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Forbidden heart por hannastony

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Notas del capitulo:

Sayo: Prenda de vestir de hechura simple y amplia que, a modo de túnica, cubre el cuerpo hasta la rodilla aproximadamente

Después de aquella peculiar apuesta entre los tripulantes, Natasha decidió hacer su primer movimiento y caminar en dirección hacia el capitán para poder hablar con él, a pesar de que éste parecía no prestar atención a absolutamente nada de su alrededor luciendo soñador, pero la pelirroja no pensaba perder aquella jugada y por ello pondría de su parte para que fuese Tony el primero en darse cuenta de los sentimientos que se estaban comenzando a formar por el caballero.

Al estar frente a su capitán la pirata tuvo que agitar unas cuantas veces la palma de su mano a la vista del castaño para poder hacer que este regresara los pies a la tierra y se percatara de su presencia.

— ¿Qué sucede? —preguntó el capitán como si nada volviendo al presente.

—Si sigues así de enamorado podrías llegar a chocar nuestro barco contra un iceberg —contestó la pelirroja con tono burlón y una ladina sonrisa.

— ¿Enamorado? —preguntó inquisitivo mientras levantaba una ceja de manera retadora hacia su amiga.

—Vamos Tony, no te hagas el desentendido, bien sabes a lo que me refiero —respondió sin más para después llevar su mirada hacia el musculoso rubio que ya se encontraba a varios metros de ellos, ayudando a Peter con una cargas.

— ¿De qué hablas Nat? Yo no me enamoro. Sí, admito que desde que conozco a Steve le he traído unas ganas…. Y sí, puede que me proponga el llevarlo a mi cama para hacerlo pasar la mejor noche de sexo de su vida, pero de eso ha estarme “enamorando” hay una gran diferencia.

Nat no dijo nada al respecto, sencillamente se le quedo mirando a su capitán como si fuera un verdadero estúpido. ¿Era en serio? La pirata no podía creer como aquel hombre con un coeficiente intelectual tan alto dijera aquello tan ilógico, tapando lo más obvio para cualquier par de ojos veían claramente.

—Para ser un genio a veces puedes llegar a ser verdaderamente un idiota —dijo Natasha con completa seriedad en su rostro.

— ¿Qué? Es en serio. No confundas las cosas. Yo lo único que quiero de él es su físico, sexo, no más. No porque tú hayas caído redondita en el amor por un noble significa que los demás lo harán.

Natasha se limitó a suspirar y rodar los ojos sin agregar nada más al respecto. Tendría que figurar un plan para que su capitán se diera cuenta por sí mismo de sus propios sentimientos, ya que al parecer hablar con él no funcionaba en lo más mínimo.

—Por cierto, nunca me comentaste nada al respecto de ello —volvió a hablar el castaño viendo que la pirata no agregaría nada más al tema anteriormente tratado.

—Supongo que no quería que ello trajera problemas o cambios al atraco, es todo.

—Debió de ser dura la despedida… según lo que sé, jamás te había gustado un hombre a tal punto de decir que lo amas. Lo lamento —comentó el castaño cambiando su tono a uno más suave, tratando de ser delicado con la dama a su lado.

—No te apures, yo desde siempre he tenido claro mi deber. Y sí fue dura la despedida, como no te imaginas, no sé de donde saqué las fuerzas para no ponerme a llorar ahí frente de él. De verdad que el amor llega en el momento y lugar menos inesperado. Jamás creí que esto le pudiera pasar a una chica como yo, pero tengo la ilusión de poderme reencontrar con él algún día…

— ¿Cómo es?

— ¿Eh? —exclamó la pelirroja cambiando su rostro nostálgico por uno confundido ante aquella nueva pregunta.

— ¿Cómo es estar enamorada? —preguntó el castaño mirando a su amiga con dulzura, notando como a esta le comenzaban a brillar las pupilas.

—Es algo realmente sin igual, inexplicable. Todo comienza a tomar más color en tu vida, hasta las acciones más cotidianas te resultan bellas. Te sientes invencible, capaz de todo por aquella persona tan especial y cuando menos te das cuenta notas que ya no necesitas nada más en tu vida para ser feliz, solamente te basta estar al lado de esa personal para sentirte pleno, completo. No lo sé, se necesitan más que solo palabras para poder explicar un sentimiento tan fuerte. —dijo Natasha recordando con exactitud aquella mirada que la hacía estremecer.

—Suena como algo demasiado hermoso —añadió Tony sonriendo igual que la pelirroja siendo contagiado por los sentimientos de ésta.

—Lo es —respondió para después dejar escapar una lagrima de sus ojos verdes, cargando con ella una gran añoranza.

Tony fue rápido en su acción y con su pulgar limpió con delicadeza aquella escurridiza lagrima, haciendo que Natasha lo volteara a ver con cariño mientras el acunaba su mejilla con la palma, como un hermano mayor tratando de transmitirle todo su apoyo a su hermanita.

—Estoy seguro de que Lord Barnes piensa lo mismo acerca de que nuevamente sus caminos se rencontraran.

— ¿Tú crees?

—Por favor Natasha, estoy seguro, una mujer como tú sería imposible de olvidar —respondió el castaño mostrándole una sonrisa llena de seguridad, haciendo reír levemente a la pirata.

—Bueno, demasiados sentimentalismos por hoy, será mejor que vayamos a relevar a los chicos en sus puestos si no queremos tener reclamos. —propuso la pelirroja deshaciéndose de cualquier rastro de lágrima, recibiendo de su capitán un asentimiento.

><><><><>< 

Los días transcurridos no fueron igual de gratos para los habitantes de la capital.

A pesar de que los oficiales no se daban ni un poco de tiempo para descansar en la búsqueda de los misteriosos piratas, no habían logrado dar con ni una sola pista que les diera más información acerca de la tripulación más famosa de los tiempos.

Aquellos ladrones habían desaparecido sin dejar ni una sola huella, ni un solo rastro que pudiera delatarlos. El decir que eran expertos en su trabajo estaba de sobra. Incluso si llegaran a interrogar a todos y cada uno de los habitantes de la capital, era improbable que pudieran conseguir más información al respecto de ellos.

Bucky se encontraba verdaderamente desesperado en la búsqueda de su mejor amigo. Él se esforzaba día a día para mejorar sus habilidades, dando siempre un extra en el trabajo de oficial, sin embargo, parecía ser que todo era en vano al encontrarse al igual que todos los demás sin pista alguna.

Él sabía que tenía un compromiso con los padres de Steve y con la prometida de éste, y no pensaba fallarles a ninguno de ellos, pero lamentablemente conforme pasaban los días había veces en las que le era difícil el poder seguir teniendo esperanza de dar con aquellos piratas.

A veces sentía que le hacía tanta falta su amada Natasha. Si ella estuviera ahí con él, seguramente le daría fuerzas para continuar, sin perder ni un poquito la esperanza al ver sus hermosos ojos esmeraldas llenos de apoyo.

El joven Barnes se encontraba en su habitación después de un largo día de trabajo. Al llegar a su hacienda una de sus mucamas le notificó que le había llegado correo, por lo que le dio la orden que le subieran las cartas a su habitación mientras tomaba la cena.

Acabando de cenar y encerrado en su cuarto para poder terminar el día y descansando fue que recordó aquellas cartas que le llegaron al verlas sobre su escritorio de madera. Las tomó entre sus manos y se puso cómodo en la silla de ahí.

La primera carta era de sus padres y sin pensárselo la abrió, leyendo con nostalgia y calidez el cómo le contaban acerca de cómo se encontraban y de cómo el negocio que estaban atendiendo duraría unos meses más, puede que incluso se alargara su viaje al año, por lo que deseándole lo mejor y esperando respuesta a aquella carta fue que sus padres se despidieron en esas letras impregnadas en papel.

Bucky sonrió ligeramente, pensando que se daría un pequeño momento para poder escribirles a sus padres pero claro, sin contarles nada de todo el alboroto que estaba ocurriendo en la capital. No queriendo preocuparlos.

Decidiendo esto tomó la segunda carta, viendo con extrañes como esta era de su jefe, el líder oficial del caso del atraco. Había días en las que no le tocaba verlo, la mayoría del tiempo Bucky se la pasaba con sus compañeros, por lo que era raro que el oficial de más alto rango se presentara a sus búsquedas o entrenamientos; sin embargo, si le había enviado esa carta específicamente a él suponía que debía tratarse de algo importante.

Con la curiosidad consumiéndole abrió el sobre para poder comenzar a leer el contenido.

Sus ojos azules se abrieron con sorpresa para después comenzar a formar una genuina sonrisa en su rostro. Lo que contenía la carta era un reporte hecho por el mismo líder oficial, comunicándole que le había llegado información clave y fundamental para el caso de “Los Vengadores” y que contaban con un testigo, pero que éste no testificaría hasta no encontrarse primero a solas con Lady Sharon Carter, por lo que necesitaban tomar cartas en el asunto y pronto.

Aquello era la mejor noticia que pudo haber recibido Lord Barnes después de tanto tiempo, por fin tenía algo, algo que lo guiaría hacia el arresto de aquellos criminales.

><><><><>< 

— ¡Bienvenidos a Galápagos! —exclamó un hombre con los brazos abiertos al ver como los tripulantes del barco comenzaban a desembarcar.

— ¡Amigo Kavi! Cuánto tiempo —saludó Thor con gusto, para después dirigirse hacia al hombre y abrazarlo siendo correspondido en seguida.

—Pensé que ya te habías olvidado de nosotros Thor, el ambiente no se siente igual sin ustedes —respondió el hombre llamado Kavi mientras le sonreía con alegría.

Era un tanto apuesto, de cabellos y barba negra, con ojos verdes y vestimentas gitanas.

—Loki, también se te extraña por aquí —saludó Kavi ahora al “Dios del engaño”, viendo como éste simplemente se limitaba a cruzar los brazos y rodar los ojos—. Tan amigable como siempre —dijo con un poco de gracia al ver como Loki seguía igual a como lo recordaba.

— ¡Oh! amigos míos, vengan, acérquense —dijo Thor incitando a los piratas a aproximarse—. Les presento a Kavi, un amigo de hace ya tiempo.

Y dicho esto fue que Kavi hizo una reverencia y estrechó la mano con todos y cada uno de los Vengadores. Al último que saludó fue al capitán Anthony, deleitándose inmediatamente con la belleza y porte de éste, estrechando su mano con el de piel morena por más tiempo que con los demás.

Tony fue el único que notó aquella mirada un tanto coqueta que aquel hombre Kavi le había dirigido, sin embargo, decidió no tomarle importancia. Aunque por dentro admitía que el hombre le parecía algo guapo.

—Aquí es Galápagos, un pueblo gitano en el cual Loki y yo crecimos algunos años de nuestra adolescencia —dijo Thor con orgullo mientras señalaba a la comunidad que se encontraba a sus espaldas.

Pocos días atrás Tony charlando con su tripulación acerca de cuál podría ser su próximo destino para conocer nuevos lugares fue que Thor mencionó a Galápagos, diciendo que era un lugar muy agradable en el cual podrían festejar y quedarse un par de días. El capitán sin pensárselo demasiado aceptó aquella propuesta y era así como ahora se encontraban en aquel agradable pueblo.

Después de todo no tenían prisas y lo único que a Tony le interesaba era que Steve pudiese conocer nuevas cosas y disfrutar de ellas.

—Pero bueno, no se queden ahí parados, síganme por favor, yo mismo me encargaré de darles un tour por los alrededores, siéntanse como en casa —dijo Kavi con entusiasmo comenzando a caminar asegurándose de ser seguido por aquellos forasteros, amigos de su amigo Thor.

El lugar era bonito, contaba con aquella peculiar comunidad de personas gitanas vestidos con sus características prendas representando su cultura.

Las mujeres más jóvenes portaban faldas largas de colores y prendas superiores cortas que solo tapaban la parte de su pecho, dejando al descubierto sus delgados, planos y sensuales abdómenes;  tanto los hombres como las mujeres llevaban pañoletas amarradas en sus cabezas. En sus hombros había mantos anudados sobre uno de ellos, prendas con estampado rayado y los hombres vestidos con sayos eran algunas de las características de sus vestimentas. También las joyas, pulseras, aretes y ornamentos eran un tanto exagerados, haciéndolos ver muchísimo más llamativos. Kavi no era la excepción al resaltar su atractivo con su vestimenta.

Los piratas recibieron un rápido recorrido para que después Kavi los dejara instalarse por los alrededores, anunciándoles que al anochecer tendrían una fiesta en la gran fogata y que esperaba con gusto su presencia.

Ellos pensaban hospedarse en sus tiendas para poder acampar, como lo hacían seguido, por lo que una vez solos buscaron un buen lugar cerca de la playa para empezar a hacer sus carpas. Estas eran espaciosas y grandes, pero para la comodidad de todos siempre utilizaban una solo para dos personas, por lo que instintivamente Steve se juntó con Tony.

Probablemente el inconsciente del caballero lo había traicionado al ya comenzar a estar acostumbrado a dormir con el castaño, prácticamente encima de él, sin embargo, para el momento en el que rubio se dio cuenta de su error fue demasiado tarde, ya todos se encontraban con sus respectivas parejas de “dormitorio”.

Steve en aquellos días no se había estado sintiendo del todo bien al lado del capitán de la tripulación. No es que Tony se comportara grosero, ni que le aburriera; era el simple hecho de que era lo contrario, absolutamente todo lo contrario. A Steve aunque le costara admitirlo le encantaba el de ojos chocolate, le encantaba la forma tan relajada en la que veía la vida, le encantaba su carisma, su habilidad para siempre sacar una sonrisa, le encantaba lo valiente, inteligente y audaz que podía llegar a ser; pero el rubio estaba llegando a un punto en el que ya de verdad le comenzaba a incomodar tanto encantamiento por parte del de cabellos castaños.

Steve se ponía nervioso, se trababa al hablar, se sentía acalorado y aquellos eran signos que lo único que provocaban eran que el caballero no pudiera respirar con normalidad estando cerca del pirata, pero él sabía que no era culpa de Tony, no era culpa de nadie a decir verdad, solo su incoherente cuerpo que comenzaba a actuar de forma extraña.

Soltando un leve suspiro de resignación Steve se acercó a Tony para ayudarle a armar la tienda.

-¿Qué te pareció este lugar, Steve? —preguntó el capitán al rubio mientras se encargaba de clavar las estacas de madera para que la tienda se pudiese sostener.

—Es un lugar bonito, tranquilo. Jamás he tenido la oportunidad de convivir con personas de la comunidad gitana, me parece algo interesante —respondió Steve sin dejar de lado su trabajo, ayudándole a Tony a terminar.

—Me alegro. Y no te equivocas, los gitanos y su cultura son de verdadero interés. Me encanta como ellos viven con sus propias reglas, no se dejan invadir por los prejuicios de la sociedad. Viven a su manera, sin dejarse influenciar por los patrones del exterior, conservando siempre su esencia única —dijo Tony acabando de clavar la última estaca, terminando así, de montar la tienda donde dormirían.

Steve simplemente se dedicó a mirarlo embobado desde que comenzó a hablar. Le fascinaba como Tony se expresaba, le fascinaban las palabras tan sabias que siempre salían de aquella boca rodeada por una barba de candado.

—Si me dieran a elegir ser otra cosa que no fuese un pirata, definitivamente elegiría ser un gitano —completó el de cabellos castaños con gracia volteando a ver a su acompañante mientras le dedicaba una encantadora sonrisa—. ¿Y tú, Steve? ¿Qué elegirías ser?

—Libre. —contestó el rubio instintivamente, sin pensárselo; sencillamente dedicándose a perderse en aquellos ojos café claro que le regresaban una mirada, de igual manera, con un brillo singular.

— ¡Tony! Steve, ¿ya han terminado de instalarse? —apareció prácticamente de la nada el gitano Kavi, rompiendo aquel ambiente que comenzaba a formarse entre el capitán y el caballero.

Steve al recibir el pequeño susto, desvió la mirada hacia otro lado, como si no estuviese poniendo atención, mientras que Tony por su parte, evitó dejar escapar un suspiro y volteo a mirar al gitano con su característica sonrisa.

—Sí Kavi, no hay de que apurarse, justo acabamos de terminar.

—¡Perfecto! porque tengo muchas ganas de que me acompañes a ver las delicias de alimentos y cosas que tenemos —dijo el gitano de ojos verdes con una sonrisa a la vez pasaba un brazo alrededor de los hombros de Tony, en un signo de “amistad” —. De que me acompañen —rectificó Kavi al recordar que el rubio también se encontraba presente.

Tony no le tomó importancia a aquel gesto cercano y se limitó a asentir gustoso, contrario de Steve, que no pudo evitar fruncir levemente el ceño al mirar cómo el gitano se estaba tomando demasiada confianza con Tony a apenas unas horas de conocerlo.

— ¡Pues andando! Que pronto oscurecerá y se realizará la celebración alrededor de la gran fogata por su llegada —finalizó Kavi sin soltar su agarre de Tony para comenzar a caminar a lado del pirata y siendo seguidos por un caballero que comenzaba a ponerse inexplicablemente de mal humor.

Galápagos era un lugar que se sustentaba y mantenía por el mismo trabajo de sus habitantes gitanos, y siempre estaba abierto para los curiosos forasteros que solían visitar aquellas tierras. En todo el tiempo que duró su recorrido, los tres hombres se dedicaron a pasear por los establecimientos gitanos, deleitándose con las manualidades, alimentos, trucos y demás.

Lamentablemente el caballero Rogers no pudo disfrutar tanto de esa cultura como le hubiera gustado, ya que la mayoría del tiempo había permanecido atrás del pirata y el gitano, viendo como estos conversaban alegremente, soltando una que otra broma y comentarios sarcásticos, conectando al instante y excluyéndolo sin querer, de sus conversaciones.

Aquello sólo hacía a Steve sentirse molesto, era como si él ni siquiera estuviese ahí. Esos dos parecían estar en su propio mundo; pero lo que más le molestaba era que por momentos Tony parecía olvidarlo completamente, cuando por lo regular,  el rubio estaba más que acostumbrado a recibir toda la atención del castaño.

El capitán por su parte, se encontraba demasiado deleitado e interesado con las cosas que Kavi le contaba: leyendas gitanas, historias de magia, tradiciones ancestrales; cosas completamente nuevas para el pirata, que solo hacían incrementar su curiosidad respecto a aquella raza, por lo que inevitablemente por ratos se sumía por completo en las anécdotas e historias y olvidaba a su apuesto caballero que se encontraba unos pasos detrás de ellos, siguiéndolos.

Y Kavi, a Kavi simplemente el interesaba el castaño. Nada ni nadie más y a pesar de que él se consideraba alguien amable con todos, no podía evitar concentrase solo en aquel pirata que sin lugar a dudas le parecía extremadamente atractivo, notando cómo además de atractivo era interesante. Muy interesante.

Steve se estaba fastidiando con el dichoso recorrido. Estaba seguro de que prefería estar con Thor o Peter antes de estar ahí, detrás de aquellos dos, mirando como ambos estaban congeniando a la perfección. Él no podía culpar al gitano Kavi de ello, era prácticamente imposible el no deleitarse con una persona como Tony, era imposible no quedar deslumbrado y querer saber más acerca del capitán de la tripulación de Los Vengadores, sin embargo no era de su agrado toda esa situación.

Tony y Kavi se encontraban algunos pasos adelante cuando Steve fue interceptado por una bella muchacha, vestida con sus respectivas prendas gitanas, dejando al descubierto su abdomen y destellando con mil pulseras, aretes y un caderin alrededor de su cintura.

—¡Oh! apuesto forastero, ¿Le gustaría saber que le depara el futuro? ¿A qué se enfrentará? ¿Cuál es su destino en este mundo? —Preguntó energéticamente la joven para después, sin esperar respuesta del rubio, tomar la mano izquierda de este y mirar su palma—. La lectura de mano me permite saber acerca de usted y de su futuro —dijo la joven gitana más para sí misma que para el caballero, deteniéndose un momento a mirar muy meticulosamente las líneas de la gran palma masculina.

Steve se quedó expectante a todo lo que sucedía. En un principio le había asustado un poco la intromisión tan repentina de la gitana, pero ya comprendiendo la situación fue que le surgió una verdadera curiosidad a lo que la joven le pudiese decir respecto a su futuro.

Steve recordaba cómo sus padres le habían comentado acerca de la quiromancia, o lectura de mano, considerada un sacrilegio en algunas zonas del mundo. Algunos la veían una práctica de brujería, sin embargo, al caballero poco le importaban esas cosas y si con ello podía ayudar a aquella muchacha con unas monedas, pues mejor.

—Veo un revuelo muy grande en tu corazón —comenzó a decir la gitana sin separar su vista de las líneas palmares. Steve levanto una ceja con singularidad pero no interrumpió a la chica para que pudiese continuar—. Te encuentras abrumado por todos estos sentimientos que comienzan a formarse, pero no hay de qué preocuparse, porque será hermoso y es algo que desde siempre has estado esperando que llegue a tu vida —dijo la chica levantando sólo por un instante su mirada para dedicarle una sonrisa al rubio y después, seguir con su lectura de mano.

Steve ahora se sentía incluso más intrigado que antes, por lo que le incitó a la joven a continuar con ello.

—Pero no todo será bello, vas a tener que enfrentarte  a obstáculos enormes para poder defender lo que sientes, y habrá sacrificios, solo depende de ti y de lo que estés dispuesto a hacer por esa persona —relató la chica cambiando sus gestos a unos de angustia y preocupación—. Ten mucho cuidado, una tormenta se acerca a tu vida…

Steve la miró con los ojos entrecerrados tratando de descifrar lo que aquellas palabras significaban, pero justo cuando iba a formular una pregunta fue interrumpido con aquella voz varonil que tanto le agradaba.

— ¡Steve! ¿Qué estás haciendo? Casi te dejamos atrás —dijo Tony acercándose a él y mirando con cierto enojo a aquella muchacha gitana que se encontraba sosteniendo la mano del caballero.

— ¿Gusta que le lea su futuro, forastero? —preguntó la mujer, tratando de disolver la mirada asesina que el de cabellos castaños le estaba dirigiendo.

—No gracias, Steve y yo tenemos muchas cosas por hacer —respondió Tony con un tono tajante mientras tomaba la mano del rubio, alejándola así del tacto de la chica.

—Gracias por sus servicios —dijo por ultimo Steve entretanto le tendía unas monedas a la gitana.

—¡Fue un placer! —respondió la muchacha viendo como aquellos dos hombres lentamente se alejaban de su vista.

—Deberías de tener más cuidado Steve y no alejarte de nosotros —dijo Tony con un tono un poco molesto, sin soltar su agarre de la mano del rubio mientras se acercaban nuevamente a dónde se encontraba Kavi.

Steve se dejó llevar soltando un suspiro al notar que el gitano Kavi los estaba esperando, pero no por ello dejó de sentir gusto al tener a Tony tomado de la mano y percatarse que de nuevo conseguía su atención.

El rubio caballero volteó su vista hacia el cielo, notando como empezaba a oscurecer y recordando una y otra vez las palabras dichas por aquella mujer y el significado de éstas.

Notas finales:

¡He vuelto! Una disculpa por la tardanza pero ya estaré actualizando seguido. Los amo mucho y una vez más quiero agradecer a mi beta Niky Aragón por apoyarme en este proyecto, ha hecho un gran trabajo.

Nos estamos leyendo <3


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