Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Forbidden heart por hannastony

[Reviews - 151]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Habían pasado aproximadamente 3 días después de aquella discusión que el caballero había tenido con la pelirroja, y en todo aquel tiempo el rubio no había abandonado aquel camarote en el cual se encontraba, más que para hacer sus necesidades, en lo cual procuraba tardar lo menos posible para volver a encerrarse en aquel pequeño cuarto.

La verdad era que Steve no soportaba siquiera el tener que mirar a la cara a aquellos traidores como lo eran Natasha y Tony y sabía que si salía del camarote para tomar un poco de aire freso tendría que encontrárselos e incluso convivir con ellos, como le había pasado la última vez con la chica pirata, por lo que tragándose todo su enojo y frustración,  el rubio había preferido quedarse excluido entre aquellas paredes de madera.

A los únicos a los cuales veía eran a Peter, que se encargaba de llevarle la comida y a Bruce, que muy de vez en cuando se aparecía para checar su herida y el progreso de esta, evitando que cualquier tipo de infección se pudiese desarrollar.

Ya era algo tarde y Steve se encontraba conversando tranquilamente con el pirata más joven de la tripulación mientras cada uno comía una manzana. Las conversaciones con Peter le parecían de lo más entretenidas e interesantes, aquel joven de tan corta edad sabía mucho más que cualquier noble y eso sin contar que el pequeño no había crecido con educación como cualquier rico.  Le caía bien, muy bien, y su compañía era como un fresco respiro en toda aquella tormenta.

—¿Cómo es que sabes tanto Peter? —preguntó Steve un tanto asombrado con una ligera sonrisa al terminar de haber escuchado como el joven castaño le había hablado con lujo de detalle acerca de la entomología, específicamente de las arañas.

—De muy pequeño me escabullía dentro de las bibliotecas para aprender a leer y una vez que lo logré, me dedicaba a tomar libros en secreto para después devolverlos, sin que nadie se diese cuenta. Aunque ahora ya no es necesario, desde que estoy en la tripulación el capitán se ha encargado de prestarme e incluso regalarme muchos de sus libros —respondió Peter con una inocente sonrisa, recordando con gusto al castaño de coleta.

Y ahí iba de nuevo saliendo a flote el gran “capitán” a la conversación. Steve ya comenzaba a acostumbrase, a pesar de que le agradaban mucho sus charlas con Peter, era cierto que tenía que aguantarse que en algún momento de la conversación se tocara a Tony, siendo alabado por el adolecente siempre que se tuviera la oportunidad.

—Ese capitán es muy amable ¿eh? —dijo Steve tratando de ser sarcástico, fallando en el intento.

—No tiene ni una idea. ¡No me deja de sorprender! Nunca creí que el capitán incluso aceptarla prestarle su camarote a alguien mas —respondió Peter como si nada mientras le daba una nueva mordida a su manzana.

—¿A alguien más? —Steve preguntó un tanto confundió mientras esperaba a que Peter terminara de pasarse el bocado para poder responder.

—Así es, este es el camarote asignado para el capitán, al ser el más cómodo y con más espacio, pero él no dudó ni un segundo en dejarlo para que lo ocupase usted —respondió Peter con un poquito de gusto al ver la sorpresa en aquellos ojos azules—. ¡No solo eso! También después de su operación, a pesar de que ya se encontraba estable, el capitán no se despegó ni un solo segundo de usted, cuidándolo, sin dormir ni un poco con tal de ver que usted estuviera bien. Y a pesar de que no se aparezca por aquí, créame que no hay día en el que no me pregunte por cómo se encuentra.

Peter podía ver como aquel caballero no parecía dar crédito a lo relatado, pero en cierta forma le gustaba creer que poco a poco pudiera cambiar la imagen tan mala que tenía aquel rubio con respecto a su capitán.

En cambio Steve parecía encontrase con un interno debate mental al respecto. Peter no mentía, no tenía razones para inventar aquello, pero entonces eso significaba que Tony se había estado preocupando por él. Aquel mentiroso, despiadado y ruin pirata se podía tomar aquellos gestos tan ¿amables? No, lo mejor era que Steve mantuviera la cabeza fría al respecto, el castaño era un criminal, ni más, ni menos, y el que se tomara aquellas molestias no debían de significar nada, seguramente solo lo hacía para sacar algún beneficio de ello.

Al rubio le dolía pensar de esa forma de aquel hombre que lo había fascinado desde el primer instante, pero su corazón y confianza estaban demasiado rotas como para creer siquiera que Tony se preocuparía verdaderamente por él.

><><><><>< 

La noche se estaba haciendo presente y el capitán Anthony se encontraba apoyado en el timón, posando ambos antebrazos en este mientras suspiraba con frustración.

La verdad era que aquel plan que tenía en un principio de darle su espacio a Steve, y sobre todo tiempo, se estaba yendo al carajo. En la personalidad del castaño predominaba la espontaneidad e impaciencia, y el decir que realmente se estaba desesperando por arreglar las cosas con Steve se quedaba corto.

Odiaba aquellas miradas que el caballero le mandaba, habían sido muy pocas a lo largo de aquellos días, pero habían bastado para que aquel dolor, resentimiento e ira que se reflejaba en aquellos ojos azules, le afectara de sobremanera.

Ya no aguantaba más, le exasperaba que el rubio no saliera para casi absolutamente nada de su camarote. Joder, que cualquier ser humano necesita tan solo un poco de aire fresco y sol, y él sabía que el que se quedara confinado como un prisionero no iba a mejorar para nada la situación.

—Bien, a la mierda —dijo en voz alta mientras levantaba ambos brazos y se incorporaba para dirigirse hacia a su propio camarote.

Dejaría de pensar demasiado, haría lo que quisiera, a la hora que quisiera, cuando quisiera, después de todo ya no corría peligro alguno y la misión ya estaba completada. Ahora se encontraban en su navío con sus reglas y si aquel caballero no quería entender por las buenas, entendería por las malas.

Camino con decisión hasta la puerta de su camarote y al momento de estar ahí fue que abrió la puerta sin siquiera tomarse la molestia de tocar, viendo como ahí dentro se encontraban Steve y Peter tomando mordidas de manzanas.

Había pasado ya tiempo desde que había pisado aquel camarote por última vez y las razones de ello se mostraban ante sus ojos, ya que la mirada que Steve le estaba dirigiendo decía más que mil palabras. No se alegraba de verlo, eso era un hecho.

Tratando de soportar aquella mirada azulada fue que volteó a ver a Peter, dándole una señal de que se retirara, viendo como este asentía sin rechistar para luego despedirse del rubio y finalmente salir por aquella puerta, cerrándola tras su espalda.

Finalmente se encontraban solos, por primera vez después del atraco, frente a frente, sin saber ninguno de los dos que decir o cómo reaccionar, simplemente mirándose, uno reflejando dolor y enojo, mientras que el otro reflejaba pena y remordimiento.

Steve fue el primero en ceder la mirada, alejando su vista de aquellos ojos marrones tan expresivos. No podía, sencillamente no podía soportar el hecho de aquella vil traición de una persona tan significativa para él, por lo que miró al suelo con pesadez esperando lo que fuese a salir de aquellos labios.

¿Lo matarían? ¿Lo chantajearían? ¿Lo abandonarían? La verdad es que para aquel punto Steve ya era consciente de que no tenía la más mínima idea de conocer quiénes eran aquellos piratas y de lo que serían capaces. Al único que le comenzaba a tener un poco de confianza era al joven Peter, pero este era uno en un grupo de aterradores y despiadados criminales.

—Agh, deja de lucir así ¿de acuerdo? No te vamos a comer —respondió el capitán exasperado por la mirada tan desesperanzada que lucía el rubio. “Aunque sí me gustaría, pero a besos” pensó Tony muy rápidamente y en su interior, para después menear la cabeza y tratar de alejar todos aquellos pervertidos pensamientos de su cabeza. No era tiempo para ello, a pesar de que Steve lucia igual de guapo que la primera vez que lo miró.

—No me sorprendería… —susurró el caballero reprimiendo sus ganas de golpear al hombre frente a él.

—Escucha, sé que no te agrada para nada la situación en la que te encuentras, sé que probablemente me odies a morir y también a Nat, y sé que te sientes impotente, traicionado y acorralado, pero creo que como ya sabes ahora te encuentras aquí atrapado con nosotros y no hay nada que puedas hacer al respecto, lo mejor será que cooperes —sentenció Tony con voz demandante, tratando de hacerse el duro, fallando en el intento al ver como el rubio suspiraba pero ahora con pesadez.

El capitán al ver que el rubio no le devolvía la mirada, ni pronunciaba palabra fue que continuó, ya un poco más relajado.

—Tienes que comenzar a salir de este camarote, Bruce ya me comentó que no es saludable que te encuentres aquí encerrado, necesitas activarte.

—¿Qué van a hacer conmigo? ¿Hacia dónde nos dirigimos? —preguntó Steve en voz baja y con la mirada gacha, ignorando el comentario anterior del castaño.

—Te quedaras con nosotros, no quiero decir que como prisionero pero la verdad es que no podemos permitir que regreses a la capital, es mucho riesgo, sin contar que ya sabes bastante sobre nosotros como para hundirnos y no lo puedo permitir. En cuanto a nuestro destino, ya lo veras —respondió el capitán ganándose por fin una mirada de aquel apuesto hombre, aunque una mirada no muy feliz al parecer, siendo esta un tanto molesta haciendo resaltar el enojo con su ceño fruncido.

 —¡¿Ya lo veré?! Todo este tiempo me la he pasado preguntando lo mismo y nadie me ha querido decir nada. ¿Acaso soy un títere? ¿No merezco siquiera una explicación? Si de igual forma ya me van a tener como un esclavo —comenzó a reclamar el rubio sin poder contenerse del todo mientras apretaba sus puños con resentimiento. En serio tenía ganas de golpear aquel brillante rostro— Aunque a decir verdad no me extraña, porque siempre fui un juguete para ti ¿verdad, Tony? siempre fue el estúpido e ingenuo noble del cual tú fácilmente pudiste aprovecharte para tu propia conveniencia. Seguramente te burlabas con gracia de mí mientras yo te proporcionaba mi confianza. Eres un desgraciado, me equivoque al pensar siquiera que eras una de esas pocas buena personas que podrían lograr un cambio en la sociedad…

La verdad es que aquellas reclamaciones habían encendido la chispa de enojo también en el castaño y es que el se consideraba de todo, menos un rufián.

—¿Disculpa? Yo en ningún momento me reí a tus espaldas de lo que estaba haciendo. Aunque puede que no me creas, sí te llegué a considerar un buen amigo, y sí, facilitaste mi trabajo, pero créeme que todas las cosas que hago por muy malas que parezcan tienen razón para ser —respondió el capitán muy digno levantando la barbilla en alto.

—Eres un mentiroso de lo peor. Ya no creo absolutamente nada de lo que digas ¡tú solo te encargaste de perder toda la confianza que te llegué a tener! De verdad que pensé que eras diferente, especial. Pero eres igual que todos, lo único que les importa es el maldito dinero y poder.

—¡Ya basta! —gritó más furioso el de coleta mientras se acercaba cada vez más a la cama en la cual el rubio se encontraba sentado— ¡tú no me conoces! No tienes ningún derecho a hablar así de mí si no sabes NADA. ¿Te crees un sabelotodo? ¿Un correcto? Piensas que todo lo que tenga que ver con tus ideales es lo que debe ser. Eres un jodido iluso, como tú has vivido todo el tiempo en una estúpida burbuja en la cual no hay problemas piensas que todo el mundo es así.

—Prefiero vivir en mi estúpida burbuja a pasearme por ahí robando y engañando a la gente ¡como si fuera la hazaña del año! ¡Que orgullo! Ser los asquerosos piratas más temidos de los 7 mares —respondió levantando la voz el rubio mientras le dedicaba la misma mirada de furia al castaño. Lo peor es que ni siquiera podía golpearlo, ya que aún se encontraba herido, sin contar que probablemente seria aniquilado por todos los demás tripulantes.

—Si no cierras tu boca de imbécil te juro que no voy a poder evitar el impulso de romperte tus perfectos dientes —advirtió el pirata aún más furioso, tensando su cuerpo.

Pero de la nada sintió un repentino golpe en el rostro, pero no fue un golpe duro, fue un golpe blando y reaccionó al darse cuenta como una almohada era el objeto que había aterrizado en su cara.

Al caer esta fue que Tony miró completamente incrédulo al causante de aquella acción, notando como Steve seguía con su ceño fruncido, sin arrepentimiento alguno. El castaño cuestionó con la mirada al ojiazul, como diciendo “¿qué coño fue eso?”. Pero no recibió respuesta alguna, al contrario, vio como Steve tomó la segunda almohada que se encontraba en la cama para en un rápido movimiento aventársela con toda su fuerza.

Afortunadamente esta sí la vio venir, por lo que pudo esquivarla para que lentamente se comenzara a formar una sonrisa ladina en sus labios.

“Con que esas tenemos” pensó con un poco de diversión el capitán para después tomar la almohada que había caído a sus pies y contraatacar, aventándosela al rubio lo más rápido que pudo.

Fue así como comenzó una pelea de almohadas entre los dos, ambos aventándose las almohadas que tuvieran a su alcance con toda la destreza y velocidad posible. La ira y el odio se comenzaban a esfumar del ambiente, Tony se encontraba bastante entretenido con el asunto, a comparación de Steve que buscaba canalizar toda su desesperación en arrojarle almohadas a su contrincante.

Steve ya se había parado de la cama y se había acercado a Tony lo suficiente como para que ahora en vez de aventarse almohadas, se comenzaran a pegar con estas. Al parecer a ambos les había faltado infancia, cualquiera que los viera en lo primero que pensaría sería que se trataba de un juego de niños, pero para ellos era cosa seria el asunto.

Hubo un punto en el que inevitablemente la almohada de Steve cedió y se rompió, dejando al aire todas las plumas que contenía, convirtiendo el lugar en un completo desastre, en un esponjoso y suave desastre. Aun así Steve no se rindió y con el poco contenido que quedaba en la almohada y funda, fue que siguió golpeando al contrario, con las fuerzas que podía debido a su herida.

Tony estuvo a punto de soltar una fuerte carcajada por la mala suerte del caballero, pero al momento de abrir su boca para reír fue que una pluma de aquellas se metió en su boca cambiando graciosamente su cara divertida a una preocupada, mientras dejaba la pelea de lado y comenzaba a escupir con exageración, haciendo muecas de asco mientras fruncía su nariz y sacaba su lengua. “¡Puaj! ¡puaj!” expresó con desagrado tratando de quitarse la horrible sensación de la boca.

—Jajajajaja —se rió Steve inevitablemente al ver los gestos del castaño—, te lo mereces jajaja —dijo para después seguirse riendo, mostrando aquella preciosa sonrisa que Tony ya comenzaba a extrañar.

Tony se quedó impactado, estático pero sobre todo, embobado, apreciando como el rubio no dejaba de soltar risas. Pasaron pocos segundos hasta que Steve pudo controlar sus carcajadas y volteó a mirar al pirata, viendo como este se le había estado quedando viendo como piedra.

Fue en ese justo momento en el cual Steve recordó su realidad, dando paso a completa y súbdita seriedad. ¿Acaso se estaba divirtiendo? Así como aquella vez en la cual tuvieron una guerra de agua pero en el mar… aquel pensamiento solo le hizo enfurecer pero ahora consigo mismo. No debía de permitirse aquello, no con aquel hombre.

De tal forma fue el rubio quien dio por terminada aquella “guerra”, cruzándose de brazos, frunciendo el ceño nuevamente y caminando hacia la cama para poder sentarse, mientras mantenía la cara volteada con molestia.

Tony suspiró con desaliento al ver el cambio del caballero. Al parecer todo volvía a ser lo mismo y su relación con Steve volvía al mismo punto.

Pasaron unos segundos en completo silencio, con Tony mirando al rubio tratando de llamar su atención, cosa que no funcionó al estar Steve completamente indignado, con la cara volteada en un claro signo de molestia.

—Hey Steve —llamó el castaño en vano al no recibir respuesta alguna y ser monumentalmente ignorado.

Al parecer iba tener que recurrir a otros recursos, después de todo él era Tony Stark y aunque aquella no fuera la mejor idea, de algo iba a servir.

—Ohhh, que sueño tengo… —expresó al aire como si Steve no se encontrara mientras fingía un largo bostezo para después caminar hasta la cama, quitarse su botas, y subirse a ella, esquivando con sus pies la figura de Steve para poder quedar del todo acostado.

—¡¿Q-que crees que estás haciendo?! —preguntó Steve olvidando su postura molesta, viendo las acciones tan improvistas del otro.

—¿Qué no es obvio? Voy a dormir aquí. Estoy harto de escuchar los ronquidos de Clint, el hombre de cabellos castaños claros —respondió como si nada mientras subía ambos brazos y colocaba sus palmas detrás de su cabeza, en signo bastante cómodo.

—¡¿P-pero por qué aquí!? —preguntó Steve sin saber cómo actuar al respecto, deseando que la tierra, o en este caso el mar, se lo tragase.

—Mmmm ¿talvez porque es MI camarote? Después de todo no he podido disfrutar de una buena sistema desde que zarpamos —respondió viendo con bastante detenimiento todas y cada una de las reacciones del Lord.

—Pero, ¿Dónde me quedare yo? —preguntó de repente preocupado, haciendo conjeturas no del todo agradables.

—Aquí por supuesto, la cama es muy grande para solo una persona —dijo Tony con una sonrisa maliciosa mientras se hacía para atrás para darle espacio al rubio para después comenzar a dar palmaditas en el lugar disponible del colchón—. Con tu herida no tienes muchas opciones, no puedes ir a acostarte al suelo o  algún lugar incomodo, pregúntaselo a Bruce —finalizó mientras se encogía de hombros.

—Ni loco, prefiero compartir camarote con alguien más de la tripulación —contestó el rubio frunciendo el ceño nuevamente, pensando que preferiría incluso estar con Natasha.

—¿Pues cuántos camarotes crees que hay?

Steve no respondió a aquello, simplemente se levantó y sin girarse caminó hacia la puerta para desaparecer por esta sin decir palabra alguna.

Tony no se inmutó ni un poco por aquella acción, al contrario, no pudo más que ensanchar su sonrisa al saber que aquel rubio iba a volver sin tener opción alguna. Si algo conocía de su amigo Bruce era que a pesar de ser alguien muy tranquilo y amable, cuando se trataba algo relacionado con sus pacientes era muy estricto y directo. Estaba segurísimo que su hermano de ciencia devolvería al rubio a su camarote, probablemente saliendo regañado y dejándolo sin opciones más que compartir cama con él. Pensándolo mejor, aquella sí había sido una buena idea, una muy buena y agraciada idea.

Se mantuvo con su mirada fija, esperando solo unos cuantos minutos para ver con entera satisfacción como el rubio regresaba con su ya común ceño fruncido, mientras maldecía entre dientes. Tony no podía evitar la enorme sonrisa que se le formaba, a pesar de que el rubio estaba molesto, no podía evitar deleitarse con aquella nueva faceta del caballero enfurruñado.

 Sin decir nada fue que el ojiazul se acercó hasta la cama, se quitó sus botas y se acostó en la orilla, dándole la espalda al castaño mientras mantenía sus brazos cruzados.

Tony estaba a punto de romper el silencio, pero justo cuando abrió la boca fue que la voz del rubio lo interrumpió.

—No hables ni digas nada, si no quieres tener más problemas conmigo —sentenció con voz baja pero molesta para que nuevamente se hiciera el silencio.

Tony lo comprendió, pero no por ello iba a dejar tan fácilmente al contrario en paz. Joder que a pesar de que siempre lo había deseado y se lo había imaginado, nunca pensó que realmente llegara el día en el que pudiera tener la oportunidad de compartir cama con aquel príncipe azul, aunque bueno, si por él fuera hubiera preferido hacer algo mucho más placentero que solo dormir, pero se tenía que conformar con lo que tenía, cosa que no fue muy difícil al sentirse más que dichoso de poder apreciar aquella musculosa espalda que se escondía por encima de la camisa.

Dejó pasar unos cuantos minutos, aun no sabía si el rubio ya había caído en un profundo sueño, pero por su parte no podía conciliarlo al sentirse un poco ansioso con aquel monumento tan cerca de él. De repente se le ocurrió algo, y no esperó ni un segundo para llevar la idea a cabo.

Fingió estar completamente dormido y como si se volteara entre sueños fue que se acercó hasta la espalda del caballero y rodeó con un brazo, abrazándolo, gozado exquisitamente el olor del contrario y sintiendo como este se tensaba al sentir ese brazo alrededor de él.

Steve se comenzó a remover incómodo y Tony tuvo que aguatar la gran sonrisa que se quería escapar de su boca, después de todo se suponía que estaba “dormido”

—T-tony… Pss Tony —llamó en voz baja el caballero tratando de quitárselo de encima.

El rubio suspiró cansado al no ver reacción del contrario, pero con cuidado fue que pudo quitarse a al castaño de encima, dejándolo prácticamente hasta el otro lado del colchón para después volver a su posición inicial y darle la espalda.

Tony frunció el ceño con molestia, pero bueno ya había podido tenerlo cerca aunque fuese un solo instante por lo que se dio por bien servido y se rindió, conciliando el sueño lentamente, quedándose ya en su lugar, a distancia del otro. 

Notas finales:

Entomología: Rama de la zoología que se encarga del estudio de los insectos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).