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Forbidden heart por hannastony

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—¿Interrumpo algo? —preguntó con voz armónica Lady Sharon mientras se unía  a la conversación que Bucky y Steve estaban teniendo.

—Por supuesto que no Lady Sharon, nos complace con su compañía —respondió Bucky a la vez que miraba como la Lady tomaba del antebrazo a su mejor amigo.

Con esto fue que los tres se sumieron en una conversación del todo trivial. La verdad es que Steve creyó que en algún punto su amigo castaño extendería la invitación  a comer a su hogar hacia su prometida, cosa que extrañamente no pasó, por lo que con ello pensó que talvez Bucky quería hacer aquel encuentro un poco más personal, ya que con ello se evitaría cuestionamientos de más.

Después de un tiempo fue que el castaño pensó que ya era hora de retirarse de aquella hermosa velada agradeciendo a la anfitriona por tan excelente hospedaje y despidiéndose con una grata reverencia. Antes de irse por completo Barnes le echó una última mirada confiada a su hermano del alma, cosa que le dio a entender al rubio que lo esperaba mañana a primera hora para que lo acompañara en aquel improvisado banquete.

—Tienes un gran amigo —dijo Sharon a su prometido mirando como el castaño ojiazul se alejaba lentamente de su vista.

—Lo sé, soy afortunado de tenerlo —respondió apacible el rubio pensando lo mucho que Bucky había hecho por él, por ello no le debería costar el acompañarlo simplemente un rato el día de mañana, se lo debía.

Sharon al escuchar a su rubio fue que volteó a verlo, tratando con esto que el caballero posara su completa atención en ella, cosa que logró en instantes, ya que Steve al sentir la cálida mirada de su futura mujer en su ser fue que volteó de igual forma, conectando ambas miradas, una de ellas mirando con anhelo y pasión y la otra simplemente dejándose llevar por todos aquellos sentires de la rubia.

Steve al ver esos oscuros ojos, mirándolo tan insistentemente y con un especial y único brillo que jamás había visto ser dirigido hacia su persona,  fue que inconscientemente subió su mano hasta poder acariciar con delicadeza la mejilla de la rubia. Al sentir aquel tacto fue que la dama cerró los ojos para sentir más aquel calor en su rostro, dejando escapar un muy leve suspiro de incondicional deseo.

Sharon no pudo resistirse más, llevaba deseando eso desde hace ya tiempo pero había estado conteniéndose debido a que ella era una dama y por ello no era del todo correcto que ella fuera la que diera ese paso. Pero al sentir a Steve mirándola de aquella forma llena de gusto, al sentir como su mano la tomaba del rostro con afecto y suavidad, al sentir cada vez más cerca su calor y olor corporal de hombre, fue que no pudo evitar dejarse llevar y sin abrir los ojos ni un poco fue que lentamente se fue acercando al rostro de su prometido, levantando cada vez más los labios y dejando más que claras sus intenciones.

Steve se quedó completamente estático. La verdad es que aquel gesto lo había tomado de sorpresa, se le hacía un poco repentino el que su Lady se mostrara de aquella forma tan comprometedora pero a la vez tan normal, porque al fin y al cabo ellos eran futuros esposos y teniendo aquello en cuenta un simple beso en los labios sería algo natural y común entre ellos.

Cayendo en cuenta de aquel hecho, pensando en que él también debía de poner de su parte para que aquella relación amorosa que estaba a punto de comenzar con aquella hermosa rubia diera frutos, fue que simplemente se dejó llevar, ni más ni menos, agachándose los suficiente para que aquel contacto entre ambos labios comenzara.

Fue un beso casto y corto, un beso lleno de inocencia, pureza y pudor. A penas fue que ambos sintieron el suave contacto de los labios del otro para después de muy pocos segundos separarse con lentitud, sin abrir sus bocas ni saborear con más precisión el sabor del contrario.

Sharon al instante en el que cayó en cuenta de lo que había hecho con su guapo caballero fue que inevitablemente se sonrojó a más no poder mientras desviaba la mirada del todo apenada. Ese beso a pesar de haber durado muy poco tiempo y ser del todo decente y limpio, había sido el mejor beso de su vida. Con el simple hecho de que se tratara de los labios de aquel hombre que parecía un príncipe de cuento de hadas, era suficiente. Steve le gustaba mucho, y al momento en el que pudo sentir sus labios fue que pudo caer en cuenta que estaba enamorada de aquel hombre. Era tonto el haberse dado cuenta del amor que se le estaba acumulando hacia el primogénito de los Rogers solo con un beso, pero ese sentimiento paulatinamente se estaba haciendo cada vez más grande desde el momento en el que conoció a aquel hombre, por lo que el darse cuenta que era amor lo que estaba sintiendo por aquel rubio no fue del todo inesperado.

Steve por su parte al ver aquella imagen de su prometida completamente ruborizada y avergonzada por un simple roce de labios fue que sintió una inmensa dulzura y ternura. Debía admitir que aquel contacto fue más corto y simple de lo que imaginó, pero no significaba que eso le desagradara, al contrario, le parecía una virtud del todo única en su futura mujer, que demostraba lo inocente, pulcra y decente que  era la rubia, cosa que sencillamente sacó una ligera sonrisa en su rostro.

—L-le pido una enorme disculpa mi Lord, me dejé llevar por mis impulsos…. N-no se en que estaba pensando —pudo hablar finalmente la dama con voz quebrada sin dejar su sonrojo de lado.

—No tiene nada de que disculparse mi lady —habló Steve con voz tranquilizadora y una pequeña sonrisa, provocando con esto que por fin la dama lo volteara a ver, dejando la vergüenza a un lado.

La paz y serenidad de Steve lentamente se fueron transmitiendo a Sharon, haciendo que esta calmara sus nervios al notar aquella perfecta y bondadosa sonrisa que su prometido le dedicaba. Sharon inevitablemente se contagió de aquella sonrisa, curvando sus labios de forma cohibida y mirando a Steve con el amor que ya estaba instalado en su ser, amor dedicado sola y exclusivamente para aquel rubio.

Sharon ya más serena estaba a punto de continuar la conversación de no ser porque se vio interrumpida por el padre de Steve, disculpándose inmediatamente por la interrupción pero dejando en claro el motivo por el cual se había acercado a ellos.

Al parecer la madre Steve ya se sentía un tanto cansada y Lord Rogers consideraba del todo prudente que ya era momento de retirarse de aquel hermoso baile de máscaras. Era una hora considerable, ya que Steve al escuchar esto volteó curioso mirando a su alrededor, viendo cómo la mayoría de las familias nobles ya se estaban retirando de aquel gran recinto con cortesía y gratitud.

—Nos vemos luego, mi Lady —se despidió hacia su prometida mientras se inclinaba y besaba el dorso de su mano, sin dejar de mirarla a los ojos ni un segundo y viendo con ternura como esta se volvía a ruborizar pero esta vez sin apartar su mirada, también mirándolo fijamente y con mil emociones desbordándose en su corazón.

Joseph Rogers también se despidió del todo formal y con esto ambos caminaron hacia donde se encontraba su madre y despidiéndose de unas ultimas familias cercanas y poderosas, incluyendo los Carter, fue que la familia Rogers partió rumbo a su hogar.

Steve en todo el camino de regreso, mientras montaba a su majestuoso corcel, fue que no pudo parar de pensar nuevamente en aquel hombre intrigante que se había encontrado en algún punto de la noche. En aquellos grandes y sublimes ojos con los que hizo contacto y en aquel magnifico porte que el castaño poseía.

La compañía de Sharon, junto con aquel imprevisto beso, habían mantenido la mente del rubio ocupada, pero ahora que ya se encontraba él solo, mirando a su alrededor el paisaje que la apacible noche proporcionaba, fue que no pudo evitar en traer a su mente una y otra vez las facciones del hombre de hierro.

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Un nuevo día había llegado y con ello un nuevo provenir en la vida de cada uno de los habitantes de la capital.

El capitán se había levantado a horas tempranas, cosa que había extrañado a todos los de la tripulación, conociendo como su capitán estaba acostumbrado a dormir hasta altas horas de la tarde cuando había salido  por la noche el día anterior. Pero lo que nadie sabía es que Anthony estaba demasiado ansioso por aquella invitación a comer de parte del Lord Barnes.

Con información que Loki ya le había proporcionado él ya sabía que el joven james Barnes se encontraba solo por estos días y de verdad que tenía una enorme esperanza en que aquel hombre que le gustaba que le llamasen Bucky, invitara a su repentino banquete a su mejor amigo, Steve Rogers. No sabía si estaba siendo demasiado optimista respecto a ese pensamiento, pero después de todo era una comida que Barnes había organizado para poder conocerse mejor y debido a la falta de su familia, de verdad esperaba que lo acompañara aquel exquisito rubio.

Había solo un pequeño problema con ello. Si Bucky había invitado a su mejor amigo por consiguiente había invitado a la prometida de este y esa imagen no era del todo grata para la imaginación del pirata, mostrando un mueca de desagrado al solo pensar que si vería a aquel apuesto caballero seria en compañía de aquella que se hacía llamar “Lady” Sharon. Pero no podía hacer nada para evitar aquello, tendría que probar suerte, por lo que alejando aquellas ideas de su cabeza simplemente se dispuso a arreglarse para estar de lo más presentable para la futura reunión.

Por el otro lado de aquellas paredes, en otra habitación, se encontraba igual de ansiosa una pelirroja que con gusto se estaba poniendo aquellas prendas de nobles que Bruce había conseguido para ellos, siendo del todo molestos aquellos ostentosos vestidos, pero que con respecto a la noche anterior había visto que le funcionaban de maravilla incluso haciéndola sentir una dama de sociedad.

Pero lo que más le hacía emoción a la pelirroja era el poder ver nuevamente a aquel joven castaño que en pocos momentos ya tenía su completo interés. No debería de sentirse así, ella lo sabía, el que le hiciera ilusión ver nuevamente a aquel hombre solo podría interferir con sus planes en el atraco final, pero por el momento ella decidió ignorar todos aquellos malos presentimientos, limitándose a simplemente disfrutar del momento y en cierta parte “cumpliendo” con su misión asignada.

Tony después de haberse acomodado su elegante traje por 5ta vez y darse una última mirada en el espejo, satisfecho y atraído a más no poder por su imagen fue que salió de su respectiva habitación, viendo como ya la mayoría de los vengadores estaban reunidos afuera, esperando a por él y sus indicaciones.

Natasha salió casi al mismo tiempo recibiendo una aprobatoria mirada de parte de todos mientras ella se iba a sentar junto con sus amigos, mirando a su capitán que se mantenía de pie y con ello manteniendo de igual forma la atención de todos en su persona.

—Ricitos de oro, recuérdame porque sigues con esa pobre apariencia —fue lo primero que dijo el capitán dirigiéndose a Thor que se encontraba vestido con sus cómodas prendas de pirata.

Incluso Clint y Peter ya se habían vestido del todo formales, suponiendo que nuevamente tendrían que hacer de cochero y lacayo.

—Él ya hizo suficiente el día de ayer, ahora se quedara conmigo a realizar ciertas investigaciones que aún no terminamos —respondió su hermano pelinegro por él mientras lo tomaba del brazo en un gesto posesivo.

Tony simplemente se limitó a rodar los ojos con fastidio ante aquella acción infantil. No le apetecía el comenzar una discusión con uno de su tripulación por lo que simplemente lo dejó pasar. Al parecer solamente serían Natasha y él.

Dando unas últimas instrucciones, pidiendo nuevos materiales a Bruce y Obadiah para la construcción de algo completamente innovador que se le vino a la mente, fue que los respectivos personajes salieron partiendo a la hacienda de los Barnes.

Así fue como sin más contratiempos en poco tiempo ya se encontraban en aquel gran hogar. Claramente no era nada comparado con el recinto de los Carter que habían visitado la noche anterior, no obstante la hacienda sí que era de lo más hermosa y espaciosa, mostrando sus impecables áreas verdes que hacían resaltar la belleza del lugar. Fueron inmediatamente recibidos por los empleados de la familia Barnes y al momento de ya encontrarse justo en la entrada fue que Anthony Stark pudo regocijarse en la dicha y buena suerte que había obtenido.

Ahí se encontraba, justo en la enorme puerta que daba entrada al interior, ahí se encontraba su rubio de ensueño y lo mejor de todo, completamente solo. Se veía igual o incluso más atractivo que la noche anterior, no porque estuviera mejor vestido, ya que sus prendas eran igual de impecables y formales que el baile anterior, no porque estuviera mejor peinado, no por nada de su aspecto físico en particular, simplemente se veía incluso más guapo ya que el sol se encontraba en todo su esplendor a esas horas del día y con ello la luz, luz que lo iluminaba a la perfección y hacia ver clara y absolutamente todas y cada una de sus facciones. No solo eso, sino que también llevaba su rostro completamente descubierto, cosa que variaba en el baile al llevar una máscara.

Tony no pudo resguardar la satisfacción que sentía en su interior, por lo que una vez parada la carroza fue que salió abruptamente del vehículo, sin esperar siquiera a que Peter le abriera la puerta, y con ello, salió directamente hacia el joven Rogers con una sonrisa excesivamente radiante, dejando a Natasha atrás y sin siquiera posar su mirada un solo segundo en su anfitrión James Barnes, que se encontraba justo al lado del rubio, también esperando a sus invitados en la entrada.

Steve por su parte no sabía ni que hacer de los repentinos nervios y palpitares en su corazón que le habían atacado nuevamente. Había llegado pronto con Bucky ya que le había pedido que si por favor llegaba un poco antes que la familia Héroes para que le ayudara a organizar todo el banquete y que todo estuviera listo para cuando las visitas arribaran y Steve como buen amigo tampoco se negó a aquel pequeño favor.

Una vez listo y acercándose la hora ellos habían decidido esperar a aquella singular familia en la entrada y fue por esto mismo que Steve pudo divisar a varios metros como la carroza de los únicos invitados se aproximaba. Sintió un pequeño nerviosismo al notar como cada vez estos se acercaban más, pero como pudo y respirando pausadamente fue que controló esos pequeñitos nervios que lo invadían, pero claro, no podía permanecer así todo el tiempo. Fue justo cuando miró a aquel castaño llamado Tony con una sonrisa peligrosamente encantadora, que todo su control se fue al carajo.

No había olvidado siquiera uno de los rasgos y facciones de aquel sensual rostro, pero el estar nuevamente frente a él solo le alteraba el organismo. Con todo el dominio que juntó, fue que no mostró lo mucho que le afectaba tener cerca a aquel castaño y con ello pudo disimular una postura completamente “normal”.

—Pero que sorpresa encontrarlo por aquí, Lord Rogers —habló Tony una vez frente a aquel ángel caído del cielo mientras se inclinaba rápidamente en un gesto de cortesía.

Steve tragó saliva silenciosamente, sin poder quitarle la vista de encima, para finalmente hablar.

—Supongo que nuestros encuentros están destinados —dijo Rogers sin siquiera pensar que aún no le había confesado a aquel castaño que antes del baile ellos habían tenido otro encuentro, aunque no del todo agradable.

A Tony le extrañó bastante aquella frase y por ello formó un gesto un tanto confuso en su rostro, sin embargo, eso no quitaba que aquellas palabras hicieran brincotear de fascinación a su corazón.

—Buenos días Lord Rogers, Lord Barnes —saludó Natasha posándose a lado de Tony mientras trataba de disimular con todas sus fuerzas el enrome disgusto por el que estaba pasando.

El estúpido de su capitán había prácticamente saltado de la carroza olvidándose por completo de ella. Afortunadamente tenía al pequeño Peter que la ayudó del todo apenado por no haber podido hacer lo mismo con su capitán.

Natasha lo sabía, sabía que aquel rubio había despertado un fuerte interés en su capitán, pero nunca pensó que incluso le quitara la habilidad de actuar y pensar fríamente. En cierta parte se preocupaba que esto afectara su misión, misión que habían establecido incluso antes de pisar la capital. El capitán Anthony era demasiado inteligente y nunca lo había visto cometer errores, pero al notar como desde el comienzo se mostraba diferente una vez frente aquel rubio fue que no pudo evitar sentir un poco, solo un poco de angustia por ello.

Dejo todos sus pensamientos de lado, controlando cada vez más su enojo hasta mostrar una sonrisa hacia los respectivos caballeros que tenía frente a ella, concentrándose específicamente en el dueño de aquella hacienda que tenía ojos tan claros, que le transmitían tranquilidad y seguridad.

Bucky correspondió el saludo de Natasha, mostrando una sincera sonrisa al poder ver nuevamente a su pelirroja querida.

—Pasen queridos invitados, están en su casa —dijo Bucky una vez terminando con los saludos pendientes y haciendo un gesto con su brazo para que se adentraran en el recinto.

Tony despegó su mirada por un momento de aquel rubio al que no había dejado de mirar con diversión para voltearse y ver como su carroza se retiraba con Clint y Peter, este último dirigiéndole una sonrisa y meneando su mano de un lado a otro en señal de despedida. Tony respondió el gesto con gusto, despidiéndose de aquel muchacho que consideraba algo así como el hijo que nunca iba a tener para nuevamente voltear hacia el rubio caballero y adentrarse junto con los demás.

El lugar era bastante ameno y acogedor en todos los sentidos, la decoración sencilla pero elegante resaltaba en cada esquina con los muebles y adornos que decoraban la gran mansión, sin embargo, no pasearon mucho alrededor, ya que pasaron de inmediato al gran comedor de madera fina que se encontraba ya repleto de variedad de platillos que a simple vista lucían de lo más selectos y exquisitos.

A ambos piratas al ver la cantidad y calidad de toda aquella comida fue que se les hizo agua la boca. Ellos no estaban tan acostumbrados a comer refinadamente, eran lujos que simplemente no se daban y el poder disfrutar de aquello definitivamente hacia feliz el estómago de ambos. Una lástima que Thor no los haya acompañado, seguramente sería el más feliz de ver toda aquella comida junta en un solo lugar para él.

Sin más que esperar fue que los 4 tomaron asiento para poder disfrutar de aquel apetecible banquete que se mostraba ante sus ojos. Natasha instintivamente tomó asiento a lado de Bucky, el cual más que gustoso le separó la silla en un gesto de caballerosidad para que ella tomara asiento. Siendo de esta forma, fue el prácticamente inevitable que Tony del todo complacido tomara asiento a lado del caballero Rogers, que solo pudo sentirse aún más nervioso e incómodo por la situación al tener a aquel hombre tan cerca de él y poder llegar a incluso oler su rica fragancia personal.

Ya ellos sentados fue que el personal de la casa comenzó a llegar, sirviéndoles a cada uno de los platillos que solicitaban y ofreciendo bebidas al gusto, siendo siempre del todo educados y dispuestos a ofrecer cualquier servicio que solicitasen, tanto el amo Barnes como sus invitados.

Con esto fue que se pudieron sumir en una agradable plática. Bucky se dirigía tanto a Natasha como a Tony para hacerles mil y un preguntas acerca de su familia y su vida, de vez en cuando recibiendo estas preguntas de vuelta y contestando del todo contento con la historia de la familia Barnes. En cambio, Tony y Natasha se la pasaban inventando las respuestas, del todo factibles y no tan detalladas para que no se metieran tanto al tema respecto a la familia Héroes.

Ambos piratas se coordinaban a la perfección en sus mentiras, haciendo que concordaran sin siquiera planearlo, no era algo sorprendente viniendo de ambos, después de todo la mayoría de su vida se la habían pasado engañando y mintiendo a personas, haciéndolo de forma impecable que les daba aún más crédito a sus títulos como piratas de la tripulación más temible de todas.

A pesar de que la conversación era de lo más cómoda e interesante para los integrantes, había algo que le molestaba demasiado al capitán y eso era que el guapo rubio no participaba en ella. De vez en cuando su amigo Bucky trataba de que este se incluyera en la charla, pero las respuestas del rubio siempre eran bastante simples y concisas sin  dar para más, como si no quisiera estar ahí.

Fue por ello que Tony se empeñó en llamar la atención de este de alguna u otra forma, sin embargo, no estaba obteniendo mucho éxito respecto a ello.

No es que el rubio no quisiera estar ahí, al contrario, mientras comía y escuchaba la plática de aquellos integrantes de la familia Héroes fue que se interesó aún más por conocer de ellos, en especial de aquel atractivo con coleta, sin embargo estaba muy nervioso, no podía evitarlo, el que Tony estuviera tan cerca le alteraba y esto impedía que su capacidad de convivir con los demás resaltara.

—Así es, aún recuerdo la vez que estuvimos en el borough de Brooklyn, una belleza de lugar —dijo Tony con simpleza en un comentario que estaba relacionado con la conversación que estaban llevando a cabo.

—¿Han estado en Brooklyn? —preguntó Steve ¡finalmente! Uniéndose a la conversación, del todo interesado en el tema, puesto que aquel lugar fue en el cual él estuvo hospedado durante varios años, convirtiéndose en todo un caballero una vez que dejo la capital.

A Tony le brillaron los ojos, por fin y sin tratarlo había podido llamar la atención del gallardo joven y claramente no lo iba a desaprovechar, por lo que con una sonrisa campante fue que se dirigió al Lord.

—Por supuesto, estuvimos en un tiempo ahí de vacaciones. ¿También ha estado ahí? —preguntó el hombre de hierro del todo atento a la respuesta que pudiera recibir.

Esa era una verdad a medias. Era cierto que los vengadores ya habían estado en Brooklyn antes, pero no por vacaciones precisamente, sino por un pequeño robo que elaboraron en menos de tres días de pisar el lugar, pero claramente los presentes no tenían por qué saberlo.

—Sí, mi familia y yo vivimos unos cuantos años ahí —respondió Steve mientras miraba entusiasmado al castaño con coleta a lado de él, pensando que ya era hora de quitarse su timidez.

—El puente que construyeron es realmente majestuoso, no se compara a ninguno otro que hayamos visitado —dijo Tony del todo energético sin quitar sus ojos de aquellas dos preciosas gemas azules que lo miraban.

—¿Han visitado muchos otros lugares? —preguntó Steve nuevamente tratando de no verse muy entrometido al respecto.

—Por supuesto, nos encanta viajar, en poco tiempo ya habremos recorrido la mayoría de los 7 mares —respondió el pirata del todo gustoso pensando nuevamente que esa no era del todo una mentira, después de todo a eso se dedicaban ellos, a viajar o mejor dicho, escapar.

El caballero Steve Rogers no se limitó a abrir completamente ambos ojos en un gesto sorprendido, conociendo como aquel castaño se volvía cada vez más y más interesante. Ese era uno de los más grandes sueños de Steve, el poder viajar a cuanto lugar se propusiese, el conocer, el relacionarse con nuevas personas, el poder disfrutar de los desconocidos paisajes que el mundo podía ofrecerle. Lamentablemente no había tenido mucha oportunidad de ello al ser un hombre de familia noble, limitado por las decisiones que su familia tomara y destinado a seguirlas al pie de la letra, sin poder realizar varias cosas por decisión propia.

Ahora que ya se iba a casar no sabía cómo las cosas iban a surgir para él. Debía de mantenerse a lado de su mujer y aunque él no lo sabía, estaba casi seguro que sus posibilidades de viajar alrededor del todo el mundo estarían aún más limitadas. Una verdadera lástima.

Tony vio que con aquel tema estaba obteniendo por completo la atención y el acercamiento que quería tener hacia el rubio, por lo que continuó hablándole de ello, contando sobre los lugares los cuales él y su tripulación habían visitado y las hermosas atracciones con las que estas contaban, tratando de incluir a todos en la conversación pero mirando casi todo el tiempo al apuesto caballero que lo escuchaba del todo atraído.

Hubo un punto en el que inevitablemente Steve y Tony se sumieron por completo en una conversación, dejando de lado a Natasha y Bucky, pero es que ambos comenzaban a conectar y congeniar tan perfectamente, que solo por un momento se olvidaron que no estaban del todo solos.

A Steve le estaba resultando de lo más agradable el conversar con aquel hombre con barba de candado. A penas que se estaba dando la oportunidad de conocerlo se estaba dando cuenta que era un tipo divertido, absorbente e interesante, no podía evitar el dejarse llevar por la cautivación que este emanaba.

Tony por otra parte estaba del todo extasiado, ese hombre cada vez le parecía más y más atractivo, una vez conversando con él no podía dejar de ver aquellas largas y espesas pestañas, aquellos ojos tan más claros que le recordaban al mar en tiempos de sosiego, aquellos carnosos y rosados labios tan mas deliciosos que se le antojaban probar y morder, aunque lamentablemente se tenía que restringir a sus lujuriosos deseos. Como Natasha le había dicho en algún momento, el caballero Rogers no era alguien que simplemente se pudiera llevar a la cama como lo hacía con cualquier persona que le gustara, pero debía admitir que nunca jamás se había topado con alguien que llamara tanto su atención como lo hacia aquel rubio.

Fue hasta que la voz de Bucky habló, que ambos hombres pudieron recordar que tenían a más presentes en la mesa.

—Estaba pensando en mostrarle a lady Natasha el capo de girasoles con el que contamos en el jardín. Caballeros ¿gustan acompañarnos? —preguntó Barnes mientras se levantaba de su asiento y ayudaba a la pelirroja a hacer lo mismo.

La comida había acabado hace tiempo, solo que se la habían pasado tan sumidos en la conversación que todo lo demás lo habían olvidado por completo.

—Gracias Bucky, pero yo preferiblemente me quedare en la sala a esperarlos —contestó el rubio con una sonrisa amable. A Steve le encantaba pasear por los jardines, pero simplemente no le apetecía mucho el acompañarlos, prefería darles su espacio.

—Yo igual, me quedare con Lord Rogers —respondió Tony casi seguidamente de Steve. El pirata ni se lo pensó dos veces al hablar, claramente las cosas eran cada vez más favorables para él.

Bucky y Natasha asintieron del todo de acuerdo, esta última dedicándole una mirada de advertencia a su capitán antes de retirarse por completo, tratando de transmitirle palabras que querían decir claramente que se comportara.

Tony no le respondió ni le hizo un gesto extra, solo esperó a que aquella parejita se retirara para voltearse nuevamente hacia el rubio y proponerle que se fueran a sentar a una de las pequeñas salas que se encontraban cerca de ahí. Tomando sus copas de bebida para poder terminárselas mientras charlaban.

Una vez que ambos se sentaron en un respectivo sillón fue que el salón se sumió en un completo y total silencio. Steve se había puesto nuevamente de lo más nervioso al encontrarse totalmente a solas con aquel guapo castaño por lo que no pudo liberarse del silencio incomodo que se había instalado.

Tony miro enternecido al rubio que eludía su mirada, en serio era apuesto. Se rindió ante aquel silesio, sabiendo que si él no lo rompía, nadie lo haría, por lo que fue el primero en volver a dirigirse al cortés caballero.

—Así que…. Nuestros encuentros están destinados ¿eh?. Me parce una frase curiosa al solo habernos encontrado dos veces —sacó el tema a flote sabiendo que no era lo mejor para romper el hielo, pero la curiosidad le estaba matando y quería saber cómo reaccionaría el ojiazul ante sus palabras.

El pirata miró con placer como aquel pulcro joven de familia noble se ruborizaba, esquivando aún más su mirada de lo que ya estaba haciendo.

Steve había tomado aquella reacción al recordar con exactitud las palabras que el borracho Tony le había dicho, y ahora viendo la situación le daba más que nada pena el tener que confesárselo al Lord que se encontraba frente a él.

Calmándose pausadamente y dándose por vencido, pensando que si él no se lo decía podría ser que Natasha o Bucky se lo dijeran, decidió recordarle al castaño, solo a medias, el encuentro que ambos tuvieron en aquel bar.

—No hablamos mucho, pero sí nos encontramos por un momento —explicó Steve una vez después de haberle descrito el lugar y el día en el cual se habían visto por primera vez.

Tony al escucharlo fue que se quedo pasmado. Oh sí que lo recordaba, rememoraba a la perfección aquel momento, sentado en las piernas del caballero, mirando aquellos ojos que ahora le parecían tan familiares mientras le decía guarradas. Dios, agradecía en creces que el rubio frente a él no le recordara exactamente las palabras que él le había dicho, porque si no, no sabría siquiera como contestar. Definitivamente no tenía remedio.

Fue el mismo Tony el que decidió dejar el tema por la paz. No le apetecía hacer el momento aún más incómodo, por lo que rápidamente le cambió de tema, preguntándole acerca de lo que conocía de la capital y sus alrededores, después de todo esa información también le iba a servir para futuros atajos que podría tomar en la noche del atraco final.

—Suena como un lugar bastante complejo, la verdad es que mi familia y yo tenemos muy poco de haber arribado y aun se me confunden bastante calles, son muy parecidas —dijo Tony con simpleza mientras tomaba de su copa de vino una vez escuchado los lugares de los cuales Steve del todo gustoso le contaba.

—Sí gusta yo le puedo mostrar los alrededores —propuso inmediatamente Steve, dándose topes mentalmente por tal idea. ¿En que estaba pensando? Se supone que él había decidido que no se iba a acercar a aquel obre que le hacía sentir raro, que lo trataría solamente lo necesario, entonces ¿Por qué había salido con tal idea? Su subconsciente lo estaba traicionando, definitivamente, porque su subconsciente sabía más que nada que definitivamente le atraía el pasar más tiempo con el castaño.

—Me encantaría —respondió Tony sin limitar una sonrisa seductora que se había formado en sus labios. Al parecer el rubio también le estaba facilitando las cosas y el pasar más tiempo a solas con aquel hombre internamente le apasionaba.

Notas finales:

Wow, me impresionó bastante que no me abandonaran mis queridos lectores <3 de verdad el que me dejen comentarios me motiva aún más a escribir y me da inspiración. Los quiero muchísimo y gracias por el apoyo.


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