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Forbidden heart por hannastony

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Aún era temprano, incluso de madrugada, cuando Tony se despertó, lo cual era sumamente inusual, porque las veces que decidía tomarse una siesta y no desvelarse solía abrir los ojos hasta tarde.

Sintió la común calidez debajo de él, levantó la vista y observó el sereno rostro dormido de Steve.

Recordó como después de apreciar el hermoso "mar de estrellas" se habían quedado un rato más junto con toda la tripulación, conversando, bromeando y bebiendo unos cuantos tragos antes de irse a dormir, al menos para los que no les tocaba el turno de noche.

Acomodó su barbilla para que quedara apoyada en los dorsos de sus manos, las cuales se hallaban encima del amplio pecho de Steve, todo con tal de poder seguir admirando al rubio.

Duro así unos cuantos minutos, paseando su mirada una y otra vez por las facciones del caballero, mirando con lujo de detalle cada línea, cada poro, cada trazo que se formaba en su rostro. Fue el quedársele viendo por tanto tiempo lo que provocó que otros deseos comenzaran a formarse en él y pensando que dada la situación ya no debía de reprimirse tanto, se dejó guiar por lo que quería en ese preciso instante.

Steve muy lentamente fue arrancado de su siesta al comenzar a sentir un muy suave y húmedo roce del lado derecho de su cuello. Al principio pensó que era un sueño, pero al ir reaccionando, pudo percatarse que aquella sensación se trataba de la lengua de Tony y que éste se encontraba muy concentrado besándole.

—Mmm… Tony… —susurró Steve roncamente, haciendo que Tony se excitara más, por lo que el castaño dejó su labor de degustar su cuello, levantó la cabeza, lo miró solo por un segundo y se acercó para ahora probar sus labios, besándolo calmada pero exquisitamente.

Steve se dejó llevar y en seguida entró también en el juego, sintiéndose un tanto adormilado por tener los suaves labios del castaño sobre él. Al mismo tiempo sentía cómo la barba ajena le picaba en cada caricia, pero aquella era una sensación que sólo hacía que le gustara aún más el beso, se sentía bien, muy bien.

Tony no tardó mucho en comenzar a incluir su lengua, poco a poco y con calma, sintiendo a Steve correspondiéndole de igual forma, moviendo su lengua con un ritmo plácido.

Steve por ratos abrazaba a Tony y sobaba con sutileza su espalda, pasando su ancha palma sobre la ropa en leves caricias. Tony también lo tomaba del rostro y trazaba leves líneas o círculos en sus mejillas. Se trataba de un beso lento, suave, delicioso, como si ambos quisieran disfrutar al máximo y con calma cada roce. Duraron así un buen rato, pero hubo un punto en el que tanto Tony como Steve no pudieron seguir llevando aquel ritmo tranquilo.

Paulatinamente se estaban comenzando a encender, el ritmo era cada vez más rápido, mas desesperado y esto se intensifico cuando Tony movió con sutileza sus caderas, provocando fricción entre sus entrepiernas.

Steve dejó escapar un suspiro y su mano que hace unos instantes estaba en la espalda de Tony ahora se encontraba aprisionando la tela con demasiada fuerza. El pirata hizo uso de sus tácticas para besar y volver loco a quien fuese, haciendo énfasis también en el movimiento de su cadera que cada vez era más certero.

El rubio estaba encantado, nunca había conocido a alguien que supiera besar tan bien como Tony y estaba a punto de dejarse llevar por completo y tomar entre sus manos el grande trasero del moreno, cuando súbitamente recordó algo.

—To…Tony ahh… espera —formuló entre tenues jadeos cuando por fin pudo tomar la fuerza de voluntad necesaria para separarse.

­—Q-que…. —respondió el castaño más por inercia, ya que él ya se estaba encontrando perdido por las sensaciones.

Steve desvió la mirada, pensando incómodo cómo debía decir aquello sin sonar entrometido o grosero.

—Esto…está mal —soltó por fin, sin poder mirar los ojos chocolate.

Tony dejó escapar un pequeño suspiro al escucharlo.

—Steve, ya hemos hablado de esto. Aquí, conmigo, con nosotros los Vengadores, podemos ser lo que queramos, no debemos de limitarnos solo por las estúpidas reglas de la alcurnia, solo se vive una vez y debemos de aprovecharlo al maxi-

—No es eso —lo interrumpió Steve, viéndolo de frente—, hay alguien que te interesa ¿cierto?, alguien importante para ti y está mal que te beses conmigo si en tu corazón existe esa persona. Sé que sonaré anticuado, pero para mí los sentimientos son muy importantes y no me siento cómodo sabiendo que tú por dentro estás pensando en alguien más, no está bien.

Steve finalizo sintiéndose impotente, algo celoso, pero sobre todo triste por el hecho. Tony le encantaba, pero no por ello iba a dejar su forma de pensar de lado y él no quería ser ningún remplazo, ninguna “noche de sexo” sin más.

— ¿De qué rayos estás hablando? —contestó Tony completamente extrañado sin entender ni una palabra de lo dicho. ¿Acaso él estaba interesando en alguien más que no fuera Steve? Eso sí que era nuevo, hasta para él mismo.

—Bruce me lo confesó. Me dijo que tu solo estabas interesando en una sola persona y que por lo mismo no debía de preocuparme por Kavi. No te enojes con él por ello, simplemente estaba tratando de ser amable…

—Espera, espera, espera, ¿estabas preocupado por Kavi? —preguntó Tony formando una sonrisa ladina, sintiendo como aquellas simples palabras lo hacían sentirse feliz.

Steve no respondió a la pregunta con palabras, pero lo hizo con reacciones al sentir como inevitablemente se sonrojaba de la vergüenza a la vez de que desviaba la mirada nuevamente.

—Dios… eres adorable ¿lo sabias? —dijo Tony bastante animado con la situación. Steve volteó y frunció el ceño a punto de contestarle, pero fue interrumpido por la misma voz del pirata—. Cuando Bruce dijo que estaba interesado por una persona se refería a ti, tonto. Prácticamente todos en la tripulación se dieron cuenta rápidamente que te traigo unas ganas…

— ¡Tony! —trató de regañarlo sintiéndose muy apenado con todo pero sintiendo que un enorme peso se quitaba de su corazón.

— ¿Qué? Es la verdad…

—Entonces, ¿Todo este tiempo tus coqueteos hacia mí iban en serio?

— ¡Oye! gracias por darte cuenta después de tanto tiempo —respondió Tony con una gran sonrisa, para luego darle un ligero golpecito en la frente con sus dedos.

Steve le devolvió la sonrisa, sintiendo que una ilusión comenzaba a formarse dentro de él. Así que él era aquella persona especial, él era quien pudo llamar todo el interés del capitán más guapo y atractivo de los 7 mares, aún no podía creerle, después de todo ¿Qué tenía él que Tony no tuviera ya como para llamar su atención? No lo sabía, lo que sí, era que probablemente en cualquier momento le explotaría el pecho de felicidad.

Vio como Tony se volvía a acercar para continuar besándose y él lo quería también, pero todavía faltaba un aspecto que tratar.

—Espera Tony, hay algo más de lo que te quiero hablar —dijo Steve haciendo que Tony se detuviera a centímetros de su boca para mirarlo y ponerle toda su atención—. Me alegra el ser parte de tan fenomenal equipo y de verdad me halaga muchísimo el que me hayas elegido como teniente de la tripulación. Acepto la responsabilidad y estoy dispuesto a siempre ayudarte en todo lo que necesites con respecto a la tripulación o al navío, sabes que cuentas conmigo.

—Pero… —dijo Tony sabiendo que con todo ello quería llegar a algo.

—Pero… la  verdad no me siento cómodo con sus métodos de trabajo, por lo que no puedo ser partícipe de algún robo o atraco que ustedes deseen realizar. —reconoció el caballero con mirada seria.

—Steve, lo que nosotros hacemos no es nada malo, solo les regresamos a los pobres lo que les pertenece y que los verdaderos ladrones les han arrebatado, el mundo está demasiado podrido y debemos de hacer algo para cambiarlo

—Lo sé, créeme que lo sé y no estoy diciendo que lo que ustedes hagan está mal, pero no creo que el atracar y meterse en problemas legales sea la verdadera solución a la situación —argumentó el rubio sabiendo que sería difícil cambiar de idea a alguien como Tony—. Escúchame Tony, pueden contribuir a la sociedad y ayudar a los demás de otra forma. Bruce por ejemplo, puede ofrecer sus servicios médicos y salvar a mucha gente. Tú, con tu ingenio e inteligencia podrías revolucionar el mundo y hacer algo que nos haga avanzar a un futuro con inventos innovadores. Todos podrían ayudar de otra forma, el cometer acciones en contra de la ley en algún punto los puede perjudicar. Es peligroso…

Tony soltó un quejido molesto y se bajó de Steve, hasta quedar acostado a lado de él, boca arriba.

—Mejor debimos de continuar besándonos —susurró Tony enfurruñado cruzándose de brazos y frunciendo el ceño en clara señal de fastidio, porque él tenía una vida y un propósito, algo que no podía cambiar ni aunque Steve se lo pidiese, pero el pirata tenía que reconocer que el caballero tenía la razón, hasta cierto punto.

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En el puerto de la capital se encontraban 3 barcos listos para zarpar, todos con la misma dirección, y con el mismo objetivo. Al principio los oficiales creían que con un grupo selecto de personas y un solo navío sería suficiente para completar el arresto, pero después de haber escuchado los relatos y advertencias del testigo, decidieron aumentar su ataque y defensa, llevando tantos hombres como pudieran, dejando otros tantos en la capital claramente para que ésta no se quedara sin seguridad; sin embargo, era más que obvio que los mejores oficiales y el coronel partirían a aquella arriesgada misión.

Sharon se encontraba en el muelle despidiéndose de sus padres, siendo abrazada incontables veces por su madre y padre, que aunque ya lo habían aceptado seguían bastante preocupados por su hija.

Bucky veía con seriedad la tierna escena desde el navío más grande, en el cual Lady Sharon también navegaría.

—Oficial Barnes, acompáñeme por favor —le ordenó su jefe a su espalda, haciendo que el ojiazul desviara la vista y lo siguiera hasta su camarote sin rechistar.

Al entrar, Bucky pudo notar una gran mesa de madera con un largo mapa al centro, ahí dentro, también estaban los oficiales de más alto rango, los mejores, a parte de él.

Una vez la puerta se cerró, el coronel se puso al centro de la mesa para comenzar a hablar.

—Tenemos varios lugares por los cuales podemos empezar. A pesar de la información que el testigo nos proporcionó, será una persecución difícil y probablemente larga, ya que no nos dijo con exactitud en donde se encontrarían los vengadores.

Aquello era cierto, ni siquiera Obadiah podía saber cuál iba a ser el próximo lugar que atracarían, ya que la última vez que habló con los vengadores aun no habían establecido en concreto su próximo destino. Ellos se la vivían así, figurando que hacer en el último momento, no obstante, puso de verdad toda su cooperación para poder encontrarlos.

—Tenemos una isla virgen que según sus coordenadas, debería de encontrarse aquí —marcó con tinta un punto en una parte del largo mapa— Está Galápagos, los Caicos, Barlovento, la isla Wake y la isla Tahití. Debemos de figurar por dónde empezar, no pararemos hasta encontrarlos. —continuó, marcando a su paso cada lugar que mencionaba en el mapa. 

— ¿Qué hay de Long Island? —preguntó Bucky que se mantenía con los brazos cruzados y mirada seria.

—Cierto, lo había olvidado —dijo señalándolo— bien, ¿alguna sugerencia por dónde empezar?

—Coronel, considero que Galápagos sería un buen lugar para comenzar, si no se encuentran ahí, de igual forma podemos sacar provecho. Es una isla de gitanos y los de esa raza harían lo que fuese solo por unas cuantas monedas —propuso uno de los oficiales.

—Buen punto. Empezaremos por Galápagos —ordenó el jefe, finalmente comenzando a dar órdenes, preparándose para zarpar.

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Steve salió un poco más tarde del camarote. Después de su muy ligera discusión con Tony éste se había excusado y salido de ahí, seguramente para ocuparse de cosas que tuvieran que ver con la embarcación, por lo que Steve se quedó un rato ahí, sin pensar en algo concreto, en realidad, tenía la mente en blanco.

Cuando el rubio por fin salió, tuvo que cerrar por un instante los ojos debido a que la luz del sol era resplandeciente e inevitablemente lo encandilo. Fue en ese momento, cuando se percató de que ya no se encontraban anclados.

Paseó su mirada azul por todo el navío hasta poder ubicar a Tony, quién se encontraba de pie cerca de la proa. Sin pensárselo dos veces comenzó a camina hacia él. Steve sabía que la pelea que habían tenido no era grave y que Tony no estaba enojado con él; sin embargo, después de que el castaño se fue del camarote sin más, él sentía la necesidad de ir a su lado, poder hablar de cualquier cosa y sentir que todo estaba como si nada.

Mientras caminaba por el navío notó como Thor y Loki pasaban a lado de él, ambos cargando algo en sus brazos, aunque la diferencia era mucha, pues el primero llevaba tres cajas llenas de fruta y el segundo, solo un muy pequeño y ligero costal.

—Buenos días Teniente —lo saludó Thor con una sonrisa llena de energía, seguido de su hermano que se limitó a hacer un saludo con la cabeza.

Steve correspondió con algo de pena, ya que no estaba para nada acostumbrado a todo eso nuevo de ser Teniente. Sabía que era un puesto de suma importancia y esperaba no fallarles a sus compañeros, no, más bien a sus amigos, pero ciertamente le alegraba ver que los demás parecían no tener quejas u objeciones con la decisión del capitán.

Cuando finalmente estuvo a unos pasos del castaño se dio cuenta que éste se encontraba con la mirada baja, viendo con atención una brújula que mantenía en su mano. Steve se aproximó hasta quedar a lado de él y hasta que el pirata levantó la mirada, habló.

— ¿A dónde nos dirigimos? —preguntó casualmente, ya que no quería tocar el tema en sí y por lo visto, Tony también ya lo había dejado atrás.

—Aún no lo sé, por ahora vamos navegando hacia el norte —respondió Tony dirigiéndole una muy ligera sonrisa. Era prácticamente inevitable que Tony no le sonriera a aquellos ojitos azules que siempre lo miraban con un brillo especial.

Ninguno de los dos dijo nada más, ya que de pronto llegó Peter con ellos cargando un libro abierto entre sus manos.

— ¡Capitán! ¡Teniente Rogers! No adivinan de lo que me acabo de enterar —comenzó el pequeño mientras intercalaba miradas entre ellos y su libro.

— ¿Qué sucede, Pete? —preguntó con gracia Tony, que ya estaba acostumbrado a las actitudes del menor.

—Comencé a leer el libro que me regaló y descubrí que… ¡hay arañas marinas! Pero eso no es lo mejor. Se cree que algunas en las profundidades del mar ¡pueden medir hasta medio metro! —terminó de narrar Peter con los ojos y boca completamente abiertos.

—Wow, eso sí que daría miedo —expresó Steve sonriendo más que nada por el gusto que le daba ver a Peter siempre tan animado.

— ¡Es genial! ¿Pueden imaginarlo? — les preguntó, volteando a ver nuevamente su libro.

—Pues para haberlo comenzado a leer ya casi lo terminas —observó Tony notando que el libro se encontraba abierto en las últimas páginas—, yo creo que Peter se ha portado bien y se merece unos cuantos libros nuevos, ¿tú qué opinas Steve?

—No podría estar más de acuerdo Tony. —respondió Steve ensanchando su sonrisa, notando como una expresión entre asombro y alegría se formaba en el rostro del pequeño castañito.

— ¡¿De verdad?! —preguntó Peter con ilusión recibiendo como respuesta un asentimiento de ambos hombres—. ¡Son lo máximo!

Y dicho esto se acercó hasta abrazar a ambos haciendo que tanto Tony como Steve correspondieran el abrazo con gusto.

— ¡Tengo que írselo a contar Bruce! — y el chico salió corriendo hacia donde el médico se encontraba.

—Ese joven va a lograr grandes cosas —dijo el más alto una vez que vio a Peter desaparecer—, y todo gracias a ti.

—No me des todo el crédito, que se cómo tu también le has estado enseñando varias cosas. Teniéndote se convertirá en todo un ejemplo a seguir —alagó Tony mirando a Steve con sinceridad, recibiendo los mismos sentimientos reflejados en los ojos contrarios.


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