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Only One Step por MegFujoshi

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Capítulo 2

Salió de sus pensamientos para fijarse quién era el idiota que no se había apartado, y se encontró cara a cara con él, la persona más detestable que podría existir en el planeta, Henry Woods, el mayor de los idiotas prepotentes que había en el instituto. Aquel tipo era de lo peor que se había encontrado Jake, el primer año de instituto ya eran enemigos irreconciliables, no solo porque fueran como la noche y el día, sino porque ninguno aguantaba la personalidad del otro. Jake siempre había detestado la gente que se creía más que los demás, con derecho a tratarles como quisiera, pero él no pensaba dejarse intimidar por nadie, y precisamente eso era lo que Henry no soportaba de Jake. Siempre había ido por su cuenta, como si nada le importarse, él y sus amigos eran los únicos que se atrevían en ir en contra de Henry y su séquito. Miraba a Jake con esa sonrisa de soberbia, por encima del hombro, con prepotencia. Si había algo que bajaba el ánimo a Jake, era Henry, su indiscutible enemigo desde siempre.

—Vaya, mira a quien tenemos aquí, mi desecho favorito. Joder, a ver si miras por donde vas —dijo Henry con su sonrisa más perversa.

—Siempre me parto contigo Woods, pero deja de intentar llamar mi atención y si estás solo pon un anuncio en el tablón… Puede que te salga un amigo —respondió Jake imitando la misma sonrisa.

—¿Cómo has pasado el verano, piojo? ¿Me has echado de menos? —continuó Henry ignorando las palabras de Jake.

—Tanto como a un grano en el culo, pero gracias por tu interés —le respondió Jake igual de burlón.

La gente se paraba a mirar, todos sabían que la relación entre los dos titanes del instituto echaba chispas, pero ninguno era tan estúpido como para meterse y quemarse.

 

 

Claire localizó por fin a Jake, estaba con su hermano, discutiendo como siempre, nunca sabía de qué lado ponerse cuando se peleaban, que era casi todas las veces que coincidían. Estaba guapísimo, con ese look dejado que llevaba siempre. Era increíble lo diferentes y parecidos que eran al mismo tiempo Jake y su hermano. Los dos eran de la misma estatura, delgados pero de constitución fuerte, sin embargo uno tenía el pelo dorado bien arreglado, zapatillas John Smith, vaqueros nuevos y chaquetas de beisbol o fútbol americano, y el otro tenía el pelo moreno, con unas converses desgastadas, vaqueros rotos y una chaqueta de cuero. Aparecieron los amigos de Henry para cubrirle y apoyarle en su intento de intimidación. Claire no podía permitir que le hicieran nada a Jake. Fue deprisa hacia donde se encontraban los dos, pero antes de llegar sonó el timbre para anunciar que empezaba otra clase. Los dos se quedaron mirándose fijamente en un duelo, hasta que con el bullicio perdieron la vista el uno del otro y entraron en clase. Para mala suerte de los dos, ese año, como todos los demás, coincidieron en la misma clase. Se sentaban cada uno en un extremo, rodeados de sus amigos. Henry se sentaba con Zack, ya que Vince prefería estar solo. Jake tuvo menos suerte, no le tocó con ninguno de sus amigos, pero no carecía de recursos. Caminó hasta el final del aula y se paró frente a una chica de pelo castaño rojizo.

—¿Puedo sentarme contigo? —preguntó con una sonrisa encantadora.

La chica alzó la vista y sonrió al instante.

—Ya pensé que te tomarías el resto del día libre —dijo haciéndole un gesto para que se sentara.

—No soy tan irresponsable como crees —contestó Jake sentándose.

—Sí que lo eres —dijo ella enarcando una ceja—. Ya veo que te has vuelto a pelear con Woods… Sigo sin entender porque te empeñas en llevarte mal con él. Acabarás mal, Jake.

—Por lo mismo que tú te empeñas en llevarte mal con Beverly y las demás sujeta-pompones. Porque son unos cabezas huecas —dijo con tono elocuente.

Ella sonrió apartando la mirada y aceptando su explicación. Lyla, la chica más guapa de todo el instituto era su mejor amiga desde el colegio, no era la típica niña pija que lloraba si la tirabas del pelo, nada de eso, si la hacías algo te la devolvía con creces. Era sexy e inteligente, por ello era la más deseada. No le valía cualquiera, ella no presumía de todos los hombres que se había tirado, sino de todos los hombres que no la habían tocado. Jake y ella eran diferentes y ellos lo sabían. Dos almas libres que no aceptaban órdenes de nadie. Jake no se dejaba avasallar por Henry y sus amigos, y Lyla nunca necesito ir detrás de ninguna animadora. A los quince años, estaban solos en casa de Lyla viendo una película, rieron, bebieron y terminaron en la cama. Fue la primera vez para ambos. Desde entonces siempre que necesitaban saciarse acudían el uno al otro. Sin embargo sus amigos nunca se fiaron de ella, en ocasiones se volvía algo celosa y posesiva con él, Jake se lo permitía porque no le importaba. Y a pesar de ser con la mujer que más a gusto estaba, no sentía nada más que amistad por ella. Nunca había encontrado ninguna que le completara, aunque su relación con las mujeres no le preocupaba demasiado, ya llegaría la adecuada.

Cuando finalmente su profesora de Literatura entró en la clase, Henry tomó asiento junto a Zack, que no paraba de hablar y reírse, a Henry le dieron ganas de meterle una de sus zapatillas en la boca, no decía nada más que estupideces. Vince, que sentado detrás de él, se inclinó para hablarle al oído.

—¿Tienes la casa libre esta noche al final? —preguntó Vince entre susurros.

—Ya te dije que sí —le espetó Henry.

—Entonces, ¿esta noche tenemos fiesta? —preguntó Zack demasiado alto y con voz de idiota, haciendo que la profesora, les lanzara una mirada para que callaran.

—Si no cierras esa bocaza tú no tendrás nada —le dijo Henry con brusquedad cuando la maestra apartó la mirada.

Vince se volvió a acercar a él.

—¿Quieres que invitemos a todo el mundo? —preguntó Vince.

—Menos a los perdedores —intervino de nuevo Zack.

Henry le dirigió una mirada gélida.

—Ya sabes a quien no tienes que invitar —contestó ignorando a Zack y echando un vistazo a su derecha.

Jake Rivers hablaba en susurros con su queridísima amiga Lyla.

—Lo sé, ni Rivers ni ninguno de esos Wastes —contestó Vince con una mueca malvada pillando el mensaje.

Henry sonrió sin quitar la vista de Rivers, le detestaba, conseguía lo que quería simplemente siendo encantador. Ponía esa cara de cachorro o aquella sonrisa socarrona y ya tenía el mundo a sus pies. ¿Quién no detestaría a alguien como él? De pronto se dio cuenta de que todos le miraban, la profesora tenía su vista clavada en él. Le habían preguntado algo, y él embobado pensando en el estúpido Jake Rivers.

—Emmm, disculpe. ¿Qué decía? —dijo Henry con la mayor naturalidad que pudo mostrar.

Toda la clase rio por lo bajo, incluido obviamente Rivers.

—Decía que si aún no se ha acostumbrado a la rutina de estar atento en clase, será mejor que vuelva más tarde —respondió la profesora.

—¿Solo por estar un poc…? —dijo Henry indignado.

—Lleva hablando toda la clase, señor Woods. Hágame el favor de salir de clase —repuso la mujer zanjando el tema.

Henry iba a volver a hablar para defenderse, cuando fue interrumpido por un grito del otro extremo de la clase.

—¡Que te vayas, Piolín! —gritó Jake.

Todos rieron a carcajadas, unas más disimuladas que otras. Henry se levantó y se marchó dando un portazo, no sin antes lanzar una mirada de amenaza directamente a Jake, éste lo único que hizo fue sonreír. Piolín, se repetía en la cabeza Henry una vez fuera. ¿Qué clase de mote es Piolín?, se preguntaba. Le había dejado en ridículo delante de toda la clase, el muy capullo. No podía permitir tal cosa, esa noche le dejaría fuera a él y a toda su panda de desechos.


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