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Colisión Dimensional por Whitekaat

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Notas del capitulo:

Hola, empecé esto para le cumpleaños de Saga, y termino como para el cumpleaños de Aioria jajajaja, lamento la demora, pero como lo prometí he aquí el final de esta complicada y super drogada historia.

gracias a todos lo que me leyenron, a los que me comentaron, y a los que aman/soportan/ quieren/ desean/ idolatran esta hermosa pareja.

Aclaraciones del capítulo: Es el final, hay dos parrafos que están en cursiva, porque como saben no me gusta poner la palabra "Flashback" y lo dejo expresado en cursiva. al final podemos encontrar mini epílogos tanto como para este fic, como de las otras historias. 

Saludos, gracias por todo y espero les guste.

 

CAPÍTULO IV

 

Saga se mantuvo congelado sobre sus pies, debía luchar, pero saber que él era él último ingrediente que el dios del tiempo necesitaba para acabar con todo era un gran peso sobre sus hombros, por su mente pasaron sus pacíficos días junto a su madre en el mar, recordó lo maravilloso que podían ser las profundidades del océano a las cuales los seres humanos no podían acceder y si perdía contra aquel monstruo todo ello se acabaría, sintió un poderoso cosmos tras él, una dorada luz resplandeciendo con fuerza y majestuosidad.

Los tres Aiorias juntos uniendo sus cosmos lanzaron su técnica exclamación de Atena contra el titán, las paredes retumbaron, el templo completo pareció removerse, los otros dos chicos cayeron al suelo de rodillas al no poder guardar el equilibrio, aquella poderosa fuente de cosmos atravesó el pasillo rápido derrumbando pilares, rompiendo estatuas y agrietando paredes y piso para llegar de lleno contra el titán.

— ¡Saga, Aioria busquen a los otros Sagas y huyan, esto aún no ha terminado!— el mayor de los castaños lucía serio mandado ordenes, aun manteniendo su pose, con su frente cubierta en sudor y sus puños apretados de sus enrojecidas manos. — ¡Ahora, ya! —volvió a ordenar.

Saga sintió la mano de su compañero tomar de la suya y ser levantado del piso para comenzar a correr por otro pasillo, tras unos minutos corriendo el sonido de explosiones comenzaba escucharse nuevamente, el rugido de Cronos otra vez resonó, el cosmos de los caballeros de Leo inundaba todo el templo al igual que la luz que producían sus ataques, era una batalla brutal pero las mentes de ambos chicos debían enfocarse en otro lado, en encontrar a los demás Saga donde sea que estuviesen.

— ¡Aioria, detente! —Gritó un muy cansado Saga buscando normalizar su agitada respiración, el pecho comenzaba a dolerle, se le dificultaba aún más respirar, partes de su piel comenzaba nuevamente a adquirir aquel brillante color azulado.

— Calma, Saga, sólo respira hondo y pausado, estoy aquí, relájate — La mano del león nunca soltó la del geminiano, sentía su calor, sentía su fuerte agarre, y aquel pulgar que acariciaba el dorso de su palma y poco a poco con aquel gesto y la voz del castaño volvió a respirar con normalidad.

— Ya estoy algo mejor— respondió mirando a los ojos de Aioria— pero antes de seguir corriendo usa tu cosmos para buscar al de los otros Sagas, yo no puedo hacerlo, el de los otros Aiorias es muy intenso, es como si estuviese rodeado de una densa niebla de ustedes, pero tu cosmos es idéntico al de ellos y deberías poder notar otros diferentes— Terminó de hablar el dorado de la tercera casa obteniendo un asentimiento por parte del león.

Aioria cerró sus ojos y aquella neblina de polvo dorado se disipaba por donde su mente andaba, podía notar perfectamente el de Saga que estaba a su lado, podía notar aquel obscuro y frío cosmos del titán y finalmente unos pisos más arriba logró dar con aquellos cosmos que buscaba.

— Están dos pisos más arriba y creo que dormidos, apresurémonos — Saga por su parte le dedicó una sonrisa al león provocándole un ligero tono carmín sobre sus mejillas para luego seguir corriendo por entre los pasillos y escaleras y cuartos hasta encontrar a los demás dorados restantes.

 

***°***°***°°***°***°***

 

Los jóvenes dorados llegaron al tercer piso del templo exhaustos, con sus piernas fatigadas por correr, Saga nuevamente con dificultades para respirar y con un Aioria bastante preocupado por el sonido de golpes y estruendos que se oían cada vez más cerca. Los caballeros se pararon frente a una enorme puerta de piedra lisa y blanca y apoyando ambas manos contra ella utilizaron sus fuerzas para empujarla, una tarea que no había resultado tan sencilla.   

El lugar era como el salón principal, un gran espacio, al fondo un trono alto y cubierto de oro, con las paredes cubiertas de finas cortinas rojas y detalles dorados, una cúpula de cristal sobre sus cabezas que dejaba entrar la luz y al centro formando un triángulo los cuerpos de los tres geminianos rodeados nuevamente por aquella prisión de luz.

 — ¿Cómo los sacaremos de ahí? — Aioria fue el primero en preguntar al mismo tiempo que el daba un golpe a la pared de luz que no  tuvo ningún cambio y sólo consiguió que sus nudillos dolieran.

— No lo sé, es luz, debería poder atravesarse sin problemas, pero algo repele cualquier cosa que quiera pasar por ella y al parecer sólo Cronos puede controlarla— Respondió el geminiano mientras examinaba cuidadosamente la celda.

Los tres Sagas se mantenían suspendidos en el aire, con sus ojos cerrados, completamente dormidos como si estuviesen un largo trance del cual no despertarían por cuenta propia, los demás Aiorias contaban con ellos pero si no hacían algo en los próximos minutos de seguro todo el esfuerzo que habían hecho se vendría abajo y que el titán ganara no era algo que quisiese que se cumpliera.

Saga pensaba mirando a su otro yo de caballos plateados, aquel Saga que había llegado a través de un portal. — Un portal —  repitió en su mente, uno por el cual ellos mismos habían llegado, eso era lo que necesitaba, un portal que fuese capaz de abrir frente a él y que el final fuese el espacio dentro de la celda, algo que sonaba casi imposible en ese momento, teniendo en cuenta que aquel portal que había formado abajo había sido la primera vez usándolo y por el hecho que aún no dominaba muy bien sus poderes.

— Aioria, tengo una idea, no sé si esto de resultado así que aléjate de mí —El león miró sorprendido a Saga pero comprendió lo que le decía, confiaba en lo que fuese hacer el otro chico de cabellera azulada y se alejó hasta la entrada del salón y observó con atención como el cuerpo de Saga comenzaba a irradiar luz y un cálido y agradable cosmos comenzaba a esparcirse por el lugar.

Saga cerró sus ojos y concentró su energía, tenía que recordar cómo había utilizado su técnica la última vez, debía recordar e intentar controlar  no sólo el tamaño de la abertura sino que además debía abrir desde ese mismo otro que quedara dentro de la jaula sin lastimar a la persona que estaba dentro.

Another Dimension — Abrió sus ojo al pronunciarlo y una rasgadura de menor tamaño a la que anteriormente había logrado apareció frente a él y al mismo tiempo que otra aparecía frente al Saga de cabellos plateados.

Saga se acercó temeroso y aun concentrando su cosmos, ingresó una de sus manos sintiendo una extraña sensación fría para luego con sus manos palpar el cuerpo del otro chico y tomándolo firmemente arrastrándolo por el portal hasta caer de espaldas con el encima desapareciendo su concentración y con ello el portal.         

— ¡Saga lo lograste, eso fue increíble! — Aioria asombrado corrió hasta donde estaban ambos chicos ayudando a su compañero a quitarse el peso extra que tenía encima y ver si aún se encontraba bien y completo.

— ¡Si, lo sé! Creí que no lo lograría, digo, eso fue asombroso— El castaño no pudo evitar aquella enorme curvatura en sus labios agrandarse al ver a un muy emocionado y sonriente Saga, sus ojos lucían brillantes y de aquel hermoso color aún más vibrante, sus cabellos azules caían desordenados por su rostro, sus mejillas estaban rojas al igual que sus labios y ahí se detuvo unos segundos Aioria en aquellos hermosos labios color coral que ingresaban y expelían el aire apresurados casi hipnotizándolo.

— Cof cof…— un tosido mal fingido por parte del otro dorado que hace unos segundo estaba inconsciente cortó el ambiente dejando a ambos adolescentes avergonzados por la situación en la que estaban.           

— ¿Te sientes bien? — Preguntó el león rompiendo aquella incómoda situación.

— Si, sólo algo mareado ¿Cómo lograron sacarme? ¿Dónde están los demás? Y…— Las preguntas fueron interrumpidas por un fuerte temblor, aquello era inconfundible, había sido otra exclamación de Athena usada contra Cronos.

— Aioria explícale que está ocurriendo, yo intentaré sacar a los otros dos— Aunque sonara casi una orden, tanto Saga como el león se alejaron del lugar mientras el castaño intentaba contarle lo que sucedía afuera y el gemelo recién despierto abría sus ojos impresionado por lo que el dorado estaba haciendo.

El Saga mayor fue el segundo en salir de la jaula de luz siendo ayudado por Aioria y el chico que ya había despertado, aun algo confundido lograron llevarlo hasta donde estaban antes, siendo puesto al corriente de la situación, evitando completamente el tema del shock por el que había pasado antes y poniendo la misma cara que puso el de cabellera plateada cuando vio a un joven Saga terminar de sacar de aquella fuente de luz impenetrable al último de ellos terminando al igual que los otros en el suelo  esta vez muy cansado.

— Vaya, tu dominio sobre las dimensiones es increíble ¿Cómo fue lo aprendiste? —preguntó el mayor ayudándolo a levantarse.

— No lo sé sólo me concentré y pensé en una abertura dentro de la abertura que se abriera en un lugar específico, no creí que fuese posible, pero lo logré— Terminó respondiéndole con una cálida sonrisa al mayor que acarició los largos cabellos de su versión más joven.

— Eres sorpréndete, ahora gracias a ti no sólo tenemos una oportunidad para derrotar a Cronos…ahora tengo un arma para lidiar contra mi propia pesadilla.— La mirada de todos se volteó hasta el mayor que comenzó a hablar en un tono serio— Por mucho que nuestras técnicas sean efectivas, el dios del tiempo es capaz de regenerar su cuerpo rápidamente debido a su manejo del tiempo, pero hay algo que el posee capaz de acabar con la vida de un Dios o Titán y esa es su propia arma, La “Megas Drepanon” aquella hoz de color negro que llevaba en su mano y para eso necesito de todos ustedes… —

 

***°***°***°°***°***°***

 

El  primer piso estaba completamente destruido, los leones luchaban feroz y sincronizadamente lanzando sus ataques uno tras otro, evitando darle tiempo al titán para atacarlos, estaban exhaustos, su respiración estaba agitada, sus cabellos sucios, sus rostros bañados en sudor y algo de sangre de algunos raspones, partes de su armadura se véia trizada y otras ya estaban completamente rotas, pero a pesar de eso seguían luchando, seguían con la frente en alto batallando contra ese cruel oponente creyendo ciegamente que los otros dos chicos podrían encontrar a los otros Sagas y huir de ese lugar.

Y no se habían equivocado en confiar, pero en lo que no acertaron fue en el hecho de que creían que huirían del templo y se mantendrían a salvo, lo supieron cuando explosión de galaxias impactó de lleno con una bola de energía negra que lanzó el titán dejando ver a los otros chicos que creían lejos de ahí acercarse a toda prisa hacía el lugar de la batalla y antes que los leones pudiesen reclamar la voz de un Saga resonó por todo el lugar.

— ¡Ahora ya! —Gritó el mayor de los geminianos sintiendo como el cosmos de los géminis presentes tomaba todo el protagonismo del campo de batalla.

Lo primero en aparecer fue un enorme rayo ir directamente hacía el titán al mismo tiempo que una enorme rasgadura de tiempo-espacio se posaba tras de él succionándolo con fuerza, las técnicas no pararon de ser lanzadas por parte del menor de los leones, y viendo esto, los otros  siguieron su ejemplo haciendo lo mismo, empujando centímetro a centímetro a Cronos hasta el portal.

— Necesitamos distraerlo, de eso me encargo yo y los Aiorias, abriré un portal en su espalda para que intente llevárselo mientras los otros lanzan sus ataques, además necesitaré que uno de ustedes dos— dijo mirando al cabello plateado y al otro Saga adulto.

Los otros Sagas permanecían atrás resguardados por la barrera casi impenetrable que comprendían los santos de Leo con el Saga-hijo concentrado mirando al titán y utilizando su cosmos para deformar parte del lugar con sus ilusiones. Creando la ilusión perfecta para que ninguno de los presentes y ni siquiera el titán que luchaba por no ser arrojado dentro de la rasgadura dimensional notara que otro portal era abierto y arrebataba de sus manos su poderosa arma.

—Necesito que creen una  ilusión escondiendo al más joven de nosotros, y tú — apuntó al menor— harás lo que acabas de hacer con nosotros y robaras su arma y el resto dependerá sólo de tí…—

Cuando la ilusión se acabó y Cronos pudo notar que su arma ya no estaba, había sido demasiado tarde para que pudiese defenderse, algo sumamente irónico siendo él el dios del tiempo, un pequeño portal apareció frente a su pecho del cual alcanzó a ver el filo de una hoz perforando su pecho.

Los ataques centelleantes de los leones cesaron, la apertura dimensional se cerró, y vieron como aquel poderoso titán era atravesado por completo con su propia arma, viendo un fulgor azul salir desde la nada sosteniendo el mango para luego caer inmóvil y derrotado al suelo.

El cuerpo del derrotado dios tras unos minutos comenzó a moverse realizando extraños movimientos, sacudiéndose y retorciéndose hasta que se detuvo cuando de aquella enorme boca tan grande como que la cabeza de una persona cupiese en ella salió un ánfora dorada que se movió como si tuviese algo dentro de ella.

— ¡Espera Saga, aléjate de esa cosa! — Gritó el más joven de los Aioria siendo ignorado completamente, por el dorado mitad sirena que tomaba el ánfora entre sus manos y abría la tapa de esta.

Una luz provino desde el objeto y una estela dorada y un poderoso cosmos llenó el lugar— Muchas gracias jóvenes caballeros— habló un hombre mayor de largos cabellos color ceniza, túnica blanca y detalles color plata, adornos en el cuello y muñecas en el mismo color y ojos color blanco, casi obnubilados —Soy Aión, el dios del tiempo eterno, el que todo lo ve, algo muy irónico para alguien que con su vista no puede ver ni su propia palma— rio el dios, su sonrisa era amigable, tenía un rostro amable y compasivo, como el abuelo que consiente a uno de sus nietos.

— Cronos un día llegó a mí y me encerró en aquella ánfora y se la tragó, algo muy propio de él, a mi parecer, utilizó mi báculo que posee el poder de atravesar las dimensiones y fue por ustedes caballeros de géminis— continuó relatando a los caballeros dorados— lamento no poder haber hecho nada, pero mi deber como dios es sólo vigilar y no interferir en el rumbo de las cosas, pero siempre creí que un par de valientes jovencitos podrían detenerlo— terminó de hablar el dios sonriéndole a un joven leo y géminis.

— ¿Qué sucederá, con el cuerpo de Cronos y con las dimensiones? — Preguntó el mayor de los Aiorias mientras las manos se posaban sobre los hombros del Saga de su dimensión.

— Como lo dije, no puedo interferir con el destino de los seres que no pertenecen a esta dimensión especial y dado como yo soy el único que en realidad habita aquí la decisión la deben tomarla ustedes y respecto al choque entre ellas, todo seguirá su flujo natural, ya no hay nada que amenace el equilibrio. — Respondió el dios de cabellos blancos y brillantes.

— Podríamos encerrarlo en la ánfora y llevarla a nuestra dimensión, después de todo es ahí donde pertenece este Cronos, el patriarca y la diosa deberían saber qué hacer con él— El castaño se acercó a Saga hasta posarse a su lado, con su pecho erguido y un tanto orgulloso por lo que habían logrado a pesar que la parte más importante se la llevó Saga.

— Que así sea entonces joven Aioria— el dios del tiempo eterno tomó de las manos el objeto dorado y con un leve movimiento de sus manos y la ayuda de sus cosmos el cuerpo inerte del titán del tiempo se volvió una bruma negruzca que entró dentro del ánfora hasta ser devuelto a las manos de Saga.

— Sus destinos mis queridos caballeros se han enlazado, se han conocido los unos a los otros por alguna razón, para aprender del fuerte, irrompible y completo lazo que los une— pronunció mirando al Aioria mayor junto a su hijo—de lo caprichoso que puede ser el destino. — siguió mirando al par de cabello plateado y al rubio — Para aprender de fortalezas, confianza, y lo necesario para cerrar ciclos— habló mientras miraba a unos incomodos Saga y Aioria que se miraban el uno al otro tímidamente— y para dar el empujón necesario para descubrir algo maravilloso— terminó de hablar frente a ambos adolescentes mientras ponía una mano en el hombro de cada uno.

— Sus caminos desde  ahora seguirán como debieron ser, pero sus mentes y sentimientos estará unidos a este momento, es hora de partir jóvenes…— y tras aquellas últimas palabras en la mano del Dios apareció aquel báculo que hace poco portaba Cronos, y otras nuevas aberturas fueron apareciendo sin ni si quiera darle tiempo a los caballeros dorados despedirse.

 

***°***°***°°***°***°***

 

—Feliz cumpleaños Papá— habló Saga sobre el cuerpo de su padre mostrándole una gran sonrisa, mientras por su parte el león olvidaba el dolor del golpe contra el piso al ver aquella hermosa sonrisa del menor.

— Este año sí que necesito ese deseo, pero primero…—comentó antes de abrazar al chico sobre él y besar los labios del más joven con anhelo como si hubiesen pasado años sin poder hacerlo.

— Luego de esto necesito vacaciones, no creo poder sobrevivir a un Cronos más en esta vida— mencionó el castaño ganándose una risa por parte de Saga.

— Yo tampoco — le respondió mientras recargar su cabeza sobre el pecho del león y sentir como este le acariciaba con cuidado sus largos cabellos.

 

***°***°***°°***°***°***

 

— Aión al menos debió habernos dejado caer sobre algo más mullido— El gemelo limpiaba sus ropas cubiertas de polvo mientras se levantaba del piso, unas brazos se enredaron en su cintura, sintió el metal chocar contra su espalda, unos vellos de barbar picarla el cuello y aquel olor tan familiar colársele por entre sus fosas nasales, ese olor que le hacía recordar a su casa, la sensación de calma, el olor que le hacía recordar que estaba a salvo y en su hogar que tanto amaba.

— No sabes… no sabes lo preocupado que estaba, si tu volvías a tu dimensión y yo volvía a la mía sin que estuvieses a mi lado, yo… yo no sabría que hacer—Las manos del rubio temblaban a medida que se ajustaban a un más, el temor del león era real, un temor que vino cuando aquel portal se abrió frente a él y temió porque cada persona fuese devuelta a su dimensión, a una dimensión en la que Saga no pertenecía.

—Aioria, yo pertenezco a acá, junto a los demás dorados, junto a ti, Aión conoce todo lo que ocurre en cada dimensión aunque no pueda verlo realmente, sabe que al único lugar al que yo debe regresar, es aquí, en mi casa, junto a ti— el de cabellos color plata volteo su cuerpo hasta enfrentarse a esos hermosos color turquesa brillante y juntó sus labios contra los de su pareja logrando calmar aquel miedo que sintió.

— Por cierto, feliz cumpleaños…— dijo el menor con una sonrisa y sus blancas mejillas teñidas de rojo y mostrandole aquel rostro que tanto amaba/quería/encendía al león de cabello rubio.

 

***°***°***°°***°***°***

 

— Yo…— el castaño tras largos minutos de silencio fue el primero en hablar pero sus palabras no pudieron continuar debido al cuerpo tembloroso de un chico de cabellos azulado sobre él.

—Sólo cállate, no digas nada, lo siento… todo ese tiempo tu luchaste por mí, eres un idiota… que digo, claro que lo eres, siempre has sido un maldito idiota egoísta — de los ojos del caballero de la tercera casa comenzaban a caer lágrimas que caían sobre el moreno rostro del león, aquella aguada mirada, llena de tristeza lo dejaba sin habla, lo dejaba inmóvil sin poder moverse, estaba congelado por el dolor de Saga, petrificado con aquella pena que él había provocado. — pero es mi culpa por enamorarme una y otra vez de alguien así…— y dentro de aquel mar de lágrimas, una luz se asomó, aquella luz que sólo podía venir desde la sonrisa de la persona que tanto amaba. — no vuelvas a mentirme nunca más, no vuelvas a luchar sólo, ahora estamos los dos, ya sabemos que podemos vencer a Cronos, pero no sólo tú, ni yo, debemos hacerlo ambos, te amo, león estúpido y Feliz cumpleaños— y tras esas palabras el castaño pudo sentir su cuerpo volver a la vida, para sólo sentir el cuerpo del gemelo entre sus brazos, sentir sus labios calientes contra los suyos y esas lágrimas cálidas y saladas que se unían a las suyas.

 

***°***°***°°***°***°***

 

Aioria sentía la arena caliente contra su espalda, el aroma a mar colarse por su nariz y aquella cercanía de su compañero de armas sobre su cuerpo, una cercanía muy agradable para su gusto. Sintió sus mejillas arder con la misma temperatura de la arena cuando la mirada de Saga se fijó en la suya — ¿Eso no fue un sueño cierto? — vió prenunciar los labios del joven frente a él.

— Creo que no lo fue, porque aún tenemos el cadáver del Dios ahí— contestó el moreno apuntando a un costado viendo aquel brillo dorado sobresalir entre la blanca arena.

— Saga… podría por favor…— y tras esas palabras el rostro blanco del dorado se volvió rojo al darse cuenta en la posición en la que se encontraba y la tan cómoda/desvergonzada forma en que su cadera estaba sobre la de Aioria.

—Lo… lo siento, no me di cuenta— Saga se sentó sobre la arena escondiendo su rostro enrojecido bajo su flequillo tan azul como el mar frente a él.

El león sintió un impulso en aquel momento, recordó a todos los Aiorias que conoció en aquel extraño viaje, recordó sus ojos mirando a sus Sagas, recordó las palabras que cruzó con ellos y entendió que por mucho que quisiese escapar de la conclusión a la que había llegado, se dio cuenta que no podía hacer mucho, había algo mucho más fuerte que simple interés, algo que incluso se repetía en distintas dimensiones y no lucharía contra sus deseos, no lucharía con el deseo que sentía en ese mismo instante, no lucharía contra sus manos que volteaban el rostro de Saga, ni tampoco contra su rostro que se acercaba al del geminiano y de seguro tampoco lo haría para evitar que sus labios dejaran de besar aquella cálida boca que se abría para recibirlo.

Cuando el beso acabó ambos adolescentes se miraron con sus mejillas en las mismas condiciones, con sus reparación agitada y con la cara de uno de ellos/Saga totalmente avergonzada antes de levantarse rápido de la arena y correr hacía la playa, Aioria notó aquel brillo color zafiro una vez más sobre la piel del geminiano, observó una vez más esa cola, que ayudaría escapar al escurridizo géminis.

Pero el león no estaba dispuesto a permitírselo, no dejaría que escapara, ya que antes de que se lanzara a esconderse a las profundidades del océano, el moreno tomo de su brazo y lo atrajo a su cuerpo, una mirada verde azulada que parpadeaba rápidamente, contra una verde que no quería quitar su intensidad se encontraron y unos labios se volvieron a unir una vez más disfrutando de esa agradable sensación que sentían por todo su cuerpo al estar junto al otro.

Ese día, Aiora lo había olvidado, pero en aquella playa, donde en las arenas descansaba una prueba de color oro de su aventura, dentro de las aguas azules había recibido el mejor regalo de cumpleaños hasta la fecha, un hermoso regalo en el cual el color zafiro predominaba, un regalo que quería junto a él dese ese momento en adelante.

 

FIN

 

 

 

Notas finales:

PD: no sé si lo habrán notado pero creé una serie, en la cual contmeplan los diferentes fics que conforman este "universo" por si no han leido las otras historias y quieren saber más de las otras parejas de Sagas y Aiorias.


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