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Πάτερ por Whitekaat

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Notas del capitulo:

Mañana subiré los últimos tres para darle final a esta historia, Saludos a todos.

 

 

18 AÑOS 2 MESES

#485

— Saga, ya llegué— El caballero de Leo dejó las bolsas de compras sobre la mesa mientras llamaba al otro que habitaba en el templo, un chico que se suponía ya debía estar ahí cuando él regresara.

— ¡Estoy en la cocina! —Respondió en un grito trayendo calma al corazón de padre cuidadoso/sobreprotector de Aioria de saber que su hijo ya estaba en casa a esas horas.

— Lamento la demora, Saga, Aioros me mantuvo dando vueltas por todo el pueblo buscando algo que ni siquiera existía— La voz del castaño sonó alta para llegar a los oídios de su hijo mientras sacaba las cosas que había comprado en las bolsas y las ponía sobre la mesa.

El león se fijó que dentro de las bolsas venía algo que no recordaba haber comprado, no recordaba esa pequeña cajita con una cinta, ni tampoco la pequeña nota amarrada a él, tomó el presente en la palma de su mano y leyó la nota y se sorprendió que había olvidado algo como eso “Feliz cumpleaños hermano, espero disfrutes la sorpresa de Saga”. Aioria había olvidado su propio cumpleaños.

— Felices treintaicinco años, papá— Saga llevaba un pastel de chocolate en sus con muchas velas pequeñas de distintos colores sobre la superficie que le daban un brillo cálido a aquella cara llena de felicidad del menor.

— No es correcto decir los años a mi edad, Saga— comentó el caballero de la quinta casa con falsa molestia— ¿Cuántos deseos dices que son? — preguntó a modo de juego.

— Ya lo sabes, los genios de los cumpleaños sólo cumplen sólo tres deseos por pastel y no, no se pueden desear más—El geminiano reía recordando aquella frase que su padre le dijo en un anterior cumpleaños.

—Aguafiestas— Aioria resopló mirando directamente el pastel. — ¿Lo hiciste tú? — sus ojos se abrieron al notar que el chico de cabellos azules asentía con su cabeza y miraba hacía otro lugar.

No quería pedir ningún deseo, pedir algo más sería aceptar que algo faltaba en su vida, aquel pastel hecho con las manos de saga era todo lo que necesitaba, seguir siendo el padre de Saga era lo único que deseaba, haber sido elegido por aquellas infantiles manos fue el mejor regalo que había tenido, ningún deseo que pensara en ese momento podría ser igual de importante como lo que ya tenía y sin pedir nada sopló las velas.

Al levantar su rostro vió directo a la cara de Saga, sus ojos lucían felices, aquella hermosa curvatura adornaba sus labios, sus cabellos caían dóciles al costado de su cara, era como aquella noche, como hace un mes, Aioria podría haber hecho que lo había olvidado, pero no lo hizo, no olvidó ese beso, no olvidó lo que sintió a pesar de que siguieron actuando de la misma manera y fue demasiado natural la forma en que acercó sus labios al menor y depositó un suave beso en sus labios.

 

 

 

 

18 AÑOS 3 MESES 6 DÍAS

#495

— ¡Podrías dejar de huir y al menos decirme que sucede contigo! —El león había acorralado a la escurridiza criatura en la cocina cuando salió de su cueva/cuarto.

— No estoy huyendo ¿Qué tendría que suceder conmigo? —pronunció el menor.

No había nada peor que tartar con un muchacho testarudo que había dejado la adolescencia hace unos pocos meses y eso es lo que se estaba dando cuenta el padre de Saga.

No podía echarle toda la culpa por su comportamiento, no, de hecho, quizás todo recaía en sus acciones, en lo que se había atrevido hacer en un lapsus de estupidez que nació sin poder detenerse, de todas las idioteces que podía hacer un padre besar a tu hijo debía estar en la cúspide de ellas y él debía llevarse el premio al idiota del año.

— A mí no me engañas, Saga. Sé que no me miras a los ojos cuando ocultas algo— recriminó con un tono de voz más alto al del que usualmente usaba— ya va un mes de que estás así, te encierras en tu habitación, me evitas, ni si quiera hemos compartido una comida, dime que debo hacer para que todo vuelva a ser como antes— el caballero de leo mostró un  rostro de exasperación que el más joven nunca había conocido, se hubiese sorprendido aún más de la reacción del castaño si tan sólo él en su interior no estuviese de la misma forma.

Existen muchas cosas positivas de ser géminis, versatilidad, comunicación, astucia, dualidad, pero también habías cosas negativas, como la que estaba a punto de ocurrir en cuando la inseguridad, el miedo, la rabia, tristeza se juntaban después de ser acalladas por mucho tiempo, una explosión colosal y eso era una de las peores cosas que podía tener un géminis.

— ¡Me besaste y luego hiciste como que nada hubiese ocurrido, me hablaste como siempre lo hacías y no has sido capaz de aclarar nada de ese momento, estoy molesto, tengo pena y miedo! — las cosas del templo comenzaron a temblar mientras un brillo dorado envolvía a Saga— ¡Amo ser tu hijo, ser parte de esta familia, creí que si dejaba mis sentimientos en el fondo de mí corazón y sólo era tu pequeño todo estaría bien! Pero no puedo papá…. no puedo y no entiendo cómo puedo querer ser tu hijo, pero al mismo tiempo quiero que me vuelvas a besar, no lo entiendo— el lugar seguía temblando los vasos se rompían mientras las lágrimas caían una tras otra de los verdeazulados ojos de Saga.

Aioria no pudo decir nada, estaba paralizado por el cosmos de Saga, por el hermoso color dorado que brillaba de él, estaba paralizado por el dolor en su pecho, paralizado por ser el causante de aquel dolor en el rostro de su hijo, él se había prometido ser su héroe, él sería el que se encargaría de que a saga nada lo dañara, pero resultó él único capaz de dañar a su adorado hijo.

 

 

 

 


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