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The Door por MrsHunter

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“Y así, la paz llego a todo el pueblo tras la caída del rey oscuro, aquel hombre despiadado, sediento de poder.
Todos los habitantes agradecieron al héroe por haber traído de nuevo la alegría a sus hogares. Las criaturas convivían tranquilas después de aquel evento…Hasta que, sin esperarlo, una cálida tarde de primavera apareció una figura oscura al final del sendero, aquel que conectaba el abandonado castillo con su pacifica aldea… “


Anthony continúo leyendo, aun más interesado que antes, paso otra hoja y continúo con la lectura, emocionándose tras cada palabra leída.


“Desde que se le vio por primera vez aquella entidad se refugió en el destruido castillo. Son pocos los que le han observado y vivido para contarlo, se rumora que es el primogénito heredero del rey oscuro, el joven príncipe de aura maligna… que viene a tomar venganza por su padre…

Una bestia traída desde las lúgubres fauces del infierno, con unos ojos tan rojos como el rastro de sangre que cubre a cada una de sus víctimas…

El príncipe oscuro, Ja…”

— ¿Ja? Me pregunto qué…

No pudo terminar su lectura, la página había sido rasgada justo en aquella parte donde, al parecer, se iba a mencionar el nombre de aquel príncipe malvado… Aun confundido se levanto del suelo con el libro entre sus manos, pero, al no fijarse, movió un poco el librero, provocando que todos cayeran al suelo.

—Rayos…

Dejo su libro de lado, concentrándose en acomodar nuevamente todos los que había tirado al suelo. Cuando todos los libros se encontraban en su lugar de nuevo, se disponía a irse, pero noto un vacio más grande entre los libros…

<Quizá es por el que tome>

Pero no lo recordaba de esa manera. Movió el mueble hacia un lado, pensando que tal vez el libro faltante se había caído hacia atrás. Se sorprendió al notar una pequeña puerta, toda polvorienta. Era claro que no cabía por ahí… a menos que se agachara y pasara gateando…

Sonrió curioso y abrió la puerta que, para su sorpresa estaba abierta. Un ligero viento helado salió de ella, telarañas, tierra y una profunda oscuridad se apreciaba dentro.

Trago grueso y miro hacia atrás, había cerrado la puerta del sótano y, seguro su abuela no entraría ahí… Daría un vistazo rápido y luego saldría…

Tomo el libro, se agacho y se puso en cuatro patas, como un perro, avanzando como tal dentro de la puerta. No veía completamente nada y, hasta sentía que algún bicho estaba caminando por su cuello…

Justo cuando comenzaba a asustarse y retroceder, una brillante luz al fondo le llamo la atención, con más curiosidad que antes avanzo más rápido, provocando que al final la luz lo cegara un poco.

Se levanto y sacudió su ropa. Lo que sus ojos vieron lo dejaron atónito. Un amplio campo de césped verde con flores era lo que se apreciaba, un camino de tierra que llevaba a lo que parecía una aldea, muy al final del campo.

Giro hacia atrás, topándose la pequeña puerta que se encontraba en una enorme roca…

—Quien lo diría… hay un mundo en el sótano de mi abuela…

Rio un poco y se agacho a cerrar la puerta, revisaría la aldea y se iría nuevamente por donde vino, si, esa era una buena idea.

Siguió el camino, aspirando el fresco aroma de las flores, observando el hermoso y despejado cielo azul, aquel lugar era maravilloso, casi mágico, casi como…

—El libro… ¡la aldea del libro!

Se detuvo abruptamente, casi chocaba con un pequeño monumento de mármol. El ruido de risas y música lo distrajo de sus pensamientos. Estaba al inicio de la aldea, era alegre, llena de puestos y comerciantes.

Se encamino entre la gente, sonriendo alegre y maravillado, todos parecían ser cordiales, lo observaban con una sonrisa y decían un cálido “Hola, ¿cómo le va?”

Entre tantos puestos encontró una librería, quizá ahí podía investigar el lugar en donde estaba, o mejor aún, indagar sobre el libro que llevaba en sus manos.

— ¡Hola, ¿Cómo le va?!

—Eh, hola…—respondió tímidamente, completamente opuesto a  la eufórica bienvenida que recibió al entrar—.

— ¿En qué puedo ayudarle?

Observo un poco el lugar, por fuera parecía pequeño pero, vaya que era amplio al entrar, repleto de estantes llenos de libros. Paso su mirada hacia el chico que al parecer era el encargado del lugar. De cabellera rubia y ojos azules.

—Eh, vera, busco información sobre este libro…

— ¿¡De donde lo sacaste!?

El rubio tomo rápidamente el libro de entre sus brazos, observándolo con detalle, para después mirarlo a él.

—Bueno yo…lo encontré…—mintió, sintiéndose intimidado por aquella mirada azulina— Pero está incompleto por lo que, quiero saber en qué termina.

— ¿En qué termina…?

—Así es, la historia me pareció muy interesante—dijo sonriente, quitándole de nuevo el libro al rubio— ¿Sabes quién es el autor?

— ¿Autor? Chico no tienes ni idea, ¡es el libro de nuestra historia!

— ¿Nuestra…historia?

— ¿Acaso tienes amnesia? Todos saben que es el legendario libro profeta, solo había dos en existencia. Uno desapareció cuando derrotamos al rey oscuro y el otro… no sé cómo pero, lo encontraste…

—No entiendo… ¿Por qué está incompleto?

—Solo el elegido era capaz de escribir en sus páginas, escribir la historia de nuestra aldea. Sera mejor que lo desaparezcas, si el príncipe Jack lo encuentra…

— ¿El príncipe Jack?—sus ojos se abrieron sorprendidos, era la parte que le faltaba a la hoja del libro— El príncipe oscuro, Jack…

— ¡Shh! ¿¡Realmente eres idiota!?

— ¿Qué…? Pero yo…

—Ese nombre está prohibido… se dice que con solo una mención la oscuridad acechara y el príncipe vendrá

—Pero tú acabas de decírmelo

Ejem, bueno, da igual

Anthony no sabía siquiera si reírse por todo aquello, ¿Estaría soñando acaso? No, estaba en el sótano en casa de su abuela, después, encontró un libro y una puerta que lo llevo hasta donde estaba… Vaya, sonaba tan estúpido.

—Mi nombre es James Ford. ¿Tú eres…?

—Anthony, Anthony Johnson

—Un placer Anthony. Nunca te había visto por aquí

—Es que yo…Eh…soy extranjero…

— ¿Extranjero?

—Eh sí—mintió rápidamente—vengo de… ya sabes, un lugar muy lejos de aquí

—Oh…ya veo…

Observo como el rubio estaba algo confundido, al parecer los habitantes de ahí no acostumbraban a salir mucho por lo que, decidió cambiar de tema rápidamente antes de que James llegara a querer indagar algo más.

—Que enorme biblioteca, ¿es propiedad de tu familia, James?

—Sí, yo me hago cargo por las tardes, aunque ya casi va a ser hora de cerrar

— ¿Tan temprano?

—Todos cierran sus puestos y van a sus casas un poco antes del atardecer—hablo mientras acomodaba unos cuantos libros, dándole la espalda—Ya sabes, no queremos ser presas del malvado príncipe

—Oh claro…James, ¿Podríamos ir al castillo?—pregunto de pronto, aunque recién se conocían y aquella idea seguramente era muy descabellada e impropia de su parte, pero nada perdía—.

Si todo aquel lugar era tal como decía el libro, el catillo en ruinas debería estar por ahí, y con sus restos, suerte y podría encontrar una pista del tan temido príncipe oscuro.

— ¿¡Que cosa, acaso estas demente!?

—Veras, el libro dice que el príncipe se refugió en el castillo pero, ha estado abandonado. ¿Cómo habrá sobrevivido?

—Yo que voy a saber Anthony, es un demonio, seguro y sobrevive gracias a eso

—Hm…

—Bien, he terminado aquí. ¿Quieres ir a mi casa a cenar?

—Eh…Me encantaría James pero…debo irme…

— ¿Ha? Puedes quedarte en mi casa no te preocupes, así no saldrás en la noche.

—Te lo agradezco pero, eh… d-debo… ¡ir a ver a mi abuela!

Y el recuerdo de su abuela le cayó como balde de agua fría, ¿Qué pasa si no lo encuentra? Trago grueso y se encamino a la puerta rápidamente, nervioso porque su abuela lo llegue a descubrir, o peor aun. A descubrir aquel lugar.

—Pero te veré mañana James, ¿Hecho?

—De acuerdo, te veo mañana Anthony

El castaño salió rápidamente del lugar, corriendo y esquivando a las pocas personas que quedaban en la aldea. Se apresuro aun más en el amplio campo, divisando la roca donde se encontraba la puerta que lo conduciría a casa de nuevo.

Recobro un poco la compostura y el aire, se giro y observo el color del atardecer en el cielo. Al parecer el tiempo allí era distinto. Suspiro y sonrió,  estaba dispuesto a regresar por la noche a investigar el castillo, aquel que logro divisar a la izquierda de la aldea, muy a lo lejos, se veía tan pequeño a la vista…

—Con que príncipe Jack…


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