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El amor no tiene forma por sharedey

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Notas del capitulo:

 

Hoooola =D 

Después de un gran susto al fin puedo actualizar 😭 la página no me permitia entrar a mi cuenta 😱 no reconocía mi contraceña :'( por fortuna se solucionó, espero que no vuelva a pasar :( 

Gracias a tod@s por leer, y de un modo especial a quienes me dejan saber su opinión :D eso me anima mucho =D 

Bueno, nos les distraigo más, a leer :3 

Caminaba apresuradamente; era poco más de media noche y estaba seguro de que Víctor se hallaría preocupado, o incluso estaría molesto. Desde la noche en que le fue infiel al mayor, no se atrevía a verlo a los ojos o actuar con normalidad frente a él; no podía, temblaba al tenerlo cerca, la culpa lo invadía sin poder evitarlo y terminaba esquivando cualquier acercamiento cariñoso de su esposo; aun cuando sabía que eso sólo lo ponía en evidencia. Su vida se había convertido en un caos, y sólo habían pasado cuatro días.
 
Se detuvo al llegar al frente de su casa, como supuso, las luces estaban encendidas, pero contrario a las dos noches anteriores, el mayor no lo estaba esperando en la puerta de entrada. Era extraño, pero desde que se acostó con aquel omega pudo sentir un cambio significativo en la relación que mantenía con su esposo; no sólo por la culpa que lo invadía, sino porque, por muy extraño que eso pareciera, Víctor no le preguntaba nada, ni por su distanciamiento repentino, ni por sus salidas nocturnas, el mayor no lo cuestionaba en lo absoluto, ¿por qué?, tenía un mal presentimiento. ¿Y si Víctor ya sabía la verdad?, le asustaba la sola idea.
 
Entró a la casa, subió a su habitación y encontró que el ruso estaba profundamente dormido. En silencio se acercó a él y depositó un dulce y tierno beso en su frente.
 
—Lo lamento Víctor...— dijo en voz baja para no despertarlo, mientras lo abrigaba con las cobijas. No podía evitar tener este dolor en el pecho, estaba casado con él desde hace cinco años, los años más felices de su vida, no quería perder la familia que había formado con él sólo por el error de una noche de copas.
 
Pero ahora su futuro pendía de un hilo, todo dependía de si Yuri esperaba algún cachorro suyo o no, ¿qué pasaría si el omega en verdad estaba en cinta?  Le había prometido hacerse responsable si eso ocurría, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Había estado visitando aquel local para hacer acto de presencia, y para que Yuri se sintiera tranquilo; y aun cuando después de su plática no hayan vuelto a dirigirse la palabra, sabía que el menor contaba con él; quizá suponía que podía desposarlo; sería sencillo si no estuviera casado, y si no fuera un alpha nivel tres. En verdad fue un error ocultarle todo eso.
 
En esta sociedad un alpha tenía todas las leyes a su favor; si un omega era infiel  era severamente castigado, pero si el alpha que lo poseyó, incluso si hubiera sido contra la voluntad del omega, lo reclamara como suyo; este tenía el derecho de tomarlo y de desposarse con él. En caso de que el omega estuviera prometido, el alpha que tomó al omega podía pagar una indemnización al alpha ofendido y quedarse con el omega, siempre y cuando el prometido del omega estuviera de acuerdo en entregarlo.
 
Era algo complicado, pero dudaba de que, incluso de ser soltero el prometido de Yuri pudiese entregárselo a él. Que un omega se entregue a un alpha estando prometido con otro alpha es un insulto; pero que este otro alpha sea alguien inferior al alpha prometido es doblemente insultante.
 
Este era el caso y la realidad que Yuri desconocía. Él era un alpha nivel tres, era alguien muy inferior incluso más que el omega que poseyó, y estaba seguro que el prometido del rubio era sin duda alguien de alto rango, para ser el prometido de un Plisetsky tenía que serlo.
 
Suspiró, se puso el pijama y se recostó al lado de su pareja; intentaba dormir pero no podía, la preocupación no lo dejaba. Pensaba en el omega a quien le complicó la vida; miles de dudas venían a su mente. La primera era el por qué pasó lo que pasó esa noche, ¿cómo se dejó llevar? Para que algo así ocurriera sólo podía significar que hubiese olfateado el celo del omega, sin embargo dudaba que haya sido el caso, porque si Yuri estaba en celo, ¿cómo es que atendía un lugar como ese estando en ese estado?
 
La segunda opción que encontraba, y de la que más dudaba que fuera cierta, era que Yuri y él fueran destinados; tendría sentido si no fuese porque no ocurrió nada en su segundo encuentro. Según tenía entendido, cuando un omega y un alpha destinados se encuentran, se atraen inevitablemente, dando paso a una unión inmediata, un instinto que no pararía hasta que el alpha reclame lo que es suyo, y un alpha reclama lo suyo con una marca en el cuello, algo que él evidentemente no hizo.
 
Cerró los ojos tratando de que sus pensamientos cesaran. Si al menos supiera de un modo rápido de saber si su acto tuvo o no consecuencias, lo haría; pero no sabía mucho de estas cosas. Él estaba casado con un alpha, y la unión de dos alphas era totalmente distinta a la de un alpha y un omega, no había punto de comparación; por lo que desconocía totalmente todo lo que tenía que saber respecto a omegas. Cerro los ojos he intento dormir, de nada servía seguir atormentándose ahora, el tiempo ya diría lo que vendría después.
 
La clientela comenzaba a irse, ya era hora de cerrar el local. El rubio se encontraba sentado en la mesa que aquel joven japonés tomaba desde hace tres días; era un buen sitio, desde allí se podía ver todo. Sostuvo su cabeza con ambos brazos apoyando su mentón, y sin ser consciente suspiró pesadamente; esa situación lo tenía estresado.
 
— ¿Te preocupa algo Yuri?— preguntó Mila de pronto, sentándose justo frente a él. Minami estaba con ella —Si es porque pasado mañana llega JJ de una vez te digo que dejes de preocuparte, no alcanzamos a ganar el monto requerido, pero si nos acercamos bastante; JJ es orgulloso, seguro estará impresionado y reconocerá que para tener nula experiencia lo hiciste bastante bien 
 
—No es eso…— la cortó de modo simple, algo poco inusual en él —… bueno, sí, pero no— la chica lo miró un tanto confundida, ¿cómo era eso? —a lo que me refiero es… Mila, ¿tú sabes cómo sabe un omega si esta embarazado?— y eso la confundió más.
 
— ¡¿Qué?! ¿Acaso JJ y tú…?
 
— ¡No!— la volvió a cortar apresuradamente algo avergonzado; apenas fue consciente en ese momento de lo que había dicho, ¿cómo se le había ocurrido preguntar algo así a su compañera? Lo hizo sin pensar —Olvídalo— dijo para ponerse de pie y subir las escaleras.
 
La mayor se limitó a observarlo en silencio; no era la primera vez en estos últimos días que notaba un comportamiento extraño en el rubio. Su amigo había cambiado un poco, exactamente desde el incidente de aquel ebrio japonés, quien por cierto, había comenzado a venir todos los días 
 
No necesitaba ser una genio para darse cuenta de que ese par se traía algo entre manos, y la pregunta que hizo Yuri hace nada, sólo le confirmaba que no era algo bueno, ¿acaso su sospecha era cierta?, ¿su amigo se entregó a ese extraño? Era poco probable, se trataba de Yuri pero… no dejaba de ser inquietante.
 
Minami por su parte se había limitado a mirar y escuchar todo en silencio. En parte podía comprender las posibles dudas en la mente del menor. Yuri era alguien independiente y de un carácter muy poco común de ver en un omega, llegando al punto de quizá no comprender que era uno. Por lo que, en cuanto terminaron de cerrar el local y Mila se fue, subió a la habitación que ocupaba el rubio. Era extraño porque hasta ahora nunca había hablado con él; el prometido de su jefe no era precisamente de su agrado para nada pero… este asunto era un tema serio.
 
Llegó hasta la puerta de la recamara y después de dar un largo suspiro la tocó, no escuchó una respuesta, así que volvió a insistir, y esta vez vio que la puerta se abrió dejando a la vista a aquel rubio ya con la ropa de cama.
 
— ¿Sigues aquí?— dijo a modo de saludo, para el menor era sorprendente ver a aquel enano parado en su puerta. Por su parte el chico de mechón rojo sólo enrojeció un poco molesto; ya recordaba por qué no hablaba con él, ese chico tenía la mala costumbre de mirarlo siempre para abajo, nunca le tomó la más mínima importancia— ¿Qué quieres?— preguntó al ver el silencio del otro.
 
—Lo sé todo…— respondió encarándolo de golpe, lo que asustó al omega ruso,  ¿lo descubrió?—… sé lo que hiciste con el japonés, oí su conversación sin querer y quedé al tanto de todo— y eso le confirmó que, efectivamente, si lo había hecho. Instintivamente lo tomó del brazo y lo metió a la habitación cerrando la puerta detrás de sí.
 
—Debes jurarme que no dirás nada— pidió intentando mantener la calma, esto no era bueno—. ¿Qué quieres a cambio?, ¿dinero?, ¿joyas? 
 
Él más bajo sólo lo observó. No lo culpaba por estar asustado y proponerle algo como eso, la situación era grave.
 
—Ni lo uno ni lo otro, sólo vine a hablar del tema contigo para ayudarte, de omega a omega; porque tú no sabes nada de estas cosas, ¿verdad?— ante lo último el rubio menor negó algo confundido. ¿Ayudarlo?, ¿por qué?— lo supuse— suspiró pesadamente.
 
— ¿Tú sabes cómo un omega averigua si ese acto tuvo consecuencias?— se animó a preguntar estando más tranquilo, y mientras tomaba asiento en la cama, el otro hizo lo mismo.
 
—Tu olor; el padre de tu hijo debería distinguir un olor inusual en ti desde que estuvieron juntos hasta ahora; desde el momento de la concepción el olor de un omega suele cambiar y los alphas son capaces de percibir este cambio; el aroma siempre nos traiciona frente al alpha que nos conoce íntimamente, por eso también debes tener cuidado de JJ, él podría percibir tu traición por tu aroma, los alphas pueden percibir el miedo y los nervios por esos cambios— concluyó mientras el menor se limitó a escuchar en silencio.
 
Ya había escuchado algo sobre eso, pero no sabía nada con exactitud. Ciertamente el haber crecido distanciado de la sociedad y con la única compañía de su abuelo, un alpha, había tenido consecuencias negativas en él; prácticamente no tenía idea de nada, no sabía lo que era un omega, y lo poco que sabía no le gustaba.
 
— ¿Por qué decidiste ayudarme?, ¿acaso JJ no te nombró mi espía oficial?— realmente no entendía la actitud noble del otro, le parecía muy extraño, sobre todo porque creía que si el chico no le hablaba era precisamente por lo que dijo el canadiense antes de que se fuera. 
 
<<Minami cuida de Yuri, procura que no escape, pero sobre todo, que ningún alpha se acerque a él con malas intenciones; no confíes en gatito, es huraño y muy escurridizo>>, recordó, luego de eso JJ giñó el ojo. ¡Cómo odiaba cuando hacía eso!
 
—Por algo personal, no lo hago por ti, si no por mí. De todos modos ya te avisé, es sorprendente que aquel alpha no lo supiera si a leguas se ve que es mucho mayor que tú. Cuídate de él, porque puede que sólo este jugando contigo; y descuida, en mis planes no está decirle nada al señor JJ…— tras decir aquello el chico abandonó la habitación, dejando a Yuri algo inquieto, sobre todo por esa frase que resonaba en su cabeza “puede que esté jugando contigo” ¿Por qué tenía que mencionar eso? No es como si él no lo hubiera pensado.
 
Se recostó en la cama, cubriendo su rostro con sus largos cabellos. Yuuri parecía honesto cuando le dijo que se haría responsable, y desde ese  día se la pasó viniendo cada noche al local, lo que le recordaba que mañana sería la última que atendería dicho lugar. Tenía que hablar con el japonés, comprobar de una vez si en su interior estaba creciendo una nueva vida… y si era el caso, debía insistir en ser reclamado.
 
Sabía que su madre, mujer prestigiosa y fría como el hielo pegaría el grito al cielo cuando lo supiera; y su padre, hombre de negocios, brillante ejecutivo, seguramente lo abofetearía por deshonrarlo a él y a su familia; cuando nunca les ha importado nada sobre él, ni su vida misma. 
 
Se sentía tan solo; nunca lo demostraba, pero era así, y ahora esta soledad lo carcomía más que nunca. ¿Yuuri lo sacaría de esto?, ¿su cachorro le daría la felicidad que en el fondo buscaba?, ¿y si eran los dos, Yuuri y su bebé? Se sacudió la cabeza y se sentó de golpe avergonzado, ¿en qué demonios estaba pensando?, no era como si por una noche de calentura pudiera nacer una linda historia de amor, era ridículamente absurdo. Tomó las mantas y se tapó hasta la cabeza, intentaría dormir, el sueño le estaba haciendo pensar estupideces.
 
El día llegó, luego la tarde, y al final, lo que él nombró como “la última noche”.
 
Se encontraba sirviendo las bebidas mientras esperaba impaciente al joven japonés, tenía que hablar con él, y en cuanto lo viera lo haría. Hoy mismo debía resolver ese asunto; no podía dejar que el tiempo pasara así nada más
 
—Está aquí— escuchó la voz de Minami de pronto, por lo que volteó a ver y supo de qué hablaba, el japonés había llegado al fin, como todas las noches —habla con él— le dijo, aún no entendía por qué ese chico lo ayudaba, pero lo agradecía. Sin esperar más, se acercó a la mesa del japonés.
 
—Ven conmigo— lo saludó con aquello, mientras el pelinegro lo miró un tanto confundido. ¿Ahora qué pasaba?, no cuestionó y  lo siguió hasta llegar a aquella habitación.
 
— ¿Qué ocurre? — preguntó al fin, viendo la determinación en aquellos ojos verdes mentolados, el menor lo miraba desafiante estando frente a él.
 
— ¡Huele!— soltó sin más extendiendo la mano, lo que confundía al japonés 
 
— ¿Qué?
 
—Que huelas. Dicen que los alphas distinguen los olores; dime, ¿tengo un olor distinto al de antes de que nos juntáramos de ese modo?, tú deberías saberlo, sólo tienes que comparar mi olor de ese entonces al de ahora; si huelo distinto es porque espero un cachorro tuyo…— mientras hablaba se acercó más al mayor, insistiendo que el otro accediera a su petición; lo que confundía al de cabello negro, y lo ponía nervioso también.
 
—Espera, estás muy cerca— dijo percatándose de que algo ya no andaba bien; la cercanía del rubio comenzaba a despertar en él sus instintos más bajos, como aquella vez, ahora lo recordaba, fue así como pasó.
 
—Porque no puedes oler y ya, no te cuesta mucho hacerlo— el menor tenía su frente pegada a la del japonés, lo que terminó por descontrolar todo en la mente de este.
 
Su cercanía, su olor, su presencia. ¿Qué era esto?, algo desconocido, algo que no creyó que existiera. ¿Quién era Yuri?, ¿qué era Yuri?, sin poder evitarlo más, tomó el mentón del contrario ante la mirada desconcertada de este, y sin pensarlo depositó un apasionado beso en sus labios.
 
 
Notas finales:

Bien hasta aquí =D 

Espero el capitulo haya sido de su agrado n.n traere la continuación lo antes posible =D 

Cualquier duda, sugerencia, crítia o comentario es bien recibido:) 

Cuidence mucho por favor. Hasta la próxima ^0^/ 

 

Crédito de corrección a: Roüx Liz Cam  


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