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El amor no tiene forma por sharedey

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Podía sentir el frío de aquella obscuridad, mientras trataba de hallar la luz que lo guiara a salir de ahí — ¿en dónde estaba?—, se preguntaba insistente, y es que por más que intentaba no lograba recordar lo que sucedió; por instinto tocó su frente y tomó asiento pesadamente, intentando rebuscar en sus recuerdos, observó lo acontecido este último mes. Desde la noche que conoció a Yuuri, hasta el instante en que descubrió lo que el japonés le había escondido: su compromiso permanente con Víctor. Solo ahora entendía que fue precisamente en aquel momento que su mundo comenzó a venirse abajo. 
 
Tenía tantos sentimientos enredados que lo confundían; la amargura de esperar a un hijo que no conocería jamás, de no saber por qué dolía saber que aquel alpha al que se entregó por vez primera estaba casado, de no entender por qué le irritaba recordar a Yuuri siendo besado por aquel hombre y, de no querer que el tiempo pase más en aquel momento; si tan solo el reloj se detuviera por un instante, quizá podría permanecer en aquella oscuridad por más tiempo, siendo ajeno a la realidad, aquella que no le permitía permanecer en paz.
 
Sin embargo el destino era cruel con él y ningún deseo le era concedido. El tiempo no se detenía y sentía cómo la realidad volvía lentamente.
 
………………..
 
El reloj marcaba las 12:06 am.
 
El japonés permanecía sentado a un lado de aquella cama mirando preocupado al chico que reposaba en ella, Yuri había se desvanecido sin motivo aparente y lo único que pudo hacer fue llevarlo en brazos a su ahora habitación.
 
Esta situación se ponía cada vez más estresante, sabía que lo correcto y sensato era llamar a un médico para que lo atendiera, pero… no podía hacerlo por protección al menor. Se suponía que Yuri accedió al trato de Víctor porque temía por las represalias de su familia y prometido, y si había hecho aquello, era evidente que fue porque temía de lo que esas personas podrían hacerle u obligarlo a hacer.
 
Las leyes son las leyes y llamar a un doctor sería lo mismo que entregarlo a los verdugos.
 
Intentó tranquilizarse y manejar la situación. Según lo poco que entendía,  eran normales los mareos y desmayos durante el embarazo, pero no sabía la magnitud que estos debían tener. Yuri llevaba inconsciente ya casi una hora y aun cuando no tenía fiebre y no mostraba otro síntoma alarmante a parte de no despertar, no podía sentirse tranquilo.
 
Suspiró. Últimamente se la pasaba mucho tiempo haciendo eso, suspirando por la pena y la impotencia que sentía; si al menos pudiera hacer algo para que el omega tuviera un poco de tranquilidad en aquel lugar, tal vez podría estar un poco más aliviado, pues entendía que no debía ser nada fácil para el menor cambiar toda su vida de manera tan drástica, y más por tener que permanecer encerrado en un lugar donde ni siquiera se sentía cómodo.   
 
Sin proponérselo, tomó el celular que se encontraba encima de la mesa de noche y comenzó a indagar. Era consciente de que ese aparato no era suyo, pero su instinto le dictaba que buscara algo en él, cualquier cosa, incluso si no tenía idea del qué.
 
Comenzó por los números telefónicos, no eran muchos, apenas tenía seis personas agregadas, por lo que confirmaba lo que ya intuía; Yuri no era alguien a quien le gustara tener muchos amigos, al ir bajando pudo encontrar un nombre que se le hizo familiar, “Minami”, y al ver el historial de llamadas pudo saber que le había marcado el día anterior… para que Yuri lo llamara en su situación actual, aquella persona debía ser alguien que ganó toda su confianza.
 
Ahora que lo recordaba, Minami también era el nombre del chico que lo había ayudado a encontrarse con el omega nuevamente. Si no fuera por la información que le brindó aquella noche, muy probablemente Yuri se habría marchado sin decirle nada y, quizá  no hubiera podido encontrarlo o hubiese sido muy tarde cuando lo hiciera.
Tal vez en verdad no era una mala idea si permitía que Yuri se mantuviera en contacto con ese chico, incluso si lo pensaba bien, no era imprudente el permitir que viniera, con un amigo cerca quizá el menor podría sentirse más tranquilo.
 
Quién sabe, incluso aquel chico al ser un omega podría ayudarlos a manejar mejor el estado actual de Yuri… cabría la posibilidad así que, con ese pensamiento, rápidamente tomó una hoja de la agenda que solía guardar en el cajón junto a un bolígrafo y anotó el número de contacto, luego guardó la hoja doblada en el bolsillo y se dispuso a regresar todo a su lugar. 
 
Fue a penas en ese instante que se encontró con el portarretratos que al parecer alguien había guardado allí, en él se encontraba la foto de él junto a su difunta mascota Makkachin y Víctor; esa foto la habían tomado en Japón el día en que decidieron mudarse y vivir en Rusia, hace ya cinco años, cuando apenas comenzaban una vida juntos. 
 
Eran lejanos recuerdos. 
 
—Se ven felices allí…— escuchó de pronto la tenue voz del menor, haciendo que dejara a un lado aquel objeto y le prestara su total atención.
 
—Yuri, ¿ya te sientes mejor?— preguntó todavía preocupado, mientras tocaba la frente del rubio para asegurarse una vez más de que no tuviera fiebre —te desvaneciste de pronto, me asustaste— continuó al tiempo que el menor alejaba su mano.
 
—Estoy bien, al parecer fue solo cansancio, no he dormido bien las últimas noches así que no es de extrañar que cayera rendido…— respondió para luego intentar sentarse. Pero Yuuri lo detuvo.
 
—Es mejor que descanses…— aconsejó logrando que nuevamente el rubio lo apartara. 
 
—No necesito que cuides de mí, puedo hacerlo yo mismo…— dijo despectivo, luego se dispuso a quitar el cobertor que lo cubría e intentar ponerse de pie, algo que se le hizo imposible por el mareo que lo obligó a acostarse nuevamente. No lo entendía, nunca antes se había sentido tan debilitado.
 
Yuuri lo observó en silencio. No le extrañaba que el omega aun se mostrara enojado, pero no podía negar que aquella distancia que al parecer el rubio quería poner entre ellos lo lastimaba; sobretodo en un momento como aquel, en el que era más que evidente que Yuri no se encontraba bien.
 
—Aún es pronto, en tu estado el reposo es importante y...
 
—No actúes como si te importara…— lo interrumpió, logrando que luego de aquello reinara nuevamente el silencio entre los dos. 
 
El rubio cubrió su rostro con el brazo, esperando que de aquel modo el japonés entendiera que lo único que quería en ese momento era estar solo; no soportaba la presencia de Yuuri, no soportaba tener cerca a ese alpha, porque cada cosa, cada actitud de este, hacían nublar su juicio y no quería volver a equivocarse con él. 
 
Lo pudo ver antes de caer en aquella oscuridad, solo bastaba una disculpa del mayor para que él tuviera el deseo de olvidar todo lo que estaba viviendo por culpa de ese hombre. Casi podía sentirse como una marioneta, siendo esclavo de sus deseos. 
 
No era la primera vez. La noche que conoció a Yuuri pasó lo mismo, se entrego a él porque no pudo resistirse a su voz, a su tacto y a su olor; realmente fue difícil impedir que aquello se repitiera la segunda vez que ese alpha besó sus labios. Definitivamente Yuuri era un peligro para él, y por esa razón, era mejor mantener la distancia. 
 
El reloj continuó su curso y a pesar de que ninguno volvió a soltar una palabra, Yuuri permaneció en aquella habitación sentado en esa silla hasta el amanecer,  lo que de algún modo alegraba al rubio. Yuuri solo se marchó en el momento en el que Víctor llegó. 
 
Las siguientes dos semanas no fueron tan distintas. El rubio se había dispuesto a no salir de su habitación; después de todo, aquella pieza contaba con un pequeño balcón y un baño individual, y si no podía salir de aquella casa, poco sentido tenía salir de esa pieza pues no quería ver ni a Yuuri ni a Víctor, y saliendo, lo único que lograría sería encontrarse con ellos. 
 
Ahora mismo se hallaba sentado al lado de la ventana, observando la calle a través de la cortina; estaba nevando y por primera vez, se le hacía interesante jugar con esa nieve. Era tonto, más considerando que ni siquiera cuando era un niño se le había ocurrido hacer algo así; tal vez ahora lo deseaba porque sabía que no podía hacerlo, ¿por qué tenía la mala costumbre de gustar siempre de lo prohibido?
 
Respiró profundo, en verdad, se sentía un prisionero en esa casa, el poco tiempo que llevaba allí se le había hecho una eternidad.  
 
Tenía mareos, nauseas, malestares, debilidad física y mental, antojos que no podía cumplir y cada vez le costaba más saber cómo se sentía, su humor cambiaba mucho, más que antes. A veces estaba feliz por nada, otras le inundaba una profunda tristeza y algunas veces tenía ambos sentimientos a la vez. No podía comer algunas cosas como antes, ya que ahora le parecían horribles y,  no dejaba de sentirse preocupado por la fiebre y el dolor que tenía por las mañanas, ¿por qué nadie le había advertido que el embarazo era algo tan difícil?
 
Creía que lo peor de su situación, era la situación, podría sonar confuso pero no había margen de error; saber que esperaba una vida que ya cumplía un mes no le brindaba otra cosa más que infelicidad; si al menos pudiera hablar con el ser que se formaba en su interior, tal vez todo sería más llevadero, pero… no quería acostumbrarse, no quería tomar ningún afecto por esa criatura por miedo a sufrir cuando tenga que dejarla.
 
…….. 
 
Caminaba por el pasillo dispuesto a hablar con el menor, Víctor había salido para no regresar hasta muy tarde, así que sabía que quizá no tendría oportunidad mejor para conversar con Yuri, para que este dejara de mostrarse tan reacio con él.
 
No era nada saludable para el rubio el permanecer encerrado sin conversar con nadie, llevaba dos semanas en aquel estado y, no podía dejar que pasara más tiempo así; ni siquiera había podido preguntarle si deseaba la compañía de un amigo, o si había vuelto a decaer.
 
Era necesario que Yuri tuviera la asesoría de un médico, no entendía por qué Víctor evadía el tema cuando intentaba hablar de él, pero no podía descuidar al menor por mucho más tiempo, era totalmente inaceptable que hiciera aquello; aun cuando todavía no entendía cómo haría para que Yuri tuviera asistencia sin la posibilidad de ser descubierto.
 
Suspiró, para luego voltear hacía la habitación del omega ruso y tocar la puerta. Sabía que  el menor tan solo quitaría el seguro y esperaría a que dejara la comida o lo que fuera que llevara sobre la mesa y saliera de inmediato, como lo había estado haciendo hasta ahora, todos los días, mientras el rubio permanecía mirando en dirección a la pared, sin dirigirle la mirada o palabra alguna; quizá porque para el rubio las palabras sobraban y no tenía nada que decir.
 
Hasta ahora todo había sido monótono, no lo culpaba por odiarlo; aún así estaba dispuesto a que ese día fuera distinto. No lo entendía, pero… sentía que la distancia que el omega ponía entre ellos, dolía, dolía demasiado y solo quería que al menos el ruso rubio dejara de verlo y de tratarlo como si fuera su enemigo. 
 
De pronto escuchó cómo el seguro de la puerta fue quitado, y tal como lo supuso, Yuri volteó en dirección a la ventana y permaneció mirando a la calle completamente en silencio, esperando que el mayor hiciera lo que tuviera que hacer y se marchara, algo que esta vez no sucedería, pues al entrar, Yuuri cerró la puerta de golpe obligando al rubio a voltear. 
 
—Debemos hablar…— atinó a decir, antes de ver cómo Yuri volteaba nuevamente para ver la calle a través de la cortina.
 
— ¿Y sobre qué, según tú?— dijo serio al momento de colocar una mano sobre el ventanal —te disculpaste, ya hallamos la mejor solución para ustedes con respecto al problema del embarazo, accedí a sus generosas propuestas; no veo el motivo por el cual tendríamos que hablar más—  continuó, sonando sarcástico en todo momento, algo que nuevamente entristeció al nipón.
 
—Precisamente, creo que deberíamos hablar sobre todo eso…— respondió al instante en el que se acercaba al menor y se colocaba justo detrás de él — Yuri, sé que es difícil el que vuelvas a confiar en mí, no te culpo, pero yo no soy tu enemigo y no quiero que todo el tiempo que permanezcas aquí me veas de ese modo, ya que yo…
 
—No te confundas…—  interrumpió —no es que te vea como un enemigo, solo no te veo como un aliado o amigo y no quiero hacerlo tampoco, lo nuestro es un trato, es solo un negocio que me vi obligado a financiar; daré la mercancía y obtendré ganancias por ella, no es la manera más pulcra de obtener dinero, pero en una situación como la mía no queda otra opción— continuó, tratando de sonar serio, pero calmado. La verdad, la razón por la que se mantenía alejado, no era precisamente por lo que había mencionado, sino por el miedo a lo que sucedería en el futuro. Esta etapa de su vida era una que sin duda querría olvidar, tan solo intentaba no crear más recuerdos que lo atormentaran después. 
 
Yuuri escuchó en silencio cada palabra, sin saber exactamente cómo debía interpretar estas. No le gustó lo que oyó, y aunque lo entendía, le lastimaba que Yuri pensara de aquel modo.
 
—Nuestro hijo no es una mercancía…— comenzó a hablar, logrando que rubio volteara a verlo nuevamente —Yuri, no quiero que esto sea así, no quiero que esta sea la mejor opción para mí o para Víctor. No me has permitido explicártelo, pero quiero que encontremos juntos la mejor opción para ti, para que después…
 
—También lo es...— interrumpió nuevamente, callando la voz del nipón —… si acepté es porque también creo que es lo mejor; no hay otra manera de que todo esto termine bien, no soy ciego para no ver la realidad— su voz permanecía seria, mientras Yuuri lo observaba en silencio intentando poder manejar la situación.
 
—  ¿En verdad crees eso?— preguntó, viendo cómo el rubio cruzaba los brazos y se recargaba sobre la pared. 
 
— ¿Tienes una mejor idea?— dijo, lanzando otra pregunta al momento que veía en dirección al mayor, el cual se mantuvo un corto momento en silencio. Otra vez ocurría lo mismo, otra vez no tenía idea de qué era lo que debía responder.
 
—Tal vez huir contigo a Japón— soltó sin pensar. Esa respuesta había desarmado completamente al omega, ¿había escuchado bien? —, no es que me guste la idea de dejar a Víctor, pero tampoco me gusta la idea de dañarte a ti. Solo mírate; te niegas a salir de este lugar, no comes bien y has adelgazado mucho, en verdad te ves muy diferente a como te conocí, solo quiero que vuelvas a ser el mismo chico de antes. 
 
El menor guardo silencio ante esas palabras. Lo entendía, Yuuri sentía culpa por verlo de aquel modo, él también se había percatado de ello; no era la misma persona de antes, porque nada en su vida lo era, por tal razón, tampoco se preocupaba por serlo.
 
Recordaba que había prometido vengarse de aquel par y hasta ese momento les había hecho las cosas muy sencillas, sobretodo para Víctor, pues era evidente que el ruso estaba muy conforme con que permaneciera encerrado en su habitación; suponía que quizás el mayor creía que, mientras menos contacto tuviera con el japonés, podría estar más tranquilo… y aunque se negara a aceptarlo del todo, también él lo hacía.
 
Cerró los ojos y respiró profundo. Solo bastaba con mirarse en un espejo para saber que incluso ya no le importaba ni siquiera lucir bien; la única ropa que había usado esas ultimas semanas, eran todas pijamas, contando con la que traía puesta en ese instante. 
 
Se sentía lamentable, nunca le había gustado inspirar pena, odiaba a la gente débil y ahora solo debía verse. Era vergonzoso oír que Yuuri estuviera dispuesto a dejar a su esposo solo porque sentía lastima por él, era humillante.
 
 
—No tienes que preocuparte, esto es temporal te lo aseguro; tu compasión no me sirve así que haz el favor de ahorrar tus buenas intenciones...— habló despectivo, mientras Yuuri lo tomaba de los hombros, causando sorpresa en el más joven.
 
 
— ¿Por qué siempre dices ese tipo de cosas? La otra vez fue lo mismo, me dijiste que no debía actuar como si me importará, ¿acaso no ves que de verdad me preocupó por ti? Permiteme hablar, sé que no soy de gran ayuda, ni siquiera puedo hacer nada para protegerte, pero al menos quiero decirte lo que siento y pienso, y es que hay tanto que necesito expresar. Soy consciente de que arruiné tu vida, te quité tu primera vez y tu libertad junto con ella. Sé que para un omega eso es…
 
—No hay nada que perdonar…— una vez más el rubio había interrumpido. El mayor comenzaba a sentirse frustrado por eso; sin embargo una vez más se permitió escuchar las palabras del más joven —… lo hecho, hecho está, y créeme reprocharse una y otra vez por lo mismo no sirve de nada. Si fuera el caso, me verías llorar con tal de solucionar esto— continuó, mientras Yuuri permanecía con el agarre.
 
— ¿Qué tengo que hacer para que me permitas hablar?, ¿para qué me escuches?— preguntó casi en un susurro. El ruso comenzaba a incomodarse un poco por la posición en la que estaban: ambos mirándose el uno al otro, mientras el nipón no soltaba sus hombros, sentía que Yuuri cada vez se acercaba más a él y no quería, porque su olor nuevamente comenzaba a hacerlo preso y podía sentir que para el mayor no era distinto.
 
—Ya te escuché una y otra vez, discutir más no tiene caso, tan solo quiero que me dejes en…— está vez había sido el turno de Yuuri para interrumpir y aunque el modo que había escogido para hacerlo probablemente haya sido otro error, no se arrepentía. Porque después de mucho tiempo, por fin podía degustar aquellos labios nuevamente. 
 
 
Ambos permanecieron quietos. Yuuri pudo sentir que a pesar de lo inesperado, aquella boca que en un principio había intentado detenerlo, ahora estaba comenzando a corresponderlo. Y de nuevo se hacía presente aquel sentimiento. 
 
 
No lo entendía, pero estar con Yuri le brindaba una paz que nunca antes había experimentado, ni siquiera con Víctor. 
 
 
¿Qué significaba aquella sensación?
 
 
Notas finales:

 


Bien =D como lo prometí, hoy sábado, traje nuevo capítulo u.ur *le dan un sape por mamona XD* 
 
Si, lo sé, una vez más me retrase ToT lo lamento mucho :( pero la verdad tenía el capítulo desde hace días, quería actualizar el lunes, pero al enviar el capítulo a mi beta para que lo revisará me tomó un día más, así que pensé en actualizarlo el martes, pero las correcciones no llegaron a tiempo :( y ya no lo pude hacer hasta hoy TnT tal vez es la maldición del capítulo 13, el 13 no es un buen número para mí, soy muy supersticiosa :( 
 
Además también siento que este capítulo está algo flojo, no estoy del todo convencida de como quedó :( para mi defensa diré que estoy de vacaciones en un lugar que detesto ???? y por lo mismo mi inspiración no es buena TnT otro asunto es el estar en épocas navideñas, mientras para la mayoría son tiempos felices, a mi, como soy muy rara XD, esta época en especial me deprime mucho T0T y ps, eso no beneficia mi escritura TnT en verdad mil disculpas, prometo hacerlo mejor la próxima :( creo que el siguiente capítulo será mas activo :3 se mostrará nuevos personajes, y si alcanzan las páginas, por fin conoceremos al antagonista =3 
 
Bueno, espero que a pesar de todo, el capítulo haya sido de su agrado :3 fue enteramente de Yuuri y Yuri, dando un pequeño paso a su relación ? 
Espero tener el capítulo para el próximo sábado, además de un dibujo que estoy preparando :) ya lo verán 7u7 
 
Créditos de corrección a: Roüx Liz Cam (qué está de regreso *0*)   
 
Espero pacen una buena navidad :D gracias por sus comentarios y lectura, me animan mucho *0* cuidence, hasta la próxima ^0^/  

 


 


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