La lluvia había comenzado a caer fuertemente, mientras las pocas personas que aun transitaban las calles corrían apresuradas buscando refugio; dentro del edificio en el que se encontraban, los relámpagos podían oírse muy fuertes a pesar de tener las ventanas cerradas. Aun así, Víctor no le prestaba la menor importancia al mal clima de afuera, su atención estaba enteramente en aquella pequeña habitación.
Miró con detenimiento a los dos que tenía en frente, mientras mantenía bloqueado el paso en la entrada con su cuerpo. Sentía la duda e inquietud de ambos al verlo aparecer de pronto, lo notaba porque los dos se habían quedado sin palabras y sus ojos reflejaban cierto temor; especialmente los de Yuuri, quien siempre había sido tan malo para disimular sus emociones. No le gustaba ver al pelinegro de aquel modo, pero no había encontrado una mejor oportunidad para aclarar esta situación de una vez por todas.
Desde el día que descubrió a su esposo en aquel bar, se había dado la tarea de seguirlo cada noche, así asegurarse de que sus encuentros con aquel omega no fueran tan "íntimos". Tan solo imaginarlos compartiendo la misma cama hacía que su sangre hirviera. Por fortuna aquel omega había dejado de aparecer en presencia de Yuuri por un buen tiempo, ese chico no asistió más a aquel bar desde ya dos semanas. Lo que lo había llevado a pensar que tal vez había mal interpretado todo, y que en realidad Yuuri nunca le fue infiel.
Sin embargo los celos lo invadieron de nuevo aquella noche, al verlo conversar con un omega distinto al anterior; más sabía que sacar conclusiones apresuradas podrían hacerlo errar. Por lo tanto espero paciente y continuó observando y siguiéndolo sigilosamente para no ser descubierto.
Y entonces pasó de nuevo, lo vio salir de aquel callejón con aquel omega rubio y una maleta. Quizá habría sido mejor tomar las cosas con más calma, pero verlo junto a ese chico, en una situación como esa, no hizo más que aumentar las inseguridades en él; aún así se contuvo, y continuó siguiéndolo incluso hasta dentro del hotel. Y ahora que había escuchado toda su conversación a través de la puerta, ya no podía tratar de callar por mucho más.
Era tiempo de enfrentar a ese chico que desde que apareció en la Vida de Yuuri, no había hecho más que alejarlo de él. Porque podía sentirlo, Yuuri pensaba en aquel omega la mayor parte del tiempo, incluso cuando estaban los dos solos. Por lo que lo vio directamente a los ojos intentando intimidarlo, mas a pesar de si notar un poco de inquietud por lo sucedido, aquel omega no bajo la mirada, y lo vio desafiándolo de igual modo.
Era extraño, sobre todo sabiendo que quien más corría peligro por esta situación, era precisamente ese joven. Era un omega tratando de enfrentarse a dos alphas, eso no era de admirar, eso era estúpido.
— Vi Víctor, ¿Qué haces aquí?...— escuchó por fin la voz de su querido esposo, titubeante y nerviosa. Por lo que dirigió su vista en dirección a él.
Estaba ahí, parado con esa mirada desconcertada, tan solo con una camisa de tela blanca y un delgado pantalón negro, totalmente desprotegido del inmenso frío de las noches en Rusia. Verlo así lo hacía enojar, ¿Qué puede ser más importante que su salud?, ¿acaso ese omega? Miró de nuevo en dirección al chico rubio, este traía puesto el largo abrigo café de Yuuri, muestra de que Yuuri lo protegía. No podía evitar perder la calma con eso.
— ¿Quién eres tú?...— ignoró la pregunta del nipón, y preguntó aquello viendo de frente al más joven, mientras este trataba de no dejarse intimidar por la voz de mando de aquel alpha. Esto no pintaba bien, nunca había imaginado que tendría más problemas a parte de JJ y su familia.
— nadie…— respondió tratando de sonar calmado, mientras veía con cuidado la manera de escapar de aquel lugar. Si ese hombre llegara a decir algo, o si hacía de esto un escándalo público, para el todo estaría perdido. De pronto sintió como el mayor lo agarro bruscamente del brazo, y de mala manera lo arrastro con el cerrando la puerta detrás de sí. Era molesto y humillante, pero ese hombre tenía una fuerza superior que era incapaz de enfrentar, por lo que no pudo evitar que lo tratara así.
— ¡de nada servirá que intenten mentirme!, ¡lo sé todo!, ¡sé que me han estado engañando!...—oyó sus palabras llenas de ira, mientras sintió como lo empujó bruscamente a los brazos de Yuuri, quien lo sostuvo para que no se lastimara. A penas en ese instante notó que el japonés estaba demasiado nervioso.
Por su parte Yuuri miraba a Víctor y no lo reconocía, hasta ese día jamás lo había visto tan enojado, tan molesto. No lo culpaba, pero… era duro verlo así, y también lo era el sentirse tan débil, siendo el principal culpable de todo esto.
— Víctor, yo…— no sabía que decir, ¿cómo se supone que debía arreglar esta situación?, intentó no herir a ninguno, intentó mantener sus secretos a salvo y no funcionó. Sus dudas e inseguridades le estaban cobrando factura en ese mismo instante. Por no decir la verdad desde un comienzo, por no tener el valor de enfrentar sus actos, Víctor y Yuri habían terminado enterándose de las cosas de un mal modo.
Jugó con fuego, y se quemó.
— ¿esta es la manera en la que pagas todo lo que hice por ti? Yuuri, eres un alpha de nivel tres, sin mí nunca hubieses sido nadie…— continúo escuchando la voz del mayor. Era evidente que se estaba dejando ganar por su enojo, de otro modo, Víctor nunca le diría algo así.
Esas palabras dolían, dolían de un gran modo porque hablaban con la verdad. Sin Víctor nunca hubiera sido aceptado dentro de esta sociedad, que trataba a los bastardos como culpables de haber nacido en estas condiciones. Su infancia fue dura por esa razón, y ahora Yuri traía dentro de él a un niño que si llegara a nacer, sufriría su mismo destino; tan solo por ser un hijo concebido fuera de los lazos del matrimonio. En ese momento recordó las palabras que una vez su madre le dijo.
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Lo había hecho, encontró a Víctor y se enamoro de él sin importar no pertenecer a su mismo nivel, y sin importar de que este fuera un alpha al igual que él; se moldeo a las circunstancias a pesar de las pocas probabilidades que tenía de cumplir el mayor sueño del ruso platinado, y a pesar del rechazo que la familia Nikiforov le había brindado desde que los conoció. No lo hizo porque buscara salir del margen de la sociedad, lo había hecho porque tal y como le aconsejo su madre, vio en él la oportunidad de ser feliz... aunque gracias a ello quizá si haya tenido beneficios que Víctor le reprochaba justo ahora.
El sabía que comparado a otros alphas, ya sean del nivel más alto o el más bajo, era débil, y su debilidad no era física, si no mental. Más sin embargo ahora tenía justo en sus brazos la oportunidad de demostrar que podía proteger algo, a alguien, y tenía la obligación de hacerlo. Yuri traía dentro de él a su hijo, y no podía permitir que el alpha que tenía en frente le hiciera algún daño. Por lo que respiró profundo e intento enfrentar esta situación con valor.
— Infeliz…— escuchó hablar de pronto al menor, callando su voluntad de reclamar lo dicho por su esposo, y captando la atención de este — ¿te crees que por ser un alpha de nivel uno tienes el derecho de tratar a los demás como seres inferiores?, no eres más que un engreído con aires de grandeza. Yuuri no es tu propiedad, y tener un rango dentro de la estúpida sociedad no lo hace alguien, como el no pertenecer a este ridículo círculo apestoso no lo hace nadie, Yuuri no te debe nada y no tienes derecho de reclamarle algo. Después de todo, todos los alphas son iguales, y no creo que él allá hecho algo que tu no hubieras hecho jamás.
Su voz sonaba despectiva, mientras se alejo del cuerpo del japonés para enfrentar al ruso mayor, quien guardo silencio por lo dicho por ese omega. Sus palabras le dieron una bofetada, porque tenía razón, Yuuri no hizo nada que él no hubiera hecho antes, y aun así, no podía evitar sentirse molesto porque Yuuri lo haya hecho. Sabía que estaba siendo injusto, pero no podía contener todas sus emociones.
— deberías guardar silencio, no hay modo de que entiendas el enorme problema en el que estas metido, cuando tu familia se…
— ¡no me importa!…— lo volvió a escuchar, interrumpiendo sus palabras sin cambiar de actitud— no tienes que amenazarme entiendo perfectamente la situación, y no me interesa lo que pueda pasar conmigo, no me doblegare ante ti ni ante nadie. Y ya que no tiene caso tratar de huir, al menos puedo decirte lo que pienso— lo miró directamente a los ojos al decir lo último, mientras Víctor trataba de no perder la poca paciencia que le quedaba. No le gustaba dejarse intimidar, y justo ahora lo estaba haciendo.
— ¿y qué es lo que piensas?...— preguntó viéndolo seriamente.
— Qué eres tan patético, que ni siquiera eres capaz de comprender el porqué tú matrimonió de cinco años se está desvaneciendo…— respondió, logrando que el platinado guardara silencio. ¿Qué no era capaz de comprenderlo? No tenía que comprender nada, porque a pesar del problema actual, no había nada que amenazara su felicidad con su esposo, o eso quería creer.
Yuuri se mantenía en silencio observando la discusión. Sabía que nada de esto estaba bien, pero no encontraba el modo de solucionar las cosas ahora que tenía todo enredado. Víctor estaba molesto con él, al igual que Yuri, y no podía culparlos ya que tenían razones, y tampoco podía dejar que lo hicieran de lado siendo el responsable de todo. No sabía qué hacer, no encontraba la manera de enfrentarlos a ambos, de enfrentar esto, de explicarlo todo.
De pronto sintió el piso moverse, y las siluetas que tenía en frente comenzaban a tornarse borrosas, trató de ir hasta ellas, pero sin poder evitarlo todo oscureció. Lo último que pudo oír fue solo un golpe y la voz de Víctor gritando su nombre <> no podía hacer nada, solo esperaba que Yuri no se marchara, no podía perderlo…
...
Abrió los ojos lentamente sintiendo sus párpados algo pesados; en ese instante vinieron los recuerdos de lo sucedido hace solo unos momentos para él, por lo que se incorporó rápidamente y lo primero que hizo fue buscar al chico rubio.
— ¡Yuri!...— soltó de modo involuntario, apenas siendo consciente de que Víctor estaba junto a él.
— No te preocupes, está en la otra habitación. Lo tengo vigilado así que no escapará...— habló el mayor sonando más calmado, al parecer ya no estaba molesto. Eso lo hacía sentirse miserable. ¿En verdad era tan patético? Se desmayó en pleno apogeo, solo él podía hacer eso en una situación así— el médico dijo que al parecer no estuviste alimentándote bien y tu cuerpo estaba débil, por eso al recibir una emoción muy fuerte la presión se te subió y produjo un desmayo— continuó, estando sentado y de brazos cruzados.
Yuuri miró en dirección a la ventana tratando de no mirar de frente a su pareja, no tenía el valor, ni el descaro para hacerlo. A penas en ese momento se dio cuenta de que ya era de día, y de que ya no estaban en aquel hotel; justo ahora se encontraban en su habitación marital, estaban en casa. ¿Cuándo tiempo se había quedado inconsciente?
— ¿Yuri vino hasta acá?...— preguntó involuntariamente otra vez, mientras Víctor respiraba profundamente. Lo que hizo que el nipón bajara la mirada apenado por haber nombrado a Yuri nuevamente— yo… se que te debo muchas explicaciones— comenzó de nueva cuenta, tratando de encontrar el modo de arreglar las cosas con su esposo; sin embargo este lo cayó enseguida.
— Fue mi culpa…— dijo al momento de ponerse en pie y dirigirse a la ventana para abrir las cortinas— yo te empuje de algún modo a esto, no se me olvida que fui yo quien en un principio propuso hacerlo. Si ese día yo no hubiera hecho aquello, estoy seguro que ese omega nunca se hubiera cruzado en tu camino— continuó, mirando a través de la ventana
Yuuri suspiró al oír eso. Era verdad, si aquel día no hubiera tenido aquella discusión con Víctor, tal vez nunca hubiera conocido a Yuri… aunque eso no justificaba el error que cometió al intimar con él.
— fui un tonto…— respondió, logrando que el ruso lo mirara— entenderé si quieres dejarme, si quieres castigarme, o lo que sea quieras hacer. Solo, solo no lo lastimes a él por favor— suplicó aun sentado, haciendo una reverencia — Solo fue una vez. El día que discutimos entre en aquel bar y bebí demás; ni siquiera recuerdo bien como es que pasó, pero pasó y termine faltando a nuestra unión y arruinando la vida de Yuri, le oculte a él sobre ti, como a ti te oculte sobre él. Mi intención no fue jugar con ambos, solo me preocupaba el rechazó que pudieras darme al enterarte, y también el daño que le pudiera causar a Yuri si sabía que yo no podía ayudarle del modo correcto, no podía reclamarlo porque estaba contigo y…— cayó de pronto, al sentir los brazos de Víctor rodeando su cuerpo. Lo que lo sorprendió.
— está bien Yuuri, ya lo dije ¿no? De cierta manera soy el principal responsable de esto…— lo escuchó decir otra vez, mientras lo apegaba más contra su pecho— descuida, no tomare represalias ni contra ti, ni en contra de ese omega. Lo he estado pensando y ya encontré la manera de resolver esta situación con algo que nos beneficia a los tres— lo último no había logrado entenderlo.
— ¿a qué te refieres Víctor?...— preguntó
— A nuestro matrimonio…— continuaba sin entender— el único problema entre nosotros es la falta de un hijo. Yuuri, sabes que yo te amo y haría lo que fuera por ti. Por esa razón estoy dispuesto a aceptar que me des el hijo que anhelo por este medio.
— No entiendo…— habló en voz baja, mientras Víctor deshacía el abrazo y lo sostenía de los hombros para verlo directamente a los ojos.
— es simple, reclama la total tutela de tu futuro hijo, de ese modo ese niño crecerá como hijo nuestro y el omega podrá ser libre…
Eso lo había dejado sin palabras, ¿reclamar la tutela total de su hijo?, ¿Víctor en verdad esperaba que Yuri aceptara perder todos los derechos sobre su bebé?