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Forbidden heart por hannastony

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El anochecer se hizo presente y con ello la hora de la fiesta gitana.

Steve en lo que restó del recorrido ya no se sintió tan excluido como antes; sin embargo, lo que parecían ser flirteos hacia el capitán por parte del gitano Kavi no desaparecieron y Tony, como el coqueto que es, le seguía el juego.

Para cuando los 3 hombres regresaron hacia el centro del pueblo gitano, la gran fogata ya estaba hecha y varias personas, incluyendo a la tripulación, se encontraban festejando alrededor de ella.

Gitanos con guitarras tocaban al son del ritmo flamenco mientras cantaban , personas alrededor acompañando la música con el sonido de sus palmas aplaudiendo, mujeres gitanas de varias edades bailando en torno a ella, moviendo sus caderas y brazos al compás con su voz, el coro del canto de los hombres.

Era un espectáculo sin lugar a dudas digno de admirar, que dejó impresionados tanto a Tony como a Steve al momento de acercarse cada vez más.

Natasha se encontraba ya más que incluida en el ambiente, vistiendo un característico cinturón de monedas alrededor de su cintura imitaba el baile de las gitanas, ayudando y enseñándole a Clint, que se encontraba también parado, tratando de seguirle el ritmo a la pelirroja con el baile.

Bruce y Peter se hayaban sentados, rodeados por hermosas chicas gitanas, haciendo que ambos lucieran demasiado incomodos y apenados al tener tanta atención y belleza con ellos; pero, sin lugar a dudas, estaban disfrutando el momento.

Y finalmente Thor y Loki, que se encontraban charlando con algunos gitanos mientras bebían del alcohol que estos les ofrecían.

—Vaya Steve, creo que no nos extrañaron. Se la están pasando muy bien sin siquiera acordarse de nosotros —comentó Tony fingiendo estar ofendido mientras sonreía levemente.

Steve simplemente sonrió y negó; estando ya acostumbrado a la personalidad del castaño.

—Capitán Anthony, hay que demostrarles que la velada se pone aún mejor con nuestra llegada —dijo Kavi para acto seguido, tomar la mano de Tony y jalarlo hacia donde todas las gitanas estaban danzando, dejándose guiar por la música.

Steve no pudo hacer otra cosa más que quedarse ahí parado mientras veía ofendido y molesto cómo Tony se dejaba guiar por aquel gitano para después comenzar a zapatear.

Al rubio ya no le sorprendía ver como Tony parecía ser un maestro con respecto al arte del baile. Él recordaba a la perfección la primera vez que vio a Tony danzando arriba de las mesas de aquel bar junto con Natasha, encandilando a todos a su alrededor. No obstante, sí era la primera vez que veía a Tony bailando con otro hombre, pero ahora en vez de sentirse atraído por los movimientos del castaño, sentía algo completamente diferente.

— ¡Caballero Rogers! —escuchó Steve aquel grito que lo llamaba y volteó hasta ver cómo eran Thor y Loki que lo invitaban a sentarse junto con ellos, para unirse a la conversación y comenzar a beber.

Steve sin dudar aceptó y se acercó a ambos piratas, setenándose junto con los otros gitanos y aceptando solo un tarro de alcohol para no lucir grosero.

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—Una vez más me ha dejado impresionado capitán, usted sí sabe moverse al son del flamenco —alagó Kavi sin dejar de bailar viendo con intensidad al de cabellos castaños.

—Kavi, puedes llamarme Tony, no hacen falta los formalismos —respondió Tony dirigiéndole una ligera sonrisa para después comenzar a aplaudir, siguiendo el ritmo de la tonada.

—Y dime, Tony, ¿en estos momentos te encuentras en una relación? —preguntó el gitano sin dejar de mirar al moreno, notando cómo este formaba un gesto divertido y un tanto sorprendido.

— ¡Vaya!, qué directo Kavi.

—Para ser más directo, ¿te encuentras en una relación con aquel rubio que en estos momentos me está observando como si quisiese matarme? —preguntó nuevamente el gitano al ya estar más que consciente de cómo no le caía nada bien al otro hombre.

Tony con lo dicho por el gitano se giró a ver al noble caballero, notando que efectivamente, éste los veía a ambos con el ceño fruncido y algo de enojo. También notó que cuando su mirada se cruzó con la de Steve, el rubio dio un ligero brinco y desvió sus ojos azules hacia otro lado, tratando de fingir que no los había estado mirando todo el tiempo.

El capitán dejó mostrar una sonrisa llena de ternura al ver aquel gesto del noble, pero tuvo que dejar de mirarlo al escuchar cómo Kavi lo llamaba nuevamente. 

—No. No me encuentro en una relación con nadie —respondió el de cabellos castaños sin más, volviendo su atención al baile.

—El hombre de cabellos rubios es un noble, ¿cierto? —dijo Kavi con seguridad, captando ahora sí toda la atención del pirata recibiendo una mirada inquisitiva de aquellos ojos cafés—. Conozco a los de su alcurnia, la forma en la que habla, en la que actúa; es difícil no darse cuenta. Los nobles me han humillado a mí y a la raza gitana por varios años, haciéndonos sentir menos, cosa que es de lo más normal en aquellos con poder, siempre se sienten superiores….

 —Steve no es así —defendió inmediatamente el capitán viendo cómo Kavi levantaba una ceja por sus palabras—. Sí, es un noble, pero él es amable, gentil, humilde, jamás discrimina a otros por ser de diferente raza o estatus económico, todo lo contrario —dijo Tony sintiendo como su pecho se hinchaba. Sí, Steve era eso y mucho más; era la mejor persona que él ha tenido la fortuna de conocer, sin lugar a dudas.

—Vaya, ahora veo como están las cosas —contestó el gitano no luciendo tan alegre y coqueto como hace unos minutos—. Pero sabes que él jamás podrá corresponderte ¿cierto?

— ¿De qué hablas? —Tony fingió demencia a lo que estaba escuchando, ya que no era la primera vez que alguien le decía eso.

—Los nobles, y en especial como él, están acostumbrados a seguir todas la reglas, jamás se podrían permitir tener algo que ver con personas de su mismo sexo.

—No te equivoques. Steve sólo me atrae físicamente y ya. Pienso que podría pasar una buena noche con él, eso es todo —contestó el capitán tratando de lucir indiferente ante la situación.

—Independientemente de si es por amor o por sexo, jamás podrías estar con alguien como él, y lo sabes ¿verdad? —dijo el gitano metiendo cizaña y observando cómo el de barba de candado bajaba la mirada con resignación—, pero si levantas la mirada puede que te des cuenta que podrías obtener una noche de pasión mucho mayor e incluso algo más —finalizó Kavi mirando al hombre frente a él con entero deseo notando como Tony levantaba la mirada, entendiendo perfectamente su indirecta.

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¿Qué tenía de interesante aquel hombre llamado Kavi? ¿Por qué Tony lucia tan interesado en lo que éste pudiera decir? Sí, debía de admitir que el gitano era carismático y guapo, pero nada fuera de lo normal. Incluso le llegaba a parecer un tanto irritante, hablando y diciendo quien sabe qué cosas con tal de llamar la atención de Tony. Y sí, ahorita estaba bailando bien, pero Steve estaba seguro que él también podría bailar, sólo era cuestión de tener un poco de práctica.

Tony también se divertía a lado de él, Tony también mostraba esa perfecta sonrisa con él, entonces, ¿Por qué al rubio le enfurecía ver cómo Kavi lograba lo mismo? o una pregunta aún mayor ¿Por qué Steve se estaba siquiera comparando con el gitano?

—Deje de ser tan obvio Lord Rogers, si no quiere que el gitano venga en busca de pelea —Steve fue interrumpido de sus pensamientos por la voz de Loki a lado de él, que le dedicaba una sonrisa maliciosa mientras bebía de su tarro.

Steve carraspeó incomodo por verse descubierto y se refugió en darle un sorbo a su bebida.

—Aunque es más que comprensible, yo también me pondría muy celoso si veo cómo le coquetean tan descaradamente a mi hombre —continuó Loki, notando divertido como con sus palabras había logrado que Steve se atragantara con su bebida y comenzara a toser.

— ¿Disculpa? —dijo Steve sin saber cómo responder a eso.

Loki sabía que Steve era un tanto ingenuo con respecto al tema, y debía admitir que hubiera sido entretenido el ver al rubio como poco a poco se daba cuenta de sus sentimientos por su propia cuenta. Pero el de ojos verdes recordaba la apuesta hecha con los de la tripulación y no estaba dispuesto a perder ni una sola moneda, por lo que debía de apresurar las cosas si quería ganar.

—Vamos Steve, es obvio que ahorita estas celoso —siguió Loki recibiendo una mirada de incredulidad genuina por parte del caballero, como si no le hubiera pasado por la cabeza aquel pensamiento—. Y también es obvio que te gusta Tony.

—N-no sé de qué hablas Loki. Yo considero a Tony como un buen compañero y…

—Y te atrae, cosa que te provoca celos por el gitano Kavi—respondió con un poco de impaciencia el dios del engaño.

—Cre-creo que estas malinterpretando las cosas…

Loki exhaló con frustración sabiendo que no iba a ser tan fácil meter esa nueva idea en la cabeza del caballero, más aun al reconocer que para el rubio hasta hace poco el ver a dos hombres teniendo una relación de pareja era algo inaudito.

—A ver Steve, quiero que te des cuenta del rostro irritado y enojado que tenías hace unos segundos al ver a Kavi con Tony. Ahora, mira esto —dijo Loki para después colgarse del brazo del caballero y pegar su cuerpo contra él, dejando al pobre de Steve sin saber qué hacer ante el repentino gesto.

“Oh Steve, eres tan gracioso y guapo” dijo Loki con voz cantarina y exagerada, llamando la atención de Thor, que al ver cómo su hermano se encontraba pegado al caballero Rogers no pudo evitar fruncir el ceño con molestia.

— ¡Loki! Yo también puedo ser gracioso y guapo —dijo Thor hasta acercarse y tomar del brazo al pelinegro, jalándolo suavemente y separarlo del cuerpo del otro rubio.

—Por supuesto que sí Thor —respondió Loki calmando las aguas al ya haber demostrado su punto, para después darle un leve beso en los labios a Thor, dejándolo completamente satisfecho y olvidando por completo el incidente.

Thor sonrió como bobo y asintiendo se alejó sólo un poco continuando la conversación que había estado teniendo con los demás gitanos.

— ¿Ves Rogers? ¿Notaste alguna similitud? —preguntó Loki con suficiencia viendo a Rogers fruncir el ceño confundido, seguro con un revoltijo en la mente.

—Bueno, sí, está bien. Puedo admitir que tal vez este un tanto celoso porque me he acostumbrado a tener la atención de Tony, pero eso no significa que me guste de esa forma. Son celos de amigos —argumentó el ojiazul notando a Loki rodar los ojos con hastío.

—Tony es muy atractivo ¿a qué sí? —dijo el pelinegro cambiando un poco la estrategia, al percibir como el rubio dudaba y tardaba en responder—. Por dios Steve, ¿me lo vas a negar? Es algo normal. Natasha es atractiva, Thor es atractivo, tú eres atractivo…. Tony es atractivo.

—Sí, Tony es atractivo.

—Es muy apuesto, y no solo eso. También hay que admitir que es un hombre fuerte, con carácter… —prosiguió Loki viendo a Steve sentirse más relajado con el tema. Iba a continuar pero al percatarse como Steve comenzaba a hablar, decidió ahorrarse las palabras.

—Además es alguien carismático, inteligente, noble, y ¡Dios!, luce demasiado bien cuando muestra su característica sonrisa…

—Y hace que tu corazón lata con más fuerza y rapidez de lo normal.

—Sí, y su presencia por alguna razón me nubla la mente, me pone muy nervioso, pero lo más extraño es que a pesar de ello quiero estar con él, tengo ganas de estar con él, conversar con él… —respondió Steve sin pensar, recordando lo que sentía al estar con el castaño.

—Y… te gusta. —soltó por fin Loki nuevamente, observando como Steve caía en cuenta de todo lo que acababa de decir y se sonrojaba, sin saber ni qué pensar ni cómo reaccionar.

—No sé, ni siquiera sé qué estoy diciendo —expresó con nerviosismo el rubio mientras entrelazaba sus dedos entre sus cabellos, rascándose la cabeza en gesto de confusión—. Jamás había sentido algo parecido. Además, a mí me gusta mi prometida, Sharon —trató de defenderse sin saber qué rayos estaba ocurriendo dentro de él y sus sentimientos.

—Tal vez es porque Tony te gusta más, muchísimo más que tu prometida —finalizó Loki, viendo al otro soltar un profundo suspiro. El trabajo por parte de Loki ya estaba hecho. Ahora todo lo que quedaba era parte que Steve debía de resolver.

El caballero levantó la vista nuevamente hacia el gitano y el responsable de su confusión, observando que éstos, después de haber estado bailando un rato, se retiraban de la fogata y comenzaban a caminar hacia un lugar desconocido, alejándose de la multitud y perdiéndose poco a poco de la vista de todos los presentes.

A Steve no podía estarle gustando Tony con tal intensidad, no debía de estarse interesando de aquella forma por alguien más cuando él estaba más que comprometido con su futura esposa. El estar tanto tiempo alejado de su hogar y con un nuevo estilo de vida le estaba afectando la mente, tanto que después de todos esos días apenas y con trabajos había recordado a la bella Lady Sharon.  Todos sus pensamientos últimamente habían estado centrados en Tony, Tony y más Tony y eso estaba mal, eso no debía de ser.

Sharon era su prometida y la quería ¿no? pero si se ponía a comparar lo que le hacía sentir Lady Sharon con lo que le hacía sentir aquel capitán de cabellos castaños, la rubia se quedaba lejos, muy lejos.

Para Steve la fiesta ya hace rato que había acabado. Y al ver que ni Kavi ni Tony regresaban decidió que lo mejor era que se fuese a su tienda a tratar de dormir, o en el peor de los casos, a atormentarse en silencio y soledad acerca de sus propios pensamientos y sentimientos.

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Tony y Kavi se encontraban en el hogar de este último, luego de la insinuación por parte del gitano ambos decidieron que lo mejor era continuar en un lugar más privado.

Al capitán aquel hombre de pelo negro y ojos verdes le parecía guapo, y con ello no había encontrado una sola razón por la cual decirle que no, después de todo, Tony era ese tipo de hombre liberal al cual sólo le importaba disfrutar de una buena noche de sexo, sin compromisos, sin sentimientos, solo eso y claramente no desaprovechaba las oportunidades que se le presentaban.

Fue por ello que una cosa llevo a la otra, y en esos momentos tanto el gitano como el pirata se encontraban besándose, con el de cabellos castaños acorralado y apoyado en una pequeña mesa de madera.

Kavi no perdió ni un poco el tiempo, justo cuando estuvieron completamente a solas, rápidamente se abalanzó sobre el bucanero para comenzar a besarlo apasionadamente, tomándolo fuerte y de manera desesperada de la cintura, para poder pegar su cuerpo al del otro y así probar aquellos exquisitos labios.

Tony se vio sólo un poco sorprendido por el gesto, pero no por ello lo despreció, por el contrario, siguió el ritmo del ósculo y rápidamente ambos se encontraban moviendo sus labios y lenguas con insistencia. El capitán debía de reconocer que el gitano sabía besar y muy bien, pero raramente no se sentía tan delicioso como otras veces. Algo estaba cambiando en él, había algo diferente.

Pudo percatarse más claramente de aquella alteración  en su interior al momento de sentir cómo Kavi lo pegaba aún más a su cuerpo y posaba ambas de sus palmas alrededor de su trasero. Por su mente paso aquel rostro; aquel bello y perfecto rostro del caballero Rogers, junto con aquella transparente mirada azul que siempre le dedicaba.

—Es- espera —detuvo el pirata a medio beso empujando al otro hombre del pecho.

— ¿Qué sucede? —preguntó Kavi entre jadeos sin quitarle la mirada deseosa de encima.

—No… no puedo hacer esto —sentenció Tony tajante alejándolo aún más para poder salir de ahí.

—Creí que no tenías problemas con esto —exclamó el gitano mirándolo con extrañeza por la actitud tan repentina.

—Y no tengo problemas con ello, es solo que… no sé —contestó el moreno sintiéndose más confundido que el gitano. A él nunca le había pasado algo así, pero sencillamente no se sentía cómodo—. Será mejor que olvidemos esto.

Y sin esperar respuesta de Kavi tomó sus cosas con rapidez y salió de ahí, sin impórtale nada más.

Ya estando fuera respiró profundamente el aire fresco de la noche y se encaminó hacia la tienda que compartía con Steve. Se sentía abrumado y desconcertado, ni siquiera él sabía qué acababa de ocurrir, pero algo sí sabía con seguridad, y ello era que sólo quería estar con Steve, como siempre.

Al entrar a la tienda vio al rubio que ya se encontraba acostado en su respectivo lugar y sin pensárselo dos veces se quitó las botas y se echó encima de éste, usando su cuerpo de colchón y sus pectorales de almohada, posición en la cual normalmente despertaba cuando el caballero dormía con él.

Tony inspiro profundamente la ya conocida fragancia de Steve y se acurruco aún más entre su pecho. Su aroma le traía tranquilidad.

—T-Tony —escuchó como el rubio lo llamaba levemente mientras pasaba una mano por su espalada y lo mecía con suavidad.

Seguramente el ojiazul se había despertado al sentir cómo un peso se le subía encima, pero al pirata no le importó ni un poco.

—Sssh Steve, no hables —respondió el capitán terminando la conversación, sintiendo solamente como el cuerpo abajo del suspiraba, para después, pasarle uno de sus fuetes brazos alrededor de su cintura, apegándolo aún más y proporcionándole calidez.

Tony sintió su corazón latir fuertemente y no sólo eso, también sintió como el corazón en el cual estaba apoyada su mejilla se encontraba en las mismas condiciones.

Sin embargo, ninguno de los dos dijo nada; se limitaron a escuchar el silencio acompañado de los latidos de sus corazones mientras disfrutaban de sus cuerpos pegados en un deliciosos semi-abrazo.

El capitán Anthony pensó en ese momento, que sin dudar preferiría mil veces estar de aquella forma con Steve Rogers, que una noche de sexo con cualquier otra persona.

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Cuando Bucky llegó a la oficina principal de los oficiales lo primero que notó fue la presencia de aquel extraño, que intuía con facilidad se trataba del supuesto testigo.

Era un hombre ya mayor, pero se mostraba fuerte, con una mirada muy penetrante color azul oscuro, calvo y de barba blanca. Llevaba puesto un viejo capisayo que le cubría la cabeza y un poco de su rostro.

—Oficial Barnes, lo estábamos esperando —dijo el jefe encargado de la operación una vez que Bucky ya se encontraba dentro de la habitación—. Éste es el testigo el cual le mencione en la carta. No ha querido soltar ni una sola palabra desde que llegó, y menciona que solo cooperara con nosotros después de haber hablado personalmente con Lady Sharon, así que usted se encargará de custodiarlo y llevarlo hasta el aposento de los Carter para cumplir con su petición. Debo agregar que le dejo a cargo de la seguridad de la hija de los Carter.

—Sí señor —respondió Bucky fuerte y claramente adquiriendo una posición firme.

—Perfecto, su carruaje ya está listo. Espero el informe con rapidez —sentencio el líder, indicándole a Bucky y al sospechoso testigo que ya se podían retirar.

El jefe de oficiales ya estaba al tanto de la capacidad de Lord Barnes ante cualquier situación, por eso lo había llamado precisamente a él para que se encargara de aquel asunto tan importante para la investigación.

Bucky compartió el carruaje con aquel hombre mientras que un cochero a parte dirigía a los caballos. En todo el trayecto ninguno de los dos intercambiaron palabras, no obstante, había algo en el hombre que a Bucky no le terminaba de agradar. No le daba confianza.

Cuando llegaron al gran aposento de los Carter la familia ya estaba más que enterada de la situación y de lo que estaba ocurriendo. Los Carter estaban desesperados por lo acontecido, en especial Sharon. Por lo que no se lo pensaron demasiado al aceptar la condición del extraño. Todo con tal de tener alguna pista, alguna información que los llevase a aquellos desgraciados ladrones.

Arribaron a la entrada principal en donde la familia más poderosa de la capital los estaba esperando y por primera vez el testigo habló, saludando “cordialmente” a los integrantes de la familia Carter.

A Sharon le causó algo de desagrado ese raro hombre, vistiendo con prendas pobres y viejas y con un aspecto que ella podría considerar sucio y deplorable. Pero no dejó notar ninguno de sus pensamientos ya que ella más que nadie sabía lo que le convenía y estaba dispuesta a lo que sea con tal de recuperar a Steve y hacer pagar a los criminales.

—Joven caballero, ¿le parece si conversamos en las mesitas que se encuentran afuera en los jardines? Ahí podremos tener toda la privacidad que queramos —propuso Lady Sharon viendo como aquel extraño asentía sin más.

Aquello era una estrategia doble, ya que podría hablar a solas con el sujeto y también podría tener a Bucky cuidándola a distancia, por cualquier cosa que se presentase.

Así fue como salieron hacia una de las elegantes mesitas que se encontraban rodeadas por vegetación fresca y hermosa. Como Sharon ya lo había previsto, Bucky se quedó varios pasos atrás de ellos, manteniéndose parado de forma recta y firme, lo suficientemente lejos como para no escuchar la conversación, pero lo suficiente cerca para poder intervenir en cualquier situación.

Cuando ambos estuvieron sentados, Sharon fue la primera en iniciar la conversación, tragándose el miedo y desconfianza que le transmitía el desaliñado sujeto.

—Y…bien, ¿de que quería hablar conmigo, caballero?

—Yo no soy un caballero —respondió con voz grave y apática—. Escúcheme, “mi Lady”, seré directo y conciso. Poseo la información necesaria para que pueda atrapar a aquellos piratas, conozco también las identidades de cada uno de ellos, se cómo trabajan, cómo se relacionan y cuáles son sus estrategias. Pero conozco todo esto porque precisamente, yo solía ser uno de ellos. Un Vengador.

Acabando de decir esto, Obadiah se descubrió la cabeza, dejando a plena vista su rostro y mirando a la mujer con verdadera determinación y rencor, pero un rencor que no era dirigido hacia ella, era un odio y rencor que llevaba dentro de sí, contenido por muchísimo tiempo.

—Las cosas están así, yo le proporciono todo lo que necesite a cambio de que usted me prometa impunidad ante las leyes; quedar libre de todos los cargos que se puedan formar en mi contra, ser prácticamente intocable para los oficiales y personas de alto rango, sé que puede hacerlo —dijo Obadiah notando como la rubia a su lado se había asustado pero no por ello le dejaba de prestar atención—, o usted y las autoridades pueden arrestarme, y tratar de sonsacarme información aunque les aseguro que no podrán hacerlo, e ir por su cuenta tratando de atrapar a aquellos piratas, cosa que dudo demasiado que lo logren ya que están tratando con personas que están a otro nivel. Usted decide, Lady Sharon.

Finalizó con suficiencia, recargándose en el respaldo del asiento y cruzándose de brazos, sabiendo a la perfección lo que la mujer escogería.

Sharon escuchó con detalle las palabras dichas por el hombre de barba blanca, y no necesitó tiempo para tomar una decisión al respecto. Le devolvió una mirada llena de determinación y también rencor, pero ella tenía un rencor dirigido a los criminales que se habían atrevido a arruinar su boda con el amor de su vida.

—Acepto. Usted no se preocupe, yo me encargaré de darle todo el poder que usted requiera, con tal de recuperar a mí prometido —sentenció firmemente Sharon, sintiendo que por primera vez desde el atraco, las cosas se estaban poniendo a su favor.


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