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El amor no tiene forma por sharedey

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La gente entraba al lujoso bar, ansiosos por ver la función de aquella noche. Luego de casi cuatro años de total monotonía, el dueño había decidido dar un espectáculo especial, celebrando el aniversario número 6 del lugar, presentándose a el mismo como artista invitado.

Todos los preparativos estaban casi listos, Minami y Mila se dedicaban a asegurarse de que en esa noche todo saliera perfecto; pues después de todo el tiempo en el que Yuri llevaba desaparecido, esta era la primera vez en que veían a su jefe lucir tan animado.

El japonés veía con recelo esta situación, pues si bien era cierto que le gustaba la idea de que JJ recuperara su vigor y luciera mas confiado, no podía evitar preocuparse por el rubio. ¿Acaso su jefe estaba así porque ya lo había encontrado? Era poco probable, mas considerando que Yuri estaba prácticamente preso en aquella casa, pero no podía evitar tener un extraño presentimiento.

—¿En que piensas? —la voz de su compañera llamó su atención, sacándolo de sus cavilaciones. La de cabello rojo lo veía seriamente, eso le incomodaba.

—En nada, debemos asegurarnos de que todo este listo —respondió calmado, tratando de evitarla, pero la chica no parecía querer dejarlo salir librado de esto.

—Tú sabes algo ¿verdad? Hablo de Yuri —lo interrogó, poniendo al mas bajo algo nervioso

—no sé de que hablas, Yuri y yo ni siquiera nos llevábamos bien —trató de alejarse, pero la mayor lo tomó del antebrazo guiándolo a un lugar mas privado. Una vez llegando a este, lo soltó para verlo de frente.

—¿Cuanto tiempo llevamos de conocernos? ¿Crees que no soy capaz de darme cuenta de lo que pasa aquí? Sé que tú y Yuri se traían algo, habla de una vez o me veré forzada a contarle mis dudas a JJ, y si no quieres hablar conmigo, tendrás que hablarlo todo con él —sentenció, dejando al nipón en un callejón sin salida.

 

Minami guardo silencio por un momento, estaba en una encrucijada. No era que no confiara en Mila, pero le había prometido a Yuri guardar el secreto. ¿Qué debería hacer? Las cosas se pondrían mas complicadas si dejara que JJ descubriera la verdad y, conociendo a la rusa, no dudaba de que esta fuera capaz de cumplir con su amenaza si no accedía a contarle todo.

Suspiró pesadamente mientras cerraba los ojos. Estaba seguro de que Mila apreciaba al omega ruso, después de todo ellos eran amigos incluso antes de que este se convirtiera en el prometido de JJ, por lo que se arriesgaría a confiar en ella.

—Si lo sé, pero no es algo fácil ¿sabes? Yuri está metido en un gran problema y no puede volver —su tono de voz era suave, y se limitaba a que solo fuera audible para la chica que tenía en frente. Está lo miraba sin lograr comprender, aún cuando ya intuía algo.

—Es porqué está embarazado ¿verdad? —preguntó sorprendiendo al mas bajo.

—¿Tú lo sabías? —ante eso Mila negó

—No, no lo sabía, pero ya sospechaba que algo así pasaba con él, su comportamiento fue muy extraño de un momento a otro, se le veía preocupado y hacía preguntas bastantes extrañas, con todo eso no fue difícil deducirlo, pero no tenía la seguridad —habló serena, al tiempo que Minami tomaba asiento invitando a la rusa a hacer lo mismo.

—entonces te contaré todo lo que sé, pero debes prometer no decirle a nadie sobre esto —la miraba serio.

—Claro, eso dalo por hecho- afirmó, disponiéndose a escuchar el relato.

..................

 

Yuuri permanecía en silencio, mientras dejaba que el agua recorriera su cuerpo llevando todas las impurezas. Había pasado ya una semana desde que el rubio se fue, y el tiempo parecía ir cada vez de modo mas lento. Estaba agobiado, inquieto, ansioso, y sentía que su corazón se oprimía cada vez mas, al punto de asfixiarlo.

Deseaba ver a Yuri, sentirlo cerca, saber que estaba bien. Nunca imaginó que llegaría el día en que anhelara con ansias el ir a vivir a la casa de quienes siempre se comportaron como sus verdugos, pero ahora mismo no le importaba el lugar donde estuviera si Yuri estaba ahí. Por él, aceptaría convivir incluso hasta con los Nikiforov.

No era fácil aceptarlo, pero sabía que en su matrimonio ya nada andaba bien, y que sentir lo que sentía por el omega lo alejaba cada vez mas de su esposo; pero no podía evitarlo. Aún cuando no quería dañar a Víctor, esto era mas fuerte que él, incluso si eso lo hacía sentir miserable.

 

Salió de la regadera, se cubrió con la toalla, marco paso hasta el Clóset de su habitación, y se dispuso a ponerse su mejor atuendo. Todo ante la mirada atenta del ruso.

 

En todo este tiempo, las cosas entre ellos habían empeorado, pasaron días en los que ambos apenas y se dirigían la palabra, en los que la brecha de su relación se había desprendido, y en los que ninguno hizo nada para poder repararla. Ambos estaban heridos a su modo, y ni el uno ni el otro se atrevía a disculparse, ni sentía que debía hacerlo tampoco. Así que el silencio reinó, hasta que Víctor se vio forzado a dar su brazo a torcer.

 

—¿A donde iras? —preguntó de manera seria.

Yuuri lo miró sin saber si debía responderle con honestidad o no, estaba molesto con el ruso, pero no quería lastimarlo, aun cuando sabía que toda esta situación ya lo hacía.

—Me enteré que esta noche habrá una función especial por el sexto aniversario del bar de JJ, y quiero distraerme —optó por ser sincero, obviando el hecho de que la razón principal por la que quería regresar a ese lugar, era porque fue ahí donde conoció a Yuri, y esperaba que el ambiente del sitio y los recuerdos le quitaran esta ansiedad, para hacer mas fácil su espera.

—En ese caso iré yo también, será buena distracción para quitarme todo este estrés —habló el ruso, sorprendiendo al mas bajo. No esperaba eso, sin embargo no cambiaría sus planes.

—Como quieras —dijo simplemente, continuando con su labor, mientras Víctor comenzaba a vestirse adecuadamente, intentando ignorar el frío comportamiento de su pareja.

Está noche sería especial, debía serlo. Era tiempo de intentar salvar lo que quedaba de aquella relación, e impedir que todo terminara por desmoronarse por completo. No podía darse el lujo de perder lo que tanto trabajo le había costado conseguir, y menos que todo fuera por culpa de un omega; jamás se cansaría de repetir eso, aun cuando sentía que tenía la partida casi perdida. Maldecía el día en que dejó que Yuri Plisetsky se metiera en sus vidas, pero ahora mismo lamentarse por el pasado no servía de nada, debía arreglar las cosas de una buena vez, antes de que fuera demasiado tarde.

..................

 

La noche se mostraba fría, la nieve comenzaba a caer. Yuri miraba por la ventana de aquel lugar, no lograba conciliar el sueño, y el sentirse enfermo nuevamente no lo ayudaba.

Pensaba en su nueva vida, en como su mundo parecía cambiar cada vez más, y de formas diferentes. Ahora mismo no entendía muchas cosas, y las palabras de aquella mujer delgada y pelinegra lo confundían, al igual que su actitud preocupada y, aparentemente desinteresada por él, como si ya lo conociera, aun cuando estaba seguro que nunca antes se habían visto.

Lilia era una mujer muy estricta, pero extrañamente, también era muy amable, y su presencia le daba cierta tranquilidad. Pero eso no quitaba el hecho de que todo le pareciera bastante raro, y cada día se interesaba mas en intentar descubrir los secretos que parecía ocultar esa persona.

Cerró los ojos de pronto al sentir una punzada en el pecho, fue muy fuerte y por poco lo había hecho quejarse sonoramente. Se negaba a admitirlo, pero su salud parecía empeorar cada día mas desde que llegó a esta casa, y recordar lo dicho por Minami comenzaba a asustarlo.

—La fiebre no ha bajado, eso es preocupante —hablaba la mujer encargada de su cuidado, al tiempo que le ponía una mano en la frente—, será mejor que vayas a la cama, necesitas descansar —continuó, alejándose para levantar los cobertores y que él pudiera acostarse con facilidad.

—No tengo sueño —dijo sin ánimos de moverse. Lilia tan solo lo miró, esta no era la primera vez que el menor parecía enfermar de repente, pasaba muy seguido, sobretodo por las noches, y comenzaba a preocuparse en serio por la salud de aquel chico.

—¿Desde hace cuanto tienes estos malestares? —preguntó serena.

—casi desde el comienzo de mi estado, pero no son de preocupar como ya viste, son pasajeros, mañana estaré bien nuevamente —respondió restando importancia al asunto, mientras la mayor no dejaba de mirarlo inquieta.

—No es normal que ocurran estas cosas, podría ser peligroso, mañana mismo tendremos una cita con el médico, por el momento traeré un poco de hielo para bajarte esa fiebre —soltó, saliendo de la habitación.

Una vez que la mujer se fue, Yuri se levanto y se acercó a su guardarropa, de ahí sacó el abrigo café que Yuuri le había dado el día en que lo descubrió huyendo de la casa de JJ. Sin esperar mas se lo puso para sentarse en el suelo, justo al lado de su cama, sintiéndose mas calmado.

Era extraño, pero en esos momentos sentía que no había mejor medicina que el calor y el bago olor que emanaba ese abrigo. No se dio cuenta de cuando fue que lo empacó, ni entendía porque lo hizo, pero agradecía el haberlo hecho; porque con ese atuendo parecía llenarse un poco el inmenso vacío que sentía en el alma.

Quizá esto fuera cosa del embarazo, lo mas seguro era que si, pero deseaba tener a Yuuri cerca en esos momentos, era un sentimiento de angustia y desesperación, algo demasiado fuerte que, incluso lo impulsaba a escaparse de ese lugar para ir a buscarlo; mientras otra parte de él luchaba por no sucumbir ante esa tentación. La razón le decía que era una mala idea, porque podría ser descubierto por JJ, pero su instinto le gritaba que no podía estar mas tiempo sin su alpha.

Miró el reloj, marcaban las 10 y 46 de la noche, no pudo evitar preguntarse que estaría haciendo Yuuri ahora mismo. Y de nuevo esa rara sensación se apoderó de él, aquella que incluso hacía que su alma y corazón dolieran, aumentando su ansiedad en cada segundo, al grado de no poder soportarla. Era una sensación horrible, hasta ahora nunca había experimentado algo así.

No pasó mucho tiempo para ver a Lilia entrar por la puerta, la mujer lucia preocupada cuando lo vio en una esquina acurrucado en medio de ese atuendo. El rubio quiso quitarse el abrigo rápidamente y simular que todo andaba bien, como lo venía haciendo todo este tiempo; pero su voluntad no era tan fuerte.

— necesitas descansar —dijo la mujer inclinándose y volviendo a tocar su frente—, parece que la fiebre bajó un poco —continuó ayudándolo a levantarse para que pudiera recostarse, mientras el omega accedía. Estaba en un estado vulnerable, y eso preocupaba a la mayor.

...........

Yuuri entraba por la puerta principal de aquel lujoso lugar, siendo acompañado por Víctor. Todo lucía tan familiar que, le era difícil creer que no visitaba aquel sitio desde hace tanto tiempo.

Miró con nostalgia la barra donde antes veía al rubio servir las bebidas, viendo esta vez a una chica peliroja en su lugar que, por una extraña razón, parecía verlo molesta. Ignoró el detalle y continuó observando el panorama, encontrándose esta vez con el hombre con el cual recordaba haber tropezado alguna vez. Lo vio acercarse, y eso lo inquietó un poco.

—Que sorpresa ver por acá a tal ilustre persona, el gran Víctor Nikiforov. Es la primera vez que te veo por aquí —saludó con aquello el joven de piel morena, dirigiéndose a su compañero una vez llegando a donde estaban, ignorándolo a él completamente, algo que Yuuri agradecía.

—te vez animado, ¿por fin a pasado algo bueno en tu vida? —preguntó el ruso de forma sarcástica corroborando el saludo, mientras el canadiense reía.

—Jaja Víctor tan gentil como siempre. Pero no nos quedemos parados, por favor tomen asiento y beban una copa de cortesía —ofreció, pidiendo la bebida al mesero de cabello bicolor, el cual obedeció en seguida. Víctor y Yuuri accedieron a la petición—. Con respecto a tu pregunta: sí, si pasó —continuó el canadiense una vez sentado con ellos, llamando la atención del par

—¿Y se puede saber qué?— interrogó el ruso, mientras Yuuri estaba atento a lo que diría. En este punto ya se había percatado de que aquel hombre no podía ser otro que Jean Jaques Leroy, el prometido de Yuri, socio de Víctor, y dueño de aquel lugar. Por lo que su presencia comenzaba a ser algo inquietante.

—pues la total tutoría de mi querido prometido, ya nada puede evitar que una vez que lo encuentre él sea mio —hablaba seguro, logrando que sus palabras se clavaran en Yuuri como cuchillas afiladas—, sé que este último tiempo he sido la burla en la boca de todos, ¿sabes como me nombran cuando hablan sobre mi? Me dicen el alpha sin suerte, el indeseado, el maldecido, ya que si mi persona prometida no se suicida, se escapa —continuó, al tiempo de beber su copa de vino, viéndose un poco molesto, pero extrañamente calmado.

—No puedes juzgarlos si lo que dicen no es exagerado —respondió Víctor, bebiendo de su copa también

—lo sé, no tienes que mencionarlo —sonaba despectivo—. Pero todo esto acabará pronto, porque una vez que encuentre a Yuri no habrá nada que impida que el sea mio —al tiempo de decir la última frase, volteó su rostro en dirección al japonés, lo que puso nervioso a este—. ¿No nos hemos visto en alguna parte? —preguntó, mientras Yuuri tomaba de su vino intentando no responder. La noche que chocó con aquel joven, tenía impregnado el aroma de Yuri en su ropa, y temía que el canadiense se hubiese dado cuenta de ello.

—Jefe, la gente espera el inició del espectáculo —los interrumpió Minami, por lo que Yuuri se lo agradeció internamente.

—Es verdad, ya es tiempo de comenzar con la función —dijo animosamente, mientras se ponía de pie—, por favor, disfruten de su estadía —tan pronto terminó de decir aquello, se dirigió rumbo al escenario.

Víctor miraba a su esposo en silencio, preguntándose lo mismo que JJ ¿ellos tuvieron la oportunidad de coincidir alguna vez? Recordando que no hace mucho el nipón visitaba aquel sitio con frecuencia, las posibilidades de que hubiera pasado no eran pocas, y sabiendo lo que sabía, no era difícil entender las preocupaciones en la mente del mas bajo. Pero aún así, no pudo evitar sentir celos al ver la frustración en los ojos de Yuuri cuando JJ nombró a aquel omega

.......

 

Lilia tecleaba en la computadora mientras veía eventualmente al omega dormir. El médico de la familia no se encontraba disponible, había pedido la noche libre para asistir a un evento especial, y todos en la casa grande descansaban ya; por lo que sería inoportuno molestarlos con lo que a simple vista solo parecía un poco de fiebre; y no sabía si era correcto llamar a un doctor cualquiera, pues después de todo esta no era una situación común, Yuri era prácticamente un prófugo de la justicia que defendía únicamente los intereses de los alphas, y si daba un paso en falso, todo podría complicarse.

Puso en el lector de búsqueda todos los síntomas que el rubio parecía tener, una vez finalizado, el artefacto le mostró varios resultados. Leyó con detención cada uno de ellos, hasta abrir el que parecía ser el mas acertado.

<<complicaciones inexplicables en la salud de omegas en estado de gestación>> se podía ver como título, por lo que lo eligió.

Existen omegas que tienden a mostrar síntomas fuera de los comunes conocidos en el embarazo, fuera de lo que se pueda imaginar, pasa muy seguido, en especial cuando estos se sienten solos. Sin embargo hay ocasiones en que se da casos de mucho extremo, donde la salud de la persona corre un gran riesgo. Algunos de estos síntomas suelen confundirse con otros que son mas comunes, como el de formar lo conocido como <<nidos>> que consiste en reunir en un solo lugar la ropa de la pareja y envolverse con ella, o encerrarse en un armario con objetos del mismo. Lo que diferencia esto de lo normal, es el estado anímico del paciente; si este presenta otros síntomas mas que la ansiedad, como por ejemplo: dolor muscular o fiebre, es signo de alarma. Esta condición es conocida como <<mal espiritual>>. Normalmente estos casos se dan a menudo en omegas que han perdido conexión con su alpha al ser abandonados por él, o por la muerte del mismo, y al ser una enfermedad del alma, no hay medicina científica que pueda tratarla, ya que la persona no responde a ningún tratamiento.

Esas palabras la asustaron un poco, ya antes había escuchado hablar de eso, pero creía que normalmente se daba en casos en los que el omega estaba marcado, y claramente Yuri no era uno de ellos. Sin embargo prefirió continuar, dando Clic en <<Otros motivos>>

Hay casos en los que, aparentemente se da sin ninguna razón, y es simplemente porque a menudo la gente ignora que los vínculos no siempre se forman mediante la conocida marca de la mordida, también existe el tema de la unión predeterminada (las llamadas almas gemelas) se dice que las personas destinadas vienen vinculadas desde el momento en el que nacen, incluso antes. Si estas nunca se llegan a encontrar, cada cual puede seguir un camino diferente y vivir una vida completamente normal, mas si sucede lo contrario y estos caen presos de la atracción, la vinculación entre ellos es inevitable, exista o no marca de por medio. Concluía el texto

Eso la preocupó mas, significaba entonces que el esposo de Víctor y este joven ¿eran destinados? En el pasado tuvo la oportunidad de ver casos similares, y estos no habían terminado nada bien, por lo que si pasaba lo mismo ahora, entonces entendía que la vida de este chico corría un gran riesgo estando sin la presencia de aquel hombre. No lo pensó mucho y tomó su celular para exigirle a Víctor traer al nipón lo mas pronto posible, pero al momento de intentar ejecutar la llamada, la voz del menor la detuvo.

—no lo hagas —dijo débilmente, mientras intentaba incorporarse. Ante la silenciosa mirada de la mayor—, también leí artículos parecidos, siempre me parecieron absurdos y sin fundamentos —continuó, viendo el computador encendido y deduciendo lo que ahí estaba escrito. No era difícil, el título era bastante legible, y ya intuía lo que la pelinegra intentaba hacer

—¿Ya te sientes mejor? —preguntó, a lo que Yuri asintió, percatándose de que aún llevaba puesto aquel abrigo. Eso le daba cierto confort—, estas cosas no son para tomarlas en broma, es conocido como un mito, pero la realidad es que muchos omegas llegan a morir en situaciones como esta, incluso por menos —advertía, mientras el rubio tan solo desviaba la mirada—, si ese alpha en verdad es tu destinado, ya estas vinculado completamente a él por el hijo que esperan, y lo mínimo que necesitas es que este cerca tuyo —concluyó.

El menor tan solo guardó silencio. Aquello era imposible, no solo por el hecho de que Yuuri ya estuviera casado, si no porque; él no quería que fuera así, no lo aceptaría jamás. Abriendo los ojos y viendo la realidad, no había forma de que ellos pudieran estar juntos, las mismas leyes y la sociedad no lo permitían, y se negaba a creer que fuese tan odiado por los dioses, como para no permitirle tener un mejor destino que el de estar atado a una persona que nunca sera suya. Y sufrir por eso.

— No es mi destinado, él ni siquiera me gusta —afirmó, mientras la mujer lo miraba.

—¿Entonces cómo fue que te entregaste a él? —interrogó, avergonzando al joven.

—¿y eso importa?

— Si —Lilia permanecía seria, viéndolo fijamente, eso era bastante tedioso, por lo que no tuvo otra opción mas que hablar.

—estaba ebrio —dijo simplemente, asiendo que la mayor enmarcara una ceja mostrándose incrédula.

—¿estabas ebrio? —cuestionó.

—no estaba ebrio yo, el que estaba ebrio era él —intentaba darle vueltas al asunto para ganar tiempo, lo que no pasó desapercibido por la mayor.

—Pues si él estaba ebrio y tu sobrio ¿porqué lo permitiste? —y ante eso el joven no supo que responder. Ese era un tema que se había rehusado a analizar detenidamente, quizá porque en el fondo no quería saber la respuesta.

-—¿Y porque te importa tanto? —preguntó viéndola, mientras la mujer no cambiaba de semblante

— Porque es importante. Te dije que no permitiría que te pasara nada ¿no es así? —dijo simplemente, mirando nuevamente su celular, ante la silenciosa y confundida mirada de Yuri. Realmente no lograba entender la actitud de esa mujer, pero sabía desde ya, que nunca podría contradecirla en nada—. Como sea, voy a pedir su presencia aquí lo quieras o no —concluyó, comenzando a marcar el número de Víctor.

...............

 

La música sonaba fuertemente, mientras el canadiense se encargaba de expresar sus sentimientos mediante ella, volviendo locos a sus muchos fans. No era de extrañar, en sus tiempos como cantante JJ solía ser bastante popular, al grado de provocar depresión a miles de omegas y mujeres cuando después de la muerte de Isabella, anunció su retiro.

Víctor miraba a Yuuri, dejándose envolver por el ambiente que aquella canción provocaba, mientras que por instinto tomaba su mano, ganándose la atención de este.

—¿Lo recuerdas Yuuri? El día que nos conocimos tu estabas llorando porque una amiga tuya de la infancia falleció —comenzó a hablar el mayor. El mas bajo puso un semblante nostálgico al recordar aquel momento; no podría olvidarlo, fue el día en que enterraron a su amiga Yuko—, aquella vez estabas algo mareado por la bebida que acababas de consumir. Parecías perdido, no había nadie cerca y temí porque pudiera pasarte algo si estabas solo por la calle siendo de noche y en esa condición. Cuando me acerqué a ti, preguntándote si estabas bien, tu te abalanzaste a mi, para luego ponerte a llorar en mis brazos preguntándome una y otra vez el porque debía ser así, el por que los omegas no podían elegir. En aquel momento creí que hablabas por ti, y aunque tu olor era confuso por los tragos que tenías encima, supe que sin importar nada, yo había nacido para protegerte.

 

  El japonés permanecía en silencio oyendo las palabras del ruso. Sus recuerdos de aquel día eran vagos, pero no ajenos. Era verdad, Víctor llegó a formar parte de su vida desde aquel momento, y fue ese día en el que, el también creyó que sus destinos estarían ligados para siempre; y aunque ahora ya no estaba tan seguro de ello, no borraba en lo absoluto lo que Víctor significaba para él.

 

  Era curioso que haya conocido a las dos personas que mas le importaban en el mundo estando ebrio, pero a diferencia de lo ocurrido con el ruso aquella vez, sentía que lo de Yuri fue mucho mas fuerte. Con Víctor se dio el tiempo de poder conocerse, en cambió con el rubio, todo pasó en una noche.

—ese día yo también creí en lo mismo —respondió el nipón, sonando nostálgico—, pero ahora ya no estoy seguro.

 

Aquello tomó por sorpresa al mayor, que se negaba a creer en lo que sus oídos habían escuchado. Yuuri permaneció en silencio un momento, no era su intención lastimar al ruso, pero creía que ya era hora de ser sincero. No podía acallar mas sus sentimientos cuando habían dos vidas de por medio; dos vidas que el estaba dispuesto a proteger, aun a costa de la suya.

—¿A qué te refieres? —preguntó el mayor algo inseguro. Aun cuando algo en su interior le advertía que no quería saber la respuesta.

—a que ahora mismo, ni siquiera yo sé lo que siento por ti en verdad— respondió el menor, dejando atónito al ruso.

Un incómodo silencio se formó en el ambiente a partir de ese momento. Víctor se negaba a continuar con aquella conversación, intuyendo que de seguir, no terminaría en nada bueno; mientras Yuuri reflexionaba en si había sido correcto o no el ser honesto con él. Ninguno dijo nada mas, hasta que el sonido del celular del mayor rompió con la pesada atmósfera.

 

Víctor no dudo en responder la llamada, con la esperanza de encontrar una distracción que le quitara el dolor que ahora mismo sentía. Yuuri tan solo miraba aquello sintiendo la culpa latente en su interior.

—¿Hola? —su vos sonaba triste mientras sostenía el celular, y sus ojos se abrieron cuando escuchó la voz de la otra persona, más con la noticia que esta le había dado. Sin responder, colgó el aparato y miró en dirección a su esposo, este lo veía confundido.

—¿Quién era? —preguntó inquieto por la mirada que el ruso tenía, temiendo porque fueran malas noticias. El mayor simplemente cerró los ojos intentando calmarse, y guardó su celular.

—Nadie —dijo sin mas sirviéndose otra copa de vino. Mientras Yuuri lo miraba desconfiado, intuía que Víctor estaba escondiendo algo.

El omega había enfermado y necesitaba la presencia de Yuuri para no agravar su estado; sin embargo aquello era algo que el ruso estaba dispuesto a permitir. Tal vez eso era lo mejor, si el omega desaparecía, Yuuri permanecería a su lado para siempre.  

  

 

Notas finales:

 


Hoooola =D ¿cómo están? Nadie noto cuando me fui, pero ya volví u.ur lamento el retraso con el capitulo, lo tenía listo desde hace días, pero no podía publicarlo hasta ahora TnT


¿Qué les pareció? Esta un poco largo, pero espero haya sido de su agrado :D


Gracias por los comentarios y votos, me alegran muchísimo ???? y gracias por tomarse el tiempo de responder la pregunta hecha en el capitulo anterior :D


Saben que cualquier duda, crítica o comentario es bien venido. La continuación estará lo antes posible. Cuidence mucho, nos leemos la próxima ^0^/


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