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La mansión y la cabaña por CosmosLycoris

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Notas del capitulo:

Gracias por darle una oportunidad. Espero que les guste el capitulo.

Ren Jun corrió hacia su madre, a pesar de sus esfuerzos por obligarse a no llorar, tenía la cara completamente húmeda, pero no podía evitarlo, la presión y el miedo a que algo grave le pasara a su madre lo desesperaban. La señora no paraba de toser, tenía la presión baja y temblaba. El chico le llevó más sabanas, puso más leña en la chimenea y frenéticamente buscaba algún medicamento que aliviara el malestar. Ya no les quedaban medicinas y Ren Jun no había ido a comprarlas por ir a visitar a Chen Le. Se sentía tan frustrado y la rabia invadía sus pensamientos, << ¿en qué estaba pensado? Yendo a ver a ese niño rico y mimado>> se decía, aunque esas palabras no expresaban la realidad, se dicen cosas que no queremos al momento de estar regidos por el enojo. Al final el muchacho encontró una pastilla entre los paquetes vacíos que estaban aun guardados, se la dio enseguida. Con esfuerzo la mujer logró ingerir la medicina, se recostó y cerró los ojos. Unos momentos después, su madre ya estaba mejorando gracias a la calidez provocada por la fogata y así Ren Jun, al verla tranquila, se sintió más calmado; lo único fue que ahora, era él quien temblaba por el estrés. Se sentó a un lado de su madre y ella tomó su mano amablemente deteniendo sus pequeños temblores en la extremidad:

-Perdón por preocuparte hijo. Estoy bien ahora.

El chico la miraba con alivio.

-¿Quién vino hace poco?

Le preguntó a su hijo. Ren Jun apartó la mirada, no quería pensar en Chen Le, ahora con la cabeza fría, cayó en cuenta de lo mal que lo había tratado, se sentía un completo patán. La señora insistió:

-¿Es un conocido tuyo? Debiste dejarlo pasar…

-Es el hijo de los dueños de la mansión que está al inicio del camino.

Le declaró melancólico.

-Tiene la misma edad que tu si no me equivoco. ¿Es tu amigo?

Ren Jun limpió las lágrimas que caían de sus hinchados ojos, después de todo solo era un chico que había sido obligado a crecer demasiado pronto. Sus momentos cotidianos eran de trabajo constante y uno que otro susto que le hacía pasar su madre enferma, lo habían endurecido por fuera pero lo iban quebrantando moralmente. Así que la aparición de Chen Le fue casi como un golpe brusco que se tornó un rayo de luz. Era para él, alguien que le había cambiado sus días, pero con lo último que hizo sentía que había arruinado lo único bueno que le había pasado en mucho:

-Sea lo que sea que fuéramos, ya no va a funcionar. Lo acabo de sacar de la casa y le dije cosas horribles.

<<Y todo porque no quería que me viera así de vulnerable, que torpe soy>> Se decía por sus adentros el chico, arrepentido de sus acciones. La señora lo miró por unos segundos callada, para luego sonreírle plácidamente a su hijo:

-Con solo verte sé que es alguien importante y vas a poder resolver las cosas.

 Es la primera vez que Ren Jun se ve implicado en una situación de este tipo. No sabe cómo lidiar con las personas << ¿y si no me perdona nunca?>> se hacía continuas preguntas nada positivas, tal como un chico desesperado por recuperar algo preciado. Al recostarse en su cama no pudo entrar en sueño, se la pasó reflexionando. Quería a toda costa resolver lo sucedido con Chen Le, no tenía la intención de perderlo.

 

Chen Le caminó en la noche de regreso a casa, con los ánimos por los suelos, triste y con frío. Recordaba las palabras que Ren Jun, le había restregado en la cara.

-Él tiene razón, estoy acostumbrado a hacer lo que quiero y conseguir las cosas cuando las pido.

Le hablaba a la nada pero sobretodo se auto reprochaba de sus acciones impulsivas.

-Si quiero seguir teniendo contacto con Ren Jun deberé respetar su vida privada. Aunque… quiero ayudarlo.

Se contradecía el chico y cada vez se frustraba más.     

-Seguramente Ren Jun no va  a querer verme nunca más… ¿Cómo le haré para resolver las cosas? ¡Soy un tonto!

Gritó el joven para liberar sus emociones. Al fin llegó a su casa y no quiso ni fijarse si sus padres se habían dignado a llegar a casa. Fue directo a su habitación para cambiarse y tumbarse en la cama. <<No quiero llorar… No tengo motivos para hacerlo,en cambio Ren Jun la está pasando muy mal.Quiero verlo.>> se decía mientras hundía su rostro en el cojín. <<Espero que su madre y él estén bien>> y con ese último pensamiento, quedó dormido.

 

Esa mañana, dos chicos estaban desayunando, en sus respectivas casas, cada uno a su modo: uno en una gran mesa de mármol, su plato tenía frutas y yogurt, acompañado de un jugo de naranja fresco y pan tostado con crema de avellanas. En la sala solo sonaban los tenedores al momento de agarrar su alimento. Mientras que otro estaba sentado en una pequeña mesa, la que no podía mantenerse en equilibrio por estar demasiado averiada. Ren Jun junto a su madre, cada uno con plato de cereal. Dos lados de la moneda, dos personas completamente distintas que aun así, en ese momento, tenían en mente lo mismo. <<Hoy voy a resolver las cosas>> pensaban casi al unísono, decididos. El niño que siempre obtenía todo fácilmente, pelearía por Ren Jun y el otro chico que nunca supo cómo tratar con la gente de forma correcta, se esforzaría para mantener el contacto con Chen Le.

Ren Jun salió temprano para dirigirse a la ciudad cercana, le tocaba limpiar una pequeña tienda y ordenar la mercancía. Sería algo rápido y lo haría aun más de prisa para ir a la casa de Chen Le.

Chen Le estaba en sus clases de piano, son las que mejor se le dan. Así que no tendría complicaciones. El contacto con su instrumento favorito siempre lo inspiraba y  tranquilizaba. Toda la mala vibra que se había formado ayer desapareció con tan solo tocar un par de melodías. Acabando, corrió al baño donde recordaba haber visto distintos medicamentos. Sin tener conocimiento, ni del malestar de la madre de Ren Jun, ni de la función de las medicinas, decidió meter todas las que encontraba en una mochila. Igual guardó algunas mantas, se abrigó lo suficiente y salió de su casa, listo para pedir disculpas.

Ambos caminaban en por el mismo camino, en sentidos opuestos, Ren Jun iba hacía la mansión y Chen Le hacia la cabaña. No faltaba nada para que los chicos se encontraran. De momento, los dos se detuvieron, estaban nerviosos. Divagaron antes de proseguir su camino, no sabían si esto iba resultar. No estaban conscientes de que los dos estaban decididos a verse de nuevo, no sabían que mutuamente se habían propuesto resolver el lío creado. Unos pasos, lentos, algo inseguros mientras miraban el suelo un poco preocupados, para luego levantar la vista y encontrarse. Chen Le mostró señales de una sonrisa que hizo desaparecer inmediatamente. Se puso serio y con pasos decididos se acercó a Ren Jun, que todo lo contrario, empezó a temblar por la pena, cerró sus ojos fuertemente pensando que iba a ser golpeado o regañado.

-¡Discúlpame por favor!

Exclamaron al mismo tiempo. La sorpresa invadió sus rostros. Miradas, sonrojos y al final solo sonrisas. Ren Jun no podía controlar su felicidad y como de costumbre tapó la mitad de su rostro para ocultar su sonrisa. Chen Le ya se encontraba muy cerca de Ren Jun y cuidadosamente le agarró la mano para apartarla de su cara.

-No escondas tu sonrisa, realmente me gusta mucho verla.

El roce de las manos de ambos chicos provocó un tierna reacción en Ren Jun que desviaba su mirada apenado, su cara y orejas se tornaron de un intenso rojo y a pesar de eso, su sonrisa se veía más brillante que nunca. Esa que escondió durante tantos años, la que nadie había logrado provocar o aquella que había olvidado cómo hacer. Chen Le simplemente no resistió, al verlo de esa manera sintió un brinco en su pecho, envolvió a Ren Jun entre sus brazos y lo estrechó dulcemente. Ren Jun tardó unos segundos pero también cedió y hundió su rostro en el hombro del otro, envolviéndolo igualmente. Tuvo que ampliarse un poco más por la bolsa que Chen Le tenía colgada de los hombros y sentía un pequeño cosquilleo provocado por el roce del cabello del otro chico, << ¿está bien si pienso que no quisiera moverme de aquí nunca?>> se preguntaba Ren Jun por sus adentros.

-Lamento ser tan impulsivo. No debí entrometerme sin tu consentimiento.

<<Se está portando de forma tan madura…>> Pensaba Ren Jun mientras suspiraba, luego le contestó:

-Estás pidiendo perdón por ser impulsivo pero me estás abrazando tan de repente. Sin pedirme permiso.

Chen Le se rió:

-Perdón, no pude evitarlo.

-Está bien. Tú debes de disculparme por lo que te dije ayer en la noche. Estaba desesperado y no sabía lo que decía.

-Te perdono solo si dejas que lleve unas medicinas a tu casa.

Ren Jun no se sentía cómodo con la idea. No quería mostrarle a Chen Le su lamentable estilo de vida.

-Por favor…

Le susurró al oído Chen Le y como efecto de sentir su respiración tan de cerca, Ren Jun dio un brinco hacía atrás, separándose. Seguidamente asintió la cabeza como signo de aprobación y así se encaminaron con dirección a la casa de Ren Jun. Llegando se adentraron en la pequeña cabaña, Chen Le estaba más asombrado por ver esos cuadros que había visto aquella vez por la ventana que por lo pobre que por cómo lucíael interior de la casa. Hacía expresión de sorpresa, las cuales hicieron que Ren Jun se divirtiera.

-¿Tú los dibujas?

Preguntó con una voz chillona que no pudo evitar por la emoción.

-Sí, aunque solo puedo usar carbón. No puedo permitirme comprar pinturas.

Chen Le hizo una mueca y prosiguieron hasta llegar al cuarto donde se encontraba la madre de Ren Jun. La señora al ver al jovencito saludó con un suave gesto de mano y Chen Le devolvió el saludo con una reverencia.

-Tú eres el jovencito de la mansión.

Dijo la señora un poco fatigada.

-Soy Chen Le, es un gusto conocerla. No quiero molestarla a usted o a Ren Jun, solo vine a traerle algunas medicinas, ah y unas sábanas.

Se quitó la mochila de la espalda y sacó todo su contenido. Ren Jun revisó los químicos:

-Tienes de muchos tipos.

Le dijo impactado por ver tantos medicamentos, <<podría conseguir esta cantidad solo si junto el dinero de medio año trabajando>> pensó.

-Tomé todas las que vi porque no sabía cual iban a necesitar.

-Eres muy gentil Chen Le.

Le agradeció la señora. Ren Jun también le gratificó el gesto y guardó en una caja todos los jarabes y tabletas.

-Espero que se recupere pronto señora.

-Tú cuida de mi hijo. Ya que yo no puedo hacerlo y realmente te vez como un buen chico.

Chen Le dio aires de orgullo:

-Cuidaré de él, confíe en mí.

La señora se veía feliz y Ren Jun sintió un acelero en su ritmo cardiaco, se sentía tan apenado pero esas palabras y a pesar de eso, se volvieron instantáneamente preciadas para él.

-Debo irme, no puedo regresar tarde a casa.

-De acuerdo.

Le dijo Ren Jun. Chen Le se despidió de la señora y el mayor lo acompañó hasta la salida de la casa.

-¿Será que nos veamos mañana?

Preguntó Chen Le lanzándole una mirada algo pícara al otro chico.

-Probablemente. Mañana es el día en que más trabajos tengo…

-Bueno, si no te veo mañana vendré a tu casa pasado mañana. ¿Me das permiso de venir a verte?

<< Portándose así no puedo evitar sonrojarme >> se decía en silencio Ren Jun mientras evitaba una oleada de calor que amenazaba con poner su cara rojiza.

-Te doy permiso.

Le contestó casi tartamudeando.

-¡Wuuhuuuu!

Exclamó Chen Le de la alegría, retomando su aire infantil y juguetón. Dio un par de vueltas y se fue alejando con brinquitos. Ren Jun lo observó hasta que desapareció, se metió a su casa y empezó a revolver su cabello desesperadamente:

-Ah, ¿por qué me pongo de esta manera por él? No puedo contralarme.

Se tocó el pecho y sintió sus fuertes latidos:

-No entiendo que es esto, pero… Ya quiero verlo pronto.

Notas finales:

Gracias por leer, creo que no podré actualizar en una o dos semanas ya que me quedo sin internet. Gracias de nuevo, saludos.


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