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Anónimo: Nuestra historia juntos - En edición - por PinkuBurakku

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Notas del fanfic:

 


Hola nuevamente chic@s como lo prometi, aqui esta este nuevo fanfic que como ya lo he remarcado es el "espejo" de mi otro fanfic una noche, toda una vida. Gracias a todos los que siguen el otro fic y espero que este les guste igual, sin mas que decir hago las aclaraciones pertinentes.

°Primero que todo este fic tratará sobre los problemas amorosos de Harry y toda su vida a los largo de todas las películas comenzando desde la cuarta, este fic tiene como pareja principal el Drarry y el Harco sin embargo no quiere decir que harry o draco no se enreden con nadie más, es un fic lleno de amor, lemon, hard y todas locuras que imagina mi pequeña cabeza.

°Segundo punto este fanfic varia un poco algunos sucesos y personalidades pero también se apega muy de cerca a muchas otras cosas.

°Tercer punto como ya lo dije anteriormente este fanfic varia algunas cosas por lo cual muchas de las personas que murieron en el libro o la película aquí siguen vivas o escondidas la cosa es que no murieron y creanme cuando les digo que haré situaciones totalmente raras y locas con tal de que aun sigan vivas ciertas personas

Por ultimo esta historia contendrá mpreg - posiblemente - asi que si no te gusta ese tipo de cosas, por favor no lo leas. Ya creo que es todo y si olvide decirles algo a lo largo de los capítulos lo dire gracias por todo y sin mas los dejo leer.

 

Después de años, renací para quedarme y terminar la loca vida de estos tres; el fanfic fue sometido a re-edición, sin alterar la trama ya existente pero si mejorandola. Aceptémoslo, no se entendia un carajo; sin embargo gracias a los que se tomaron la molestia de leer y a los que apenas empiezan, prepárense para el drama, sexo y más drama.

Traigan pañuelos.

Pinku Burakku. 

Notas del capitulo:

Hola, empezando este primer capitulo, espero que les guste este fic y claro los que llegaron aquí por mi otro fic solo les pido que no lo dejen de lado, ya que este solo lo hice para hacer felices a todos y asi tendran todas las parejas que quieran sin quitarle protagonismo a ninguna. Cada fanfic tiene su toque y su drama por descubrir.

Una cosa más, al empezar a escribir estos fanfic de Harry Potter, quise hacer una serie donde integrará a varias parejas;teniendo como base el mismo fanfic asi que de esa serie ya van estas dos parejas, si esto tiene éxito, ya subire los demas fanfic para completar la serie. Sin más, gracias a todos los que leen mis pocos fic y gracias por todo.

Los personajes aquí descritos no me pertenecen son propiedad de Jk Rowling, yo los uso solo para entretenimiento y sin ningún animo de lucro. Perdonen si encuentran algun error de ortografia o en la redacción.

PD: Con la revisión y edición del fanfic me di cuenta de algunas incongruencias, poca profundidad en los personajes y capitulos demasiado largos por la falta de redacción adecuada, por ello, he tomado la decisión de armar el fanfic desde el inicio, sin cambiar la trama o los sucesos; solo mejorando un poco la cosa, por eso este capitulo constara de dos partes y no solo una como estaba planteado en un primer momento.

PK. 

 

 

     Suspire por tercera vez en la noche, a poco de morir del aburrimiento; a mí lado un suspiro igual de cansado y aburrido me secundo, al menos no era el único. Al girar, Ron me recibió con la pose más lastimera de toda la noche, en un estado tan hastiado como el propio. No se suponía que esto acabara de esta manera; era la noche del baile, se suponía que debería estar danzando con los otros magos sobre la pista, con una linda chica y un prospecto de buena noche en los dedos, en vez de eso; bueno, podría decir que el ponche estaba bastante insípido.

 

Los ojos conectaron con los de Ron, podía leer el fastidio en su azulada pupila al igual que él podía notarla en las orbes esmeraldas. Ambos giramos a ver a nuestras parejas de baile, ambas gemelas Parvati sonreían y bailaban sin duda con una buena noche; por lo menos ellas eran felices y se divertían. Me permiti tener un poco de envidia, aunque a decir verdad, me daba igual la situación, sólo vine con ellas porque eran la última opción; a decir verdad todo era culpa de mi pareja que no quiso dignarse a aceptar una misera invitación al baile; era ciertamente bochornoso y de sólo recordarlo, no sólo la rabia pululaba en la sien, sino también el recordatorio constante de la pequeña pelea. Decir pequeño, era un eufemismo.

 

 

 

 - POV HARRY -

 

 

 

Emocionado surcaba los pasillos del colegio, aunque en el exterior no dejaba ir ni una mísera sonrisa, por dentro la situación era otra; apenas me contenía con un cúmulo de sentimientos difícil de dirigir. Estaba casi eufórico, había planeado esta pequeña propuesta desde el mismo nombramiento del dichoso baile. Pronto los pies recorrieron todo el camino hasta nuestro pequeño lugar, donde siempre nos encontrábamos; la sala de Menesteres. Al llegar eché una vista a ambos lados antes de entrar, sólo por asegurarme; una vez seguro ingrese con la fragante sonrisa que me había acompañado todo el día. Su cuerpo me recibió de espaldas y sin girarse me dio la bienvenida silenciosamente; sabía a la perfección quién era. Aproveché el pronóstico para acercarme por la espalda y envolverlo en un fuerte abrazo, dejando un húmedo beso sobre su marmolado cuello.

 

-Hola mi dragón - Con una mueca en los labios pegada a su piel, lo gire entre los brazos para beber adecuadamente de su boca. Comprobando con un ensanchamiento de sonrisa, que el rubio se rendía entre mis brazos, dejándose hacer correspondiendo con la misma gula.

 

-¿Cómo está mi pequeño león impaciente?- Preguntó en medio del beso, con las palabras vibrando contra mis labios. Succione su labio inferior con fuerza, hasta que este se abultó deliciosamente hinchado. Los besos dejaron la inocencia del saludo para tomar un nuevo fuego que calentaba la piel, calcinando el raciocinio al sentir un trozo de la piel ajena. De allí un declive nos empapó a ambos al sentir la saliva del otro al saquear la cavidad ajena; los pies antes estáticos decidieron avanzar ahora impulsados por la desesperación.

 

- Así que mi pequeño León, me llamó para esto…- Con burla su tono amortiguado hizo eco en la silenciosa habitación justo al caer sobre la cama; un jadeo tembloroso abandonó la boca socarrona al acomodarme entre sus piernas, empujando sin pena en medio de estas. Tire de la túnica hasta separarla de su adictiva piel -... Pensé que sería otra cosa…- A pesar del temblor en su voz, el rubio seguía hablando sólo por la satisfacción de parlotear hasta tenerme completamente hastiado. Silencie la imperiosa boca mordiendo con decisión su pálido cuello -... No me estoy quejando; no me molesta en absoluto pero intuí que al decir urgente era algo de suma importancia - Su verborrea ahogada murió en el momento que la húmeda lengua recorrió todo su cuello hasta el tentador lóbulo de su oreja. Tire de éste con saña recordando que al final, el rubio tenía razón. Tenía algo importante que decirle.

 

-Ahora que lo mencionas, sí tengo algo importante que quiero preguntarte...- Tomando una gran bocanada de aire suspire sobre su cuello, intentando despejar la lujuria y los nervios a partes iguales. Me sostengo de las manos cerca de sus costillas, buscando las orbes grises, necesitaba seriedad para lo siguiente a preguntar, aunque no me permito borrar la sonrisa a pesar de todo -... ¿Draco quisieras ir al baile conmigo?...- Pregunté un poco atropellado con los nervios y el corazón latiendo en los oídos; incluso contenía el aire. No obstante, unos burlones pozos grises recibieron la propuesta; solté el aire de golpe, todas las esperanzas se fueron a la mierda mientras la irritación tomaba posesión de mi cuerpo sobre la lujuria - … ¿Qué es tan gracioso?- Pregunté alcanzando el límite con suma facilidad; Draco no respondió y tuve suficiente en un solo minuto. Me erguí dispuesto a levantarme, sin embargo los finos dedos me detuvieron.

 

-Harry me estas preguntando si podemos ir al baile juntos… ¿como pareja? - Preguntó irguiéndose sobre los codos, pegando mucho más nuestros cuerpos, la risa burlona al final de la frase creó un nudo en alguna parte del estómago. Asenti serio como respuesta - … Harry sabes que no podemos hacer eso - La risa por fin se detuvo al ver la mortal seriedad que me empaña las facciones.

 

Asenti por segunda vez totalmente mudo; los sentimientos tan dispares como la magia que poseía, se arremolinaron en el pecho y suspiré en medio de su silencio. Me erguí sobre los muslos mirando al mago; ya no esperaba nada de este, muy contrario al entrar a la habitación cuando tenía la certeza que la respuesta sería un sí rotundo; qué ingenuo, la tormentosa conciencia que siempre parecía hundirme en la oscuridad, no daba tregua ante la situación. Me aleje por completo de su cuerpo, poniendo un buen tramo de distancia entre ambos aún con los oscuros pensamientos bailando en las neuronas. Había sido patéticamente ingenuo, claro que el gran Draco Malfoy nunca se molestaría en ir con un león a tal celebración. Le prometí a mí orgullo nunca más intentar algo así.

 

Me separe por completo levantándome de la cama, arreglando la túnica y ropajes desordenados con la furiosa faena; había concluido nuestro encuentro. Al terminar le dediqué una última mirada, el rubio tenía el ceño fruncido pero esa irritable expresión de superioridad pudo conmigo; simplemente era inútil, Draco siempre sería Draco, a pesar de todo. Debía reconocer que esta vez, era mejor tomar distancia; me sentía rechazado pero sobretodo dolido; no, más que eso, estaba cabreado. Sí, ese era el sentimiento dominante entre tanto desorden emocional, estaba jodidamente cabreado. Debía irme antes de empezar una pelea de verdad. Me gire dispuesto a seguir el hilo de los pensamientos, apenas di un par de pasos cuando la muñeca fue sostenida con ímpetu. Respire profundo.

 

- ¿Harry a donde crees que vas?- Preguntó el descarado, gire lo justo el cuerpo para que ambos irisis se encontraran. La serpiente había cambiado nuevamente la expresión como un maldito Camaleón, pero este sin duda me cabreaba más; su rostro era de serena calma.

 

-Lejos de ti- Respondí manoteando con fuerza, forcejeando aún en la incómoda posición del cuerpo a medio doblar. El costado se resiente pidiendo en silencio una posición mucho más cómoda. Me gire por completo encarando al rubio al ver que no cedía en su agarre -... Draco suéltame - Amenace respirando profundo, intentando calmar en vano el tormentoso deseo de ahorcarlo. El rubio me reto a hacerlo, acepte el reto; deje ir una descarga de la poderosa magia que llevaba a cuestas. Draco se apartó como si quemara debido a la electricidad invadiendo su piel, al igual que el mio.

 

- Maldición Potter, no hagas eso...- La calma había abandonado su cuerpo para crispar irritado; bien, al menos éramos dos los cabreados. El latigazo de poder había tocado su blanca piel, volviéndola roja - ...No puedes hacer una escenita como esta, sólo porque te niegue algo; ya no somos niños - El rubio dejó su piel magullada para levantarse de la cama y enfrentarme como era debido; el ceño profundamente fruncido y los labios en una fina línea. Boquee como pez fuera del agua flipando ante su cinismo, ¡era su jodida culpa!. Esto no era una escenita, es más ni siquiera era una escena; era la demostración de dolor después de un rechazo, no era difícil de inferir al menos para un mago normal, cosa que distaba mucho del presuntuoso brujo peli plateado.

 

-¡Vete a la mierda!- Grité con rabia, caminando a paso acelerado hasta la puerta abriendo esta de un solo movimiento de varita; la puerta de madera chocó contra el marco haciendo vibrar las paredes. Era suficiente, en verdad tenía que salir o golpearía al témpano de hielo rubio.

 

-¡Eres un niñito malcriado!- Grito desde el otro extremo de la habitación, interrumpiendo la retirada, aunque esta fuese por el bien de ambos. Le dediqué una última mirada sobre el hombro, escogiendo a pesar de la rabia las palabras adecuadas.

 

-¡Vete al infierno rubio oxigenado!- Grité dando un gran paso hacia afuera; las palabras incluso habían resonado por los pasillos de piedra colindantes a la habitación. Cerré la puerta con un nuevo pase de varita, detenido pocos segundos frente a esta para respirar y no hacer vibrar los candelabros cercanos.

 

Ya se arreglaran las cosas pensé estúpidamente mientras avanzaba a pasos furiosos fuera del castillo, necesitando aire o iba a hechizar a alguien; quizás el primer diablo que se acercara. No obstante, al contrario de las otras tontas peleas o riñas, esta vez la pelea se prolongó por días, los orgullosos corazones no dejaron que ninguno diera el brazo a torcer, dando como desastroso resultado, de ambos con parejas diferentes en el dichoso baile; Draco había llegado con la venenosa Parkinson a la fiesta, todo sonrisas y pestañeos coquetos, sabía a la perfección lo que tramaba y aún así, me deje consumir por la rabia; la sangre vibro con furia para detenerse unos pocos minutos después de súbito, casi en un jodido paro cardiaco; doloroso y caliente, la verdad implícita en sus actos, había preferido venir con la demente serpiente que conmigo.

 

Unas risas me sacaron de las escabrosas ensoñaciones, no fue necesario alzar la mirada para saber a quién pertenecían; reconocería la risa del dragón a kilómetros. Preferí consumirme en la miseria junto al vaso insípido de ponche y no mirar al deslumbrante rubio con su perfecto traje a la medida y Parkinson colgado del brazo; o peor con las manos en su cintura al bailar; no, definitivamente no necesitaba eso. La noche iba de mal en peor, pero cómo suponía todo podía empeorar ese era el Don Potter, la maldita mala suerte. Pude comprobar fehacientemente la teoría al ver acercar a una risueña Cho; la hermosa chica que me había robado el aliento antes de conocer a cierto rubio ahora sólo significaba una cosa; problemas.

 

-Hola Harry- Murmuró alegre; muy alegre, todos parecían estarlo esta noche. Lo que no esperé fue su valentía al romper mi espacio personal y presionar un beso húmedo sobre mi mejilla. Bueno, eso sólo confirmaba los problemas.

 

-Hola Cho ... ¿Qué tal todo?- Pregunté con una flamante sonrisa incómoda; tratando se ser cortés y amable, la chica no tenía la culpa de mi mierda de noche. Quizás así, con sonrisitas, podría descubrir que quería la Hufflepuff.

 

-Divertido … - Murmuró con un hermoso pestañeo que en antaño hubiese significado la muerte por completo de mi cerebro, pero ahora sólo lograba un ligero ceño fruncido - … Lo que no puedo comprender a pesar de lo inteligente que dicen somos los tejones es, porque uno de los chicos más atractivos del colegio, está sentado aquí; solo y bebiendo ponche …- Algo había en su mirar que me decía qué simplemente no había venido a saludar y qué, no estaba del todo cuerda. Estaba seguro de que había bebido algo más que el sano ponche insípido. Lo asegure al verla acercarse peligrosamente, mierda; eso eran mucho más que simples problemas, pegue la espalda a la silla - … Vamos Harry, ambos sabemos que puedes encontrar algo mejor que una chica hindú para que te haga compañía - La chica sonreía exageradamente casi sobre mí, su mano descansaba literalmente sobre el cabezal de la silla acechándome por completo; bebí de un solo trago el ponche, tenía la garganta seca. Ignoré sus palabras lo mejor que pude; claro que había sido invitado a bailar, no obstante, tenía una escenita de acosador intenso que recrear sobre el trasero de Draco.

 

-Cho linda …- Comencé ensanchando la sonrisa sin molestarme en apartarla, recordando las palabras de Sirius, se bueno con las chicas - … No quiero ser grosero pero viniste con Cedric, creo que deberías volver con tu pareja - La chica aprovechó la poca luz que nos iluminaba en el salón para acercarse otro poco. Su rodilla descansó en un lugar, que no debería estar sí no quería que cierto Dragón las cortara. Pensé que me besaría, pero sólo señalo a Cedric unos metros a mi derecha bailando con sus amigos, gire el rostro astutamente alejando los labios de los suyos, para evitar inconvenientes.

 

-Está divirtiéndose por su lado… - Comunicó con lo que quise creer era pesar, después de todo la chica era la novia del Hufflepuff; no obstante Cho seguía pegaba igual que una lapa a mi cuerpo, bastante indecente para los ojos que pretenden no ver - … Yo estoy divirtiendome por el mío …- La chica tomó aire, separándose unos centímetros hasta deslizar su rodilla morbosamente por el miembro dormido debajo de la túnica, suspire hondo cuando la rodilla escapo de mi cuerpo, no era tonto, esto apenas comenzaba - ... Además, ya me canse de él… En cambio, quise venir a hacerte compañía al verte tan sólo - Sus labios volvían con imperiosa sensualidad al rozar mi oreja, me tense un poco sin borrar la sonrisa; la tejón resultaba ser todo un interesante mundo por descubrir al estar ligeramente ebria.

 

Tenía dos opciones en la actual mierda de noche; seguir el juego a Cho y descubrir lo interesante que podría ser su compañía; sólo como juego para animar la noche, no llegaría muy lejos en realidad; lo sabía perfectamente pero aún así, sonaba tentador. Por otro lado, podría seguir sentado como un ogro en la dura silla, bebiendo del maldito ponche y carcomiendo a Draco con la mirada, saboreando despacio cómo disfrutaba de la feliz compañía de sus amigos y Pansy. Rápidamente busque al rubio; sostenía la delicada cintura de su pelinegra compañera pegada a su pecho, riendo como un idiota; malditamente cerca. Los ojos nuevamente volvieron a Cho, la chica se había apartado lo suficiente para darme espacio de respirar; deje el vaso sobre la mesa a mí lado, me erguí acomodando la túnica.

 

-¿Entonces Harry, me acompañas?- Preguntó con picardía sin duda viendo la determinación bailar en las pupilas verdes; mire una última vez al rubio, intercalando la vista sólo unos segundos, vacilando apenas.

 

Cho sin embargo, totalmente coqueta y con cierto vestigio de impaciencia, tomó el brazo enfundado en la túnica, arrastrándome fuera de la vista de todos con cierta sutileza, enredándose en mi cuerpo como una astuta serpiente para evitar cualquier vestigio de arrepentimiento; que no lo tenía, la insistencia de la chica no sólo eran problemas condensados sino, hasta cierto punto divertido. Ron se apareció en mi campo de visión de camino a la salida, tan ensimismado estaba en mejorar la noche que me había olvidado de pelirrojo; me permití ser un buen amigo y detenerme por un minuto completo, arrastrando a Cho conmigo. Me debatí entre Ron deprimido y la chica pegada a mi cuerpo, era fácil de elegir en realidad. Cho debió ver el pequeño desliz de arrepentimiento en mi mirar y antes de que pudiera negarme amablemente dando por terminada nuestra diversión, la chica decidió por los dos nuevamente.

 

-Volverás pronto… Sólo es un poco de compañía - Prometió, saliendo por fin del inmenso comedor. Bien, la mitad de la diversión que creí poder tener se vio menguada con el estado actual de mi mejor amigo; tan centrado estaba en el rostro deprimido de Ron que apenas fui consciente cuando los pies dejaron de andar. Vire a ambos lados, estaba bastante oscuro. Cho pegada a mi cuello besando esté, una perspectiva extraña.

 

Me matarían si se enteraban, de eso estaba seguro; por ello con la mayor de las sutilezas parte a la chica que ya alzaba la varita para hacer quién sabe qué cosas. La diversión se había esfumado cuando la perspectiva de que Cho quería algo mucho más carnal atacó, la quería molestar un rato era verdad, quizás pasear por los corredores, inclusive un poco de acercamiento pero sus dientes tirando de la piel; no, definitivamente eso estaba fuera de mi jurisdicción. La chica se separó al ver la negativa de continuar, pero sin aparte por completo, sólo su boca. Por unos largos minutos nos miramos en silencio, pestañeando despacio, consumiendo el tiempo entre ambos. La chica parecía ensimismada en algún asunto que ni con Legeremancia podría entender, mientras yo me preguntaba qué tantos rumores podrían haber al día siguiente sí la llevaba de una vez a su sala común.

 

-Cho, lindura… Creo que hasta bebido un poco, deberías ir a tu sala común- Comunique con una amplia sonrisa marca Potter, aquella que Sirius había inculcado en tan poco. La chica pareció perdida, miró a todos los lados lo poco que le debaja el reducido espacio entre ambos y luego subió los brazos hasta rodear mi cuello, pestañeando y mirándome con una gran sonrisa nerviosa; oficialmente estaba jodido, conocía ese movimiento a la perfección, lo había vivido demasiada veces para no reconocerlo. Abrí la boca para detener lo que sabía saldría de sus labios, pero este nuevamente, tomó la batuta de la situación.

 

-Harry te traje aquí no sólo para hacerte compañía, sino porque quiero decirte algo … - Mierda, mierda y más mierda; sólo con esta frase mis peores temores se hicieron realidad. Me tense de pies a cabeza esperando lo inevitable, entre más rápido mejor; me regañe mentalmente por no quedarme con Ron -…Eres un mago valiente, fuerte, amable, divertido y con una encanto natural para las chicas …- Me reí despacio, quizás pase por una risa nerviosa, pero nada tenía que ver; era una risa totalmente descarada. De la retahíla de cualidades, ninguna me pertenece, al menos no después de conocer a Draco a profundidad. La chica tomó aire, espere la estocada.

 

- Se que se rumora que tienes muchas chicas detrás de ti y hasta un club de fans …- La chica hizo un mortal puchero que pondría a más de uno a temblar rodillas; pero lo había vivido muchas veces ya para ser inmune a él - … Después de todo eres el elegido …- Bufé, a punto de rodar los ojos de hastío por sólo nombrar dicho título. Odiaba tal cosa; me separe un poco de la chica o lo intente, no quería usar la fuerza en todo caso y Cho parecía un lazo del diablo, fuertemente atada a mí -... Pero no me importa en absoluto. Yo te… Quiero en verdad - ¡Perfecto! no sólo había sido el discurso más patético que había escuchado sino que la perspectiva de Cho había cambiado considerablemente; amar, sí claro.

 

Lo que no espere o al menos quería creer que no se atrevería después de decirme en mi cara que me quería por un jodido título, era sentir sus labios sobre los propios; perfectamente abultados, suaves y ligeramente húmedos; con un adictivo sabor a fresa. Apenas abrí la boca para hablar, separarla o continuar - no sabía que quería hacer mi cuerpo en realidad- cuando la chica moví los labios despacio, los míos permanecen inmóviles mientras Cho se colgaba con más ahínco de mí cuello cortando de a poco el espacio que había logrado poner entre ambos; era un idiota, a esa conclusión había llegado en la mitad de la noche y con los labios inmóviles sobre los de la asiatica. El sabor a fresa me estaba hartando; con los ojos abiertos, me pregunté cuánto había cambiado que antes esto sería un pedazo de cielo y ahora, sólo quería que terminase de una vez.

 

En medio del beso que se supone debía ser satisfactorio, mi mente vago lejos; mucho tiempo atrás, bueno, no tanto en realidad. Cómo fuese, este cambio sin duda lo adjudicaba a la estranguladora sensación de conocer las maravillas que la carne podía ofrecer; para mi fortuna o desfortuna, había sido un hombre el encargado de mostrarme en mundo carnal del placer. No sólo su carne, su boca mordaz, su inteligencia superior, los más delirantes berrinches; todo ese nuevo mundo de sensaciones había creado un nuevo paradigma. Ahora me sentía incómodo al recordar al rubio, genial. Decidido llevé las manos al cuerpo de Cho por primera vez en la noche, empujando suavemente su cintura intentando alejarla; antes de que pudiera hacer más, un rayo surcó el aire. Cho salió expulsada de mis brazos directo al primer árbol que se atravesó en su camino, de la fuerza del impacto se desmayó en el acto. Rápidamente tomé la varita, dispuesto a atacar a la nada.

 

- Que discurso más patético, el anterior fue un poco mejor… Cada día, atraes a peores, Potter - Mierda, no sabía si eso era mejor que un ataque. El tono sarcástico y arrogante en su voz lo hizo inconfundible; no sólo era Draco, estaba cabreadisimo. Lentamente avanzó hasta mí, hipnotizado lo permitió; grave error. La punta de su varita en la garganta me lo recordó.

 

- Dime maldito cara rajada … Porque no debería mandarte a la enfermería por besar a la insulsa asiática paliducha - No peque creyendo que era una pregunta, no; simplemente hablaba consigo mismo, así era Draco al amenazar. Había tenido su varita tantas veces en la garganta, que poco me mosquea, aunque el gélido gris en su mirar me dijo que iba muy en serio con lo de la enfermería. Sonreí a sabiendas que lo cabreaba más, pero era inevitable, me había seguido sólo para hechizar a la pobre chica que me había robado un beso; era simplemente hilarante.

 

-Pudiste darme a mí, Draco - Reprendí en juego bajando la varita que aún conservaba en alto, empuñada; no quería errores aquí, no después de ser las primeras palabras en días.

 

- Malfoy para ti, Potter …- Pronunció enganchando con más ímpetu la punta de la varita en la garganta, pase saliva ruidosamente. Quizás sí terminaría en la enfermería, atacado por un novio celoso; Rita Skeeter se daría un festín con la primicia -... Y es una lastima, prometo que practicare la puntería; para la próxima … Si es que hay alguna - Bufé ante su dramatismo; bastante había aguantado en la noche al verlo reír y coquetear con la pelinegra.

 

-Draco yo no bese a Cho, ella me beso a mi … - Corregi abogando por mí inocencia; ni siquiera había disfrutado del beso, mucho menos de la confesión. Tenía el cuello tenso y quería que terminase de una vez la noche, me adelante un paso aún con la varita sobre la yugular -... En todo caso, no deberías estar aquí… Pansy, seguro que te echa de menos - Comunique mordaz recordando una y otra vez la escena del baile; sí definitivamente quería acabar con este día. Tome la varita de Draco sin temor, dispuesto a terminar con el teatro, yo también tenía mucho por reprocharle sí íbamos a jugar a los noviecitos celosos.

 

- Que bien que la mencionas debe estar por ahí buscándome; ya que como el maravilloso novio que soy salí a buscarte al verte salir de la mano con la asiática …- Murmuró desdeñoso, pero bajando al fin la varita; acaricie el lugar donde estaba anteriormente, picaba. Antes de abrir la boca, el rubio siguió - … Que burdo eres Potter dejándote tocar la polla por la maldita chica; ten un poco más de clase estas a mi lado - Las palabras más mortíferas que las anteriores sólo caldeaba más el ya elevado mal genio del rubio, todo lo contrario a mí que apenas contenía la risa ante tanta desfachatez. Draco, mi hermoso chico, estaba peligrosamente celoso; no podía desaprovechar semejante espectáculo.

 

-Qué romántico mi dragón, al pendiente de su adorado novio …- Piqué risueño, con ahora la nueva perspectiva que no era el único que había desperdiciado la noche al pendiente del otro; se sentía jodidamente bien por alguna extraña razón - … Pero, no creo que fuese necesario romperle la cabeza a la linda chica; sólo estaba haciendo lo que tu debiste hacer hace tiempo…Confesarte cómo mi perdido enamorado - Sonriente me acerque un poco más, Draco aunque furioso, no me ataco; al contrario pude deslizar los dedos por su fuerte cintura. Sabía que a pesar del cabreo, conocía la forma de domar la serpiente.

 

- No necesito esas estupideces cuando puedo meterme en tus malditas sábanas ...- De brazos cruzados y con la varita aún en la mano, se jactó seguro; no me moleste en replicarle, de todos modos, tenía razón -... Te tengo pensando en mi todo el jodido día, unas palabras de mierda, dichas en ese patético tono, no son necesarias para mí - Claudico seguro, erguido y egocéntrico; típica pose de Malfoy, poco a poco volvía a mí.

 

- A veces un hombre, necesita saber que es especial para la persona que ama- Intente con una gran sonrisa que sabía, Draco adoraba; el rubio se prendió de esta, satisfecho; avance otro poco. Los labios se acercaron a su boca, el rubio movió la boca haciendo que estos chocasen contra su mejilla. Suspire entretenido, las cosas con Draco siempre serían dramáticas y difíciles, pero valían la pena.

 

-Que bien que lo mencionas, porque no me sentí muy amado al verte pasar saliva con la maldita bruja …- Aún con el rostro girado, maldecía en un acto poco impropio de él, al menos antes de conocerme; a ambos se nos pegaban ciertas mañas del otro, era un espectáculo verlo maldecir, la varita temblaba en sus dedos y aún así, no tenía una pizca de miedo -... No te atrevas a intentar besarme, no cuando tus malditos labios estaban contra los suyos - Rugió al intentar encontrar su boca nuevamente, deje el beso húmedo contra su mejilla. Valía la pena, valía la pena.

 

-Te digo que no fui yo, ella me beso de la nada; yo sólo intentaba ser amable...- Murmuré contra su piel intentando calmarlo, repartiendo besos por la suave mejilla; malditamente suave. Suspire de gusto, Draco se removió chocando las orbes grises contra las verdes.

 

- Amable y una mierda; amable es que te quedes al lado de la comadreja toda la noche porque eres un idiota, amable es compartir tus trabajos o ayudar a Granger contra las burlas…¡Eso no es amable, tu la querias besar maldito animal! - Las pupilas gélidas expulsaban ira, apunto de matarme; justo a tiempo lo leí para sostenerlo con más fuerza y evitar sus golpes o que se largara. Haciendo acopio de toda la sinceridad y valentía propia de la casa de los leones, posee las manos sobre sus mejillas.

 

-Te digo que las cosas no son así mi hermoso dragón…- Murmure despacio, tanto; que incluso yo me sorprendí de la suavidad, pero seguí; no podía perder mucho, quizás un diente sí Draco decidía que me quería chimuelo - … Sabes que eres el único para mí, todo mi maldito mundo. Dime tu mismo, para que necesito a alguien mas si contigo lo tengo todo …- Las palabras aunque verdaderas, tenían un pequeño tono exagerado. Sólo así podría convencer a Draco; una vez calmada la fiera, me lo podría llevar a la habitación, allí le enseñaría lo mucho que disfrutaba que bailase con Pansy - … Tengo al gran Draco Malfoy conmigo - Le recordé con una sonrisa encaramada en la comisura de los labios, sabiendo que después tendría que lidiar con su gran ego. Por el momento, solté sus mejillas para envolverlo en un abrazo; las palabras habían funcionado.

 

- Esa perra … - Nuevamente una maldición y estaba a poco de una carcajada, los celos eran delirantes en el rubio. Expulsaba tal odio que poco quedaba para su perfecto vocablo o modales - … Sí la vuelvo a ver; no sólo le romperé la cabeza de nuevo, sino que no fallare al apuntar al frente - Amenazó en medio del abrazo. Asentí complacido, enterrando el rostro en su cuello, olía a perfume caro y maravilla. Lejos de Cho, eso había quedado claro.

 

- Eres el único …- Repetí con seguridad, tomando una de sus manos con varita incluida llevándola a mi pecho, dónde el corazón calmo, latía acompasado - … El único que puede hacer que el corazón rebelde lata sin consideración - Totalmente perdido en sus ojos y usando más dulzura de la soportable; intentando desviar la conservación de la chica desmayada unos metros más allá, ahora sólo importaba el dragón. Draco sin embargo leyó a la perfección mis movimientos.

 

-No me vengas con eso ahora maldito Gryffindor …- Fugazmente recordé que Draco no sólo era celoso, dramático y vengativo; sino qué infantil, muy infantil. Bien, sí las palabras no iban a funcionar, las acciones tendrían que hacerlo, rogaba a merlín no terminar hechizado. Subí los dedos por su mejilla, tomando con fuerza la piel; separando el rostro de néctar de su cuello, estampe los labios contra los suyos.

 

Cerré los ojos por puro instinto al sentir la humedad de sus labios contra los propios; definitivamente esto sí los quería cerca. Succione la delicada piel, raspando con los dientes hasta conseguir sostener un pedacito de cielo entre los dientes; succionando y mordiendo con gula incitando a Draco a dejar de lado la absurda discusión y entregarse a la gran reconciliación que estaba preparando para ambos en mí cabeza. El rubio cedió, abriendo la boca para recibir la inquieta lengua que pedía permiso para entrar y con aún temor que la arrancara, penetre la húmeda cavidad; jadee de puro gusto. Había sido una eternidad desde que lo pude besar.

 

Draco ajustó las manos a mi cadera, acercando el cuerpo y supe que si no estaba perdonado; estaría en camino a ello. Su lengua respondió como un vendabal sin dejarse intimidar por la lengua en su boca; enrollandola y jugando con ella hasta que podía sentir los pantalones empezar a tirar hacia delante ante la hinchazón que empezaba a formarse. Aun sin soltarlo, recorrí el suave cuello erizando la piel a medida que pasaba, una sonrisa apareció en medio del beso ante su jadeo; estaba totalmente embriagado del sabor y el calor del rubio. Con los minutos el deseo sólo aumentó después de días sin tocar su piel, las perversiones danzaban tras los ojos cerrados, la necesidad empezaba a ser avasallante; enrolle los dedos alrededor de su cuello, rozando la fina tela del corbatín; una sonrisa más fue el único aviso antes de tirar de la tela con fuerza hasta romperla.

 

Los botones saltaron a la par de la tela y por fin el cuello de Draco quedó expuesto en su totalidad; centímetros y centímetros de piel pálida y perfumada; era un jodido paraíso. Deje de saquear su boca con un jadeo bajo y el gemido del rubio, los besos húmedos se desplazaron por la mejilla del rubio, trazando un caliente camino hasta su cuello recién descubierto; el camino serpenteante por esta parte de su cuerpo se torno más morboso, bebiendo de la errática respiración y las pulsaciones de sus venas hinchadas. La saliva ya llenaba la piel blanquecina, pero no me era suficiente; no recordando cómo este pedazo de paraíso fue tocado toda la noche por una maldita bruja, los celos dormidos hace tanto renacieron como el peor de los fuegos y sin detenerme a pensarlo muy bien, encaje los dientes en el cuello de Draco, nada escandaloso pero sin duda quedaría una violacea marca. La serpiente jadeo bajito moviendo las manos, justo cuando pensé que me empujaría la mano se cerró contra la hinchada erección entre los pantalones, fue mi turno de jadear.

 

- Maldito Potter, sabes cómo manejar tus cartas …- Murmuró contra mi roja oreja, lamiendo está hasta que los sentidos empezaban a perderse en medio del calor; abrí los ojos sólo para encontrarme la lujuria bailando en las pupilas dilatadas y grises; tiro de mi oreja con saña, moviendo los dedos a lo largo de mi polla, con la justa fuerza para que este vibrará agradecida por la atención -... Dime, Señor elegido … ¿También soy el único que logra esto? - Los dedos se cerraron con fuerza, un gemido mucho más grave escapó de mis labios, mientras Draco torturaba mi polla, bombeando malditamente lento. No me pasó desapercibido su burlón y desdeñoso tono. Agarrado de los cojones - literalmente -, me rendí a sus deseos.

 

- Eres el único - Me rendí solemne, totalmente concentrado en el calor que se desprendía de su mano hasta mi sensible anatomía; Draco la torturó con más ahínco, yendo tan despacio que apenas había movimiento, desesperandome en el proceso.

 

Draco se mordió los labios complacido y con la maldad que lo caracterizaba en los ojos. Volví a su labios, sí el rubio quería jugar sucio; bien que sabía estar a la altura. Notaba su polla dura contra la cadera, pero lo ignore centrándome en desgarrar sus labios; succionando y mordiendo con saña, hinchando aún más la piel, bebiendo como un demente del dulzón sabor en su boca. Las manos sin poder quedarse quietas, vagaron por nuevos rumbos, una se detuvo en su hinchado culo, empujándolo contra los dedos hasta tener todo el trozo de carne apretado entre las uñas. La otra mano, se escabullo bajo la camisa de Draco empujando con burda facilidad la tela fuera de sus pantalones.

 

Los dedos se encontraron con los pezones duros y sensibles de Draco gracias a la furtivas caricias previas, tire de uno para escuchar el glorioso sonido de su gemido en toda ley; la sangre bombeo con más prisa, empuje la cadera contra la mano del rubio invitándolo a ir más rápido, estaba perdiendo la razón. Desesperado, deje los maltratados labios atrás, marcando un camino por el cuello pálido, dejando mucho más succiones y mordeduras; pero no era mi objetivo. Succione con hambre el pezón que no torturaba con los dedos; este estaba de un hermoso rosa, contrastando con la piel de porcelana que lo rodeaba; mordí con la fuerza justa para arañar incluso la aureola, Draco aumentó el vaivén de sus dedos. Ambos estábamos perdiendo el raciocinio. Los dedos en su culo empujaron dentro buscando su entrada aún por encima de sus ajustados pantalones.

 

- Idiota Potter, a-aca no … Estamos en medio del jardín - Recordó; sinceramente lo había olvidado o para ser exactos, me importaba poco, ahora sólo quería tener entre los dedos la piel desnuda de Draco y escucharlo gritar mi nombre en medio de alaridos.

 

- No hay nadie ...- Murmuré contra su otro pezón, el primero se alzaba en un delicioso pico rojizo y brillante de saliva; para darle un poco de convencimiento, levanté la cabeza de su pecho para mirar a ambos lados. No había nadie, todos estaban en la fiesta o fornicando en los pasillos; al igual que nosotros.

 

Satisfecho con mi trabajo volví al pecho lampiño de mí pareja. En medio de succión y succión los pies avanzaron en la incómoda posición medio erguido sobre Draco hasta chocar contra una de las paredes más cercanas del pasillo. El rubio se dejó hacer enredando los dedos alrededor de los botones de mi pantalón, desabotonando estos dejando que el rojo y el deseo desenfrenado impulse mi cuerpo; el rubio no paró hasta que tenía mi húmeda erección entre los dedos y bombea directamente sobre la carne hirviendo. Eche la cabeza hacia atrás volviendo a su cuello, el placer era abrumador.

 

Envíe ambas manos hasta su culo ahora erguido, aprovechando el soporte detrás de su cuerpo para sostener la espalda del rubio mientras las manos abren vulgarmente las nalgas de Draco lo poco que me permite la ropa, rozando en medio de estas la gloriosa entrada. Ambos éramos un conjunto de gruñidos, jadeos y gemidos; sí Draco seguía bombeando con tanta maestría terminaria corriendome inevitablemente, intentando igualar las cosas, lleve una mano hasta la erección de la serpiente, marsturbandola sobre la ropa un par de minutos antes de sacarla de su jaula de ropa, tocándola directamente. Draco movió la cadera en reconocimiento cuando tomé ambas erecciones entre los dedos, masturbando con furia. Volví a la carga de su cuerpo, mordiendo esta vez la clavícula, marcandola como mia, sólo mia. Draco sólo me pertenecía a mí.

 

-Harry …- Murmuró ahogado en medio de los jadeos resonantes en el pasillo, un escalofrio recorrio mi cuerpo, sonaba jodidamente caliente mi nombre en sus labios. Apure mucho más la mano sobre las duras pollas generando aún más humedad, el sonido acuoso estaba taladrando mi cabeza -... bebé, aquí no. Estamos en medio de un jodido pasillo - Amaba los motes esporádicos de Draco, volvían la bestia lujuriosa en un león manso. Pare todo movimiento de los dedos, respirando con fuerza sobre su clavícula intentando calmarme lo suficiente para poder respirar.

 

- Esta …B-bien amor - La respuesta no fue más que un murmullo ahogado, tomando bocanadas de aire pesado para llenar los pulmones envueltos en llamas. Aunque quisiera y sería una experiencia memorable, no expondría a Draco de esta manera, si alguien lo veía; seguramente terminaría hechizado. Era muy joven para ir a Azkaban.

 

Tome su mano, besándola a pesar de la vergüenza de tal acto; ignore su polla erguida y orgullosa, aunque los dedos temblaban por tenerla nuevamente. Con un Accio atraje la túnica del rubio que había quedado olvidada en el jardín, este la agarró al vuelo dejando mis manos libres; ambas fueron a dar a sus muslos sosteniendo a la serpiente en lo alto, Draco enredó las piernas en mis caderas. Murmuró el hechizo lentamente esperando que funcione, antes de volver a la boca del rubio besando con un nuevo nivel de hambre. La succión fue rápida; el estómago se removió furioso pero no permití más nada allá de eso, con un sonido seco, aparecimos en la habitación de Draco.

 

recogiendo su capa con un accio y me aparecí a su habitación y al llegar solo tire todo en el suelo tomando al rubio por las caderas, besándolo con más fuerza, duro, mordiendo y chupando hasta sacarle sangre a la vez que el rubio no se quedaba atrás rasgando mi ropa devorándome en el beso sin embargo la falta de aire nos hizo separar unos milisegundos donde aprovechamos para quitarnos la ropa. Una vez seguros, deje caer la varita al suelo, a la vez que Draco dejaba ir su túnica con las piernas temblorosas, era bueno que lo tuviera afianzado con fuerza, las pollas se frotaron con el movimiento de las pasos hacia la cama; ahora sin intrusos por los pasillos, podía dejar libre el hambre, frote con aún más descaro; la sangre empezó a bombear furiosa nuevamente. Mordi con saña sus labios, chocando ambas bocas y lengua con patosa necesidad hasta que los dientes se encontraron; sólo me detuve al caer sobre la cama de la serpiente.

 

- No sabía que podías aparecerte - Gimió el rubio una vez que su espalda chocó contra mullida cama, respire furioso con la boca abierta contra sus labios; lamiendo estos con obscenidad. Moví los dedos murmurando un nuevo hechizo, la ropa de ambos desapareció con un pestañeo. Tome un momento para ver a mi hermoso amante. La piel de Draco brillaba con la tenue luz del fondo del lago oscuro. Tan plateada y fascinante.

 

- Las ventajas del elegido …- Ironice, moviendo las manos ahora a conciencia por los costados desnudos del dragón, delineando las costillas con la punta de los dedos; la piel se erizaba al pasar los dedos mientras el cuerpo temblaba maravillosamente aún enredado en el mío -... Tengo mucha más magia de la que todos creen- Me encogí de hombros, restándole importancia; demasiada charla.

 

Encendí nuevamente el caldeado ambiente, los besos fugaces tomaron más ímpetu contra la piel desnuda de Draco mientras este enroscaba los dedos en el cuello arañando la morena piel a su antojo; tirando del cabello negro cuando una mordida traspasaba su blanca piel, dejando una gran marca. Encaje los dedos malsanamente contra sus caderas empezando un vaivén furioso, chocando con vigor la cadera contra el interior de sus muslos, frotando las pollas juntas con descaro, el rubio golpeaba con los talones la parte baja de mi espalda incitando a ir más rápido y fuerte; asi era el sexo entre ambos duro, fuerte, sudoroso y sin censura.

 

Una mano subió a su cuello, Draco se arqueo con el brillo gris morboso en los ojos, incitando a llevar la mano mucho más allá; afiance el agarre al escuchar su alto gemido. El dragón perdía la cabeza pero quería mucho más, quería tenerlo desesperado recordando vagamente el hilo de la noche; vengativo al igual que un plateado Slytherin vague por su cuerpo, los gemidos del rubio aumentaron. Perfecto, hora de sacar los celos corrosivos que me habían embriagado toda la noche. Los labios bajaron cada vez más, besando los fuertes músculos que empezaban a marcarse en su delgado cuerpo, arañando con los dientes sólo para mí malsana diversión. Draco se removió, apartando las piernas de mis caderas para darme más espacio de recorrerlo, abriendo las piernas con encanto, totalmente expuesto ante las enérgicas succiones de mis labios.

 

Al enredar la lengua en el ombligo, las maldiciones abundan en el aire mientras Draco enredaba los dedos en los hombros desnudos, empujando impaciente el cuerpo hacia abajo con la certeza de cuál era el destino final de mi lengua esta vez. Su húmeda polla chorreante apareció en mí radar, dura y necesitada; sonreí contra la piel de su pelvis relamiendo los labios empezando la tortura. Lamí un poco la base, dejando un gran camino de saliva por toda la extensión, succionando la sensible piel hasta el costado, recogiendo todos los fluidos expulsados por su erección como el mejor de los brebajes, mira hacia arriba; Draco gemía con los ojos cerrados y el cuello expuesto murmurando mi nombre, rogando porque me metiera su polla a la boca; que acabara con la tortuosa jugarreta. Negué aunque este no podía verme, apenas empezaba.

 

Las manos atraparon sus pantorrillas abriendo aún más obscenamente las piernas, los besos siguieron su camino, lamiendo un par de veces más la base hasta besar sus bolas; tensas y cargadas, sería un verdadero espectáculo sentir su descarga en la garganta, pero no hoy, quizás otro día. Lamí el perineo, surcando el camino lampiño hasta su entrada, le di un sólo lametón húmedo y perverso. Draco gritó mi nombre casi chillando, sonreí maliciosamente. Deje el húmedo y caliente lugar bajando los besos por el interior de los muslos, alargando aún más la tortuosa caminata, incluso para mi estaba siendo un calvario, disfrutable a pesar del dolor en la polla hinchada que se estremecía por sentir el interior perlado del dragón. Los besos se detuvieron unos largos segundos en sus rodillas, besando en la parte exterior e interior de estas, sin dejar un solo recoveco sin profanar; al llegar al pie, Draco era una masa temblorosa de impropios y gemidos ahogados.

 

Deje un fugaz beso terminando el trabajo, la blanca piel era una batalla campal de saliva, sudor y pequeñas manchas rojizas con dientes incluidos; toda una obra de arte, mágica y caliente. Me erguí para no perder de vista un sólo detalle. Draco me recibió por completo; el labio superior atrapado por los dientes con tanta fuerza que un hilito de sangre bajaba por estos, los dedos enrollados uno en su polla y los demás contra las platinadas sábanas hasta volverse más blancos. Tuve que sostenerme la polla para no correrme, moviendo los dedos de arriba a abajo con parsimonia, disfrutando de la imagen. Carraspee para llamar su atención.

 

- Lindura … ¿A quién perteneces? - La voz grave por la falta de uso chocó contra el silencio abrumador del lugar sonando aún más fuerte de lo que pretendía. Draco abrió los ojos ante el sonido discordante, fijando los pozos platinados acuados hacia al frente; totalmente perdido.

 

- ¿A qué viene esa mierda Harry? - Preguntó ahogado, soltando las sábanas para erguirse sobre los codos, fijó los ojos en la mano rodeando la gruesa polla. Relamiéndose con descaro; me jacte aumentando la velocidad sólo para su morbosa mirada. Draco verdaderamente perdía los modales al estar tan caliente y necesitado.

 

- ¿A quién perteneces, Malfoy? - Repetí con el oscuro y tormentoso deseo atacando la espina dorsal, todas las terminaciones encendidas en fuego; la voz se tornaba mucho más oscura, sentía la magia elevarse en mi cuerpo, no de rabia; sólo la pura lascivia haciendo mella en mí. Mordí los labios al ver el estremecimiento de Draco ante la magia acariciando su cuerpo.

 

- Harry … - Los ojos no perdían detalle del furioso vaivén con conciencia de lo que quería escuchar; pero se negaba el maldito orgulloso. Entrecierro los ojos con un gemido al tocar una fibra sensible de la hinchada polla, siempre con fuerza justa en la base para no terminar el juego antes de empezar. La serpiente rogó con los ojos que volviera a sostener su cuerpo, pero negué con una sonrisa - … Potter - Siseó entre los dientes; rojo y chorreando en sudor, pero sin rendirse aún. Frustrado, se llevó la mano a la polla para mitigar el dolor que sin duda cruzaba todo su cuerpo al estar caliente y sin ser tocado. Jadee por lo bajo, era todo un teatro, en el cual, ninguno quería rendirse.

 

- ¿A quién perteneces, amor ?- Una vez más mi voz atacó sus terminaciones nerviosas, corroyendo el orgullo aún colgado de su cabeza a pesar del placer. Draco apuró su mano para no ceder, entrecerrando los ojos al conectarlos con las esmeraldas dilatadas; no era suficiente, para ninguno de los dos. Sonreí con malvada victoria al ver sus labios separarse, pero la boca sólo se abrió, torciéndose en una sonrisa, Draco era una jodida serpiente, nunca se rendiría tan fácil.

 

-Maldito imbécil…- Maldijo radiante, llevando su mano libre mucho más allá de sus bolas. Detuve la mano sobre la punta de la polla, apretando con fuerza para no correrme con sólo la anticipación de lo haría el rubio. Draco sonrió al ver el hambre, murmurando bajito el hechizo que ambos conocíamos, su entrada se contrajo húmeda; los anillos de sus músculos se expandieron apenas para recibir su primer dedo. Fue mi turno de maldecir.

 

Los siguientes minutos fueron tormentosos para ambos, pero ninguno daba su brazo a torcer; sostenía con fuerza la polla mientras disfrutaba del show de Draco abriéndose a sí mismo sólo para mi morbo, incitando a dejar de torturar mi polla y meterla de una vez por todas en su cavidad necesitada; pero me negaba, no cedería en este juego que yo mismo había comenzado aunque eso me costará arruinar la perfecta noche que estaba teniendo, esto era importante; Draco ya había tenido su venganza, Cho todavía debía estar en aquel oscuro pasillo. Con tres dedos dentro de la rosada cavidad me planteaba mejor la verborrea pensada anteriormente, el rubio iba a llevarme a la ruina gimiendo mi nombre e incitando mi cuerpo con el vaivén furioso de su cadera. En mi perspectiva podía ver a la perfección su entrada ser abierta y estirada; salivaba como demente sólo por la magnífica imagen. Estaba a poco de rendirme, pero la serpiente también. Draco cerró los ojos al encontrar su próstata y sabía que había ganado la contienda.

 

-Eres un jodido celoso, posesivo y mal nacido, Tu Harry Potter …- Murmuró sacando los dedos de su hambriento agujero sin poder satisfacerse sólo con sus dedos, no teniendo a su adorado novio al frente. Por un segundo, me quedé prendado de su esfínter abriéndose obscenamente, cerrándose contra la nada vacía. El agónico sentimiento de querer incarme y beber de él, fue abrumador; me contuve por muy poco - … Ganaste esta, pero la venganza es un juego de dos …- Draco terminó por fin con el suplicio de ambos, se irguió lo mejor que podía en la cama, alcanzando mi cuerpo para tirar de él hasta que caí sobre su piel, envuelve ambas piernas sobre mi cadera, buscando la vena titilando irregular sobre mi cuello, enloquecida -... Soy tuyo; pertenezco a ti por completo, Harry James Potter - Sonreí satisfecho, con el ego instaurado en su lugar y toda la lujuria pululando en las entrañas. Por fin le di la indulgencia al cuerpo de Draco y al propio.

 

- No era tan difícil después de todo …- Rei con sorna contra su boca, lamiendo el sabor oxidado de sus heridas olvidadas, bebiendo del sudor salado en todo su cuerpo. Las manos cayeron con magnetismo sobre sus caderas, moviendo las mías contra estas, creando un pequeño vaivén que hinchara la polla que había decaído un poco al enterrar las uñas para calmarme y no saltar sobre el rubio -... Ahora lindura ¿cómo quieres que te joda? - Pregunté mordiendo su labio hinchado y roto, mi miembro rozando su entrada abierta y húmeda.

 

-Cógeme tan fuerte que olvide mi nombre - La orden chocó contra los labios abiertos; apenas pude responder al sentir los dientes de la serpiente tirar del labio inferior hasta que este cedió bajo sus instintos, gemi de dolor afianzando las manos a su cuerpo, encontrando un buen ángulo en medio del vaivén.

 

-Como ordenes, mi Dragón - Lleve una de las manos hasta la erección contra la entrada abierta, ubicándola a la perfección para penetrar despacio pero sin detenerme; una vez dentro, el agarre se afianzó nuevamente contra las caderas de Draco, jadeando contra la piel desnuda de su clavícula, concentrado al máximo para no correrme ante la opresión asfixiante; después de días, esto era todo un desafío.

 

Tome algunos largos minutos antes de moverme, respirando con fuerza contra la adictiva piel blanca, lamiendo como un perro para concentrarme en su sabor y no en lo estrecho de su interior; cuando estaba lo suficiente seguro que no me correia patéticamente con el primer empuje, vire las caderas fuera del cuerpo estrecho volviendo a entrar al segundo; con mucho más ímpetu y fuerza, hasta el fondo. Draco gimió largo cuando estuve por completo dentro, enterrando las uñas en mi espalda, rasgando la piel llena de sudor. El latigazo de dolor fue directo a la punta de la polla, esta se hincho por completo; a la mierda, no podía aguantar hasta que ambos nos acostumbremos a la piel del otro, tenía que cogerlo hasta que olvidase su nombre. Me erguí de rodillas, tomando entre los dedos su fuerte cintura, empujando con vigor hacia afuera hasta casi salir por completo y entrar con un suspiro satisfecho. Me serviria de su cuerpo hasta volvernos locos.

 

El vaivén fue rápido, duro y sucio; entrando con fuerza hasta el fondo para salir con la misma intensidad jodiendo el cuerpo estrecho de Draco hasta que las bolas chocaban con el interior de sus nalgas firmes, el sonido era adictivo y sólo me incitaba a ir con más fuerza. Draco no se quedaba atrás en el demencial vaivén, rotando las caderas en perfecta sinfonía, haciendo que con cada empuje la polla tocará diferentes ángulos en su interior, retorciendo de placer a ambos. Sus dientes por otro lado estaban haciendo un desastre de moretones y dientes en mi hombro, empujando más la sangre en mis venas en forma de alaridos inentendibles y furiosos, definitivamente el sexo duro de reconciliación era lo mejor. Nuestro cuerpos se fundieron en uno, marcando al otro a nuestro morboso antojo, dejando muestras en la piel del otro para que todos los que las vieran supieran que pertenecemos a otro, aunque nuestro nombre no estuviera escrito junto. Draco ajustó su interior con morbosa fuerza, exprimiendo de manera dolorosamente deliciosa la hinchada erección que se moría en cada embestida, queriendo escupir toda la carga de las bolas llenas y tensas. En medio de la cabeza embotellada en locura, baje la boca hasta sus pezones mordiendo con saña, queriendo arrancarlos sintiendo las uñas desgarrando otro poco de mi piel; Draco lloraba por más maldiciendo. Llamándome.

 

- Harry, más fuerte bebé …- Las palabras fueron mortales y la verga escupió mucho más presemen, estando a punto de explotar al igual que la cabeza, aún con las gafas, apenas podía ver bien. Las caderas aumentaron el ritmo, una mano subió a la polla erguida de Draco tomando todo el grosor y tirando de ella con la misma intensidad que las caderas tamborilean el interior apretado - … Más rápido Harry, ve con más fuerza. Demuestra a quién pertenezco - Esta maldita boca me iba a matar, Draco sabía qué botones tenía que pulsar con exactitud para joderme la cabeza.

 

Sin detener el rugir de las caderas, ni el tormentoso vaivén sobre la polla de Draco deje su cadera, sosteniendo esta vez su platinado cabello; aprisione las finas hebras tirando de ellas con saña limitando su falta movimiento, sabiendo que esto era lo que pedía a gritos la serpiente; que perdiera la jodida razón, lo comprobé con la sonrisa triunfante que le surcó el rostro. El dragón echó la cabeza hacia atrás, enredando aún más las hebras entre los dedos, incitando a tirar nuevamente de este, le cumplí el capricho tirando hasta alzar su cabeza, estampando los labios juntos; una guerra de lengua y dientes más que un beso en toda regla. Con un último empujón me enterré hasta lo profundo de las entrañas calientes, la garganta se gastó con el grito que expelieron los pulmones con el nombre del rubio; cada letra fue acariciada contra el aire mientras la verga se escurría por fin, llenando las entrañas de tibio líquido. Draco se cerró dolorosamente, tensando el abdomen hasta que su polla escupió todo el blanquecino líquido entre mis dedos.

 

La cabeza cayó en medio del pecho contrario, agitado y viendo doble con las gafas chuecas; estas apenas se sostenían sobre el puente de la nariz pero poco me importaba, ahora sólo estaba concentrado en poder respirar y no ahogarme con el devastador orgasmo. No solté a Draco ni este a mí y a pesar de la abrumadora locura y su orgasmo enfriándose en mi mano, seguía bombeando su polla aún hinchada, sacando hasta la última gota del espeso líquido. No me moví por largos minutos, acariciando el cabello entre los dedos al igual que la polla ahora comenzando a enfriarse y ablandarse. Cuando por fin decidí moverme con los músculos crujiendo en protesta, me topé de lleno con la gran sonrisa satisfecha de Draco, la felicidad bañaba cada una de sus facciones húmedas; solté su cabello para sostener su mejilla, dejando un ligero beso sobre sus labios, luego uno sobre su sudada frente sobre el cabello unido por el sudor.

 

- Una de las razones principales por la que eres mi novio …- Murmuró el dragón en medio de la maratónica cantidad de besos esparcidos por todo su rostro, adorándolo en silencio, los labios se detuvieron contra el inicio de su cuello, prestando atención -... Es que coges cómo Salazar manda; tan jodidamente bien que es casi un milagro para un Gryffindor - Abrí los ojos ante tal desfachatez de la serpiente, sin molestarme en absoluto, bastante acostumbrado a sus pullas incluso cuando aún estaba en su interior; preferí tomarlo como una especie de extraño halago. Volví a sus labios, riendo despacio; besando la punta de su impertinente boca.

 

- ¿Y cuáles son las demás razones? … ¿Soy el león más atractivo o el único que no te hechizara con sólo estar un minuto a tu lado? - Pregunte divertido, bebiendo esta vez de sus largas pestañas, dejando un par de besos en sus ojos; disfrutando de la piel fría mitigando el sudor. Aprovechando su distracción, salí de su interior con cuidado, queriendo ahora, echarme a dormir junto a la serpiente.

 

- La otra son por momentos como este; tus mimos y caricias son mi… Perdición - Afirmó con un gruñido por el vacío restando ahora que ya no estaba lleno, el líquido blanquecino corrió fuera de su cavidad y aparte la vista de la tentativa imagen antes de que el calor volviera a expandirse por el cuerpo.

 

El rubio pasó los brazos por mis hombros atrayendo mis labios sin permitirme alejar mucho, besándome con ternura y mimo la comisura de los labios; ganándose una de mis mejores sonrisas en medio del beso. Merlín sabía que era casi imposible sacarle dichas palabras a Draco estando fuera de la cama, aunque eso sólo lo hacía mucho más placentero cuando lo escuchaba. Quizás esto era lo que los adultos llamaban el primer amor; uno tan fuerte que nos volvía dos gelatinas, cómo justo ahora. Limpiando la mano manchada de semen contra las sábanas, acomodo las gafas y llevó la mano hasta el cabello de Draco, apartando las hebras rebeldes de su frente, dejando un último beso en esta.

 

- Mi hermoso rubio, aunque me gustaría estar así por siempre; si no dormimos ahora mañana me maldecirás por no haberte dejado dormir … No quiero terminar hechizado nuevamente, amor - Le recordé con una gran sonrisa cansada, agotado hasta la médula después de tan poderoso orgasmo. Draco dejó escapar su infantil pero sincera risa; esta que tenía hasta un tono desgastado al estar igual de agotado seguramente. El rubio me permitió descansar por fin contra el colchón.

 

- Me hiciste olvidar mi nombre - Murmuro a medio camino de acurrucarse contra mi pecho, casi subido por completo sobre este. Lance un hechizo de limpieza sobre ambos sin varita, muy cansado para buscar la maldita cosa. Sentí su sonrisa pegada a un pectoral.

 

-Te amo bebé - Pronunció medio dormido, pegue su cuerpo mucho más al mío, convocando una cobija para cubrirnos a ambos; la de su cama estaba fuera de nuestro dominio. No me movería. El pecho se llenó de un cálido sentimiento al escuchar sus palabras. Largue un último beso sobre su cabello.

 

-También te amo, dragón - Large patosamente medio dormido, entregándome por fin a los brazos de Morfeo. 

 

Había sido una buena noche después de todo. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado este primer capitulo y dejenme saber que les parecio, espero seguir actualizando cada semana y sin mas que decir hasta el proximo capitulo. 

PD: Estoy trabajando en la edición, para retomar el fanfic asi como su espejo y como dije alguna vez hace muchos años; esto no se dejara a la mitad. 

PK. 


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