Titulo del capitulo:
|1|"Caperucita debe tener cuidado con las cestas"
El viento soplaba con fuerza, tanta que sería capaz de derribar una pequeña cabaña. . . Como en aquél viejo cuento.
Se escuchaba el incesante ruido de las hojas de los arboles chocar una con otra, creando un característico sonido que era impulsado por el gélido aire. Era un ambiente desastroso para los seres que habitaban en ese bosque, en cambio para los humanos era una simple tormenta que se iría al pasar de unas horas, y así fue.
El sol comenzó a asomar como un niño pequeño intentando ver los caramelos en la mesa, los primeros rayos del sol descendieron reflejándose en el roció y las gotas de la lluvia anterior; también pudo apreciarse una hogareña casa en medio de tan desolado bosque —en cuanto civilización se refiere —pero ¿quién viviría en ese lugar? Pues....nada menos que un niño de trece años.
Como una flor de primavera aquel, pequeño de sedosa cabellera azul despertaba dejando ver un par de ojos zafiros muy soñolientos y que intentaban acostumbrarse a la luz del sol. Un par de espesas pestañas negras seguido de unos parpados se movían con pesadez, similar al aleteo de una mariposa inexperta.
Si hubiera sido por él, se quedaba dormido tres horas más pero desgraciadamente si quería ser alguien digno de heredar el negocio familiar debía ir al colegio, por muy irritante que fuese el lugar,los profesores, los estudiantes y todos los pertenecientes a la institución.
Sin tener excusas para quedarse finalmente levanto su cuerpo con igual pesadez que sus parpados, un camisón ancho y blanco era lo único que cubría esa delgada y frágil anatomía . Lo primero que hizo al levantarse fue estirarse y bostezar en un intento de abandonar todo rastro de pereza.
Cuando creyó que ya tenía "animo" fue al baño, cepillando esas perlas que tiene por dientes, luego tomo una ducha de pájaro porque no podía perder mucho tiempo con un largo y reconfortante baño como le gusta hacer.
Vistió su uniforme que consistía en una guarda camisa blanca con una corbata color azul oscuro y franjas negras con una medianamente delgada línea blanca en el centro de cada una , chaqueta negra con el escudo de la escuela, unos pantalones negros y zapatos del mismo color.
Ocasionalmente llevaba una toga y sombrero de copa, pero hoy no era necesario. Cuando termino de vestirse, solamente ingirió un pequeño pan redondo; tampoco tenía tiempo para desayunar decentemente —la vida de un estudiante de Primer año de Secundaría...—
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Definitivamente ir al colegio hoy fue doblemente estresante, parecía como si a todos les hubieran dicho que no habría vacaciones este año, lo único bueno de todo es que pudo por fin conseguir el permiso especial para realizar sus deberes escolares online sin tener que venir a esta estúpida institución. Claro que tuvo regaños de amigos como Alois, Sieglinde o Elizabeth. Pero venir de un bosque de madrugada para llegar igualmente tarde a la escuela no es muy seguro ni lógico.
Después de horas de una exhaustiva caminata por el frondoso y algo tétrico bosque llego a su hogar .Y justo cuando su pudo ver más de cerca, todo su cuerpo se paralizo.
— ¿Qu-Qué? —Balbuceo, la puerta de la casa estaba semi-abierta, y lo primero que cruzo por su mente es que alguien había entrado a robar. Pero no iba a huir como un cobarde, detrás de la casa había un almacén donde guardaba un arma, sus padres no eran estúpidos para dejarlo sin alguna forma de defenderse.
Sigilosamente se escabullo hasta llegar a la parte trasera y entrar al almacén, no iba a dudar en disparar ni en matar a quien estuviese dentro. Tal cual como entro volvió a la parte delantera con el ceño fruncido, ya estaba de mal humor por la caminata y ahora esto. Era suficiente excusa para matar a alguien.
En sigilo entro a la casa: todo estaba desordenado, como si una mini tormenta hubiera pasado por allí tirando todo al suelo.
Lo curioso era que algunos muebles de madera tenían marcas de garras, mordiscos e incluso un poco de tierra en el suelo.
Algo no andaba bien con este ladrón.
—Maldita sea... —Siseo venenosamente el pequeño zafiro por el muy mal humor que tenia.
Luego, un golpe proveniente de su habitación resonó por toda la casa y obviamente el menor lo escucho. Con el arma levantada y pegada de su cuerpo fue a la habitación donde estaría su oponente, el niño no era un inexperto con armas de fuego. Desde corta edad aprendió a manejar estas.
La puerta del cuarto también estaba del también ¿Pero qué era este ladrón? No importaba, cuando se creyó listo empujo la puerta para dejarla completamente abierta y apuntar con velocidad a su objetivo y disparo...
Y fue en ese momento que vio que su "Amenaza" no era alguien, que estaba viva, y que no era muy peligroso...
Un tic se coloco en el ojo izquierdo del pequeño cuando observo a un cachorro negro como la noche y ojos color rubí, morder un peluche de conejo con un parche.
— ¡¿Y tú qué demonios haces aquí?! —Grito exasperado, porque seguramente se veía patético apuntando con un arma a un pequeño y peludo animal.
El pequeño ser ladeo la cabeza, en un gesto adorable de inocencia completa, era simplemente un pequeño cachorro en busca de compañía. El zafiro tuvo que reprimir las ganas de mimarlo y acariciarlo porque le gustaban demasiado los caninos.
Pero, ¿cómo abrió la puerta un animal? Era..imposible.
Cuando volvió a la puerta principal, al lado había una cesta tirada con una sabana color azul.
El pequeño entendió todo.