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Kyoya-Neko [Ryuga x Kyoya] por Midori-Hikari1312

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—¡Más fuerte!— gritó el peliverde con los ojos brillante de la excitación y con la cara sudada—¡Sigue así, no te detengas!

—Lo haré más fuerte también— respondió con voz agitada y algo ronca— ¡Más fuerte Ponin Dragoon! Destrosa a ese pequeño renacuajo y hazlo morder el polvo— Kyoya soltó una risa nasal.

—Eso ya lo veremos...—

Leone atacó más fuerte a el supuesto Ponin Dragoon, el nuevo bey de Ryuga, del cual no le quiso dar más detalles. La batalle apenas iba comenzando, no sabía nada del Bey y Ryuga sólo le dijo que estaba aburrido y quería entrenar un rato, por lo que el peliverde aprovechó y comenzaron un combate para distraerse, sin embargo, eso no les quitaba para nada lo competitivos.

Segunda batalla, Kyoya sólo buscaba la revancha de haber perdido la primera vez, sin embargo estaba orgulloso de todo lo que había mejorado desde la última vez que había competido con él, que fue hace mucho, pero según Ryuga ese nuevo bey era más fuerte que su antigüo L-Drago, y que al final de la batalla el bey terminó casi detenido lo hacía sentirse bastante bien.

—Ven gatito, gatito, gatito~— provocó Ryuga con cierto tono de burla, logrando así su cometido, enfurecer a Kyoya tanto como fuera posible.

—¡Muerete maldito infeliz!— gritó apretando los puños, su cola y orejas se mantenían paradas por la rabia, en su rostro apareció un color rojo que tiñó sus mejillas por vergüenza y enojo, además que sus ojos, como ya era de costumbre desde hacía unos días, se habían tornado más finos— ¡Destrosalo, Leone!— le ordenó a su bey y éste obedeció a la orden. Kyoya ahora trataba de usar más sus nuevos atributos, analizaba cada situación y con ayuda de sus orejas y la buena vista para asimilar antes de tiempo los movimientos de su contrincante, teniendo hasta el momento casi toda la ventaja.

Sólo un par de minutos después ya no había bey a quien ordenar, pues ambos había quedado empatados, detenidos en medio del domo que Ryuga había creado con su propio bey. Ambos se deslizaron por los lados hasta lograr llegar al centro y poder tomar sus bey, Kyoya miraba desconfiado y aún enojado al albino después de tomar sus bey, mientras que Ryuga sólo suspiró algo frustrado, estaba costumntado a ganarr03;, no a empatar.

—Supongo que fue una buena batalla— habló Ryuga con tranquilidad, pero Kyoya simplemente se dió la vuelta y comenzó a subir de nuevo la loma, siendo seguimos por Ryuga—¿Estás enojado?— preguntó con cierta burla, Kyoya bufó.

—¿Qué tan inmeduro me crees?— volteó a verlo por sobre su hombro.

—Yo creo que mucho.

—Pues no soy el único...— rodó los ojos. Ya fuera delr03; domo busco una sombra, había algunos árboles al rededor. Estaban sobre una montaña bastante alta, el viendo era fuerte y a pesar de eso habían sudado durante la batalla, Kyoya pudo haber usado el viento a su favor para ganar, pero el propio Ryuga fue quien opinó que deberían no usar maniobras especial, por lo que así fue. Ambos se sentaron a la sombra de un árbol, Kyoya se decidió a mirar su Bey, aunque estaba molesto por perder, se sentía bien saber que estaba a la par de Ryuga.

—Kyoya...— el llamado lo hizo voltear—¿Sabes que ya llevamos una semana en lo mismo y aún no sabemos que te está pasando?— Kyoya volvió a apartar la mirada.

—Ya lo sé... Pero supongo que ya me estoy acostumbrando a esto— jugó con una pequeña piedra bajó su mano derecha.

—Pero no puedes simplemente quedarte apartado de la civilización por el reto de tu vida— Ryuga lo miraba algo preocupado, era cierto que durante el tiempo que había estado conviviendo con Ryuga sus expresiones había cambian bastante, ahora era más legible y demostraba más a menudo lo que estaba pensando, al igual que Kyoya, y el tener ese ligero gesto de comenzar a comunicarse el uno con el otro le agradaba— No es que me moleste tenerte conmigo mientras sucede esto, sabes que estoy contigo, pero debes pensar que algún día tendremos que volver...

—Ya lo sé— volvió a repetir con un tono de frustración— Se que todo esto es raro, y de verdad agradezco que tú no hayas actuado de mala manera, seguro si fueras otra persona estaría atrapado en un laboratorio o tal vez muerto...— bajó aún más su mirada.

—Pero bueno, mientras tanto debemos averiguar que más puedes hacer en tu "modo felino"—hizo comillas con sus dedos y se levantó llendo hacia un lugar específico; cerca del barranco.

—Si... Pero aún no entiendo lo que me sucede por las noches, es tan comfusi, complicado y vergonzoso, sólo recuerdo muy pequeños fragmentos...—se tapó la cara avergonzado al recordar lo que Ryuga le había estado contando, desde su noche enfermo, los constante ataques y acosos hacia Ryuga había aumentado, poniéndole las cosas aún más difícil a al albino, quien estaba muerto por tenerlo de una forma menos decente, peo sabía controlarse.

—Bueno, como te dije yo al menos trato de controlarte, la verdad es que hacerte dormir en ese estado es muy fácil, sólo acarició un poco tus orejas y ya, caes rendido...Aunque también es un misterio que a mitad de la noche despiertes y quieras acostarte sobre mi— terminó de decir con gracia.

—¡Entonces no dejes que lo haga! Empujame o algo, no quiero tener que levantarme cada día montado sobre si como si fueras una clase de cama personal.

—Lo lamento, pero no puedo hacerlo, eres tan adorable que me duele tener que regañarte— rió con una ceja alzada— Me miras con una carita tan linda cuando lo hago...

—¡Ah!— se revolvió el cabello con desesperación, pues eso si lo recordaba perfectamente, fue esa vez que trató de comerse una mariposa— No uses esas palabras contigo, no soy... "Lindo" ni "Adorable"— hizo un ligero puchero, satisfaciendo el ego de Ryuga— Y no me lo recuerde todo lo que haces por mí, todas estas cosas que me están pasando son tan extrañas que siento en el cualquier momento voy a volverme...

—Oye, Kyoya— lo cortó Ryuga volviendo a ponerse frente a él, Kyoya observó el objeto entre sus manos detenidamente, si Ryuga lo movía ligeramente a la derecha su cabeza era guiada casi como un control remoto, Ryuga sonrió ampliamente—¿Te gusta?— preguntó moviendolo un poco más, Kyoya volvió en sí mirándolo enojado y se cruzó de brazos apartando la vista del junco.

—Ni creas que voy a caer tan bajo, no me doblegarse a jugar contigo de esa forma— sentenció aún sin mirarlo. No muy contento con la respuesta, Ryuga acercó más el junco hacia la cara de Kyoya, al punto que esté la tocara y le hiciera unas cuantas cosquillas, por reflejó el de ojos azules golpeó el objeto con su mano para apartarlo, pero al notar que Ryuga seguía molestado, ni se dió cuenta cuando ya estaba jugando con él. Ryuga hacia movimientis algo brusco con el junco provocándo a Kyoya, quien aún lo seguía atentamente con la mirada mientras que lo golpeaba con sus manos, su cola ansiosa se movía rápidamente de un lado a otro y sus orejas de vez en cuando bajaban y luego volver a subir, más cuando se concentraba tanto en el objeto como si esperara a que se detuviera para poder atacarlo "sorpresivamente"

Así continuaron un rato hasta que el mismo Kyoya se cansó, Ryuga movía el junco frente a Kyoya y este sólo apartaba la mirada rechazandolo, el chico ya se encontraba sentado como un gato genuido, no está tan difícil después de todo pues la nueva elasticidad del cuerpo de Kyoya lo hacía sentarse con una elegancia digna de un felino.

—¿Te cansaste?— preguntó el albino, pero en vez de darle una respuesta Kyoya volvió a apartar la mirada ligeramente— ¿Te parece si bajamos al lago y comemos algo?— se acercó lo suficiente al peliverde hasta poder posar su mano sobre su cabeza y acariciarla un poco, Kyoya sólo se dejó hacer por unos segundos hasta que mágicamente desaparecido su lado felino y se dió cuenta de lo que Ryuga estaba haciendo, apartando así su mano de un golpe.

—No soy una mascota— gruñó levantándose y colocandose la capucha de su suéter.

—Claro que no— respondió con ironía y burla logrando ganarse una mirada bastante enojada por parte del Kyoya.

Ya a los pies de la montaña, se podía apreciar la longitud de un gran lago cristalino, hacía algo de viento frío, incluso las nubes podían reflejarse sobre el agua calmada y ésto era realmente relajante.

Con cuidado de no mojarse, Kyoya llegó a la orilla y comenzó a beber del agua con su propia lengua, ya a Ryuga se le había normal. Era extraño que con el pasar de los días Kyoya había experimentado una extraña repulsión al agua, y si todas esas piezas se unían, es decir, la flexibilidad, el oido, la vista, el olfato y el gusto más definidos, todos estos nuevo e inusuales cambios estaban preocupando mucho a Ryuga, si bien no le había dicho era para no preocuparlo a él también pero estaba aseguro de que el mismo se había estado dando cuenta por sus propios medios, y esos extraños trastornos de que de un momentor03; a otro se comporta con demasia a un felino también lo tenían bien preocupado, literalmente, poco a poco Kyoya se estaba volviendo un gato verdadero, y eso también tenía a Ryuga  bastante angustiado, obvio no le molestaría cuidarlo como un gato propio, pero estaba de por medio sus sentimientos, no quería simplemente tenerse que olvidar de lo que había estado sintiendo desde hacía mucho por que el pequeñor03; peliverde se había vuelto en total gato al 100%, no lo soportaría.

—¿En que piensas?— preguntó el peliverde secándose la barbilla con la manga de su suéter, extrañado de que nuevamente Ryuga se haya quedado pensativo tanto tiempo.

—En nada...— respondió vagamente revolviendo un poco su cabello— Pesquemos algo para almorzar, muero de hambre— se alejó de Kyoya y de acercó a la orilla, el peliverde lo miraba extrañado, su curiosidad cada vez estaba más alejada, y quería saber qué era lo que estaba molestando a Ryuga, pero eso ya sería después de comer.

Más rápido que nunca, usando su Bey Ryuga pescó cuantos peses quizo, encendiendo también el fuego y poniéndolos a cocinar. Sinceramente, el pescado era lo que más comían, era más fácil de conseguir y a los dos les gustaba mucho el sabor, el vivir en el bosque no les daba mucho variedad de comida, y el estar matando pequeño animales no era sinceramente algo que le gustará hacer al albino, sólo si de verdad era necesito, como cuando están demasiado lejos de un lago.

Ya debían ser cerca de las tres de la tarde, el ambiente ahora estaba algo caluroso además de tener un toque perezosos, Ryuga estaba sentado en el suelo y recostado en un árbol de brazos cruzados, luchando por no quedarse dormido mientras observaba a Kyoya juguetear con una mariposa otra vez, persiguiendola y tratando de tomarla con sus manos, cuando cayó al suelo de cara de la forma más ridículamente posible, no pudo evitar soltar una gran y sonora carcajada. Kyoya se arrodilló tomándose la cara por el dolor, ahora le ardía toda la cara, aún escuchaba las risas casi desesperadas de Ryuga y lanzó una mirada completamente enojado y con la cara roja, no presisamente de la vergüenza, pero se cuenta de algo: jamás había escuchado a Ryuga reír tanto, al menos no por algo que en cierta forma si era divertido y no por esas extrañas risas de "súper villano" que solía tener antes.

Se levantó del suelo y caminó hacia Ryuga que ya estaba más tranquilo, lo miraba con una sonrisa haciendo lo imposible por evitar volver a reírse como un demente. Él menor se sentó a un lado de Ryuga y como si nada dejó caer su cabeza con nula delicadeza sobre las piernas de Ryuga, éste lo miró bastante sorprendido, mientras que Kyoya sólo cerró los ojos en su regazo con las mejillas rojas, quizás dispuesto a dormir. Bostezó con fuerza y sin pena alguna de cubrirse la boca, contajeandole así el bostezo a Ryuga.

—Tengo sueño...— se quejó el peliverde, acomodándose más cerca del vientre de Ryuga.

—Eso ya lo sé— se burló Ryuga— ¿Vas a dormir aquí? ¿Ahora?

—No...— dijo adormilado aún acurrucado sobre las piernas del albino, éste rodó los ojos, Kyoya era un chico demasiado terco, aunque eso ya lo sabía. Bajó sus manos a cada lado de su cuerpo y se dedicó a sólo mirar el cuerpo de Kyoya, no sabía si era o no su imaginación, pero estaba casi seguro de que antes no tenía tantas... "Curvas" por llamarlas de algún modo, pues en sí no eran tantas, pero al ser hombre, el tener la cintura tan definida y el abdomen plano, más que un hombre podría ser confundido con una mujer, o al menos eso pensaba Ryuga. Un pequeño golpe lo hizo mirar a un costado, la cola del chico estaba moviéndose de un lado a otro lentamente, y casi con timidez se terminó enredando y rodeando su muñeca izquierda. Volteó la vista a Kyoya, quien se encontraban algo enrojecido por su acción recién ejecutada, Ryuga sonrió en completo silencio y llevó su mano libre a la cabeza del peliverde y acarició ligeramente su cabello, cerciorándose de que no se levantaría y le rasguñaria la cara, Kyoya se encogió un poco y se acomodó mejor en las piernas del albino dispuesto a disfrutar de las caricias hasta quedarse dormidos, evidentemente tan sólo unos cuentos minutos después se podía escuchar el ligero ronronear y la respiración pesada que le indicaba al mayor que ya estaba dormido, pero él seguía acariciado su cabello. Enterraba sus dedos bien entre las hedras esmeraldas de Kyoya, acariciaba un poco sus orejas y su rostro, verlo dormir le gustaba, además de que era muy relajante.

Todo con Kyoya se había vuelto relajante en ese viaje, ambos estaban comenzando a conocerse y a demostrarse más afecto cada vez, uno más que otro, Ryuga seguía deteniendo sus propios sentimientos y se negaba a dejarlos salir completamente, hasta ahora no habían tocado el tema del beso de la primera noche, y no quería que eso se repitiera; en cambio por parte de Kyoya, no era él realmente quien estaba encariñando con Ryuga, y al mismo tiempo si lo era. Al igual que Ryuga, estaba conteniendo sus extraños y nuevo sentimientos hacia él, el creerlo muerto le hizo entender que realmente se había enamorado de ese infeliz por muy pocas veces que lo haya tratado como tal, pero se reusaba a dejarse dominar por él, en cambio, su parte más "primitiva" la que había estado tomando su cuerpo en pequeños periodos de tiempo, le importaba muy poco el orgullo, y pedía mimo tras mimo del mismo chico, y de los pocos recuerdos que por la noche el chico suele recuperar, cada uno de ellos le causa un bochorno nada normal, que por horas no puede mirar a Ryuga a los ojos, además de molestarse con él por no detener a su "yo" salvaje, y cumplirle sus mandatos, sin embargo, no están seguro si esa clase de mandatos estaban siendo atrevidos, y no tenía el suficiente valor para preguntarle a Ryuga.

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Cálido.

No se había dado cuenta de cuando había caído rendido junto con Kyoya, pero sinceramente una pequeña siesta no le hizo nada mal.

Algo ligero, sueve y cálido tenía frente a él pegado a su rostro, estaba quieto, apenas podía sentirlo, pero estaba ahí, y la curiosidad lo hizo querer ver. Lentamente abrió sus ojos y vio al frente, su vista era obstruida por lo que menos espero ver al despertar, mucho menos tan cerca. Kyoya, estaba tieso frente él, cerrando sus ojos con fuerza y con sus labios pegados a los de Ryuga. Temblaba ligeramente por el nerviosismo, lo cual le pareció bastante adorable a la vista de Ryuga que alzó su mano hasta enredar sus dedos entre las hedras de Kyoya, obviamente no iba a rechazarlo, sin embargo, al sentir la caricia Kyoya se apartó con el corazón en la garganta, miró a Ryuga tan sólo unos segundos completamente estático y huyó, extrañamente en cuatro patas, corrió hasta quedarse a la orilla del lago con las orejas bajan y sólo se sentó abrazando sus piernas. Desde lejos Ryuga pudo ver cómo se tapaba la cara con las manos y su cola permanecía completamente quieta y erguida, haciéndolo reír ligeramente. Se levantó y se estiró un poco, bostezó sonoramente y caminó con flojera hasta donde estaba Kyoya, el sol estaba comenzando a ocultarse y el reflejo de la luz en el lago dejaba ciegi a cualquier. Pasó de largo del chico con cola y se enjuagó la cara poniendose de cunclillas más cerca de la orilla. Volteó ligeramente hacia Kyoya, notando que lo estaba viendo, pero cuando éste notó la mirada ámbar sobre él de inmediato escondió su rostro entre sus piernas y se abrazó a ellas, se abrazó a si mismo con su cola y Ryuga aguantó nuevamente una risa. Carraspeó un poco su garganta y vio sus orejas batirse curiosas en su dirección.

—Asi que...— enfatizó en la "e" aumentando la curiosidad de Kyoya— ¿Quieres comer ya? Aunque aún es temprano— se le quedó viendo esperando una respuesta de su parte.

—Kyoya quiere comer ya...—murmuró sin alzar el rostro.

—¿Algo en especial?— insistió.

—Kyoya quiere conejo...— volvió a murmurar en una clase de capricho.

—¿Conejo?

—Conejo— afirmó alzando un poco su vista— Kyoya hoy no quiere pescado, Kyoya quiere conejo—repitió de nuevo. Ryuga suspiró sin poder decir nada más, Kyoya literalmente había entrado en modo "felino", bastante temprano a decir verdad, pero igual no quería llevarle la contraria, la última vez casi se queda sin cara cuando éste le había rasguñando sin poder preverlo.

—Bien, niño de la selva, iré a ver si puedo conseguir tu conejo— comenzó a caminar alejándose, como siempre no sin antes revolver un poco el cabello de Kyoya, que por cierto, aún estaba sonrojado— Alejate de la orilla, no sabemos si está conectado al mar y suba el nivel de agua...— sin dejarlo terminar, literalmente Kyoya saltó de la orilla y se fue unos dos pasos más atrás, volviendo a sentarse como antes— Y además ve a buscar algunas ramas para la fogata— continuó alejándose, pero se detuvo antes de entrar al bosque por completo— Y ni creas que vas a salvarte, tenemos que hablar sobre lo que hiciste hace rato— éstas palabras fueron como un balde de agua fría para el pequeño, quien volvió a encogerse en sí mismo y bajar sus orejas avergonzado, satisfaciendo así a Ryuga, pues era apropósito.

Tan sólo una hora después, ya Kyoya estaba devorándose el conejo a medio cocina para el terror del albino, hasta ahora esa era la cosa más extraña que le había visto hacer, pero después de todo no podía simplemente decirle que no lo hiciera, en ese extraño cambio de personalidad era como un niño de 6 años, o un gato cachorro, muy difícil hacerlo entender en algunos casos.

Ya alimentado, y aseado por el mismo Ryuga pues terminó con más comida en la cara que en el estómago por sus decirlo, literalmente Kyoya se levantó y volvió a hecharse sobre Ryuga buscando mimos. Sus pupilas estabas dilatadas y estaban nuevamente más finas y de un color mucho más brillante.

—Maldita sea, no puedo hablar contigo si estás en ese estado...— murmuró para si mismo rodando con su mano derecha una de las orejas de Kyoya, este lo miró confundo.

—¿Kyoya hizo algo mal?— se levantó del regazo de Ryuga y lo miró con ojos inquietos.

—Claro que no, pequeño pimiento, nada de esto es tu culpa— volvió a acariciar su cabello y éste cerró los ojos ante el agradable contacto— Sólo quisiera poderte entenderte mejor, pero así no puedo hacerlo...— llevó su otra mano hasta la cabeza de Kyoya y siguió acariciandolo— Tu no eres el Kyoya que conozco— murmuró, y sin darse cuenta ya estaba a pocos centímetros de su rostro— tienes que devolvermelo...— sin decir más, sólo unió sus labios nuevamente con los del peliverde, quien tardó un poco en darse cuenta de lo que pasaba por estar embobado por las caricias, pero de forma algo torpe tratado de seguir el beso, y sin dudarlo ya se había sentado él mismo sobre el regazo de Ryuga, éste, bastante sorprendido, sólo lo dejó hacer, y se permitió recorer con sus manos de la forma menos pervertida posible el cuerpo de Kyoya. Aún sobre el suéter podía notar con sus manos las asentuadas curvas del chico, y cuando Kyoya mordió y jaló con descaro su labios enferior, no puedo evitar suspirar con pesadez a la vez que apretaba con sus manos las caderas del chico, tal vez demasiado fuerte, pues después sintió las uñas del pequeño clavarse en sus hombros y suspirar contra sus labios, fue como una reacción en cadena bastante excitante, pero no podía dejarse llevar por más que quisiera, no con ese Kyoya, era demasiado controlable y dispuesto a todo, no era su Kyoya, simplemente no podía.

Tomando al chico de la cintura para que no callera, lo fue empujando lentamente hasta dejarlo tirado en el suelo, aún estaba sobre él y Kyoya no parecía tener intensiones de alejarse, pero el albino fue rompiendo el beso poco a poco, hasta separarse y guiar sus labios hasta la frente del chico y depositar un ligero beso en ella.

—Hora de dormir, Kyoya— susurró cerca de su oreja, a lo cual el chico tembló ligeramente.

—Kyoya no quiere...— se negó tratando de volver a capturar los labios de Ryuga, pero éste tuvo tiempo de apartarse y rechazarlo, volviendo a besar su frente y luego su oreja izquierda.

—Duerme— ordenó de la forma menos ruda posible y se alejó lentamente del cuerpo de Kyoya, para poder comenzar a mimarlo acariandole las orejas hasta poder dejarlo dormido un par de minutos después. Suspiró pasándose la mano por el cabello y revolviendolo un poco— ¿Qué es lo que estoy haciendo?— gruñó por lo bajo y levantándose, se alejó lo suficiente como para recostarse en un árbol y quedarse observando desde ahí a Kyoya, se veía cansado, a pesar de que había dormido por la tarde.

En este momento, al recordar lo que había hecho con anterioridadse golpeó la gente con fuerza con su palma derecha, preguntándose constantemente "¿Por qué?" Una y otra vez. Fue realmente estúpido, lo sabía, se supone que quería preguntarle a Kyoya por qué lo había besado y él terminó por besarlo aún más, era ridículo, ilógico quizás, pero ya estaba, lo había hecho no una, sino dos veces.

Dejó de regalarse y auto culparse cuando notó como Kyoya se levantaba, ni siquiera lo hizo completamente, tenía mitad de su cuerpo alzado y sostenido por sus brazos y movía su cabeza de un lado a otro un par de veces, no podía ver bien por la lejanía pero parecía tener una cara de completo cansancio. Se levantó y caminó a gatas rodeando la fogata y quedándose en el lugar dónde se supone debía estar Ryuga durmiendo, miró nuevamente a todos lados con ojos cansados sentándose nuevamente cual gato sobre el suelo.

—Ryuga...— llamó el felino al no encontrarlo, pero realmente el albino no estaba tan lejos, sólo que no estaba buscando muy bien— Ryuga...— volvió a llamar en un hilo de voz quebrada y bajando las orejas además encogerse un poco sobre si. Sólo veía oscuridad y tenía frío.

¿Dónde estaba?

Ryuga se sintió mal al escuchar el llenado por parte del chico, pero no quería volver a perder el control y hacer algo mal otra vez, ya no estaba seguro de su propio autocontrol. Al escuchar el pequeño jadeo de parte de Kyoya volteó a verlo arrepentido, ahora estaba llorando y no siquiera sabía por qué.

—R-Ryuga...— su voz se quebró aún más y Ryuga se pasó las manos por la cara, queriendo ir y abrazarlo tan fuerte como pudiera, secar sus lágrimas con sus propios labios y mimarlo hasta dejado dormido otra vez, y no volver a soltarlo en toda la noche. Verlo llorar lo ponía muy mal, le dejaba un amargo sabor en la boca y ya era la segunda vez que lo veía hacerlo, y las dos por culpa suya— Kyoya está solo...— se limpió con su mano derecha el rastro de lágrimas de una de sus mejillas de forma torpe, manchandose con tierra y dejando una mancha, la cuál fue aún poco limpiada por las lágrimas que siguieron después. Ryuga suspiró y movió su pierna de forma ansiosa, se mordió el labio inferior controlandose a si mismo y mirando al cielo buscando fuerzas.

Pasaron varios minutos y Kyoya sólo se quedó sentado observando el alderedor, cabeceaba un poco por el sueño pero se reusaba a dormir, no fue hasta casi una hora hasta que se dejó caer en el suelo ya vencido por el suelo. Cansado, Ryuga suspiró, llevó una de sus manos a su pecho y apretó la tela de su camiseta con algo de fuerza, completamente arrepentido de no haber ido y consolar el llanto del pequeño, que cada vez se volvía más frágil.

—¿Qué es lo que te pasa, imbécil?— siseó para si mismo golpeando el suelo con frustración—No puedes tratarlo así... No se supone que ibas a proteger ¡estás haciendo todo lo contrario!-—se iba regañando mientras continuaba golpeando el suelo hasta dejar adoloridos sus nudillos, sólo así se detuvo—... No lo mereces— se tapó la cara con su cruda realidad— No mereces nada...

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Bostezó con flojera ya en la mañana, le pareció extraño despertar sobre algo tan duro, se supone que su lado felino buscaba la espalda de Ryuga cuando estaba semidormido y ya se había acostumbrado, por lo que miró haciendo el suelo y le extrañó no ver a Ryuga esperando a que él despertara. Se levantó y apoyó mitad de su cuerpo en sus brazos y miró a todos lados, la fogata de encontraba apagada, ya completamente consumida. Estaba iluminado pero el sol aún no subía atravesar de las montañas, por lo que hacía frío. ¿Qué había pasado ayer? No lo recordaba, tenía muy pocas imágenes que llegaban su mente en menos de un segundo y se iban como vinieron.

Se tocó la ligeramente la cabeza para tratar de recordar.

Un beso... No, fueron dos.

El primero fue suyo, esto lo hizo sonrojarse ¿Cómo se le ocurría hacer eso? Bueno, principalmente porque nunca pensó que Ryuga tuviera el sueño tan ligero, así que aprovecho, pero no estaba seguro si arrepentirse pues...Fue correspondido ¿o no?

El segundo...No podía verlo, no sabía quién empezó, pero lo avergonzó mucho más con lo intenso que se había vuelto, no supo como terminó sobre Ryuga ¿Fue obligado?

Tuvo un ligero dolor en las caderas y alzó la tela del suéter encontrando los dedos de Ryuga marcados sobre la zona, no tan visible, pero era algo molesto.

Después... Durmió, no recordó cómo se había levantado, pero lo hizo. Buscó a Ryuga, lo llamó, no lo encontró, desapareció, no estaba, lloró, estaba solo, estaba asustado, y luego...

—¡Ryuga!— gritó de repente levantándose de golpe, mareandose un poco, algunas aves alzaron vuelo asustadas por su gritó—¡Ryuga! ¡Ryuga!— llamaba con desesperación mirando a todos lados, dando vueltas, buscandolo, pero este nada que aparecía. ¿Y si se fue? ¿Se enojó? ¿Lo había dejado solo? ¿Por qué se fue?—¡RYUGA!— ligeras lágrimas se asomaron por sus ojos amenazando con salir, no quería estar solo, no así, tenía miedo, Ryuga dijo que lo ayudaría, decía cumplirle.

Los gritos había sobresaltado a Ryuga, quien aún recostado en ese árbol se había quedado dormido un rato después de haberse auto regañado, y al escucharlo grita, no tardó en correr hasta donde estaba preocupado de que algo le estuviera pasando, verlo levantado y buscándolo lo hizo suspirar, falta alarma.

—Parece que hoy amaneciste bastante enérgico...— la voz medio adormilada a sus espaldas lo hizo soltar las lágrimas de sus ojos, volteó rápidamente hacia él y sin dudar un segundo se lanzó a los brazos de Ryuga aferrándose a él. El albino se quedo estático, completamente sorprendido de su acción, mucho más al escuchar a Kyoya llorar nuevamente—Oye, calma ¿estas bien?—  lo fue envolviendo entre sus brazos y acomodandolo mejor para consolarlo.

—¡Imbecil!— gritó golpeando su pecho, Ryuga dejó de abrazarlo un poco sorprendido ¿Ahora que había hecho?

—¿Kyoya?

—¡Cállate!— volvió a aferrarse a Ryuga con desespero, como si este fuera a desaparecer de nuevo— ¡No vuelvas a hacer eso! ¡No vuelvas a irte! ¡Nunca!— reclamaba con voz quebradiza, Ryuga volvió a abrazarlo también con fuerza, esta vez Kyoya si se había dejado, y había disfrutado de esto—No...Me dejes solo— murmuró con frustración escondiendo su rostro en el pecho del mayor, Ryuga tragó duro, pensó que todo lo de la noche Kyoya lo olvidaría, que no recordaría su momento de abandono, pero si, lo había hecho, ahora de dentis mucho peor que la noche anterior, lo abrazó más fuerte enredando una de sus manos en el cabello de Kyoya y la otra lo sostenía de la cintura.

—Lo siento, fue mi error, no sabia que tenias miedo de estar solo...— susurraban en su oreja de forma calmada.

—No vuelvas a hacerlo— jadeó ligeramente llevando sus manos hasta los hombros de Ryuga, ocultando esta vez su rostro entre el cuello y hombros izquierdo de Ryuga.

—No lo haré—afirmó de forma tranquila— ¿Ya estás mejor?— preguntó mientras secaba sus lágrimas, Kyoya continuaba con las orejas bajas.

—Si...— se apartó un poco, quedando así una frente al otro relativamente cerca, a Kyoya le subió un poco el color a la cara por la cercanía, y Ryuga sólo le sonrió y pegó su frente a la del chico, quien se puso más nervioso.

—Sabes que...Ahora hay que hablar ¿no?— estas palabras causaron pánico en Kyoya, no quería hablar del beso, ni del otro, ni del anterior a esos dos, explotarías de vergüenza.

—No, no quiero— trató de apartarse de Ryuga, sin embargo este lo tomó más fuerte de la cintura evitando que se fuera corriendo, además de arzarlo un poco—¡Bajame, Ryuga!— pataleó completamente sonrojado.

—No, sabes que hay que hablar sobre eso, tampoco quiero pero hay que hacerlo— miraba a Kyoya tranquilamente, mientras este lo emoujaba y se movía constantemente.

—Si no quieres, no lo hagas. Así de simple. Ahora ¡Sueltame!

—Lamentablemente mi curiosidad es mucho más fuerte— rió— Quédate tranquilo, no es para... ¡Ay!— terminó soltando a Kyoya de forma brusca, le había rasguñando la cara otra vez— Recuerdame cortarte las uñas— se llevó una mano a la cara y acarició la herida, se vio los dedos y se alivio no tener sangre. Kyoya rió satisfecho y se dedicó a salir corriendo en cuatro patas otra vez, pero algo lo detuvo, al darse la vuelta Ryuga aprovecho y agarró lo que más rápido llegó a sus manos: su cola. Principalmentel quiso tomar el suéter, pero no le dió suficiente tiempo. Kyoya chilló de forma graciosa, a la vez que caía de cara al suelo.

—No, no, no. Sueltala, En serio, no estoy jugando— lloriqueó tratando de apartarse, una escena bantate cómica de hecho. Kyoya tratando de gatear lejor de Ryuga quien no seguía sosteniendo la gala evitando que de aleje.

—Asi que así se siente... Es más sueve de lo que me imaginé— acarició la cola con sus dedos viéndola finalmente y Kyoya aguanto un pequeño jadeó, debía apartarse, rápido.

—¡Sueltame!— pidió nuevamente.

—No hasta que hablemos, está cosa de los besos de esta saliendo de control— jaló el cuerpo de Kyoya mediante su cola, haciéndole imposible al chico volver a contener un gemido. Ryuga lo vió completamente paralizado con un muy ligero tinte carmesí en sus mejillas, eso había sido demasiado extraño. En el suelo Kyoya seguía temblando y permanecía con sus orejas agachadas, consumido por la vergüenza. Entendido su bochorno Ryuga soltó la extremidad del chico, y este de apartó rápidamente sentándose mejor en el suelo frente a Ryuga y bajando la cabeza sin poder voltear a verlo, su cola se enredó con fuerza al rededor de su cuerpo, como si también estuviera sufriendo la vergüenza del pequeño.

—Kyoya... Lo siento, no sabía...— se agachó frente a él y trató de buscar sus ojos, los cuales aún estaban bajo esa manta de cabellera verde que le impedía poder apresarlos.

—Yo...— habló tímidamente— Quería...Agradecerte... Sé que soy una molestia, y... ahora mucho más, me estoy comprando muy raro y a pesar de eso, estás aquí— alzó un poco la cabeza, y vió a Ryuga por medio segundo antes de volver a bajarla aún avergonzado— Y el beso... No estoy seguro de por qué lo hize...Tu lo hiciste antes y, pensé que también podría hacerlo...Pensé que te había molestado, pero después tú volviste hacerlo y... Me gustó...

—Supongo que también es culpa mía, yo comencé esto después de todo— dudó un poco de si tocar o no a Kyoya otra vez, mucho más cuando éste alzó su vista y los vió fijamente, pero fue él mismo quien se habías acercado y colocado la cabeza bajó la mano de Ryuga buscando ser acariciado, el cual no se negó— Pero no te preocupes, no te dejare sólo otra vez ¿ok?— tomó su rostro con ambas manos y lo vió fijamente.

—Ok...— sonrió un poco ladenado un su cabeza, haciendo que posiblemente Ryuga haya tenido la vista más tierna e incomparable adorable de Kyoya como nunca antes.

—Maldita sea, ahora mismo quiero volver a besarte...-—siseó frustrado, Kyoya apretó un poco los labios y se desvió la mirada mientras se sonrojaba antes de responderle.

—E-Entoces hazlo...— autorizó aún sin verlo, y Ryuga suspiró con pesadez, al ver como Ryuga se le iba acercando Kyoya cerró los ojos y permaneció quieto esperando el beso, y llegó, pero no presisamente donde el hubiera imaginado, sintió los cálidos labios de Ryuga tocar su frente, después bajó un poco y beso su mejillas para luego alejarse muy poco y verlo.

—Yo pienso que.. es mejor que vayamos con calma ¿si?— acarició sus mejillas con sus pulgares y Kyoya sólo asintió, Ryuga le sonrió y se alejó definitivamente para ayudar al peliverde a levantarse. Al estar de pie Kyoya se había mareado un poco, sosteniendo con más fuerza de Ryuga quien lo miró extrañado-— ¿Todo bien?

—Si... Sólo...Me levanté muy rápido, es todo— le sonrió para no preocuparlo, pero en realidad si le pareció realmente raro.
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—Dejame hacerlo.

—No.

—Sólo será un rato— insistió el albino.

—Dije no— se cruzó de brazos apartando la mirada.

Llevaban como 10 minutos me ese plan. Era de medio día, no había tanto calor como casi siempre o al menos eso decía Kyoya, en el camino que cruzaban ahora Kyoya iba adelante, hullendo de la insistencia de Ryuga caminando con cuidado pues era un terreno lleno de piedras y en ascendencia, el albino ahora tenía en la cabeza que quería acariciar más la cola del chico, pero Kyoya sabía que solo quería juguetear con su cuerpo y hacerlo avergonzar mucho más.

—Sólo un minuto, uno sólo, puede contarlo si quieres— Kyoya volteó a verlo sobre su hombro desconfiado, Ryuga esperaba pasientemente su respuesta. El pequeño se volteó y quedó frente a Ryuga, cruzándose de brazos frente a él y viendo de forma despectiva.

—¿No dejaras de molestarme hasta que te deje verdad?— Ryuga negó con la cabeza— ¿Pero que ganas con eso? No lo entiendo— siguió mirandolo feo.

—Ya te lo dije, sólo quiero hacerlo ¿No puedes cumplirme ese capricho? Yo siempre cumplo los tuyos— se cruzó también de brazos y sonrió con satisfacción al ver a Kyoya voltear la mirada y refunfuñar, tenía razón. Maldito manipulador, pensó. El peliverde comenzó a golpear el suelo con su pie derecho de forma inquieta y luego suspiró derrotado, sacándole otra sonrisa al mayor.

—Sólo un minuto— dijo andando su dedo índice frente a Ryuga, cabe destacar que estaba algo sonrojado otra vez.

—Como quieras~— comenzó a caminar pasándolo de largo— Cuando lleguemos arriba lo haremos— siguió de largo con las manos en los bolsillos, Kyoya suspiró de nuevo, ya no le parecía tan buena idea.

Ya arriba Kyoya seguían inquieto, y la mirada de Ryuga no lo ayudaba mucho.

—¿Y bien?— esa sonrisa de satisfacción seguía estampada en su rostro, era irritante.

—Y-Yo...No...

—No, no me vengas con tus arrepentimientos, dijiste que lo harías.

—No, no es eso, sólo...No quiero que veas mi rostro— bajó la cabeza y jugó un poco con sus manos.

—Ah, es eso— se llevó una mano a la barbilla y vio a su alrededor—Bien, tengo una idea— tomó al peliverde de la muñeca y lo llevó consigo hasta llevar a un árbol, donde se sentó y se recostó, palmeó su regazo y Kyoya gruñó, se agachó a regañadientes y se montó sobre Ryuga, escondiendo su rostro en el pecho del mayor abrazándolo, Ryuga lo imitó y ambos de quedaron así durante unos segundos.

—Un minuto— recordó sin mirarlo.

—Un minuto. Comienza a contar— apretó un poco más sus brazos contra el cuerpo del pequeño.

—Uno...Dos...Tres—

Las manos cálidas de Ryuga acariciaron  su cintura de forma lenta, delineando su cintura hasta llegar a su tracero, pero.no se detuvo ahí, siguió bajando y acarició sus muslos además de apretarlos un poco.

—Sólo era la cola— recordó entre dientes y Ryuga rió— Diez...Once...

Ignorando la advertencia, Ryuga siguió acariciando, tomó su tracero y lo levantó un poco, y al escuchar el gruñir de Kyoya volvió a reír.

— Veinte... Veintiuno...— Tembló cuando los dedos de Ryuga llegaron a su cola.

Acarició despacio la base, su vista atenta a la zona además de los temblores del chico.

—Ve-Veintiocho...— se le quebró la voz cuando Ryuga apretó un poco más fuerte la base de su cola y alzó la pelvis inconscientemente.

—¿Te gusta?— preguntó con descaro.

—Te quedan treinta, cierra el pico— se aferró más fuerte al chico cuando volvio a apretar—Treinta y uno...— jadeó cerrando sus ojos, alzó un poco su cuerpo y esta vez se escondió en el hueco entre el hombro y de cuello del mayor. Los números se le iban cortando de a poco, su voz comenzaba a quebrarse y a ponerse más aguda, por lo que casi de inmediato comenzó a contar más rápido. Tener repentinamente el aliento del albino chocando contra su oreja derecha la hizo batirse incómoda, cuando sintió su húmeda lengua acariciarla lo hizo abrir los ojos angustiado, y sus dientes encajarse ligeramente en la zona tan sensible terminó haciéndolo gemir muy bajo.

—N-No...— murmuró queríendo apartarse, pero las manos de Ryuga volvieron a impedirmelo y lo volvió a pegar, apretó más fuerte su cola y volvio a morder su oreja.

—Faltan cinco, no te puedes ir, sigue contando— murmuró contra su oído de forma divertida. El chico siguió contando a duras penas, Ryuga llegó con sus dedos rápidamente de nuevo a su tracero, bajando cada vez más hasta estar cerca de su entrada y acariciándola ligeramente sobre la ropa y el pequeño vibró como nunca.

—¡Sesenta! ¡Ya!— de un sólo movimiento se apartó completamente de chico y corrió tan rápido como pudo al bosque. Ryuga se quedó sorprendido, todo fue tan rápido que no notó que Kyoya no estaba entre sus brazos hasta que vio su cola desaparecer entre los árboles. Luego chasqueo la lengua y se cruzó de brazos.

—Aguafiestas...—
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Notas finales:

Yey!!

Que buena forma de terminar :3

Okno xD

Espero que les haya gustado el cap

El próximor03; habrá Lemmon~ 7u7r

Además de ser el último capítulo QnQ

Igualmente los espero a la otra actualización :D

Nos vemos >wo

Besos <3

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


PD: Kyoya si quería ser acariciado por Ryuga de "esa forma" desde que Ryuga se lo pidió, sólo que es muy orgulloso, le daba penita y no confia en Ryuga. Ya vieron por qué.

 


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