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La mansión y la cabaña por CosmosLycoris

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Notas del capitulo:

Gracias por darle una oportunidad y también gracias si te tomas el tiempo de dejar un riview :') me animan bastante.

Espero que les agrade este nuevo capítulo.

Realmente disfruto escribir sobre ellos dos, son adorables.

La madre de Ren Jun despertó mejor que nunca, no tosía en exceso, a parte, gracias a las nuevas mantas, ambos estaban mejor cubiertos. El chico se había levantando animado y preparó rápidamente el desayunó. <<Me desperté con muchas ganas de pintar>> estaba entusiasmado el muchacho: había resultado bien la situación con Chen Le y su madre estaba mejor. Otra buena noticia era que no tenías la necesidad de comprar más medicamentos por un buen rato, así que podría aprovechar las monedas demás para conseguir aunque sean, tres colores.

-¿Lograrás comprar tus pinturas?

La señora le preguntó mientras daba sorbos a su taza de leche caliente. Los sentidos agudos que toda madre tiene, presintieron el buen humor de su hijo. Ren Jun asintió:

-Si, al fin podré obtener unos. La cuestión es, decidir qué colores escoger.

-Antes que todo, decide lo que deseas pintar en esta ocasión, así sabrás cuales debes utilizar.

El joven se puso a pensar. << ¿Qué quiero pintar esta vez?>>.  Rizos, el cabello dorado, sus labios… Esas imágenes aterrizaron en la mente de Ren Jun como una ráfaga. <<Qué cosas vergonzosas estoy pensando>> se dijo el muchacho al darse cuenta de que Chen Le inundó sus pensamientos. Al instante se tapó el rostro para no dejarle ver a su madre el sonrojo de sus cachetes.

-¿Te sientes bien hijo?

Cuestionó la mujer al ver el movimiento repentino y extraño de Ren Jun.

-Todo bien mamá.

Contestó torpemente. La señora esbozó una media sonrisa:

-Con que mi muchacho tiene las hormonas alborotas. Cuéntame de quién se trata.

-¡Mamá!

Gritó Ren Jun, totalmente apenado. <<Ah, odio cuando parece que lee mi mente>> se reprochó el chico que un poco enojado, se preparó, abrazó a su madre y salió para dirigirse al trabajo. Aun no podía creer que lo primero que se le ocurriera fuese Chen Le.

-En serio, ¿qué pasa conmigo?

Decía al aire, aprovechando la soledad del camino:

-Necesito distraerme y decidir qué voy a pintar.

 

Chen Le estaba en la ciudad, se despertó temprano ese domingo, el único día en la que no tiene clases. Pidió de favor a una de sus mucamas que lo acompañara. “Necesito algunos materiales para mis tareas, no vamos a tardar. Por favor.” Le había afirmado, a lo que la mujer no pudo negarse. Todos los trabajadores tenían la orden de no dejar salir a Chen Le, pero al mismo tiempo se les asignó la responsabilidad de que se aseguraran de su cumplimiento académico.

-Eres muy gentil en acompañarme.

Le dedicó una sonrisa el joven a la mucama.

-Solo promete que tus padres no se enterarán de esto.

Chen Le asintió. Al caminar por esas calles no podían evitarse las miles de miradas, unas más discretas que otras. Las típicas señoras que no podían evitar el cotilleo, mencionando lo elegante que se veía aquel muchacho. “Es el que vive en aquella mansión”, “tan joven y tan distinguido” se oía a lo lejos. Claramente Chen Le ignoró cada uno de ellos, le irritaban los chismes. Su recorrido lo llevó a una pequeña tienda, apuntó al lugar para que su acompañante la avistara también:

-Parece que allí venden pinturas de óleo y acuarelas.

-Entremos a echar un vistazo.

En el interior reinaba un olor a pintura, fuerte pero no insoportable. Las paredes repletas de adornos y cuadros. Materiales de dibujo, esculturas. <<Definitivamente, estoy en el lugar correcto>> pensaba satisfecho Chen Le. Una anciana estaba limpiando los estantes y se detuvo para atender a los recién llegados clientes:

-Buenos días, ¿qué te puedo ofrecer jovencito?

Saludó dulcemente. Chen Le aun miraba los alrededores, plasmado. Su casa tiene varios adornos pero todos eran lo mismo: retratos familiares o de su padre, platos de cerámica y algunos reconocimientos. Su casa parece un espacio blanco con matices grises y colores apagados, mientras que en ese lugar explotaban el naranja, verde, rojo, lila…  <<Ren Jun se pondrá feliz>> los  de pensamientos Chen Le fueron interrumpidos por un pequeño empujoncito de su acompañante, que lo estaba apresurando a elegir. Se acercó a la vendedora:

-Necesito unas pinturas.

La anciana le mostró dos cajitas, una de madera repleta de colores de óleo y una con acuarelas. El joven no tenía ni idea de qué técnica utilizaba Ren Jun en sus cuadros. <<Debí preguntarle>> se decía mientras alborotaba su cabello, indeciso y algo presionado por la mucama:

-Me llevaré ambos.

Dijo al fin, rendido.

-Juntos tienen un precio algo elevado, ¿está bien niño?

Chen Le sonrío, la anciana le parecía adorable con esos lentes que le quedaban enormes.

-No se preocupe, podré pagarlo.

Le tendió el dinero al mismo tiempo que la vendedora le pasaba una bolsa con sus compras.

-Tienes suerte, esos son los únicos que me quedan. Muchas gracias por tu compra muchachito.

-Eso es genial. Gracias a usted.

Salió Chen Le satisfecho por su reciente adquisición. <<Ya quiero ver la cara de Ren Jun cuando se los entregue. Quiero verlo sonreír>>.

 

 

Un estornudo. Ren Jun no dejaba de estornudar.

-Alguien está hablando de ti.

Le dijo divertido el dueño de la tienda donde le tocó trabar al chico. Ren Jun se encontraba arreglando unos libros en estantes en orden alfabético. <<Solo espero no enfermarme>> ignoró por completo el comentario del señor.

-Probablemente sea el polvo en los libros, llevan mucho tiempo aquí, parece que nadie los quiere comprar.

Le declaró a su jefe a lo que simplemente contestó:

-Sí, en estos tiempos ya casi nadie se ve interesado por los libros.

<<Este es el último y podré ir por las pinturas>> sin duda se sentía entusiasmado. El dueño de la librería revisó el trabajo del muchacho y satisfecho le entregó su paga. Ren Jun salió feliz en dirección a una tienda cercana. Al entrar saludó a la vendedora:

-Buenas tardes. Logré juntar dinero para las acuarelas, señora.

La anciana al ver al muchacho se notaba preocupada:

-Ren Jun, pensé que nunca vendrías a comprar las pinturas. Tengo malas noticias…

El joven cambió su animada expresión, la anciana dudó unos segundos, buscando las palabras adecuadas:

-Justo en la mañana un muchachito compró los últimos óleos y las acuarelas que tenía. Lo lamento mucho, pero necesito vender rápido para pagar la renta del negocio.

Ren Jun quedó sin palabras. <<Que pésima suerte tengo…>> pensó desanimado. La señora se alejó unos segundos y regresó con tres tubitos de pintura:

-Solo me quedan estos, ¿los quieres? Conseguiré más hasta en dos semanas.

<<Rojo, café y marrón… son muy oscuros, pero no me queda de otra. >> Ren Jun asintió, no pensaba irse de allí con las manos vacías. Después de todo el tiempo que invirtió ahorrando. Le dio las monedas correspondientes y se despidió de la anciana. Guardó las pinturas en su mochila y caminó en dirección de la casa de Chen Le para ir a verlo, estar en su compañía sin duda lo sacaría de su mal humor.

Chen Le esperaba viendo por la ventana:

-Al fin llegó. ¿Será que le entregue los colores ahora?

Preguntó sin recibir ninguna respuesta. Decidió entregárselos después y fue en su encuentro. Lo saludó y ya cerca notó que Ren Jun se veía decaído:

-¿Qué pasa?

Quiso saber Chen Le por el estado emocional de Ren Jun.

-No es nada, solo estoy cansado.

-Ya veo. Entonces hoy solo nos sentamos y, ¿hablamos un rato?

Ren Jun no dijo nada pero se sentó enseguida, <<tomaré eso como un sí>> se dijo el menor mientras tomaba asiento cerca del otro. Chen Le empezó la charla:

-¿Tu madre está mejor?

-Sí, gracias a ti, ahora ya no tose tan seguido.

-Me alegro mucho…

Silencio. Ren Jun no quería arruinar el pequeño momento que tendrían juntos ese día, se animó y comenzó de nuevo la plática:

-Y ¿tus padres cómo están?

Chen Le hizo una mueca:

-No sé, supongo que bien, nunca están en casa. Siempre están de viaje por negocios y no se les antoja regresar.

<<Parece que no se lleva bien con sus padres, ese tema ha de molestarlo pero quisiera saber más>> Ren Jun se decía entre sí. Continuó:

-Entonces ¿tienes toda tu casa para ti solo? Puedes hacer lo que quieras.

-Ya quisiera.

Chen Le se cruzó de brazos:

-Todos los días tengo clases particulares y en mi casa no hay nada interesante. Sobre todo porque no tengo permitido salir de ella, es realmente aburrido.

-¿No te dejan salir? ¿Entonces qué haces aquí?

Preguntó bastante sorprendido. Chen Le lo miró directo a los ojos, como si la respuesta estuviera en la infinidad de su mirada y le dijo sin más ni más:

-¿No es obvio? Es para verte y estar contigo.

Chen Le lo dijo con su gran sonrisa característica y Ren Jun quedó con la boca abierta, usó todas sus fuerzas para no perder la compostura allí en frente del menor. Quiso cambiar rápidamente el tema pero no pudo evitar balbucear:

-Entonces, entonces, te arriesgas a meterte en problemas. No, no deberías hacerlo.

Chen Le desvió la mirada hacia el cielo:

-La verdad es que no me importa. Me siento encerrado en ese lugar, a pesar de que la casa es enorme. Solo oigo el eco de mis pasos… Creo que lo único que me gusta de mi casa, es el piano que tenemos.

Ren Jun logró recuperar el aliento después de la declaración de Chen Le. <<Su vida es distinta a lo que me imaginé. >> Pensó al fijarse que el muchacho que tenía en frente, a pesar de ser tan animado y joven, resulta ser una persona muy solitaria. <<Probablemente esa es la razón por la cual es tan… impulsivo>>.

-Tocas el piano, eso es genial. Me encantaría escucharte. Mi madre solía tocar la guitarra cuando daba clases en la escuela.

-Solo te aviso que soy demasiado talentoso. Quedarás impactado.

Los chicos se ríen. <<Chen Le es experto en hacer que todo se vuelva animado>> pensó Ren Jun.

-Así que tu madre era maestra.

Mencionó el menor, el otro siguió con la plática:

-Sí, nunca fui a la escuela así que lo poco que sé es por ella.

-Eso explica muchas cosas.

-¿A qué te refieres?

Quiso saber Ren Jun.

-Que eres muy tímido y casi no hablas.

Chen le recibió un pequeño golpe en el brazo, Ren Jun se sintió ligeramente por lo que dijo pero lo dejó pasar:

-¿Tus padres qué hacen?

El menor alzó los hombros al escuchar la pregunta de Ren Jun:

-Mi madre es actriz y cantante de ópera. Mi padre es dueño de una cadenamundial de tiendas de instrumentos. 

-Eso suena bastante glamoroso.

Chen Le hizo otra mueca:

-Es aburrido. Cuando era más pequeño, me llevaban a sus fiestas o reuniones y todos andan de traje, son súper incómodos. Siendo pretenciosos, criticándose entre ellos pero aparentando que se caen bien. A parte nunca me dejaban divertirme, me sentía como un muñeco: “Quédate quieto”, “no hagas ruido”, “pon atención, es para tu futuro”. Siempre me regañaban…

Se detuvo unos instantes:

-La verdad es que no recuerdo haberme divertido tanto en algún momento como ahora, cuando paso tiempo contigo.

<<Ahora entiendo, siempre tuvo que ser bien portado y ahora está sacando toda la infancia que no tuvo, por eso se porta de esa manera. >> Cayó en cuenta Ren Jun mirando atentamente al chico. <<De alguna manera, nos parecemos. Pero al revés. Él se porta como un niño y yo intento ser más responsable, por nuestro pasado>>. Mientras Ren Jun estaba absorto en sus pensamientos, Chen Le, se movió para acomodarse, y al momento de apoyar una de sus manos, la colocó sobre la mano de Ren Jun. Unos instantes de contacto… Retiraron las manos rápidamente, apenados. <<Arruiné el momento>> se reprochaba Chen Le. <<Espero que no vea mi cara sonrojado>> decía en su cabeza Ren Jun mientras se levantaba y volteaba su rostro a otro lado para esconder su emoción.

-Creo que debo irme.

Dijo de repente, Ren Jun no lograba controlar su cuerpo por la tensión del momento. <<Estoy ardiendo, que vergüenza me doy. Si sigo cerca de él en estas condiciones me voy a desmayar. >>

-¿Ya te vas? No, espera un poco más.

Ren Jun negó con la cabeza <<cómo te explico que no quiero que me veas así. Me siento ridículo. >> Se decía:

-Prometo que mañana jugaremos más tiempo. Cuídate.

Y así se alejó rápidamente. Chen Le no supo cómo detenerlo. También se encontraba en shock por el reciente contacto:

-Wow, lo sentí como un toque eléctrico. ¡Rayos! Se me olvidó darle las pinturas.

Corrió hacía su casa, sin siquiera quitarse la nieve de encima, rápidamente fue a buscar lo que le había comprado a Ren Jun. Al salir de la mansión, ya no podía divisar al otro chico. Intentó correr para alcanzarlo pero no sirvió de nada. Sin darse cuenta ya estaba frente de la cabaña.

-Creo que si huyó de mí hace poco, no querrá verme ahora.

El chico estaba reteniendo sus deseos de tocar la puerta:

-Le prometí  a Ren Jun que no sería tan impulsivo.

Dejó la bolsita con las pinturas en la puerta y se retiró de allí.

-No podré ver su alegría al ver la sorpresa, pero, se lo merece…

 

Chen Le llegó a su casa, se quitó todo lo que lo tapaba del frío. Al andar por los pasillos se fijó en el desastre que había dejado: huellas de lodo y charcos de agua por la nieve que se descongeló. <<Debo limpiar este desastre>> se dijo fastidiado por su situación. Caminó hacía la cocina donde estaban los utensilios de limpieza y de la nada la voz de una mujer lo agarró desprevenido:

-Sabes que estás en problemas ¿cierto?

Chen Le conocía esa voz, la elegante voz de una refinada mujer, de una cantante profesional… de su madre. Se volteó y cruzó la mirada con sus padres, que lo miraban con el seño fruncido, definitivamente enojados. El señor que aún llevaba un smoking, serio, le dijo:

-Sabemos que has estado saliendo sin permiso. Vas a tener que acatar a las consecuencias.

 

Ren Jun le estaba preparando la cena a su madre. Quiso ir por un poco de leña así que salió de la casa. Abriendo la puerta notó una bolsa, con desconfianza revisó su interior.

-No lo puedo creer.

Dijo en voz alta sin poder evitar su impresión. Entró de prisa y le mostró a su madre lo que había encontrado:

-Hijo, eso es increíble, son un montón pinturas. Seguro es un regalo de Chen Le.

<< ¿Chen Le me compró esto?>> abría y cerraba los ojos por la incredulidad. Recordó las palabras de la anciana vendedora: “un muchachito se compró los últimos colores”.

-Ese chico es realmente lindo o mejor dicho, es lindo contigo.

Le echó  una mirada juguetona a su hijo. Ren Jun seguía plasmado, hasta que su madre pronunció unas palabras:

-Deberías hacerle un cuadro como agradecimiento.

Ren Jun estaba tan feliz, Chen Le había hecho tanto por él en tan poco tiempo. Estaba agradecido, estaba… Decidido le contestó a su madre:

-Sí, quiero pintarle algo.

Notas finales:

Siento si tardé en actualizar, me fui de viaje y quedé sin laptop. Pero ahora podré seguir escribiendo más seguido.
Gracias por leer, saludos.


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