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Forbidden heart por hannastony

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Steve ya conocía el camino para poder llegar a aquel lugar. Se lo había aprendido casi de memoria al momento en el que lo visitó por primera vez, por lo que no le fue muy difícil identificar cuando ya se estaban acercando. No solo era eso, también el alboroto que se creaba en el ambiente junto con las luces prendidas de aquel extraordinario lugar no hacían más que llamar la atención de cualquiera que pasara por ahí.

A pesar de que ellos se encontraban llegando puntuales a aquel dichoso evento, Steve pudo notar que las carrosas de las familias nobles ya se empezaban a acumular desde las rejas de la entrada. Al ver como ya se encontraban varias finas carrosas antes de él para poder dirigirse hacia la puerta principal fue que el rubio sintió como se le formaba un nuevo nudo en el estómago. Aunque para él fuera ya de lo más común ser el centro de atención para las personas a su alrededor, aquello no significaba que se sintiera cómodo al respecto. A decir verdad, odiaba ser el centro de atención y los Rogers más que nadie sabían que aquel baile había sido organizado especialmente para ellos, por lo que era más que obvio que tendrían las miradas de todas aquellas familias posadas en ellos.

También estaba el hecho de que él prácticamente no conocía a ninguna de aquellas familias de la capital. De pequeño nunca le importó el tener que relacionarse con los demás niños de su edad y de su misma clase social solo porque los demás se lo impusieran, por lo que nunca puso real empeño por tratar de conocer a las demás familias nobles de la capital. Bucky fue una historia completamente diferente a ello. Sí, tuvo que relacionarse con él porque era de un buen apellido, pero no fue por esa razón por la que hoy en día se habían convertido como hermanos. Bucky desde el comienzo le demostró que a él tampoco le importaba ni un poco el dinero ni las clases sociales, que él veía en Steve a un buen compañero de a venturas y a un futuro caballero que lograría todo lo que se propusiera en la vida. Con eso y otros hechos más fue que ellos crearon una conexión inseparable que a pesar de estar alejados tanto tiempo jamás se deterioró ni un poco.

Los pensamientos de Steve pasaron a su amigo a la vez de que veía como se acercaba cada vez más al baile de máscaras. No sabía si su amigo ya se encontraba ahí, le dijo que llegaría un poco más tarde pero al ver como ya se habían acumulado gran cantidad de invitados fue que pasó por su cabeza el que ya lo estuviera esperando. El día anterior que fue a la hacienda de su amigo castaño recordó que él le había dicho que su familia había viajado a un viaje de negocios por un largo tiempo, pero a pesar de que los Barnes le insistieron a Bucky que los acompañara, él prefirió permanecer en la capital. Al parecer al aventurero le parecía de lo más interesante la capital como para querer irse, dejando que su familia partiera mientras él se quedaba en su hacienda. No es como si Bucky estuviera del todo solo, tenía a sus sirvientes y también, al estar viviendo prácticamente toda su vida ahí en la capital, conocía a más de una familia y contaba con relaciones con las personas de ahí. No obstante, por alguna razón Steve sentía que si Bucky ya había llegado, solo se encontraría esperándolo casi en la puerta para poder juntarse con él y pasar todo el rato juntos. Vamos que a Bucky tampoco le agradaba la hipocresía y el rubio sabía que Bucky probablemente solo lo contara a él como un verdadero amigo.

Al parecer la espera termino en menos de lo que el caballero pensó.

Cuando menos se dio cuenta ya se encontraba en la entrada esperando a que los pasajeros de la carroza que tenían sus padres en frente bajaran con la ayuda de su lacayo y de los sirvientes de los Carter. Vio como bajaban tres damas, una de mayor edad y las otras más jóvenes pareciendo sus hijas al seguirla por detrás. Las damiselas iban vestidas con vestidos demasiados pomposos y ostentosos. Steve sintió como una de aquellas jóvenes se volteaba a mirarlo, no se veía la mitad de su rostro gracias a su antifaz, sin embargo pudo percibir claramente como aquella chica le diría un gesto un tanto coqueto, para después cubrirse completamente su rostro con su abanico y retirarse de ahí, siguiendo a lo que sería su familia.

A Steve aquel gesto no le pareció para nada raro, aunque no quisiera ser presumido o ególatra él por dentro sabía que ocasionaba ese tipo de reacciones en las jóvenes damas, sin embargo, le restaba importancia al no tener verdadero interés por ninguna de las mujeres que día a día le mostraba cortejos para nada discretos.

Bajó de su muy fino corcel blanco  pasándoselo a uno de sus criados  para después dirigirse hacia donde se encontraban sus padres, viendo como su padre le ayudaba a su madre con el gran vestido que traía puesto para poder salir finalmente de la carroza y darle su antebrazo como apoyo para su mujer.

A pesar de que se suponía que Steve ya había estado ahí antes, se podía decir que el lugar estaba bastante cambiado con las extravagantes decoraciones que lo acompañaban. Se encontraban en la sala principal. Steve tenía conocimiento de que aquel lugar era inmenso, pero había pasado de verlo completamente enorme y solo a verlo aún más enorme con toda la gente que se comenzaba a acumular ahí. Había velas, velas por doquier a los alrededores del salón, el enorme candelabro de cristal que se encontraba colgado en el techo brillaba aún más al estar las velas de éste prendidas. A lado de él se encontraban otros dos candelabros más pequeños, también con hermosas piedras de cristal, alumbrando la sala con sus respectivas velas. También la decoración había cambiado bastante. Steve recordaba lisas y suaves cortinas de sedo pigmentadas con un solo color, cosa que ahora cambiaba al ser estas de diferentes colores dándole un ambiente tipo “carnaval” a todos los invitados. Quedaban a la perfección, después de todo era un baile con temática de máscaras.

Meseros se paseaban de un lado a otro con charolas en sus manos, ofreciendo pequeños bocadillos a los invitados que poco a poco se iban juntando en aquel inmenso lugar, reuniéndose, saludándose cordialmente y manteniendo platicas amenas.

Steve miró como sus padres parecían acercarse a otra pareja para poder saludarlos, él los siguió, respondiendo muy educadamente cuando sus padres lo habían introducido a aquella pareja de personas que ya se veían con algunos años por delante. Steve no quería ser grosero, fingió lo más que pudo el estar poniendo atención a lo que esas personas que acababa de conocer le decían, pero la verdad era que muy sutilmente solo estaba buscando con su mirada a su mejor amigo para ver si ya se encontraba ahí. Habían demasiados vestuarios coloridos, extravagantes y costosos,  a Steve le estaba costando un poco de trabajo el poder identificar a su amigo, más aun al ver que absolutamente todos traían antifaces y máscaras cubriendo ya sea la mitad de su cara o su cara completamente. Ok, eso iba a ser más difícil de lo que él creía al no haberle preguntado siquiera a Bucky el cómo se iba a ir vestido para aquella noche.

El caballero se encontraba paseando su mirada de un lado a otro en aquella inmensa sala cuando sintió como alguien llego por atrás y le jalo el listón de su antifaz, llamando su atención por completo. Steve se giró rápidamente un tanto asustado por ese gesto que absolutamente no se encontraba en la reglas de comportamiento entre los nobles. Grata fue su sorpresa al encontrarse con aquella figura masculina que él tanto conocía y aquellos ojos azules que siempre estaban ahí para él cuando se encontraba en un aprieto.

—¡Bucky! —gritó emocionado olvidándose de todos los demás para llegar a él y darle un fuerte y cálido abrazo.

Sintió como su amigo le correspondía el rápido abrazo a la vez de que le sonreía gustosamente con compañerismo. Bucky traía un sencillo antifaz con la mitad color negro y la otra mitad color plata. Su vestuario consistía de colores negros con adornos que parecían estar hechos de plata pura. En uno de sus hombros traía adherido a su levita lo que parecía ser una estrella color rojo intesto. No traía más adornos del color de aquella estrella pero por alguna razón se veía bastante bien. No decidió el recoger su largo cabello castaño como lo hacía en ocasiones, dejándoselo un tanto rebelde y cayendo a los costados de su cabeza.

Bucky apartó su mirada de su confiable compañero para posarla en las personas con las que Steve se encontraba hace unos instantes. Los Rogers lo saludaron con familiaridad y gusto mientras que aquella pareja que él no conocía y que parecía estar acompañándolos lo veía un tanto hipócrita, fingiendo descaradamente una sonrisa pero con el disgusto mostrado claramente.

Ni Steve ni Bucky se extrañaron de aquello, después de todo en la sociedad algunas familias aun no estaban acostumbradas a hacer o siquiera ver gestos de confianza y familiaridad entre dos simples amigos. Para la mayoría todo era demasiado recto, demasiado acatado a las reglas, demasiado formal. Este tipo de cosas era de las que Bucky hablaba cuando se refería a que no se sentía del todo libre rodeado de este tipo de nobles, juzgándolos y asustados por cualquier cosa que no se acatara a los códigos.

Ambos amigos restándole importancia fue que se retiraron de ahí, despidiéndose con educación, dejándolos que siguieran con sus aburridas platicas mientras ellos se alejaban para poder disfrutar de su propia compañía.

—¿Y bien? ¿Dónde está tu prometida? —habló Bucky una vez que ya se habían alejado de ahí, mirando por todos lados con exageración, dejando ver claramente su emoción.

—Aun no la he visto, no sé dónde se pueda encontrar —respondió Steve con una leve risilla viendo como los ojos de Bucky brillaban con curiosidad—.  No te muestres impaciente, hoy la conocerás —dijo ahora tratando de reconfortar a su amigo que le había mostrado una  mala cara por su respuesta.

—Tienes razón, por ahora a disfrutar. Ahorita que no tienes a tu prometida aprovechare para presentarte a las hijas más hermosas de las familias con las que he tenido el placer de relacionarme. —respondió con ánimos renovados un tanto picaron viendo como era ahora Steve el que le dedicaba una mala cara—. Y no me hagas esa cara. ¿Por qué hacer feliz a una sola mujer cuando puedes hacer a varias? Hay que repartir amor Steve, no dedicárselo exclusivamente a una —y con esto dicho fe que lo jaló prácticamente en contra de su voluntad hacia las damas que él decía conocer. Steve resignándose a que su amigo no tenía remedio fue que aceptó aquello. No cortejaría con ellas claramente, solo sería amable.

Pasó un pequeño rato en el que Bucky se dedicó a presentar a Steve aquellas bellas damas de las que él hablaba. Steve debía de reconocer que todas se mostraban muy guapas y más de una le dedicaba al rubio una sonrisa coqueta, pero Steve se limitaba a no devolverles el gesto y mantenerse lo más alejado posible de ello. Bucky en cambio era una historia completamente diferente. Al parecer entre las vueltas que habían dado por la sala el castaño había encontrado a la damisela que sería su acompañante de noche.

Una mujer con curvas, ojos claros y cabello obscuro llamando la atención de uno que otro hombre de ahí. Al parecer Bucky había escogido bien al conseguir como acompañante a una de las mujeres más bonitas del evento. Después de ahí fue que la nueva parejita creada no se separó. Bucky le prestaba a todo tiempo su antebrazo para que la mujer se sujetara de ahí mientras entre ellos se dedicaban y correspondían coqueteos del todo obvios. Steve se estuvo ahí con ellos, platicando entre los 3 de forma agradable hasta que sintió como una figura extra se acercaba a donde ellos estaban.

No fue muy difícil reconocerla. Era Sharon, vestida con colores claros que hacían muy buen juego con su cabello rubio que caía ahora en sedosos rizos por sus hombros. Steve la vio y sintió una inexplicable alegría y comodidad al ver como ella llegaba hasta donde se encontraban ellos. La rubia en todo el tiempo no había dejado de dedicarle una sincera sonrisa a su prometido mientras se acercaba y ahora que ya se encontraba frente a él fue que se agachó un poco saludando con educación. Steve se había quedado un poco pasmado al haberla visto tan reluciente, podía asegurar que la veía incluso más hermosa que el día que la conoció, por lo que tardó un poco en responder el saludo y tomarla de la mano para poder besar su dorso. No sabía por qué Sharon le transmitía bastante confianza y tranquilidad en todo aquel lugar lleno de extraños. Se sintió bastante aliviado de ya poder reunirse con ella.

—Con todo respeto, luce usted de lo más preciosa Lady Sharon —habló Steve una vez que se paró de forma recta y conectó su claros ojos con los obscuros de la dama.

—Creo que ya habíamos acordado que podías tutearme, Steve —respondió con una plena sonrisa la vez de que veía con satisfacción como el caballero le devolvía la sonrisa un tanto tímido.

Ambos tuvieron que desviar la mirada un tanto sorprendidos hacia la pareja que estaba a lado de ellos al escuchar como un fuerte y nada simulado carraspeo de parte de Bucky les llamaba la atención.

—Steve…. ¿no nos vas a presentar a la hermosa doncella que te acompaña? —preguntó Bucky con una sonrisa sugestiva al ya saber perfectamente quien era aquella chica. Steve al sentir la insinuante sonrisa de su amigo fue que sintió mínima vergüenza, para después aclararse la garganta y responder.

 — Bucky, te presento a mi prometida, Lady Sharon. Lady Sharon, te presento a Lord James Barnes, mi mejor amigo y compañero de aventuras —introdujo al castaño con una pequeña sonrisa orgullosa mientras veía como Sharon y él se saludaban cordialmente, notando con algo de precisión como la rubia parecía encantada por conocer a alguien importante para él—. Y la dama es su acompañante, Lady….. —Steve titubeó un poco al no recordar siquiera el nombre de la bella dama que se encontraba colgada en el brazo de su amigo por lo que esperó a que ella misma se presentara.

—Lady Yaritza, un placer conocerla en persona Lady Carter —dijo la dama mientras saludaba con respeto a Sharon y ella correspondía el gesto.

Mientras aquellas jóvenes y lindas doncellas intercambiaban una que otra palabra fue que Bucky aprovechó para acercarse hasta el oído de Steve y susúrrale sin que las damas escucharan. “Es realmente hermosa Steve, eres un afortunado” fue lo que dijo el castaño con sonrisa maliciosa mientras esperó y vio cómo su mejor amigo le correspondía la sonrisa pero con aire agradecido y noble. “Lo sé” fue lo único que contestó el rubio ante aquel cumplido dirigido hacia su prometida mientras dirigía nuevamente su vista hacia aquella bella rubia que se encontraba todavía platicando un poco con la otra dama.

Aunque Steve fuera de lo más modesto no podía negar ni un poco las palabras de su amigo Bucky. Solo había visto a aquella mujer en dos ocasiones y parecía ser que cada vez se veía más y más linda ante los ojos del joven caballero. Sentía como lentamente una ilusión se instalaba en su pecho, llegando a creer que de verdad podía caer rendidamente enamorado de aquella chica de ojos obscuros, llegando a creer que talvez, solo talvez, el destino le había puesto a su alma gemela en el momento más oportuno de su vida. Era obvio que él no podía decir que ya se encontraba enamorado o que siquiera la quería, ya que no tenía nada de haberla conocido, pero algo ya estaba seguro en el interior del caballero. Sharon le gustaba, le gustaba como mujer y era demasiada rara la ocasión en la que él sintiera este tipo de interés por alguna dama, por lo que aquello solo agrandó más las creencias en Steve de que sinceramente con el tiempo podría sentir verdadero amor hacia su prometida.

Bucky y Steve se incluyeron a la amena plática de las bellas damas para quedarse conversando solo un pequeño rato sobre cosas triviales. Sharon después fue que tomó a Steve del brazo y con formalidad fue que ambos se retiraron de ahí. El rubio rápidamente notó las intenciones de su prometida al ser dirigido hacia pequeños grupos de personas y ser presentado por Sharon. La rubia le fue presentando a los que ella decía que eran las personas con las que tenía más relación, por lo que Steve aceptó gustoso el adentrarse un poco más en el mundo de su futura esposa mientras seguía con el trabajo de lucir cordial y formal con todas las personas que Sharon le presentaba.

 

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—¿Héroes? ¿De verdad? ¿No se le pudo ocurrir un mejor apellido a Bruce? —preguntó Anthony del todo exasperado viendo los nombres que se podían leer en las tres invitaciones a la vez de que sentía como sus cuerpos se movían por el trayecto que estaban cruzando en aquella costosa carroza. Definitivamente la profesión de Clint no podría ser cochero, hacía que los pasajeros sintieran cualquier bache en el que caían con más fuerza de la normal.

—¿Por qué no uso el apellido Stark? A mí me gusta ese apellido —preguntó Thor del todo inocente mientras mostraba una ingenia sonrisa.

—Porque Stark es mi verdadero apellido idiota —respondió Tony rodando los ojos mientras veía como Thor borraba su sonrisa—. Aunque probablemente ya nadie recuerde el apellido Stark, ha estado desaparecido por bastante años —habló mientras su voz se volvía cada vez más baja y miraba al suelo con un poco de tristeza.

Natasha al notar el repentino cambio de ánimo de su capitán fue que decidió el cambiar de tema rápidamente, pero para su fortuna una voz extra fue que la interrumpió, ayudándole con el trabajo de distraer a Tony en cualquier cosa que no tuviera que ver con el pasado de su familia.

—Capita- ejem… disculpa… Lord héroes, ya casi llegamos al aposento de los Carter —fue que se escuchó de la voz adolecente de Peter por una de las ventanillas que los conectaban.

Tony como por arte de magia fue que levantó su mirada, completamente renovado, con decisión e intrepidez reflejados en cada uno de sus orbes color chocolate. Esa mirada fue dirigida para Natasha y Thor que eran los únicos que se encontraban ahí dentro con él. El capitán no dijo nada, nadie necesito decir nada al respecto, ya que aquella fuerte y profunda mirada fue imitada por los ojos verdes de Natasha y los azules de Thor. Los tres sabían que era lo que venía en adelante, que era lo que tenían que hacer y cómo era que debían actuar, ellos eran unos profesionales después de todo.

Con determinación fue que el trio tomó cada uno sus respectivos antifaces y se los colocaron, notando como el movimiento de la carroza se detenía por completo.

Peter en segundos fue que se bajó de donde se encontraba y abrió con elegancia la puerta para dejar salir a los que serían la familia Héroes. El adolecente dejó que salieran los dos apuestos hombres para después ayudar con bastante nerviosismo a la atractiva Natasha dándole apoyo con una mano para que ella pudiera salir con aquel vestido que traía puesto. El pequeño Peter esperó ahí, a lado de la carroza, viendo con entera ilusión y admiración a aquel grupo que lentamente se alejaba de ellos y  notando como al final el capitán Anthony se volteaba de reojo y le asentía levemente dándole un entero gesto de aprobación para después voltear nuevamente hacia aquella enorme puerta principal y proporcionarle su antebrazo a la dama pelirroja para que se apoyara en él.

El corazón de Peter estalló en entusiasmo al sentir como el capitán había confiado lo suficiente en él como para dejar acompañarlos y percibir que el capitán esperaba lo mejor de él. Definitivamente no iba a defraudarlo.

—Hey niño, tenemos trabajo que hacer —habló por fin la voz de Clint viendo como Peter se había quedado estático en su lugar.

El castaño con rapidez fue que espabiló por completo a la vez de que asentía repetidamente y se montaba a lado de Clint para dirigirse a lo que sería la misión que ellos tenían que cumplir.

Tony por otra parte desde que puso un pie en aquel lugar pudo sentir como más de una mirada era dirigida hacia ellos. A pesar de que las personas no podían ver por completo la cara de aquellos tres piratas, el simple porte, la simple forma de cada uno de sus cuerpos y lo  que se alcazaba a asomar por los antifaces hacía que más de un hombre y más de una mujer voltearan a verlos con asombro, atracción e incluso coquetería.

Tony estaba más que satisfecho con toda la atención que ellos adquirían por parte de aquellas familias ricachonas que se hacían nombrar rectadas y honorables. Por favor, Tony más que nadie sabía que todo eso era pura mierda, no quería decir que todos los de familias nobles eran así, pero estaba más que consiente que en su mayoría se trataba de un montón de hipócritas que hacían lo que fuera necesario con tal de conseguir más poder y no cabía duda que los anfitriones de aquel baile de máscaras no eran la excepción.

No pasó mucho desde que arribaron para notar como los que ellos rápidamente supusieron eran los Carter se posaban al pie de la inmensa y fina escalera que se encontraba hasta el fondo, dando paso al segundo piso de aquel lugar dividiéndose en dos en algún punto y sirviendo en aquel momento como mera decoración al gran salón en el que se encontraban.

—La de mayor edad es Amanda Carter, esposa de Harrison Carter, y la joven rubia que se encuentra a lado de ellos es Sharon Carter, hija única de los Carter y prometida del joven Rogers —susurró Thor a lado de Tony mientras mantenía la mirada fija en aquellas escaleras, dándole entender a la perfección de qué persona era de la que estaba hablando en su momento, provocando así que inmediatamente tanto Natasha como Tony identificaran a aquella poderosa familia.

Casi instantáneamente que Thor dejó de hablar fue que Lady Amanda Carter tomó la copa que tenia de cristal en su mano y la levantó para darle leves golpecitos con una cuchara de plata, provocando así, un sonido más que familiar que llamó la atención de absolutamente todos los presentes que se encontraban en aquella inmensa sala, haciendo que todos interrumpieran sus conversaciones y dirigieran la mirada completamente atenta a la imponente y más poderosa familia dueña de todo lo que los rodeaba.

—Muy buenas noches a todos los presentes. La familia Carter agradece enormemente el que se hayan tomado la molestia para venir a acompañarnos en este día tan especial donde se definirá un paso más hacia el futuro del apellido Carter —habló finalmente Harrison Carter colocándose un paso delante de su hija y su esposa una vez que el salón se llenó de un rotundo silencio—. Nos reunimos en esta ocasión principalmente para poder darles a todos ustedes la grata noticia de que la luz de mis ojos, mi más grande orgullo, mi única hija, Sharon Carter, finalmente va a contraer matrimonio uniendo nuestra casa con los Rogers —dicho esto fue que Harrison mandó una rápida mirada y se hizo a un lado dejando que finalmente un caballero de demasiada clase se posara a su lado—. Me es un honor presentar ante todos ustedes a Steve Grant Rogers, prometido y futuro marido de mi hija Sharon Carter —y con esto dicho fue que Steve hizo una reverencia completa de porte y cortesía.

Después de esto fue que Sharon se posó a lado de Steve, tomándolo del antebrazo y juntos haciendo una nueva reverencia dirigida a todos los invitados de aquel baile.

A Thor no le fue necesario decirle a Tony quien era el rubio susodicho que se mostraba ante los ojos de todos, ya que el mismo Harrison cráter ya se había tomado la molestia de presentarlo ante todos. En el momento en el que los Carter y ahora Rogers se habían prosado frente a todos, se habían quitado las máscaras para poder mostrar ante todos los presentes sus rostros, por lo que el capitán Anthony pudo apreciar en todo su esplendor a aquel noble caballero, aunque fuera solo de lejos.

Se mostraba realmente deslumbrante, en especial ante los ojos marrones del pirata más popular. Con su vestimenta digna de un caballero con porte; con sus cabellos rubios peinado a la perfección; con su figura musculosa y apetecible para cualquiera; con su rostro sereno, amable y pacifico que inspiraba instintiva confianza y finalmente con sus facciones que parecían haber sido creadas con el propósito de hacer derretir a cualquier persona que posara sus ojos en él.

Su apariencia se le hacía un tanto familiar, pero estaba seguro de que si en algún momento se hubiera topado con aquel rubio hubiera sido excesivamente difícil el olvidarlo. A Tony le bastaron solo unos cuantos segundos, mirándolo de arriba hacia abajo constantemente y con insistencia para darse cuenta de que se encendía algo en él. En ese momento fue que se prendió una llama en el interior del castaño, una llama de interés, de atracción, de sugestión. Una llama que le incitaba a acercase a aquel individuo para poder conocer más sobre él. Él no era de sentimientos ni mucho menos de formar vínculos afectivos, en especial por el trabajo al que se dedicaba, pero algo era muy cierto, cuando alguien se le hacía guapa o apuesto, no se lo podía sacar de la cabeza hasta llevarlos finalmente a la cama y tener sexo con él o con ella. No era mucho, a Tony solo le bastaba una noche para olvidar enteramente su capricho, pero le encantaba poder probar la experiencia sexual que ese tipo de personas pudieran ofrecerle.

—La boda se llevara a cabo dentro de dos semanas donde todos están más que invitados para poder estar presentes en el acto y celebrar esta fantástica unión prueba del verdadero amor —siguió hablando Harrison Carter volteando levemente su mirada hacia la nueva pareja formada—. Porque en sus vidas unidas encuentren la verdadera felicidad y tengan muchos hijos producto de su matrimonio —Harrison con esto dicho hizo una reverencia, escuchando como todas aquellas familias nobles comenzaban a aplaudir en signo de estar completamente de acuerdo por las palabras dichas. Una vez que cesaron los aplausos y las sonrisas fue que Harrison finalizó de hablar con un último anuncio—. Sin más que decir espero disfruten esta hermosa velada y que comience el baile real.

Y con esto último dicho poco a poco fue viendo como las damas y los caballeros de todo el recinto se hacían hacia los lados, haciendo un enorme circulo para dejar espacio en medio de aquel hermoso salón y dejar que la pareja principal de la noche pudiera comenzar el baile.

Tanto Steve como Sharon se colocaron rápida y nuevamente sus antifaces para que después el rubio tomara con excesiva delicadeza la mano que Sharon le estaba ofreciendo y la condujera con finura hacia el centro de la pista de baile que ya se encontraba del todo despejada.

Al momento en el que ambos ya se encontraban ahí fue que Steve hizo una reverencia hacia Sharon con galantería, siendo correspondida  inmediatamente por la rubia dama para que después, el rubio posara con nobleza su mano derecha en la espalda baja de Sharon, provocando con tal acto que ambos de sus cuerpos se juntaran un poco más, obteniendo así, mas contacto.

Steve estaba más que nervioso, estaba siendo mirado prácticamente por todas las familias importantes de la capital y tenía que comportarse de la mejor manera posible para demostrarle a todos cuan alto él mantenía el apellido de lo Rogers. Sharon no era la excepción a aquello, pero sus nerviosismos se debían a otra razón que difería mucho de coincidir con la del caballero. Ella no estaba nerviosa por las miradas, por las familias, por ser el centro de atención, a ella eso era lo que menos le preocupaba. Lo que hacía palpitar rápidamente el corazón de la joven rubia hasta sentir como ligeros temblores era que nunca se había mantenido tan cerca del hombre que en estos momentos las estaba tomando de la cintura.

Le fascinaba, aquel joven caballero con demasiada educación le fascinaba a tal punto de sentirse enamorada, aunque esas fueran unas palabras que no se deberían usar tanto a la ligera. No era para nada raro que hasta ahora, al poder apreciar más de cerca cada detalle del rostro de Steve, al sentir sus cálidas manos tomarla y al percibir su exquisito aroma y calor corporal, sintiera como todos los nervios brotaban de su ser.

Steve era demasiado guapo, sin contar lo gallardo, por lo que Sharon desde el primer momento que vio a aquel hombre que parecía que se iba a establecer para siempre en su vida sintió una entera atracción por él. El hombre le gustaba le gustaba demasiado, nunca había sentido nada igual con cualquier otro caballero que ella haya conocido, por lo que al momento de saber que uniría su vida con aquel apuesto rubio fue que no pudo estar más de acuerdo al respecto. Aquel hombre le excitaba, le hacía pensar cosas que una dama de su clase tendría prohibido pensar, pero era inevitable, Sharon en tan cortísimo tiempo se había hechizado con aquel caballero y el saber que en poco tiempo él sería totalmente de su propiedad le hacía sentir inmensamente dichosa.   

Steve sin tener ni una sola idea de todo lo que pasaba por la mente fue que levantó con su otro brazo la mano de Sharon que en ningún momento soltó y al escuchar como los violines, los violonchelos y el piano del salón que se mantenían en una de las grandes esquinas comenzaban a tocar una clásica melodía fue que él comenzó a moverse al son de la tonada, bailando con impresionante distinción, guiando a Sharon en cada uno de sus pasos mientras se dedicaba a mirarla con entero gusto al ver como aquella damisela le podía seguir el vals con soltura y facilidad, dando una que otra vuelta haciendo que su vestido pomposo y con vuelo resaltara aún más para después volver nuevamente a los brazos del caballero.

No muy lejos de ahí, una o dos personas detrás de aquella pista de baile se encontraban Tony, Natasha y Thor, viendo con interés aquel espectáculo que los dos integrantes de aquellas familias poderosas estaban ofreciendo.  Tony en todo el tiempo no había despegado ni un segundo su mirada del rubio caballero, por lo que ni la voz de Natasha llamándole hizo que volteara a verla a los ojos para mostrar su atención en ella.

—Aunque se nota que el joven Rogers es todo un caballero, con educación y modales, creo que el debería de ser mi objetivo de esta noche —sugirió Natasha en un susurro para que solamente fuera Tony el que lo escuchara.

Natasha debía admitir que le decepcionaba bastante el tener que dejar su noche de diversión para poder enfocarse más a la misión. Debía de admitir que esperaba con un muy ligero interés el poderse encontrar una vez más con aquel castaño de ojos azules que se hacía llamar Buchanan Barnes y pode pasar el resto de la noche con él, pero como pirata que era, como integrante de los vengadores, tenía que poner sus propios interés a un lado para cumplir las órdenes del capitán. Steve era más poderoso que Bucky, Steve era más importante que Bucky para la misión y Steve tenía una conexión machismo mas grande con los Carter que Bucky, por lo que lo más lógico sería que aquel rubio fuera el conejillo principal de la pelirroja y no el castaño que ella había conocido en la taberna.

—No —contestó el capitán fría y secamente sin despegar ni un momento sus ojos cafés del rubio que se encontraba bailando con aquella rubia dama.

—¿No? —Pregunto Natasha bastante confundida sin entender las decisiones de su capitán—. Sé que aquel rubio se ve de lo más correcto y cortés, pero creo que yo puedo doblegarlo, me conoces Tony, sabes que puedo ser capaz de ello.

—He dicho que no —dijo ahora con completa seguridad y un tono un tanto molesto a la vez de que encaraba finalmente a los ojos verdes de la pelirroja—. Tu objetivo será su amigo, el tal James Barnes, te acercaras a él y te aseguraras que quede perdidamente enamorado de ti.

Natasha estaba más que encantada por aquella orden que el capitán le estaba dando, después de todo era lo que ella había deseado en lo recodito de su interior, sin embargo, ella merecía una explicación ante aquello, más al saber que eso no podría ser tan beneficioso como el que ella se le acercara mejor al primogénito de los Rogers.

—P-pero Tony… Steve es más poderoso, su conexión con los Carter podrí- —pero Natasha fue interrumpida por la voz firme y grave de aquel hombre que era temido en todos y cada uno de los mares.

—El rubio bonito es mío —sentenció con convicción haciendo que la misma Natasha temblara muy levemente por su imponencia.

—Sabes que él no es como todos los hombres que has tratado ¿verdad? Sabes que él no es un hombre que se pueda doblegar ante ese tipo de preferencias sexuales al estar toda su vida sumido en reglas y códigos que al parecer son inquebrantables para alguien como él —Natasha trató de hacer entrar en razón a su capitán al dejarle en visto lo más que obvio para todos. No quería que por un simple capricho el castaño arruinara todo lo que con muchos trabajos habían logrado construir— por dios solo mira su distinción, él no es alguien que te puedas llevar a la cama así de la nada Anthony, es prácticamente imposible. 

—¿Crees que soy estúpido? —preguntó Tony un tanto ofendido  para después volver su mirada donde la había tenido todo el rato, en la figura del caballero Steve Rogers—. No lo voy a cortejar, no le voy a hacer proposiciones sexuales, simplemente me acercare a él como un buen amigo, hasta convertirme en alguien en el que él confíe plenamente, solo eso. —dijo para dar por finalizada la conversación y mirar de reojo como Natasha se conformaba con aquella respuesta y volvía su mirada a aquel par que aún se encontraban bailando al son de los violines.

Tony habló con la verdad, no es que desconfiara en sus encantos de seducción, pero hasta él mismo que era un narcisista de lo peor sabía que no podría hacer ceder a alguien de aquella clase, principalmente porque era otro hombre y era más que sabido que las relaciones entre personas del mismo sexo estaba entera e indiscutiblemente prohibido. A pesar de saber eso y haberse propuesto acercarse a aquel rubio solo con intenciones de amistad, Tony no se podía siquiera someter a la idea de que alguien más sedujera a aquel noble caballero, era algo que simplemente no le apetecía y en cualquier lugar se hacía lo que él quería, punto.

—Y tú Thor, me conseguirás toda la información relevante acerca de esa tal Sharon, corteja a sus amigas más cercanas, será un paso relevante —el capitán se dirigió ahora al fortachón que tenía al otro lado, viendo como asentía sin replica alguna.

Steve por otra parte se estaba dedicando a moverse con bastante gracia provocando que su pareja de vals también se luciera en el acto. A penas llevaban la mitad de la canción, y cabía decir que el rubio lo estaba disfrutando bastante, Sharon le agradaba y mucho, si él hubiera podido escoger su pareja de baile por su propia voluntad tenía más que claro que la hubiera elegido a ella. Sharon era bella, educada, divertida, toda una dama que hacia despertar en Steve un muy ligero interés por conocer más a fondo a su futura prometida.   

El caballero desde que comenzó el baile se había quedando mirando intensamente los obscuros ojos que la rubia poseía, sin apartar ni un solo segundo su mirada de aquel café opaco que lo miraba con un brillo demasiado especial. Analizando aquellos irises mientras daba sus muy bien formados pasos alrededor de toda la pista.

En eso estaba, comenzando a perderse en aquellos ojos que lo miraban con ternura hasta que sintió una muy penetrante mirada posada en su ser, una mirada que no era la de la dama que tenía en estos momentos en sus brazos, una mirada ajena.

Finalmente después de todo lo que habían bailado de la canción fue que el rubio levantó sus azulados ojos de la mirada de su prometida para comenzar a buscar aquellos ojos que sentía se clavaban en todo su cuerpo. Los encontró, los encontró con demasiada facilidad sin parar ni un solo instante sus pasos de baile.

Al momento de ver por fin quien era el portador de aquella mirada tan más potente fue que sintió como se quedó completamente sin aliento. Los palpitantes latidos de su corazón le comenzaron a retumbar hasta en sus orejas, las manos instantáneamente las sentía más húmedas debido al sudor y comenzó a sentir como todo un estremecimiento le recorrió su espina dorsal. Era él, no había duda alguna, era él, aquella silueta podría reconocerla en cualquier lado a pesar de que el hombre traía puesta una máscara. Se trataba del tipo castaño que se había encontrado en aquella taberna de mala muerte, el tipo que había permanecido sentado en sus piernas para después decirle cosas sin pudor alguno, el tipo borracho que desde que lo miró sintió algo realmente inquietante e inusual y que en estos momentos no eran la excepción de aquel sentir.

¿Qué hacía un tipo como él en un evento de la nobleza? ¿Por qué lo estaba mirado tan insistentemente? ¿Quién era en realidad? Eran las preguntas que de la nada se comenzaron a juntar en la cabeza del rubio mientras sentía como ahora no podía apartar la vista de aquel sujeto.

—Steve ¿Qué sucede? —preguntó una preocupada Sharon notando como la postura del joven caballero había cambiado tan drásticamente. Incluso sin darse cuenta el rubio hacia trastrabillado en sus pasos de baile y parecía estar perdido de lo que se encontraban haciendo en estos instantes, el vals.

Las palabras de Sharon las escuchó por lo lejos, haciendo que finalmente pudiera despegar sus dos orbes color mar de aquel solemne hombre y poder posarlas nuevamente en la dama que seguía danzando en sus brazos.

—N-no nos es nada —contestó como pudo sintiendo que el tono de su voz no le había salido con la seguridad que él hubiera querido pero habiendo completado la frase.

Sharon asintió un tanto insegura al ver aquella respuesta tan vacilante, sin embargo, decidió restarle atención al asunto y ayudarle un poco a Steve en la coreografía del vals, guiándolo con sus propios movimientos para que pudieran acabar.

Para la fortuna del joven caballero la canción terminó, dando paso a una melodía completamente nueva e invitando a todas las parejas que se encontraran a unirse a la pista de baile.

Se podía ver como los caballeros invitaban de forma educada y cordial a las damas para después tomarlas de la mano y conducirlas a la pista de baile, haciendo que todo se mirara como poco a poco aquella gran pista se iba llenando de parejas que bailaban al son de la música.

Sharon al notar que Steve seguía un tanto aturdido por alguna extraña razón fue que le propuso el ir a descansar un poco, al fin y al cabo ellos lentamente habían dejado de ser el centro de atención y ya podían abandonar la pista al ver como era ocupada por los alegres invitados. Steve aun sumido en sus propios pensamientos fue que tomó aquella proposición y juntos salieron de la pista alejándose de la multitud.

 

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Natasha miró como el baile principal había acabado, dando paso a las parejas para que pudieran integrarse a la danza y comenzar así el gran baile de máscaras. Notó como Thor prácticamente al instante había conseguido pareja al invitar a una bella dama que por lo que habían escuchado, era cercana a los Carter. Tony en cambio desapareció de ahí, sin decir nada, sin avisar nada, sencillamente se alejó probablemente a atender sus propios asuntos por lo que ahora solo quedaba ella.

Esta era su oportunidad de oro, debía de encontrar a aquel joven de cabellos castaños que pertenecía a la familia Barnes para que le ofreciera bailar. Fue muy difícil el concentrarse en buscar con la mirada a aquel joven al ser constantemente atacada con invitaciones a bailar por diferentes caballeros.  Ella los rechazaba lo más educada que podía, ya que aquellos hombres en serio la hostigaban al venir uno tras otro y ella no tenía el más mínimo interés por alguno de ellos.

Se estaba comenzando a desesperar, por más que paseaba su mirada no podía encontrar a su objetivo y al ser un evento de máscaras era aún más complicado el poder figurar quien estaba detrás de los antifaces o incluso mascaras completas.

Estaba a punto de estresarse completamente cuando finalmente lo encontró. Se hallaba con una dama que a simple vista se veía de lo más hermosa y fina. Por los gestos y acciones que ambos estaban haciendo Natasha pudo inferir con bastante facilidad que el castaño estaba pensando proponerle ir a bailar, pero eso definitivamente no estaba en los planes de Natasha. Sí, era una mujer bastante bella, pero nadie, absolutamente nadie podía contra ella, lo había probado en más de una ocasión y la intensidad de su propósito de la noche aumentó aún más al sentir un extraño y muy inusual enojo al ver a aquel james Barnes con aquella mujer.

Ninguna mujerzuela le ganaba un hombre y menos si aquel hombre era de su completo interés, por lo apresuró sus pasos hasta estar muy cerca de ellos y con ello planeó su próximo ataque.

A propósito, enteramente a propósito fue que la pelirroja chocó con la espalda de Bucky, llamando por completo la atención del joven e incluso la de la dama que lo acompañaba. 

—Oh, una disculpa joven caballero, no me fije por donde iba, le pido una sincera disculpa —habló Natasha con tono “inocente” a la vez de que hacía una completa reverencia con la mirada agachada para mostrar su perdón.

Al momento en que la pellirroja decidió finamente levantar sus ojos verdosos para mirar los azules del castaño fue que se encontró con una mirada completamente perdida, embobada, impactada, como si ella fuera algún tipo de fantasma que después de mucho tiempo se le volvía a parecer.

Natasha notó como Bucky no daba crédito alguno de que la estaba mirando, en ese preciso instante, que la tenía frente a él, estaba en un completo estado de shock. La pelirroja al notar la mandíbula caída, los ojos plenamente abiertos y la sorpresa en el rostro del castaño fue que sonrió para sus adentros, notando como inmediatamente él la había reconocido.

—¿Joven Barnes? —preguntó la guapa acompañante de Bucky  mientras trataba de llamar su atención al jalarlo un poco del antebrazo en el que ella lo tenía sujetado.

Bucky la ignoró olímpicamente, sin poder siquiera parpadear al tener justo frente a él a la mujer que lo había dejado completamente maravillado y que pensó que jamás se la volvería a encontrar.

—¿Natasha? —preguntó después de un largo silencio el de la familia Barnes una vez que pudo recuperar tan solo un poco la compostura.

Nat estaba saltando de la alegría en su interior, el escuchar  su nombre por aquella voz, el saberse completamente reconocida y para nada olvidada le hacía sentir un ligero calor en su pecho. Resistiéndose todo el vigor que se le juntaba por dentro fue que pudo completar una mueca de sorpresa, fingiendo el que ella también hasta a penas ahora lo estaba reconociendo.

—¿B-Bucky? —preguntó fingiendo titubeo a la vez de que veía como aquellos ojos azules parecían adquirir un brillo único.

Ella lo había conocido como Bucky, recordaba a la perfección como en la taberna el joven le había permitido llamarle por aquel nombre, por lo que no dudó en llamarle por su apodo aunque estuviera mal visto. De hecho, la acompañante del castaño al escuchar como la pelirroja llamaba al joven Barnes con tanta familiaridad fue que no pudo reprimir una mueca de disgusto con respecto a ello.

Natasha al ver de reojo como había provocado aquel ceño fruncido en su competencia fue que se regocijó aún más por sus adentros, lástima que no podía sonreír abiertamente.

—Joven Barnes ¿no le gustaría acompañarme por unos bocadillos? Estoy comenzando a sentir un poco de apetito —habló nuevamente la de cabellos obscuros para después jalar nuevamente el brazo que tenía más que sujetado del castaño.

Bucky al sentir como su brazo era jalado insistentemente para retirarse de ahí fue que cayó en cuenta de en como la otra dama había estado tratando de alejarlo de la pelirroja, probablemente sintiendo un tanto de intimidación por ella.

—Le ofrezco una entera disculpa Lady Yaritza, pero me será imposible acompañarla por el resto de la noche —respondió Bucky finalmente dirigiéndose hacia la de cabellos obscuros y dedicándole una mirada para que pudiera comprenderlo en su totalidad.

Lady Yaritza entendió a la perfección a lo que el castaño se refería, ya que después de escuchar aquellas palabras soltó su brazo del todo indignada y le dedicó a la pelirroja que le había robado a su Lord una mirada llena de furia para después salir de la vista de ambos conocidos sin despedirse siquiera y con sus zapatos resonando fuertemente al llevar el coraje dentro de su ser.

Tanto Natasha como Bucky no le tomaron la más mínima importancia a aquella mujer, al conectar nuevamente sus miradas una vez que la dama se alejó de allí, dejándolos simplemente con la compañía del otro.

Bucky carraspeó sintiendo los nervios a más no poder al poder tener nuevamente a la mujer de sus sueños frente a él, al tener a la mujer que le hacía sentir cosas que jamás había experimentado, al tener a la mujer que desprendía un hechizo que le hacia perder completamente todos los estribos y la razón.

Ninguno de los dos dijo nada, ninguno de los dos interrumpió el momento que se había instalado en ambos, sencillamente permanecieron admirándose, los azules de Bucky admirado los verdes de Natasha y viceversa, sintiendo como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que se habían visto, sintiendo como sus almas lentamente se iban conectando pareciendo de lo más familiares en la cercanía del otro.

Finalmente después de unos segundos de estar admirando aquel fino y bello rostro de la pelirroja fue que Bucky pudo hablar recuperando un poco más de su porte.

—Mi Lady ¿me haría el inmenso honor de acompañarme en esta pieza musical? —preguntó el castaño juntando todo el valor que podía, tendiéndole su palma derecha e inclinándose con cortesía hacia aquella sensual mujer.

—Nada me placería más que acompañarlo en esta noche joven caballero —Natasha le siguió el juego con formalismos a la vez de que tomaba del todo complacida la mano que Bucky le estaba tendiendo.

Y sin más esperar, fue que el caballero sonrió con plenitud, viendo como era correspondido con facilidad para después dirigirlos a ambos hacia la pista de baile y comenzar con una danza del todo única, tomando con ensueño la cintura de la pelirroja y sintiendo como con cada paso que daban se subían cada vez más a una utopía en la que sus pies ya sentían que tocaban las nubes de cielo, sintiéndose en la mismísima gloria al sentir el cuerpo de su mujer inolvidable tan cerca de él.

 

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Sharon condujo a Steve a uno de los ventanales del lugar que se podían abrir y daban paso a la vista del jardín. Aquel lugar estaba limpio de invitados o la servidumbre, por lo que a la rubia le pareció una buena idea el llevar a Steve a ahí para que pudieran tener un poco más de privacidad y que de paso el rubio sintiera el aire rozarle su rostro, pretendiendo que con esto lo pudiera hacer espabilar del trance en el que el caballero había entrado.

Steve agradeció la atención y consideración que Sharon le estaba proporcionando, era bueno para él alejarse de todo aquel bullicio y más aún al no dar cabida de lo que sus ojos acababan de apreciar. De verdad que se le hacía algo completamente ilógico, imposible y sobre todo extraño. Aquella mirada tan más intensa no era buena para su ser y a pesar de que la había apreciado de lejos, había podido sentir las corrientes eléctricas que esta provocaba en su cuerpo.

—Voy por unas copas ¿gustas que te traiga una? —preguntó Sharon sintiendo que con un poco de beber Steve terminaría de reaccionar por completo.

—Lo agradecería mucho. Gracias Sharon —contestó Steve dedicándole a la rubia una mirada entera de gratitud, viendo como la rubia se encogía levemente de hombros, plasmándole con el gesto que en si no era nada, para después, retirarse de ahí en busca de las bebidas.

Steve al ya encontrarse completamente solo fue que pudo dar un  muy largo y cansado suspiro con respecto a toda la situación. Pensando y analizándolo lo mejor era que él se mantuviera alejado de aquel hombre. Como en un principio, no le daba buena espina y mucho menos confiaba en todas las sensaciones extrañas que su simple presencia le provocaba.

 No solo era eso, sino que también podía caber la posibilidad que aquel hombre lo reconociera, la posibilidad era mínima, pero la había, y si aquel castaño recordada el primer encuentro que tuvieron serían un sinfín de problemas que se le vendrían tanto a Steve como a Bucky por haberse escabullido en la noche a una taberna en la cual estaba más que mal visto que los nobles fueran.

Steve se sentía un tanto ansioso, no sabía porque sus sentidos estaban reaccionando de tal manera, al final se podría decir a si mismo que no era para tanto, no obstante la presencia de aquel hombre le inquietaba, le inquietaba en creces. El rubio estaba con la mirada en el jardín que se le presentaba en frente, estaba tan sumido en sus propios pensamientos que no sintió como una presencia extra se colaba en aquel espacio, interrumpiendo por completo la soledad en la que se encontraba. Fue hasta que escuchó la voz de esa misma persona que todos las sensaciones que hasta el momento se habían estado tranquilizando dentro del él volvieron a ponerse al tope, dejándolo experimentar nuevamente como su corazón comenzaba a ir más rápido de lo normal y lentamente los nervios lo invadían.

A pesar de que solo llegó a escuchar aquella voz decir unas cuantas frases y en estado completo de ebriedad, al momento de poder oírla nuevamente fue que sintió como sus oídos lo rememoraban a la perfección.

—Hace una linda noche ¿verdad? La gente de allá dentro se está perdiendo la frescura que estos campos verdes pueden ofrecer —dijo aquella voz casi hablando para sí mismo que para alguien más de no ser porque se escuchaba a un escaso espacio del joven caballero.

No quería, no quería descubrir a la persona que le estaba hablando.  Steve tenía bastante miedo de voltear su rostro y encontrarse inevitablemente con el portador de aquella grave y melodiosa voz llena de egocentrismo y confianza. Lamentablemente él sabía que aquel hombre se estaba dirigiendo solamente a él y no podía prolongar por más tiempo el encararlo para poder encontrarse con él. El ignorarlo por completo y salir de ahí corriendo tampoco era una opción, sería aún más sospecho, por lo que del todo resignado fue que poco a poco fue volteando su rostro hasta encontrarse con la mirada ajena que inesperadamente estaba posada fijamente en él.

Su cabello se encontraba recogido nuevamente en una coleta, sus facciones se mostraban serenas con una muy ligera sonrisa asomándose por sus labios y llamando la atención más de lo normal al ser rodeada por aquella perfilada barba en forma de candado y finalmente sus ojos, sus maliciosos y exagerados ojos que se asomaban por aquel antifaz que el castaño traía. Steve no sabía si era por los adornos dorados que el antifaz traía alrededor, pero él pudo percibir como aquellos hacían resaltar aún más el color de aquella mirada. Aquel dorado hacía que el ligero tono miel reluciera solo un poco más en todo el mar color chocolate haciéndolos aún más impresionantes de lo que ya eran, sin contar con las largas y espesas pestañas que los adornaban. El verlos nuevamente con tal cercanía solo hizo que Steve nuevamente se quedara contemplándolos sin poder responder nada hacia aquel castaño, con los nerviosismos comenzando a brotar a flor de piel.

Tony no estaba en términos muy diferentes que los del caballero. Al momento de poder mirar más de cerca aquellos ojos tan mas azulados, pareciendo que escondían la pureza infinita que podía ofrecer el color que transmitían paz, tranquilidad y sinceridad fue que el capitán quedo aún más atraído de lo que ya se encontraba. Era hermoso, todo aquel rostro era completamente hermoso, a pesar de que él ya había estado más de una vez con personas demasiado atractivas, sentía que ninguna belleza se podía comparar con la que estaba apreciando en estos momentos. Sin embargo, algo en aquella mirada hizo que su sensación al sentir que ya lo había visto antes, en algún otro lugar, se incrementara. Era muy raro, de verdad no podría olvidar aquellos ojos por nada del mundo, no obstante ahí se encontraba, sin saber dónde se los había encontrado antes.

—¿Nos conocemos de alguno otro lugar? —preguntó Tony  sin apartar su vista y sin restricciones tratando de averiguar si sus intuiciones eran del todo verdaderas.

Steve al escuchar una vez más aquella voz y formulando específicamente aquella pregunta fue que pudo recuperar plenamente toda su compostura, parándose del todo recto y cayendo en cuenta de la realidad que lo rodeaba.

—No, no lo creo —contestó Steve sorprendiéndose a sí mismo por la seguridad con la que su voz había salido.

A pesar de que aquella respuesta  sonó de lo más convincente y sin dobles cuestionamientos, Steve pudo observar como aquella acaramelada mirada lo seguía observando sin creerse por completo su contestación

Después de un muy corto lapso de tiempo en el que Tony pudo disfrutar como el que permaneciera su mirada en aquellos mares estaba comenzando a hacer sentir muy ligeramente incomodo a aquel apuesto rubio fue que finalmente cedió, mostrándole su mejor sonrisa marca Stark y aligerando en crecer el ambiente que se había creado.  Steve al mirar aquel gesto sintió como de la nada se encontraba totalmente indefenso, esa sonrisa se veía falsa, más que falsa, pero aun así tenía un efecto atrayente que acentuaba incluso más el aura única de aquel castaño.

—Pero que descortés me he mostrado —habló el de prendas rojas y doradas a la vez de que se inclinaba levemente y le proporcionaba su mano derecha al caballero que tenía frente a él—, Tony, Tony Héroes, un placer conocerlo. —se anunció levantando la mirada solo para ver como una de aquellas cejas se levantaba un tanto confundida, haciendo que la frente del rubio se frunciera levemente en el acto.

—¿Solo Tony? —preguntó Steve al no haber escuchado aquel nombre en su vida, sonaba más como una abreviación o apodo por lo que era extraño que el hombre que tenía frente a él se presentara de aquella forma.

—Solo Tony —dijo con convicción el encubierto pirata a la vez de que le mostraba una vez una de aquellas sonrisas que podrían encantar a cualquiera.

—Steve Rogers, un placer —habló por fin el de hebras rubias para después corresponder el gesto del castaño y tomar su mano en señal de formalidad y respeto.

Steve al apretar la mano de aquel sujeto pudo sentir que la mano ajena le dio un apretón un poco más  fuerte de lo normal, por lo que buscó con sus ojos a aquellos chocolates un tanto extrañado encontrado una mirada que le hizo que todo un estremecimiento le recorriera. Era una mirada aguda y afilada, acentuando aún más sus colores, pero había algo en especial que hizo que Steve temblara de aquella forma, había lascividad recorriendo aquellos ojos decorados con gruesas pestañas que los hacían más abismales. Steve trató con todas sus fuerzas ignorar aquel pensamiento que se le había pasado fugazmente por la cabeza, repitiéndose una y otra vez que solo estaba imaginándose cosas y que era imposible que aquel hombre lo viera de aquella forma, por aquella misma razón, que él también era un hombre.

De la nada fue que Anthony recordó el porqué se encontraba ahí y que no se debía dejar llevar por sus deseos carnales, ya que cualquier movimiento en falso podría arruinar todo lo que estaban creando y eso él no se lo podría permitir por nada del mundo al ser el precisamente, el capitán de la tripulación.

Con un carraspeo cambiando de ambiente y con una reprimenda en su interior, tratando de mantener todos sus coqueteos hacia aquel sexy caballero ocultos, fue que se dispuso a soltarlo finalmente de la mano y hablar con completa naturalidad.

—¿Y qué hace el invitado de honor en un lugar tan apartado de toda la celebración? —preguntó casualmente Anthony tratando de sacarle conversación a aquella persona que de un momento para otro había robado completamente toda su atención.

 —Usted mismo lo dijo…. La gente de allá dentro se está perdiendo la frescura que estos campos verdes pueden ofrecer —respondió Steve con una muy ligera sonrisa ladina que se formó al ver como aquel castaño no se había esperado esa respuesta.

A Tony aquel ligero tono particular que salió de la voz del rubio le fascinó, le fascinó instantáneamente. Estaba a punto de formar una sonrisa de satisfacción y replicar con una de sus frases irónicas cuando de la nada sintió como alguien más se acercaba a ellos, por lo que él y Steve voltearon casi al mismo tiempo a la dama que con paso lentos se acercaba más y más y traía en sus manos dos copas con bebida.

—Espero no interrumpir nada —habló la rubia con un tono un tanto “tímido” mientras le dirija una muy rápida mirada al acompañante de su prometido para después posar completa y entera atención en el rubio de ojos azules—. Lamento no haber traído una copa extra para usted caballero. Si gusta puedo ir a conseguir una extra. —dijo la mujer dirigiéndose al castaño pero sin dejar de prestar la mayoría de su atención a Steve.

—Oh no, no se preocupe mi Lady, es mi culpa por haber llegado de tan imprevisto —y dicho esto fue que Tony tomó su sombrero y se lo quitó para hacer una reverencia hacia la mujer frente a el—. Tony Héroes, para servirle —se presentó cordialmente y con ello tomó la mano de la rubia para poder besarla en el dorso.

—Sharon Carter un placer —la dama correspondió con un gesto elegante.

Tony por razón mas que obvia ya sabía quién era aquella mujer, por lo cual su presentación para él había sido del todo innecesaria, pero claro, nadie podía saber nada al respecto.

De ahí fue que los tres se sumieron en una plática del todo formal y para el disgusto de Tony, aburrida. Sharon al enterarse que aquel hombre no era amigo de Steve y que se habían encontrado muy “casualmente” fue que comenzó a bombardearlo con preguntas acerca de su familia y riquezas, ya que claramente ella nunca había visto aquel rostro por las calles o en las reuniones de las familias nobles.

Todo lo que salía de Tony eran mentira, mentiras, mentiras y más mentiras que desde un día antes se habían inventado entre los vengadores para poder cubrir su verdadera identidad. Tony resumió en que ellos era extranjeros y que hace a penas muy poco habían llegado a la capital, también habló sobre los integrantes de los vengadores como si fueran su familia de sangre e inventó que toda su fortuna era heredada por sus fallecidos padres.

Tony contestaba fingiéndose del todo gustoso cuando en realidad desde que aquella rubia se había presentado su presencia le había fastidiado. Él había estado muy  a gusto solamente intercambiando frases con el apuesto galán de traje azul y ahora con trabajo parecía estar presente él en la conversación. La actitud de Sharon le desagradaba, no se estaba comportando, grosera, ni maleducada, ni impertinente, pero por alguna extraña razón Tony la sentía un tanto falsa, no es como si en el mundo de los nobles aquello fuera extraño, peor aun así a Tony no le terminaba de gustar. No era solo el que no le cayera bien aparentemente sin razón alguna, sino que también él sentía que ella lo único que quería era seguir tomando el centro de la conversación para que ni él ni Steve pudieran intercambiar  palabras. No los dejaba conversar a ellos dos, no los dejaba siquiera que se mirasen al estar del todo enganchada al brazo del rubio, llamándolo y robando toda su atención en el momento en el que el caballero quisiera posar una vez más sus ojos azules en los chocolates del pirata.  Era como si de alguna muy extraña y sutil forma ella se estuviera comportando un tanto posesiva sin ser para nada obvia al respecto.

Tony sabía que relacionarse con aquella mujer era de suma importancia, mucho más que el relacionarse con el caballero que tenía frente a él, pero sencillamente al castaño no le apetecía en lo más mínimo el seguir con aquellas sosas conversaciones, él quería poder seguir conversando con Steve y al ver que por aquella noche ya no podría acaparar siquiera la más mínima atención del rubio al ser completamente tomada por la tal Sharon fue que mejor decidió retirase de ahí. Al menos por aquella noche había sido suficiente y ya había establecido cierta parte de relación en cada una de la vida de esos dos nobles. Al menos ya lo conocían y ya podría hacer que sus encuentros fueran más frecuentes gracias a Natasha, esperando que la pelirroja hubiera tenido éxito en su misión.

Se despidió de la manera más atenta y formal con Sharon, besando su mano y disculpándose por retirarse de ahí, sin embargo, la cosa con el rubio fue definitivamente otra historia.

—Nos vemos luego, joven Steve Rogers —dijo el pirata mientras le extendía la mano al otro

Steve correspondió aquel apretón de manos del todo formal, sintiéndose muy ligeramente inseguro de si volver a tomarlo de la mano era buena ida al tener en cuenta lo que había pasado unos momentos atrás. No hubo nada extraño esta vez, Tony no le apretó la mano ni nada por el estilo, no obstante sí que hizo algo del todo inesperado para Steve.

Tony aprovechando que finalmente tenía una vez la mirada de aquel rubio en él fue que antes de soltar su mano le dirigió un muy coqueto guiño en el ojo, viendo como el musculoso que estaba justo frente a él se desconcertaba por completo, se tensaba enteramente y  se mostraba con  una mueca que fácilmente seria interpretada por susto.

A esta mueca le siguió un  muy claro sonrojo que se pudo apreciar con más claridad solo unos instantes al ser la piel de este del todo blanca, por lo que Tony no se pudo sentir más que bien servido al haber provocado aquella reacción que le pareció de lo más adorable en aquel hombre que se hacía llamar uno de los mejores caballeros digno de desposar a Lady Sharon.

Tony no hizo nada más, pudiendo apreciar con rapidez aquello fue que se alejó de ahí como si nada hubiera pasado para no levantar ni una sola sospecha al respecto y después no tener que lidiar con problemas innecesarios.

Steve no sabía porque de la nada se había sentido del todo acalorado por aquello, no sabía cómo con aquello tan sencillo pudo sentir un revoloteo en la boca de su estómago provocando que se asustara aún más por ser la primera vez que había sentido algo así. Se repetía a sí mismo como si fuese un mantra que aquello solo se lo había imaginado y que estaba pensando cosas de más, que realmente no tenían nada que ver y que sus pensamientos y sensaciones estaban completamente fuera de lugar, por lo que después de repetírselo tantas veces en la cabeza pudo comenzar a creérselo y con ello comenzar a calmarse al respecto.

Lo que ni Tony ni Steve pudieron percatarse fue que aquel simple e insignificante gesto no había pasado del todo desapercibido por los obscuros ojos de la rubia que se encontraba ahora con mirada seria en aquel espacio. 

Notas finales:

Una disculpa por la tardanza pero mi contratiempo se debe a que el capítulo es mucho más largo de lo normal así que se los compenso por ello.

¡Tengo noticias! Son muy buenas pero a la vez afectaran al fic… por fin fui admitida en la universidad de medicina! Llevaba todo un año intentándolo y simplemente no podía entrar pero finalmente mis esfuerzos dieron sus frutos y me abrieron las puertas a un nuevo futuro. Estoy muy feliz por poder dar el primer paso pero también sé que con ello varias cosas en mi rutina cambiaran….. de verdad voy a hacer todo lo posible por hacer un espacio en la semana para dedicarme a seguir el fic, sin embargo, es segura que ya no voy a disponer del mismo tiempo que antes y que mis horarios se verán afectados. OJO, no estoy diciendo que vaya dejar el fic inconcluso o que incluso no voy a actualizar hasta dentro de meses, solo digo que de verdad puede que las actualizaciones se vean afectadas y tarde mucho en subir un nuevo capítulo. Este fic JAMAS va a quedar inconcluso, así me tarde incluso más de un año en terminarlo jajaja pero yo nunca dejaría una historia botada, solo para que lo tengan muy en cuenta mis queridos lectores y soy mujer de palabra.

Los quiero muchísimo y agradezco infinitamente el apoyo que me dan y los reviews, muchísimas gracias. 


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