Luego de una abundante cena por parte de rin, los pequeños fueron llevados a sus camas por su padre quien rápidamente y con una impecable técnica acostó a los hermanos en sus respectivas camas.
- Buenas noches mi princesa.
Se despidió besando la frente de su hija terminando de arroparla.
- Buenas noches papá..
Respondió con una sonrisa, bostezando un poco comenzando a quedarse dormida.
- Buenas noches mi príncipe.
Finalizo besando la frente de su hijo, arropándole de igual manera.
- Buenas noches papá...
Respondió el menor dando un bostezo, durmiendose casi al instante.
Orgulloso de sus pequeños, cerro la puerta del cuarto de estos al salir y se dirigió a su habitación. Grande fue su sorpresa al abrir la puerta, se encontró con su pareja vistiendo un baby doll en un blanco puro, esperando sentado en la orilla de la cama, dejando a la vista unas delineadas piernas de tez blanquesina.
Llevo una de sus manos a su nariz para detener cualquier posible hemorragia nasal, sus ojos veloces se fijaron en los pechos hinchados del pelinegro, sus pezones algo oscurecidos por el amamantamiento de su primer embarazo, se encontraban tapados por la blanca tela algo translucida de su atuendo. Su rostro parecía el de un pervertido viendo a su próxima victima.
- Rin... c-comprendes las consecuencias de esto ¿verdad?...
Pronuncio un tanto nervioso tragando rápidamente saliva mientras entraba por completo a la habitación, cerrando la puerta tras de si. Avanzo hasta quedar frente a su amado, de azulejos brillantes.
- C-claro que si... -respondió con un tenue puchero desviando su mirada avergonzado- No busques pretextos y atácame. -finalizo abrazándose con fuerza a la cintura de su pareja desde su posición- Quiero hacerlo, necesito hacerlo contigo... Ya no aguanto...
Susurro audiblemente fijando sus azulejos en los turquesa de su pareja, sentía su piel arder al solo llevar esa prenda puesta.
- Mi preciado hermano... Lo haremos cuantas veces lo desees. Aun que espero shiro no despierte, mientras su mama este siendo traviesa... -añadió con lujuria viva en cada palabra-
Se separo lentamente de su pareja para agacharse y quedar a la altura adecuada, sin mas acerco su rostro al contrario encontrándose con aquellos deliciosos labios que devoro en un solo movimiento tortuoso, movió su lengua a gusto en la boca contraria. Aquel lugar lo sabia de memoria, mientras sus manos se dirigieron a la retaguardia del pelinegro, apretando y acariciado los glúteos y muslos de este. Incluso apretó, acaricio y tiro un poco la cola de este provocando gemidos de placer en el pelinegro, varios otros gemidos escaparon instantes después producto de las certeras caricias de parte del castaño en su trasero y espalda baja.
- Rin... Eres delicioso... ¿Puedo morderte?
Pregunto envenenado de lujuria, recibiendo una respuesta positiva de parte del pelinegro. Con alegría bajo su boca al cuello sensible de su pareja deleitándose con los jadeos y gemidos de su adorable hermano.
Posiciono sus dientes en la clavícula, mordiendo descaradamente aquel lugar reclamándolo como suyo... Movió su posición a la extensión blanquecina, mordiendo. Dejando variadas marcas en aquel lugar, pudiendo demostrar que solo era de él y de nadie más. Pues cuando volvían a casa fijo su vista en varios que veían a su pareja desvergonzadamente, aquello le enfureció y en ese momento lo único que hizo fue abrazar a su pareja mucho mas viendo a los demás con cara de pocos amigos.
- Y-yukio... Yukio... H-hazlo... Por favor. Te necesito dentro...
Pidió con una expresión cargada de libido, sus ojos llorosos, su rostro teñido de carmín incandescente y sus labios rojizos e inflamados por los besos.
Aquella vista era privilegiada, nadie mas que el podía ver a su pareja de ese modo.
- Si eso es lo que deseas.
Finalizó tumbándolo con delicadeza, posicionándose entre sus piernas abriéndolas lentamente quitando la tanga blanca con encajes, dejándolo sin nada hacia abajo. Observó por un momento la erección de su pareja, la atendió con su mano mientras la otra se deslizaba entre los glúteos encontrando la entrada de su pareja. Con sus dedos ya lubricados se adentro, dilatando aquella cavidad húmeda y estrecha por el momento.
Solo se escuchaba la respiración agitada acompañada de gemidos y jadeos del pelinegro quien ya estaba perdido en el placer que su pareja le estaba dando. El movimiento marcado, las embestidas lentas y tortuosas eran reemplazadas por rápidas y certeras teniendo cuidado con el bebé obviamente.
El chapoteo de la entrada y salida del dotado pene del castaño al entrar en su pareja, los testículos chocando descaradamente en los glúteos del pelinegro quien se encendía cada vez mas a cada caricia.
El castaño no soporto ver como se movían los pechos de su amado y abriendo un poco el baby doll los dejo fuera, su boca llego rápidamente al pezón izquierdo succionando y mordiendo ligeramente, degustando aquella sustancia que su bebé probaría mas adelante.
- Y-yuki.... ¡¡¡¡Ah!!!! M-me vengó... Yukio!!!!
Gimió el nombre su amado mientras aferraba sus manos a su pareja, arqueando su espalda. Eyaculó manchando ambos abdómenes, sintiendo la semilla de su hermano impregnarle... Aquel espeso y caliente liquido desbordarse en su interior.
- a-ah... Y-yukio te amo, te amo... Demasiado.
Pronuncio exhausto el pelinegro, mientras sentía al contrario salir de su interior.
- También te amo. A ti, a nuestros hijos... Soy el hombre más afortunado y feliz por tenerte a mi lado.
Respondió besando con cariño y ternura a su pareja, sabia que estaba cansado, el también lo estaba.
Como pudo le llevo en brazos a tomar una ducha, para después acostarse ambos con pijama por si sus hijos iban en la noche a dormir con ellos. El pelinegro se recostó en el pecho de su amado, a quien usaba de almohada, mientras que su hijo no le pateara, yukio con una sonrisa rodeo a su amado besándolo nuevamente, pudiendo conciliar el sueño.
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