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A lo que estaré dispuesto por ti por AsamiYang

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Notas del capitulo:

I'm Back!!! Y esta serie volverá a tomar su ritmo. 

Tuve un fuerte block por lo cual no sabía qué hacer, y nuevamente la imaginación vino a llenarme el espíritu vacío y pude por fin continuar esta historia, la cual pienso terminar sí o sí. 

Sin más!! 

Ah si... Viewfinder no me pertenece (Deseos de toda fujoshi...). La historia le pertenece a su respectiva creadora Ayame Ayano-sama. 

Ahora sí... Andando!!!! 

Seven Years Later…

Liu Fei-Long ha estado últimamente bastante bien y a la vez no. Han pasado 7 largos años después de los antecedentes que ocurrieron con Asami y Akihito quien “por milagro” había sobrevivido a la explosión en el tren, luego de que Sakura haya logrado romper una ventana y por la velocidad, lanzar a Akihito por un río antes de que él explotara justamente después de haberlo atravesado.

Y él ahí, luego de haberse cumplido 7 años de ese accidente, mirando unas cartas que Kudora le había enviado con las últimas pistas de su investigación en cuanto al caso; y que no dudaría mucho para que Mickhail las viera cuando llegara de su salida a la dulcería con su pequeña princesa Liu-Mei Arbatov de 7 años. Justamente ellos estaban entrando por las puertas principales de la gran mansión a las afueras de Hong-Kong, donde los tres vivían en seguridad y en harmonía para que su princesa creciera como un verdadero ser humano, ya que podía asistir tranquilamente a la escuela, compartir con amigos e incluso tener actividades que todo niño normal quisiera, como colorear, tener talleres de baile o pintura, e incluso hacer galletas con sus padres (porque sí, ella y sus pequeños caprichos de su “madre” los convence de hacer galletas todos los domingos, si sus padres están disponibles).

No hubo mejor regalo que ese para el chino, el haber podido dar vida a una hermosa flor luego de la catástrofe y abismo en dónde su amigo se había enterrado sin saber. Liu-Mei, era una pequeña muy lista, hábil y audaz para lo que quiere, sin hacer daño ni molestar a nadie; tampoco perjudica a sus padres y obedece a todo lo que se le pide sin protesta ni descontento, siempre sabiendo que todo se le hacía por su bienestar y seguridad. Amaba a sus padres y a todos los que trabajaban en casa. Su mejor amigo era Tao y además adoraba tener noches de pijama da con él cuando sus padres no estaban o tenían negocios u otros trabajos por hacer, porque lo entendía; ella sabía que sus padres tenían mucho trabajo. Más nunca le interesaría (por el momento) saber en qué trabajaban sus padres precisamente para viajar tanto, incluso molestarse a veces entre ellos o dar órdenes a diestra y siniestra.

Y estaba mejor así.

Unos toques en la puerta y el haber sido abierta sin una permisión otorgada, no hizo enfadar a Fei-Long, al contrario, solo lo hizo sonreír bellamente al encontrarse a su esposo a su princesa corriendo para llegar a su lado y caer sobre sus piernas. Su mano derecha estaba ocupada con una bolsa llena de caramelos de menta como le encantan.

Él la cargó y la llenó de besos por todo su tierno rostro, y la arropó en un enorme abrazo, abrazo cual le hizo sentirse en paz entre tanta tormenta y enemigos.

Fei-Long temía por su princesa, tanto que la mansión era el cuádruple de protegida, con guardias que supervisaban cada esquina, cada rincón, cada centímetro; incluso muchos vigilaban la escuela privada a donde iba (idea de Fei-Long aún con las discusiones del ruso), sus pequeñas salidas al parque, al cine y a donde ella se le antojara si sus papás no estaban en casa para acompañarla.

-Mi bella princesa. ¿Cómo te fue en la escuela?

-Hoy me fue súper bien papi. Hoy hicimos una competencia en deportes y fui primera. A la profesora Mei le encantan mis dibujos y recité mis poesías sin problemas y sin errores. Tuve una magnífica calificación en mi prueba de mandarín y matemáticas. –Enumeró la menor con mucha emoción, claro antes de olvidar un detalle. –Y papá me fue a buscar para ir por un helado de menta!

-Por algo la tardanza…. –El chino encarnó una de sus cejas con una sonrisa.

La pequeña se encogió de hombros, como si iba a ser regañada, por lo que su “madre” solo se echó a reír un poco por la reacción del menor.

-Tranquila princesa, no te pongas así, aunque estoy algo molesto con tu papá porque fueron ustedes dos sin decirme, y no me trajeron.

-Pégale con el abanico de nuevo por malo!

Mickhail tragó en seco y cruzó los brazos, su hija era igual de mala que su mamá de vez en cuando, y “pegar con el abanico”, no eran buenas noticias para él.

-Ya compré uno nuevo, rompí el anterior la semana pasada cuando te llevó al cine, y olvidó que teníamos que salir juntos.

-Tú me dijiste que podía ir.

-Ir a donde, baboso? Yo no te dije nada, a que estabas tomado!

-No discutiremos eso delante de la princesa.

-No, papá. Mamá te tiene que corregir por tus travesuras!

-Mocosa apoyadora! No!

Tanto la pequeña como Fei-Long solo rieron, y el ruso solamente bufó, y se recargó del escritorio para admirar las bellezas que tenía como una harmoniosa familia. Porque si, ellos eran una harmoniosa y feliz familia a pesar de sus “actividades” tanto legales como negras. Sus máscaras de malvados y crueles mafiosos se desaparecían desde que apareció Liu-Mei a sus vidas. Y no podían estar más que felices con ellos.

-Princesa.  –Llamó Fei, a lo que la niña, se sentó sobre sus piernas. –Tienes tareas para hoy?

-Si mamá, aunque solo algunas.

-Tao va a acompañarte en tus tareas y el resto de tus actividades por hoy. Tu papá y yo tenemos unas pequeñas cosas que arreglar, por lo que tendremos que salir esta noche.

-Tao se puede quedar a dormir conmigo?

-Por supuesto princesa. Le diré a las criadas que preparen una rica cena para su pijamada.

La nena gritó de felicidad y besó la mejilla de su madre, antes de bajarse de sus piernas e ir a los brazos de su papá, quien también besó su mejilla y abrazó con todas sus fuerzas.

-Báñate bien princesa.

-Hasta luego papás!!!

La nena se despidió y cerró la puerta tras ella sin hacer escándalo, así correr por los pasillos intrépidamente hasta su habitación, por lo que la pareja de casados quedó en un cómodo silencio por varios segundos, mirando cada uno al vacío para perderse en sus pensamientos por poco tiempo y volver a la realidad, y dar con lo que tenían que discutir a continuación…

-7 años… -Dice Fei-Long para romper ese corto silencio, antes de pararse e ir al gran ventanal que tenía tras él. El ruso se le quedó viendo con algo de pesar, calma y al mismo tiempo angustia. –Siete años en lo cual solo engañamos a Asami…

-Por el momento, Asami de una forma u otra sabe bien cuidarse las espaldas con Kirishima y al mismo tiempo (y de forma indirecta) nosotros. Nada de su imperio se ha desmoronado, y su “esposo” al parecer no quiere moverse a su gusto, sin que Asami le eche el ojo encima.

-Pero… -Fei Long se volteó a verle, con tristeza profunda; más Mickhail le había interrumpido de golpe.

-No podemos hacer nada… Kudora dijo que no podíamos hacer nada indirecto sin que él lo sepa. –Suspiró y se puso de pie, caminando en dirección a su esposo, y una de sus manos se posó sobre su cintura, la otra sobre su lisa y hermosa melena azabache bien cuidada.

Los ojos del chino parecían querer explotar y demostrarle al mundo la impotencia por su amigo, socio, colega… Y por lo que Takaba había hecho… Casi eran hasta “hermanos”. Le dolía tanto haber contribuido con Kudora Shinji de mala voluntad para salvar su vida. Pero sin importar la opción, Asami estaba en peligro con ese “Asami Akihito” durmiendo con él, mismo techo, en la misma cama.

-Entiendo tu frustración, y yo también estoy así como tú. Pero recuerda que él dijo que era lo mejor. Porque cuando él quiso en ir en busca de respuestas, él lo había amenazado con matarlo, con decirle que “él de una forma logró salvarse”

El chino bajó su cabeza para mirar el pecho de su esposo, perdiéndose en el vacío para recordar esa excusa barata con la que salió.

“Sakura sacó un arma con balas RIP, y disparó a uno de los vidrios para destrozarlo, y antes de que ocurriera la explosión, ella me lanzó y caí por un río. Estuve inconsciente y fue a la mañana siguiente que Kudora-san me encontró a la orilla, no muy lejos del puente. Al final, ella se sacrificó para salvarme” 

Él tembló levemente y con sus manos hecha puños sobre el pecho de su esposo, empezó a temblar de ira, de impotencia por no poder hacer nada. Recordó bien el por qué, ellos tampoco podían hacer nada.

Cuando ellos fueron a verse con Kudora en Tokyo, este los esperaba con ese “Akihito” herido de “gravedad” en un hotel privado, y les dijo la situación.  Ellos también estaban siendo “vigilados” por el joven canadiense disfrazado del rubio ceniza, con tal de que ellos de alguna forma u otra no intervinieran en sus planes de destrozar el imperio del Asami restante.

Con Sakura muerta, tendría muchas más dificultades de acabar con el imperio ya que la menor tenía una serie de “tres comandos” que tomaban cartas en el asunto en caso de que ella abandonara este mundo. Los comandos se dedicaban a administrar a cada uno de sus negocios y problemas; y al mismo tiempo ellos tenían la misión de entrenar al próximo “sucesor” del imperio, que de alguna manera o de otra, seguiría en pie y avanzando hasta cumplir todos sus objetivos. Dos de los tres comandos eran sus fieles asistentes. Manuel Jiménez y Ricardo Miller. Mas el tercero era un sujeto con una identidad bastante peculiar, y no todo el mundo lo conoce.

Esa parte para el canadiense, sería mucho más difícil. Porque Sakura, era una maldita desgraciada que estaba preparada para ABSOLUTAMENTE TODO.

La puerta fue tocada suavemente, interrumpiendo el ambiente triste que daban ellos dos a toda la oficina del chino; quien este último se separó levemente de su esposo y le invitó a tomar asiento.

-Adelante. –Dijo el hombre para tomar asiento con desdén, con esa mirada tan… Dolorosa.

-Con permiso, Fei-Long-sama. –Interrumpió una de las sirvientas, haciendo al mismo tiempo una reverencia.

-Sucede algo? –Preguntó el hombre con una mirada que emanaba cansancio y tristeza, que pareció preocupar a la mujer, ya que ella estaba acostumbrada a verlo más o menos serio. Pero con su matrimonio con el ruso y la pequeña Liu-Mei; su actitud ya no era la misma, y era una bella forma de ser.

-Si. El inspector japonés, Kurora Shinji se encuentra en la entrada de la casa.

Un tic en la frente del chino se hizo presente y se incorporó con rapidez y torpeza, sin comprender muy bien el por qué Shinji se encontraba ahí, y por qué no lo sabía.

-Shinji….? –Preguntó sin entender nada, y entonces miró el semblante calmado de Mickhail y supo que esto era obra suya. ¿Por qué no le había dicho que el amigo de Asami le visitaría? No se iba a quedar con la duda. –Por favor, hazlo pasar aquí inmediatamente.

-A sus órdenes, señor. –Dijo la mujer antes de cerrar la puerta, e ir a toda prisa a la entrada para buscar al detective y amigo de Ryuichi.

El joven frunció el ceño y fulminó con la mirada al ruso, quien por primera vez, parecía divertido.

-¿Me puedes decir, qué hace él aquí, y por qué tu no me lo dijiste, maldito imbécil?

Mickhail se puso a reír mientras tomaba su celular.

-Ya verás. Todo se lo preguntarás a él, ya que yo tampoco sé nada.

-Pero cómo vino?

-Obviamente yo lo mandé a buscar con mis subordinados a Hokkaido. Ya que allá no habría sospecha del mocoso mañoso ese, de que Kudora está “libre” de vigilancia y fuera de Tokyo no tiene poder para someterlo.

¿Cómo era que no sabía eso?

-Se puede saber, qué está pasando aquí, Mickhail?!

-Ya vas a ver…

El chino no preguntó más, y solamente observó ansioso la puerta de su oficina con tal de ver a Kudora pasar y responder sus dudas. ¿Cómo que quedó libre? ¿Cómo pasó todo? ¿Para qué vino a Hong-Kong? Tantas eran las dudas que movía el pie indiscretamente con inquietud y excitación. El ruso lo notó, y solamente suspiró.

La puerta fue tocada después de un minuto aproximadamente, Fei dijo rápidamente que pasen, y por fin, vio al detective pasar, con una de sus más caras vestimentas, bien portado, elegante y serio, tal como ellos lo conocen desde hace años.

-Buenas tardes. –Saludó tan cortés como siempre, a lo que ambos de pie, saludaron de la misma manera al visitante. –Lamento mucho que haya llegado así de repente, pero era de extrema urgencia que viniera a verlos a ambos.

-Nos alegra que hayas llegado sano y salvo hasta acá, Kudora.

-Por favor toma asiento. –Pidió el chino antes de tomar asiento, y con unas gracias de parte del japonés, este se sentó al lado de Mickhail, para quedar frente a frente al él. –Dinos, qué es tan urgente que tuvieras que vernos.

-Es… Algo sumamente impresionante. 

Dijo mientras sacaba de su maletín un ordenador y lo encendía rápidamente para abrir los documentos y videos indicados.

Fei estaba impaciente y desesperado.

-Cómo… Cómo te liberaste de la vigilancia?

Los dos ahora miraban expectantes al japonés, que empezó a explicar los hechos.

-Verán. Hace dos semanas, en mi departamento recibí una llamada de un número privado. Pero reconocí la voz del interlocutor y descubrí que era Manuel Jiménez, la mano izquierda de la “fallecida Asami Sakura”. –Pausó unos segundos, y continuó. –Él me había preguntado si todo iba bien, a lo que yo le dije que sí, que todo estaba bien. Más él dijo que sabían que yo estaba siendo vigilado por los hombres del canadiense, con tal de que mis investigaciones en cuanto al caso del atentado contra el tren de hace siete años que arrebató la vida de Asami Akihito y Asami Sakura, no llegasen a otros oídos o que nunca salieran de mi boca. –Volvió a pausar y apoyó sus manos sobre el escritorio del chino, mirando la pulida madera perdidamente. –Me dijo que solamente me encerrara en el baño por dos minutos y contando, y comenzó un tiroteo silencioso que no duró mucho. Ese hombre me volvió a decir que yodo ya estaba en orden y que ningún hombre de ese tipo me vigilaría nunca más. Que estaba a salvo y que ya podía darles a ustedes estas informaciones.

Ante el relato resumido por parte del japonés, ambos mafiosos quedaron con la boca abierta, entendiendo claramente la historia, más pareciendo increíble. Por qué los hombres de Sakura habían hecho tal movimiento?

-Los hombres de Sakura?

-Si. Me dijo solamente que el nuevo protegido y heredero del imperio de la hermana menor de Ryuichi, ya está en movimiento, listo para sacar con sus más simples y buenas cartas, a esa plaga peligrosa. Se comunicará con nosotros después para conocer el plan, para que podamos colaborar con él.

Qué estaba pasando?

Fei Long quería respuestas, pero al parecer no las tendría todas de una sola cachetada. Todo a su paso.

-Entonces… Qué es lo que nos traes.

-Si. He traído la autopsia oficial de los hechos, y todas las pistas que logré recolectar antes de ser interceptado por el canadiense para guardar silencio.

-Cuéntanos.

-Verán.

“En las cámaras de seguridad que fueron manipuladas por los  implicados en el ataque, se pudieron ver a las dos víctimas principales hablar, y luego Takaba recibió un ramo de rosas blancas, por parte de un pasajero que estaba en los últimos vagones del tren. Después de eso no se supo que pasó, ya que las cámaras de los otros vagones estaban inutilizables… O estaban bloqueadas… No se sabe muy bien, por lo que no sabemos que pasó en dichos vagones. Sin embargo, veinte minutos después, ambos regresaron corriendo a sus lugares y recogieron sus maletas, dispuestos a todo para salir.

Por las imágenes que ví y que guardé en el ordenador, ellos parecían discutir desesperadamente en busca de una solución o algo. Fue entonces que ella tomó un bolso de plástico de su cartera y entró unas cuantas cosas. De ahí sacó un arma y le disparó a una de las ventanas situadas a la izquierda.  Con el vidrio roto y unas cuantas patadas, ella disparó.

Takaba parecía arrepentirse y dar marcha atrás con miedo y desesperación, por lo que ella al parecer le dijo un par de cosas, que terminaron por convencerlo… Y después de ahí, ambos saltaron del tren”.

Lo contado por el japonés, fue visto claramente en video por las cámaras de seguridad del vagón antes de la explosión. Si bien, las imágenes fueron manipuladas por los hombres del canadiense con tal de que nadie lograse ver la realidad. Sin embargo Kudora logró encontrar los verdaderos ficheros y guardarlos. Los canadienses se habían enterado de ello y pusieron altamente los ojos en Shinji, por lo cual nunca pudo decir la verdad.

En completo shock por lo visto, el Fei-Long había tenido un pequeño mareo, por lo que fue socorrido por su esposo, quien estaba igual de espantado y sin poder tragar bien la noticia.

-E-Ellos… Ellos dos saltaron. –Dijo Fei perdido en el vacío, temblando de terror por haber esperado lo peor, y que en verdad ellos si hubieran muerto por no haber escapado a tiempo de la intensidad de la explosión, la velocidad también contaba y muchos más obstáculos. ¿Cayeron en el río? ¿Y si cayeron en tierra y ambos murieron por el impacto?
 
-Si, al parecer ellos lograron escapar segundos antes de la explosión. Más no sabemos nada de ellos hasta ahora. Sin embargo, traigo la autopsia real de los hechos.  –Dijo Shinji, mostrando una hoja de papel que terminó en manos de Mickhail y que leyó con mucha atención, en total impresión por los descubierto, se la pasa a su esposo que parecía estar más o menos en tierra firme y sobre sus cabales. Aún en shock, y que al menos logró leer.

-De los 172 pasajeros incluyendo la tripulación y servicios, se confirmó la muerte de 6 hombres, con edades entre 26 a 34 años por… ¿Veneno?

-Esos eran los hombres de Asami que acompañaron a ambos chicos en su viaje. Al parecer no estaban en el mismo vagón, y que fueron envenenados antes de la explosión. –Explica Shinji rápidamente.

Liu siguió leyendo con mucha atención.

-Habían bombas de largo alcance y potencia situadas debajo de todos los asientos del tren, sin importar el vagón. Un total de 458 bombas instaladas en el tren.

Siguió leyendo, algunas frases las decía en voz alta y las demás en silencio, siendo claramente observado por su esposo y visitante, que eran espectadores de sus bellas facciones emanando tristeza, sorpresa, ira… Todo en una sola cara y expresión… que parecía ser indefinida.

-De todos los pasajeros…. 5 están… ¿Desaparecidos?

-Como vimos en el video, 2 de ellos son Asami Sakura y Takaba Akihito. Sin embargo desconocemos la identidad de los otros 3 pasajeros. No puedo dar acusaciones a la ligera… Pero supongo que uno de ellos pudo ser el verdadero canadiense.  –Comentó, cruzando los brazos. –No estoy seguro de quienes pueden ser los otros dos, pero podemos estar seguros que esos dos pueden formar parte de los hombres de ese desgraciado.

-No obtuviste la confirmación de los que abordaron el tren?

-La lista desapareció de la nada… Ni yo mismo pude recuperarla o encontrar al menos una pista de ella. Solo… Desapareció.

Y una vez reinó el silencio en aquella oficina, un silencio tan incómodo que tenía de mala forma al ruso, quien solo observaba con preocupación a su amor, quien estaba dolido por Akihito, ese ángel que pudo conducirlo a un camino correcto y lleno de bondad, que consideró de verdad a un amigo y confidente; cual lloró el día que se declaró “su muerte” así como la de la prima de Ryuichi, quien conoció y logró dar con ella en algunas ocasiones.

Se puso de pie, y caminó hasta su gran ventanal que daba una bella vista de su bosque, y de lejos la ciudad. Cruzó los brazos y miró tristemente el cielo, buscando ansiosamente una señal… Un señal de que…

“Por favor… Que estés con vida… Takaba Akihito…”
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La noche cayó en la bella ciudad de Hong-Kong.

Kudora cayó rendido en la cama de aquel hotel financiado por el mafioso de origen ruso. Obviamente seguro y vigilado por si enemigos o el canadiense mismo, fueran tras él. Más por el momento todo parecía ir en orden.

Él a penas se había dado un baño de agua helada para relajarse y poder pensar bien en las cosas. De atar cabos sueltos, de encontrar pistas, respuestas a sus mil y un preguntas que parecían inundar su mente.

-Aún hay demasiadas cosas que quiero saber… Y por ninguna culata de mierda, llego a encontrar alguna respuesta o pista.

Más su celular sonó, interrumpiendo su martirio mental para contestar de mala gana. El número era desconocido.

-Habla Kudora Shinji…

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Rio de Janeiro – Brasil. 20:29

La bella ciudad de la samba celebraba uno de sus más grandes eventos en carnaval. Miles de colores, música, bailes, disfraces, personas… DE TODO; relucían en toda la ciudad, divirtiendo a todos sus espectadores. Muchos de esos espectadores eran de origen extranjero, que venían de los cuatro lados del mundo para disfrutar de la maravillosa experiencia, para abandonar un poco la rutina, compartir y gozar un poco con la tan buena vibra que te daba la ciudad.

Muchos hombres y mujeres desfilaban, con sus propias bandas de música tradicional que emanan una maravillosa armonía que resultaba hasta ser contagiosa. Niños y hasta personas muy mayores, parecían haberlo dejado todo para convivir en un momento único como lo propone Brasil cada año con su estupendo y único carnaval.

Pero, no muy lejos de ahí, se encontraba un enorme edificio, casi rascacielos; de más de 60 pisos y una estructura única. Tal estructura parecía tan bien hecha y pulcra que era simplemente fácil de criticar como una lujosa tanto por dentro como por fuera. Y a pesar de ser un día feriado en toda la ciudad, todas las luces de dicho edificios estaban encendidas, por lo que no había que ser un adivino en que, mucha gente aún trabajaba hasta cierta hora.

Y justamente en una de esas oficinas (siendo exactamente la última) se cerraba un acuerdo muy importante de negocios. La oficina era muy elegante y moderna, con muebles bastante lujosos y hechos a deseo y voluntad del dueño de aquel edificio, quien estaba sentado en su lujoso escritorio, de un material desconocido pero no era muy difícil criticar y decir que era sumamente costoso. Al frente de ese hombre, se encontraba otro más robusto y mayor de al menos unos 50 o 60 años.

Ambos sonreían complacidos por el negocio cerrado con partes beneficiosas para los dos (más para el hombre mucho más joven sentado en el escritorio), y compartían uno de los vinos más caros y conocidos de toda América del Sur para celebrar el reciente acuerdo firmado por ambas partes.

-Entonces, joven Miller. Usted solamente tiene 30 años?

El mencionado solamente se rio un poco antes de contestar. –Sí, tengo solamente 30 años de edad.

-Siendo tan joven, usted ha manejado con excelencia negocios tan complicados.

-Digamos que necesité… Algo de entrenamiento rápido y eficaz para continuar los negocios –Comentó con una risilla mientras sus hermosos ojos azul metálico miraban el techo al recordar los estudios y entrenamiento dados, para llegar justamente hasta donde él estaba en esos momentos. Su mano se desplazó hasta su cabello negro azabache peinado de una forma rebelde pero hermosa y fascinante a los ojos de cualquier hombre o mujer; se rascó por unos momentos y volvió a dejar la mano sobre el escritorio, y sus orbes de desplazaron nuevamente hasta el señor Williams.

-Es fascinante…

-Lo sé. Pero todo tiene un propósito… América sin alguien al mando, no es américa.

-Aun así. Su reina anterior mantuvo todo con suma delicadeza y responsabilidad, con máxima dedicación y empeño, y las mafias solamente se arrodillaban a sus pies.

-Mi protectora y “progenitora” lo hizo todo para mantener América en una sola dirección.

-Y debes estar orgulloso.

El joven solamente sonrió, cerró sus ojos y los entreabrió, y esa hermosa mirada se fijó en la mesa con algunos papeles, teléfono, lámpara, una computadora de escritorio y más; más él no las miraba necesariamente para concentrarse en lo que pensaba. Estaba algo nostálgico al tocar aquel tema, en el cual su progenitora, guardiana y protectora ya no estaba. Extrañaba tanto a su presencia… Su cariño… Sus consejos…

Extrañaba tanto a Asami Sakura.

El señor Williams, notó la tristeza en los ojos de su único protegido, quien luego de 7 largos años, reemplazó y ahora es el nuevo rey de América y el Caribe. Se sintió algo culpable y muy mal al tocar aquel tema sumamente delicado, ya que él era algo susceptible a ese tema… A ese nombre… A su pasado…

-Ella de seguro estará orgullosa de mí, porque para algo yo acepté ser su protegido, su “hijo”. –Entonces él le miró. –Acepté caminar y seguir sus pasos, sabiendo que todo lo que hacía tanto para el bien se daba para el mal por igual. Y sin importarme nada aquí estoy, luego de su muerte injusta, lo di todo y sin importar la tortura, el dolor y el sufrimiento; dirijo con honor su legado. Y eso es lo que ella querría de mí, poder continuarlo todo y seguir adelante.

William sonrió satisfecho con su respuesta. Sakura había entrenado y encontrado al reemplazante perfecto para continuar el legado de los Asami.

-Y de seguro, donde quiera que esté, ella estará orgulloso.

Miller sonrió. –Muchas gracias.

La conversación continuó por veinte minutos de cosas triviales, como de negocios, números y más. Incluso hablaron de posibles alianzas futuras que podrían servirles. Y además, él le contó un pequeño “detalle” que le serviría tanto, que se lo agradeció el cuádruple.

Hasta que llegó la hora de despedirse.

-Bueno. Señor Jayden Miller. Creo que es mejor que me retire ya. El vino ha sido el más delicioso que he probado en toda mi vida. –El señor se puso de pie.

El muchacho de 30 años sonrió. Si… Muchacho, porque a pesar de su edad madura, parecía solamente un niño en sus 23 años.

-Entiendo. Y todo fue con mucho gusto. Irá con su familia al carnaval? Esta noche la fiesta estará en su máximo y mayor esplendor.

-Se lo prometí a mi hija. Hoy es su cumpleaños número 11 y su deseo siempre fue poder disfrutar de un carnaval en Río de Janeiro.

El muchacho se rio y se puso de pie.

-Oh! Sería de mucha cortesía que le felicitara y que tenga un estupendo cumpleaños de mi parte. Ella disfrutará mucho del carnaval esta noche. Será la fiesta más grande de la temporada.

-Es cierto? Entonces hasta yo me daré mi regalada y gozaré de esta noche como un muchachito de veinte.

Y rieron a la vez, sin más por el tan raro “chiste”.

Sin embargo, cuando el hombre abrió sus ojos al cerrarlos cuando se echó a reír, se dio cuenta que tras la silueta del joven Jayden Miller se encontraba un balcón con acceso al mirador y disfrutar de toda la ciudad. Pero él no se fijaba específicamente en el espacio y la vista. Si no, en la “personita” que estaba sentada.

Estaba de espaldas y parecía ser una pequeña infante que se limitaba a tener al máximo 10 años o menos, ya que no distinguía su tamaño por estar sentada en el suelo. Estaba sobre unos cómodos cojines con algunas botanas y bebidas al lado y parecía estar completamente centrada en el espectáculo que se daba en el centro de la ciudad. Al lado de ella, habían unas muletas que descansaban para poder caminar, al parecer ella estaba herida.

Williams sintió su curiosidad a tope.

-Disculpe, señor Miller.

-Adelante. –Comenta el menor sonriente.

-Espero que usted no se moleste. Pero siento una infinita curiosidad por saber quién es esa pequeña jovencita, la cual ignoraba completamente su presencia aquí.

-Oh? El azabache de ojos metálicos y extraños miró detrás de él y miró a la pequeña quien sin saber que hablaban ahora de ella, seguía ignorando completamente su panorama y solo miraba atentamente el carnaval. Jayden sonrió maravillado. –Esa preciosura que está ahí lo es todo… Es mi reina, mi emperatriz, mi vida y razón de existir… Ella significa mi presente, mi pasado y mi futuro… Ella es mi musa, mi amada, mi amiga y todo…

Ella… Es mi hija…

Williams estaba impresionado al escuchar todos los elogios para esa pequeña, quien no miraba a nadie aún. Más sonrió.

-Tantos elogios me son más que suficientes para saber y seguir creyendo que esa pequeña… Lo es todo para usted ahora.

-Si… Y no hay nada más que necesite a parte de ella. –Mintió…. Faltaba alguien más.

-Entiendo.

Y entonces, luego de un apretón de manos, el señor se despidió de él y por fin se retiró, obviamente él le acompañó hasta la puerta con una maravillosa sonrisa que le caracterizaba. Cuando cerró por fin la puerta él suspiró fuertemente, y esa bella sonrisa que adornaba su rostro, desapareció por arte de magia, y ese par de orbes metálicos se afiló como los de un asesino a suelto, sádico y terrible hombre… Que daba miedo y terror de afrontar.

Él tomó su celular, guardado al interior de su saco y marcó al número de uno de sus asistentes.

Un timbre bastó para que su fiel asistente respondiera.

-Manuel. –Llamó. –Necesito que mandes a unos cuantos hombres a vigilar de cerca a nuestro nuevo socio. Veremos que tal fiel y leal será a mí al darle una información tan vital… Que por desgracia, pondrá en riesgo la vida de su propia familia… Gracias, es todo por hoy.

Y colgó, acercándose a su escritorio para abandonar su celular, y por fin ir al balcón para acompañar a una de sus más grandes razones de ser.

La pequeña ni se inmutó a verle, porque no quería perderse del espectáculo.

-Mi reina…

-Papi… Siéntate conmigo y miremos el carnaval juntos.

Él aceptó y se sentó a su lado para acompañar a su bella hija. 

Notas finales:

Les gustó? Me odian?! Mátenme!!! 

Pero yo no puedo dejar de agradecerles estas 4k de lecturas que tengo en esta historia. Se los agradezco muchísimo, y con más ánimos me dan para seguir escribiéndola. 

Una vez terminada esta historia en esta plataforma, la llevaré a Wattpad. Aunque sé que muchas lectoras han encontrado la historia en Wattpad, les pido que se centren en leerla aquí hasta el final. 

Ahora sí. Chao chao!!! 


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