Dicha la noticia volvió a acercar su cuerpo al del celeste en un abrazo, estrujaba al joven que dejó salir un grito de desesperación que fue un tanto silenciado al dar contra el pecho de Akashi. La salida, tenían que encontrarla rápido y salir de ahí lo más jodidamente posible antes de ser alcanzados por aquellos hombres que entendieron perfectamente la mecánica de salida y la llave sería asesinarlos. Se mantuvo así unos segundos y volvió a tomar fuerte de su muñeca y comenzó a correr, sus respiraciones agitadas hacían eco en las paredes junto a sus pasos. Su instinto de supervivencia les demandaba con urgencia huir, mas no ser precavidos. Si era una pesadilla deseaban despertar, caer de la comodidad de sus camas y seguir sus vidas como antes.
La mezcla extraña de emociones no les hizo darse cuenta que tan pronto aumentaron el ruido de su ubicación, estaba siendo localizados por ellos. El primero en darse cuenta fue Kuroko quien hizo que Akashi parara en seco y lo lanzó contra lo que serían las vías del metro de aquel subterráneo, dio gracias de que no se lastimara la espalda con aquel acto algo agresivo y cayó encima de él. El pelirrojo sofocó su gemido de dolor y miró interrogativo a Kuroko, fue cuando escucho otros pasos además de los que ellos estaban dando. Los sentidos del chico le impresionaron.
Otro sonido aterrador se presentó e hizo poner tensos los músculos del celeste encima de Akashi quien también quedó impresionado. Alguien había obtenido unas cadenas y el ruido de ellas crispaban los nervios del mayor quien solo llevaba un pedazo de tubería para defenderse. Debía evitar pelear, debía evitar el contacto con ellos quienes iba mejor armados y tenía que mentalizarse para matarlos. Los pasos comenzaron a sonar con fuerza y más cercanos de donde estaban, su mano sostuvo con fuerza lo que llevaba de arma y con la otra sostenía aún sobre si mismo a Kuroko, no se movieron de la posición a pesar de ser incómoda. Fue cuando confirmaron que en efecto, estaba siendo cazados.
—Ya no escucho a esas mierdas correr. — hablo un tipo con voz rasposa.
—Y pensar que no fuimos los únicos que pensamos que aquí estábamos seguros. — dijo otro acompañado después de la risa de todos que hizo fruncir el ceño a Akashi.
—No importa, aunque hayan salido tarde o temprano nos encontraremos.
Lo inimaginable paso, el smartwatch de Kuroko comenzó a sonar en conjunto con el hombre corpulento haciéndole dar a esos hombres con el escondite donde, como sus fuerzas se lo permitieron se alzaron.
—Hazlo callar Kuroko, vamos, ¿Que diablos sucede? — susurro desesperado Akashi tomando con búsqueda el aparato del celeste quien indicaba sincronización, el apartado marcaba que en el área se encontraban dos asesinos.
Cuando alzo la mirada se encontró con el grupo responsable de la masacre que les hicieron ver por medio de las pantallas, y fue cuando vio con quien se estaba sincronizando Kuroko quien al verlos esbozo una sonrisa triunfante que la presa da a víctima antes de despedazarla.