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Forbidden heart por hannastony

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Natasha, Thor y Steve se encontraban charlando tranquilamente en la proa del navío de cosas triviales, entre las cuales se encontraba la dirección en la cual se encontraba soplando el viento, lo que los desfavorecía, haciendo que se tardaran probablemente más días en llegar a su destino. 

Steve en un principio no sabía el cómo identificar todo ese tipo de detalles que consistían al momento de dirigir un barco, pero poco a poco y con la ayuda de todos los tripulantes, en especial la de Tony, pudo ir aprendiendo hasta el punto de convertirse en alguien con el mismo conocimiento que cualquiera de los demás piratas. 

—Steve, ¿sabes si Tony tiene la brújula? Ya sabes, la nueva —preguntó Natasha un tanto pensativa—, me gustaría confirmar que vamos en la dirección correcta. 

—Sería buena idea, con estos vientos nos podemos llegar a desviar levemente de nuestro destino —complementó Thor de acuerdo con la pelirroja. 

—Puedo ir a nuestro camarote, seguramente ahí se encuentra —se ofreció Steve amablemente viendo a sus compañeros sonreír mientras asentían. 

“También pregúntale si ya sabe en cual puerto le gustaría parar” gritó Natasha a sus espaldas, pero lo suficientemente fuerte para que Steve alcanzase a escucharla y regresara el rostro solo por un instante para enviarle un gesto afirmativo. 

Al momento en el que Steve entró a su camarote se encontró, para gracia de sus ojos, con una inesperada vista demasiado sensual y tentadora.  

Era Tony, con unos pantalones particularmente ajustados, de pie y recargando sus antebrazos en la mesita de madera que tenían, dejando a la vista su espectacular y carnoso trasero que solo se levantaba debido a la posición del moreno. 

Para el rubio le era inevitable apartar la vista del glorioso culo que se le mostraba al frente. A pesar de ya haberlo tocado, y poseído, aquellas posaderas eran tan firmes y redondas que le era imposible no embobarse cada vez que las observaba, al punto que tuvo que tragar saliva. 

—¡Hey! guapo ​ —saludó Tony al sentir la presencia extra de su persona favorita, pero sin voltearse a verlo ni cambiar de posición. 

El castaño se encontraba sumamente concentrado viendo el mapa que se encontraba en la mesita, razón por la cual estaba recargado de aquella forma tan seductora, sin ser realmente consciente de ello.

Steve con el simple saludo espabiló y carraspeó, para luego pasar y cerrar la puerta detrás de él, acercándose por detrás de Tony. 

—¿Qué estás viendo? —dijo Steve estando a solo unos milímetros del cuerpo del moreno, asomando su cabeza por uno de los hombros contrarios para echar un vistazo al mapa. 

—Estoy revisando los puertos que quedan de paso antes de llegar a Long Island, creo que lo mejor será parar en Wildwood, podemos quedarnos ahí un día o dos antes de partir —explicó tranquilamente el capitán, moviendo el peso de una de sus piernas a la otra, haciendo que con el repentino movimiento su trasero chocara con la pelvis de Steve. 

Fue hasta que el castaño siento las respiraciones de Steve que comenzaban a hacerse cada vez más pesadas que fue plenamente consciente de la posición en la que se encontraba y de la cercanía.

Sonrió travieso para sí mismo y movió sus glúteos de un lado a otro “inofensivamente”, haciendo que estos se rozaran una y otra vez con el miembro flácido del ojiazul que empezaba a reaccionar a sus caricias.

—Tony… —susurró Steve con voz ronca contra su oreja tratándolo de reprender.

—¿Mmm? ¿Sucede algo, Steve? —preguntó con la voz más inocente que pudo, al mismo tiempo que hacía más precisión en sus movimientos, echando su culo completamente para atrás, apretándose descaradamente contra el miembro ya duro de Steve. 

Lo único que el rubio pudo atinar a hacer fue a tomarlo de las caderas, observando con deleite como su ya formada erección encajaba por sobre la ropa entre la línea que separaba las nalgas del castaño.

Tony soltó un leve jadeo debido a la fuerza con la cual las pálidas manos lo tomaban de ambos lados y el sentir la dureza del miembro con el cual se estaba restregando solo lo incitó a moverse aún más, empujando su culo, haciendo leves movimientos circulares en el choque. Aquello también le estaba provocando a él una fuerte erección.

Así duraron unos cuantos segundos, la fricción era verdaderamente deliciosa; sin embargo, en Steve nació rápidamente la necesidad de penetrarlo y hacerlo gemir tan alto como a él le gustaba. 

Se recargó solo un poco en el cuerpo contrario para llevar sus propios dedos de su mano derecha a la boca adornada con barba castaña y presionar contra sus labios, dando la orden muda para que el castaño comenzara a chuparlos y mojados con su saliva, cosa que Tony hizo casi al instante. 

Paseó sensualmente su suave lengua por el largo de los dedos, como si fueran una deliciosa paleta, chupando de arriba hacia abajo, ahogando leves gemidos de gozo haciendo muy ligeros sonidos que eran bastante obscenos. Finalmente, metió completamente en su boca tanto el dedo índice como el medio, subiendo y bajando su boca como si le estuviera chupando su polla en vez de sus dedos. 

Steve gruñó con más excitación al notar que sus dedos se encontraban completamente empapados de saliva; en un rudo impulso los retiró de la peligrosa boca del castaño. 

Se enderezó, separando unos pocos centímetros su dolorosa erección del culo ajeno solo para meter su pierna derecha entre el espacio que había en las piernas de Tony, empujando levemente con su extremidad la pierna derecha y luego la pierna izquierda del castaño, haciendo con este simple movimiento que Tony quedara aun de pie, pero más abierto de piernas de lo que ya se encontraba, sin saber que aquel simple gesto encendió aún más a Tony.

Sin esperar respuesta, el rubio con su mano izquierda desabrochó con habilidad el cinturón del castaño, tomando el borde de sus pantalones, dejando que la gravedad hiciera lo suyo y estos quedaran hasta sus tobillos, quedando así completamente expuestas sus nalgas. Steve gimió en tono bajo con tan solo verlas; sin poder esperar más, comenzó a introducir su dedo índice en el estrecho agujero del de coleta. 

En todo el tiempo que llevaban teniendo relaciones sexuales Steve había observado detalladamente la manera en que Tony se preparaba para él cada vez que iba a introducir su miembro dentro; por lo que ahora, a Steve le tocaba ser quien lo preparara, tratando de hacerlo lo mejor posible para su capitán. 

Supo que lo estaba haciendo bien al escuchar a Tony gemir bajito, casi tratando de contener su voz; metió y sacó unas cuantas veces, tanteando todos los bordes suaves de la cavidad antes de meter un segundo dedo, notando que Tony gemía un poco más fuerte.

Steve se sentía un pervertido, un feliz pervertido al disfrutar tanto ver cómo aquella entrada apretaba a la perfección contra sus dedos. 

—Ah… Steve… cariño, ya; ya méteme tu deliciosa polla. —suplicó con voz aguda el moreno volteándolo a ver con sus mejillas sonrosadas y pupilas dilatadas— cógeme, Steve. 

No se lo tuvo que pedir dos veces, Steve con el simple hecho de haber visto aquella cara que tanto quería llena de placer y aquel agujero tan ansioso de ser profanado, no resistió más. En un rápido movimiento, el rubio tiró de todos los pergaminos y mapas que se encontraban en la mesita para dejarla libre; sin importarle a ambos si las cosas se maltrataban o no. 

Fue así como Steve nuevamente de enderezó y se desabrochó su propio cinturón, bajándose los pantalones y la ropa interior lo suficiente para dejar su erecto miembro al descubierto. Se acercó otra vez al cuerpo contrario, tomando su propio pene del tronco, para guiarlo, presionando su glande en el ano del castaño, pero sin llegar a penetrarlo, sólo tentándolo. 

Tony soltó un jadeo de exasperación y placer y echó su propio culo hacia atrás, tratando de que ya fuese penetrado, logrando solamente sentir todo el miembro de Steve apretarse contra sus nalgas.

—Tan ansioso… —susurró Steve con placer y diversión para luego sin aviso alguno, meter su miembro dentro del orificio de Tony, haciendo que éste soltara un fuerte gemido de sorpresa y deleite.

No esperó ni un poco para que el castaño se acostumbrara a la intrusión para comenzar a penetrarlo con fuerza. Inició completamente enérgico, no suave ni dulce, sino todo lo contrario. Lo penetraba tan fuerte, rápido y duro que Tony sentía que en cualquier momento podría desmayarse del placer.

El rubio se encontraba jadeando y refunfuñando incoherencias. Se sentía tan bien estar dentro de Tony, que para aquel punto solo se querían dejar llevar. Fue así como posicionó su mano izquierda en la cadera de Tony, para ayudarle a seguirlo embistiendo mientras que la mano derecha la llevó hasta la nuca de Tony y lo empujó con firmeza hasta que la cabeza y el torso del castaño quedaran completamente apoyadas en la mesa de madera, sin poderse levantar debido a que Steve se encontraba sometiéndolo con la fuerza que estaba ejerciendo en su brazo para dejarlo ahí, quieto. 

Y claro que Tony tampoco quería resistirse, ya que aquella nueva faceta de hombre rudo en el sexo le estaba encantando. Su precioso angelito de la nada se había convertido en un diablito que le estaba dando muy duro por detrás y eso no hacía más que gimiera fuerte contra la madera a lado de su cara. Las patas de madera comenzaban a rechinar y la mesita se golpeaba fuertemente contra una de las paredes de la habitación. 

Así siguió penetrándolo, duro, rápido y con fuerza, viendo con deleite, cómo las nalgas morenas rebotaban y chocaban contra su pélvis cada vez que lo penetraba.  Para Steve la vista era por demás erótica y ardiente; aún más al ser Tony, la persona más sensual que había tenido el placer de conocer.

Continúo penetrándolo, metiendo y sacando su pene una y otra vez, hasta que dio con el punto exacto en el cual Tony parecía transportarse a otro lado, aquel punto tan erógeno el cual Steve ya comenzaba a identificar. 

—Ah- ah- ah- ahí Steve, ahí —casi gritó el moreno entre jadeos y gemidos mientras se arqueaba levemente, ya que no podía separarse por completo debido a que la mano de Steve aún se encontraba presionando contra su nuca. 

El rubio no dijo nada más, sólo gruñó con excitación a la vez que comenzaba a dar en aquel punto una y otra vez con su  glande, sin bajar ni un poco la velocidad ni la potencia con la cual lo estaba follando. Sintiéndose más en control que nunca de la situación, tomó a Tony directo de la coleta que llevaba, jalándole el cabello al ritmo de las vigorosas penetraciones, haciendo con esto que el moreno gimiera más y más fuerte, llevando todo a otro nivel.

No tuvo que pasar casi nada para que Tony sintiera como un orgasmo comenzaba a golpearlo y ni siquiera tuvo que tocar su erección para ello, que hasta el momento solo la sentía brincotear debido a la posición en la que se hallaba.  Sintió los típicos cosquilleos, viendo estrellas imaginarias en sus ojos antes de soltar el gemido más largo y fuerte antes de comenzar a venirse, notando cómo el semen salía de su uretra y llegaba al punto máximo de placer. 

El castaño al estar tan sumido en sus sensaciones y con el golpe del clímax encima de él contrajo su entrada una y otra vez mientras se venía, lo cual solo provocó que Steve se encendiera aún más y lo penetrara con más fuerza, sacando y metiendo su erección una y otra vez en aquella más que dilatada entrada con mayor rapidez. 

Y finalmente, después de unos cuantos embistes más, Steve también sintió la culminación y comenzó a expulsar su semilla dentro de Tony. Se vino copiosa y abundantemente, jadeando con pesadez, notando cómo a pesar de que su pene aún seguía dentro, su semen comenzaba a escurrirse por las nalgas y muslos del moreno. 

—Dios… —soltó Steve después de un largo jadeo para luego sacar por completo su polla del estrecho orificio y ver con depravación cómo su esperma comenzaba a escurrirse más y al ano de Tony se contraía debido a lo vacío que ya se sentía. 

El rubio tomó a Tony de un hombro y con ánimo lo empujo para que este quedara de espaldas contra la mesita que parecía que en cualquier momento se rompería.

Lo vio a la cara, con sus ojos castaños entrecerrados, su boca abierta tratando de tomar un poco de aire y su pecho subiendo y bajando debido a la intensidad previa. Sin aviso alguno, se abalanzó hacia él para besarlo larga y profundamente, saboreando los adictivos labios del moreno, metiendo su lengua para enredarla con la contraria. 

Tony correspondió y cerró sus ojos para continuar besándolo, pasando una de sus manos por la cabellera rubia, acariciando los cabellos con suavidad, sintiéndose en el limbo por la grandiosa ración de sexo y a plena hora de la tarde. 

Se separaron después de unos cuantos segundos besándose y Steve recargó su frente contra la de él para luego sonreír con diversión. 

—Y me enviaron sólo por la brújula —dijo el rubio cerrando los ojos resignado. Definitivamente con Tony no había forma alguna de resistirse. 

Tony por su parte no pudo hacer más que acompañarlo en su risa y seguir acariciando sus rubias hebras con adoración. 

                                                                                     ><><><><><​       

No fue nada complicado que el coronel Radomiro aceptase la idea del oficial Barnes. 

Ningún otro oficial le había dado ideas o sugerencias respecto al próximo rumbo y, a decir verdad, lo que habían encontrado en Barlovento no les había ayudado mucho, al contrario, solo les había quitado las esperanzas al saber que ya no podrían recuperar todo lo robado. 

Y ciertamente la sugerencia que hacía Bucky no era para nada descabellada. El testigo no les había dado demasiada información respecto a los Stark, pero pudiese que hubiera algo más oculto entre las páginas de los registros que los ayudase en su valiente persecución. 

Razón por la cual se apuraron y en menos de 24 has arribaron a Sarao, lugar que se caracterizaba por tener las bibliotecas más grandes conocidas, junto con registros completos de todas y cada una de las familias reales que habían existido desde hacía siglos y siglos, al menos en los territorios conocidos y conquistados por el hombre. 

6 oficiales, incluyendo a Bucky y el coronel, desembarcaron cuando llegaron al lugar más reconocido de Sarao, se dirigieron directamente con el hombre joven que parecía no llevar mucho tiempo trabajando ahí, encargado de llevar un orden y control en los documentos, mencionándole el apellido Stark para probar suerte. 

El joven arrugó el entrecejo, extrañado, sin recordar muy bien aquel apellido o siquiera recordar tener registros de él, disculpándose por no ser de mucha ayuda, pero dándoles la libertad a los oficiales que se mostraban frente a él de buscar y revisar en sus extensas estanterías y repisas llenas de escritos, libros, textos y demás. 

El lugar era infinitamente enorme, pero ninguno de los oficiales se echó para atrás al respecto. El coronel incluso mandó a llamar a más de sus hombres para que ayudaran en la búsqueda, dejando solo unos cuantos para que cuidaran a las embarcaciones y a Lady Sharon. 

Habían pasado aproximadamente 5 horas y los oficiales comenzaban a desesperarse debido a que no encontraban absolutamente nada, pensando en la posibilidad de que todos los documentos que pudieron haber existido con el apellido Stark hubiesen desaparecido. Bucky también empezaba a perder la paciencia; si no encontraba nada al respecto no sabría cómo continuar, no sabría cuál sería su próximo paso a dar, necesitaban más seguridad, necesitaban aunque sea un mínimo presagio o presentimiento que les dijera a donde ir. 

Con un suspiro largo y cansado tomó otro de los tantos escritos con el cuero de la portada ya desgastadas y las hojas levemente amarillentas debido al tiempo y la humedad. Se fue a sentar hasta uno de los escritorios en el cual ya había perdido la cuenta de tanto libro que había repasado. Comenzó a hojearlo sin real esperanza de encontrar algo hasta que finalmente encontró la palabra escrita que le devolviera absolutamente toda la energía e interés, haciendo que incluso se enderezase en su asiento con certidumbre. 

“Familia Stark”​ escrito en grande, con letras más gruesas y en un tono más oscuro que el demás texto que le seguía a continuación. Pasaba nombres y nombres de ya muchos años atrás, que muy seguramente eran los ancestros de Tony, dando los inicios de su apellido hasta que llegó con lo que realmente le interesaba. 

Howard Anthony Walter Stark, científico, ingeniero, inventor prodigio que con su talento solo había incrementado sus riquezas, fortuna y renombre, casado con María Collins Carbonell, una Lady también de bastante renombre y prestigio que pasó a ser María Stark.

María a los 33 años dio a luz a su primogénito y único hijo varón, Anthony Edward Stark quien desde su nacimiento se convirtió en el legítimo heredero de la fortuna Stark. Contaban con varias tierras, pero su castillo principal en el cual siempre habitaron se encontraba hacia el norte, en Long Island, para ser más exactos.

Howard y María Stark, reportados muertos el 16 de diciembre debido a un accidente en un viaje de negocios que ambos realizaban. Enterrados en Long Island, donde sus tumbas actualmente yacían.

 Acerca de su muerte faltaban muchísimos detalles al respecto, en cuanto a Anthony Stark respecta, solo se registró que después de 6 meses lo dieron por desaparecido y finalmente por muerto. 

Bucky sabía que cuando eso pasaba era porque comúnmente la familia había sido asesinada por una o muchas familias más poderosas, las cuales se hacían de la fortuna de los ya fallecidos, sin tener a nadie que se encargara de ello o lo reclamase. 

El único fallo aquí era que Tony seguía más que vivo y había seguido por los peores rumbos de la vida hasta convertirse en el criminal más buscado de todos los tiempos. Ya no había más texto, no más información al respecto y Bucky comenzó a analizar las palabras que había leído, posando el mentón de su barba entre sus dedos de forma pensativa, tratando de encajar todas las piezas del rompecabezas. 

Ellos vivieron y fueron enterrados en Long Island, lugar que el calvo testigo les había mencionado. Recordaba haber escuchado que les dijo que cada año iban ahí, pero nada más, ningún otro dato importante, ninguna fecha en específico, excusándose que no lo sabía todo y que su capitán, o sea Anthony, también guardaba muchos secretos que ni él mismo sabía. 

Al parecer Tony era alguien bastante reservado con respecto a su vida personal, si iban cada año a Long Island lo más seguro es que fuese por una fecha específica, probablemente,  fuera a visitar la tumba de sus padres cada año, en el aniversario de sus muertes. Otra posibilidad fuese que fuera en el cumpleaños de estos, pero Bucky lo veía menos factible, ya que serían en dos fechas diferentes, y lo que su testigo les había mencionado solo era un viaje; un viaje al año. 

Y si ese era el caso, la fecha se acercaba. 16 de diciembre…. ellos actualmente se encontraban en 28 de octubre, todavía faltaba poco más de un mes, pero Bucky no podría saber cuándo llegarían, ¿unas semanas antes? ¿Tal vez un par de días? Y, aun así, ni siquiera tenía la seguridad de que realmente los Vengadores en aquel instante tuvieran en mente dirigirse a Long Island, pero tomó su decisión.

—¡Coronel! ¡Lo he encontrado! —gritó audiblemente Barnes, levantándose de su asiento, con el libro en la página exacta, caminando hacia el coronel.

Cuando el coronel Radomir terminó de leer, les pasó los documentos a sus oficiales para que estos a su vez leyeran la información. Mientras esto ocurría, Bucky se tomó la molestia de expresar todas sus conclusiones y deducciones al respecto, afirmando por último que lo más viable era dirigirse de inmediato, a Long Island. 

—Si llegamos antes que ellos podremos esperarlos y tomarlos por sorpresa. No sabrán qué es lo que está ocurriendo, hasta cuando ya estén siendo atacados y esposados; pero debemos de ser rápidos, debemos llegar lo más pronto posible, no pararnos en ningún puerto; no tenemos la certeza siquiera de que lleguen antes que nosotros o que incluso ya se encuentren ahí. Si pasa la fecha 16 de diciembre y no hay rastro de ellos, podremos dar por perdida la expedición y probar suerte en otro lugar —explicó Bucky, siendo atentamente escuchado por el coronel. 

—Bien —fue lo único que salió de los labios del coronel, levantando la mirada con una decisión reflejada.

Notas finales:

¡Gracias por seguir la historia y seguir comentando!


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