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El amor no tiene forma por sharedey

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Notas del capitulo:

 

Hooola =) 

Feliz inicio de semana ^o^/ 

Si, lo sé, me retrase con el capitulo T.T lo lamento, pero tengo un motivo fuerte. Estaba deprimida por la partida de una persona querida por mi que pasó a mejor vida. Comprenderan que no tenía animos para nada 

Pero ahora estoy mas tranquila :) así que espero el capitulo sea de su agrado :) 

 

 

 
 
 La noche era fría y las gotas de lluvia comenzaban a caer. Víctor se hallaba frente a la puerta de entrada observando silenciosamente el panorama; pero más allá de prestar atención a este, pensaba en cuál sería su futuro con el japonés.
 
Si bien era cierto que él de verdad amaba a Yuuri, sabía que amarlo no resolvía todos sus problemas, o mejor dicho, los de su familia. Él era el único hijo de los Nikiforov, por lo cual estaba sobre sus hombros prevalecer y mantener su linaje, su apellido, y para esto necesitaba descendencia, ¿pero cómo conseguirla?
 
Cuando él conoció a Yuuri se enamoró perdidamente de él, sin saber que ese chico también era un alpha y no un omega como él creyó; supo también sobre su historia familiar y cómo esta cayó en la ruina a causa suya, o mejor dicho, la de su padre. Un hombre digno que se enamoró de la dama de un burdel, y el fruto de su amor dio como resultado a un niño con el apellido Katsuki, apellido que perdió honra al ser colocado como tutorial de un niño nacido fuera de los lazos del matrimonio.
 
Yuuri era un hijo bastardo, y un bastardo no tiene derecho a nada; Yuuri no tenía el derecho de llevar el apellido "Katsuki", pero al ser el único hijo alpha de su padre se vio en la obligación de reconocerlo para mantener su linaje o este se perdería; incluso cuando esto rebajara a los Katsuki y ponía a Yuuri como un alpha de la categoría tres -la más baja entre las familias de la alta sociedad; razón por la que él, un alfa de nivel 1, pudo desposarlo para intentar tener buena descendencia con él.
 
Al principio su familia se opuso a su unión, alegando que un omega era la mejor opción; quizá alguien de su mismo país y de su mismo nivel, como la familia Plisetsky que contaba con un hijo omega; afortunadamente para él, Yuri Plisetsky contaba con apenas 13 años en aquel entonces, lo que lo hacía muy joven para desposarlo con él, y aún más para darle descendencia, algo que la cabeza de la familia Nikiforov anhelaba con ansias.
 
El abuelo era alguien viejo y no viviría por mucho tiempo, un bisnieto alpha era lo que más deseaba en el mundo. Victor le convenció de darle su consentimiento para casarse con Yuuri prometiendo que le daría ese nieto; un sangre pura nacido de dos alphas, algo poco común, pero que llenaría de orgullo a su familia. Eso fue lo que prometió... y hoy, cinco años después, continuaba sin cumplir.
 
Yuuri no era fértil, eso era algo normal en un alpha; el abuelo se hacía cada día más viejo y la presión sobre el nieto prometido aumentaba en cada minuto. Alexei Nikiforov quería conocer a su bisnieto antes de morir, y Victor quería conceder ese deseo a su abuelo, por lo que, aun cuando la rabia lo consumía, tenía la esperanza de que Yuuri pueda darle un hijo pronto, incluso aunque este no sea precisamente un hijo de ambos.
 
Pudo sentirlo cuando lo abrazó al encontrarlo después de haber peleado, Yuuri tenía impregnado el dulce aroma de un Omega; en aquel momento controló todos los celos que intentaban apoderarse de él, y buscó el lado bueno del asunto. Él no dudaba del amor de Yuuri, y había sido él mismo quien le propuso al japonés que le fuera infiel, ¿cómo reclamarle algo en ese momento?, ¿con que derecho? No podía hacer nada más que aprobar ese acto. Él amaba a Yuuri también, tanto como para ignorar algo como esto, y si eso daba como resultado la venida de un niño a este mundo él estaría dispuesto a aceptar, perdonar, y a criar a ese niño como si fuera suyo. Sólo esperaba que ese o esa Omega fuera alguien pasajero. Confiaba en el amor de Yuuri, pero entendía que este juego era peligroso.
 
Ahora mismo se preguntaba si Yuuri estaría con él o ella. No pudo evitar apretar el puño tras ese pensamiento, y más al imaginarlo aquella noche en los brazos de alguien más.
 
Iba caminando muy deprisa guiado por el rubio que sujetaba su mano fuertemente, ¿a dónde lo llevaba? Al parecer estaba molesto, no lo culpaba, era un omega joven y esta sociedad apestaba. Si en verdad tuvo sexo con él entendía las preocupaciones del menor.
 
Entraron en una habitación muy alejada del resto, vio como el chico ponía seguro a la puerta mientras suspiraba; de cierto modo le inspiraba algo de miedo, pero a la vez no le temía, definitivamente era algo muy confuso.
 
— ¡Tú!— comenzó a hablar al fin. Como supuso, el rubio estaba enojado, lo notaba en el tono de su voz—, ¿cómo piensas responsabilizarte de esto?, ¿¡te das cuenta de lo que hiciste!?— continuó, mientras Yuuri tomaba aire.
 
—Lo siento... — no sabía que más decir; ni siquiera recordaba mucho de la noche anterior.
 
— ¿Lo sientes?, ¿¡es todo!? — comenzaba a irritarse más. La verdad no sabía cómo manejar la situación, también estaba asustado —, estoy comprometido— soltó, sorprendiendo al mayor—. ¿¡Te das cuenta de lo que pasará si mi prometido sabe de esto!?
 
Claro que lo entendía, un Omega que se entrega a un alpha sin estar casado con él deshonraba a su familia, y eso tenía un castigo, y ese castigo era más fuerte si el Omega estaba comprometido con otro alpha, pues la ofensa ya no era sólo para los suyos, también era para el alpha a quien rechazó, y según las leyes este puede escoger el castigo que quiera dar al Omega que lo ofendió.
 
Esta sociedad tan clasista y discriminatoria apestaba, él lo sabía muy bien. Para ser realistas los omegas eran prácticamente considerados como simples objetos sexuales o adornos de los alphas, y por esa razón debían ser perfectos, por muy cruel e irreal que eso sonara. Un alpha no era responsable de sus actos, él sabía que fácilmente podría salir librado de esta situación si tan sólo levantara las manos en señal de inocencia. ¿Pero cómo podría hacer algo como eso?
 
Él siempre entendió el sufrimiento de los omegas y su lucha constante para encajar en este apestoso mundo, lo vio de pequeño, con su única amiga Yuko, la cual era una omega; y en parte porque él era víctima de ese rechazo de igual manera; no porque él fuera un omega también, sino porque el trato brindado a un omega no era tan diferente al trato que los demás daban a un bastardo hijo alpha de nivel tres, aunque ciertamente eran dos cosas diferentes y ser un omega ante los ojos de los demás era peor.
 
—Yo...— continuaba sin saber qué decir, no encontraba las palabras correctas —… estoy ca... — se detuvo. Tal vez no era correcto decirle sobre su compromiso con Victor, eso quizá sólo aumentaría la preocupación en el otro.
 
—Supongo que no se puede hacer nada, el pasado nada lo cambia. Por mí me conformaría con darte una patada en las bolas, si tan sólo eso arreglara algo pero no... —sus palabras eran honestas, y se veía molesto… este chico, tenía un carácter un poco salvaje, algo poco común de ver en un omega, de cierto modo era atrayente; intentaba parecer rudo, pero él podía ver que en realidad aquel gatito disfrazado de león estaba asustado.
 
—Me haré responsable, no huiré y tampoco permitiré que nadie te dañe— habló por fin sonando confiado. Y era verdad, lo protegería, estaba decidido.
 
— ¿Y cómo piensas hacer eso? — lo escuchó preguntar. Eso era algo que aún no lo sabía pero...
 
—Si hay consecuencias me haré responsable— dijo seguro, lo que de algún modo le daba cierta confianza al más bajo; aunque aún no lograba asimilar cómo el japonés pensaba cumplir; tal vez ¿casándose con él? ese era el único modo que podía imaginar, y lo único que no quería aceptar, odiaba los compromisos, pero este era un tema serio y si en verdad su acto tendría consecuencias no le quedaría más opción que aceptar.
 
— ¿Cómo te llamas? — preguntó un poco más calmado.  En parte era un poco vergonzoso no saber ni el nombre de la persona a quien le entregó algo tan valioso como su primera vez… se sentía sucio.
 
—Yuuri, Yuuri Katsuki, ¿y tú? — respondió sorprendiendo al rubio al ver tal coincidencia; compartían el mismo nombre, aunque el apellido Katsuki no le sonaba familiar, algo entendible, pues el otro era japonés.
 
—Me llamo Yuri Plisetsky— se presentó también, y de igual forma esta vez fue el turno del mayor de sentir esa impresión; sin duda esta era una gran coincidencia.
 
—Nos llamamos igual…— dijo sonriendo, a lo que el otro sólo asintió.
 
—Sí, es confuso…— respondió en voz baja.
 
Luego el silencio reinó, hasta que ambos decidieron bajar al local. Yuri a atender las mesas y Yuuri a observar todo, pero esta vez sin beber nada más que refrescos. Habían quedado en mantenerse en contacto, al menos hasta saber que todo marchaba bien. 
 
El japonés entendía que se había metido en un grave problema, y este creció al no confesarle a ese chico sobre su unión con Víctor. Él estaba casado, ¿cómo pensaba responsabilizarse si aquel omega terminaba teniendo un cachorro suyo? 
 
Suspiró para apoyar la cabeza sobre sus brazos en la mesa; <<perdóname Víctor>>, dijo para sí mismo antes de observar en dirección a donde estaba aquel chico rubio; este servía una copa de vino a un honorable señor que se encontraba con su esposa, estaba sonriendo. 
 
En silencio, maldijo la hora en la que enojado vino a este local y a causa de ello cometió el más grande error de su vida, y lo peor era que no sólo se perjudicó a él mismo, sino que también a alguien más; alguien que probablemente tendría que cargar todo el peso de esta situación.
 
El chico rubio de ojos salvajes, de expresiones cambiantes y carácter difícil. Le intrigaba saber más de él... Plisetsky, había escuchado ese apellido en alguna parte, ¿pero en dónde?, entonces recordó… Los apellidos importantes de Rusia, entre todos ellos destacaban dos “Plisetsky y Nikiforov”. ¿Cómo es que un Plisetsky trabajaba en un lugar como aquél, sirviendo bebidas y vestido con aquél uniforme de conejo?
 
Sin duda tenía muchas cosas que descubrir sobre esa persona, y al saber esto, también entendía que su problema era más grande de lo que imaginaba. Que un alpha de nivel tres se casara con un omega que es miembro de una familia tan importante era imposible. Ya el hecho de que él ya estuviera casado y el otro comprometido dificultaba mucho las cosas, para que se incrementara ahora esto también.
 
Volvió a mirar al menor, no pudo evitar sentir que la culpa lo consumiera; lo había hecho todo mal desde el principio, desde que dejó que el enojo lo dominara, que la bebida lo controlara, y que sus instintos actuaran por si solos... Y ahora, con no decirle la verdad.
 
¿Qué pasaría cuando Yuri lo descubriera? Todo estaba como en un principio.
 
 
 
Notas finales:

Bien :D hasta aquí :3 

Espero el capitulo haya sido de su agrado :3 cualquier duda, sugerencia, critica o comentario es bien recivido =D la continuación estará lo antes posible :3 

Nos leemos la próxima ^o^/ 


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