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Antes del tiempo por Kurenaix1

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Notas del capitulo:

No sé cómo pasó un mes, lo lamento, me demoré pasaron muchas cosas en mi vida, pero pienso terminar este proyecto, sé que el fandom de Knb se ha ido a pique, ya muchos fanficker han emigrado a otros, y bueno, al menos yo no me iré. Ya no escribo tanto como antes, me cuesta un poco que fluyan las cosas, pero me gusta escribir, no se desanimen nunca y sigan adelante con sus historias.

Eso, les dejo el capítulo, si es que alguien se acuerda de este fanfic.

 

 

Cuando  finalmente llegaron a destino les indicaron que bajaran de la carreta, todos estaban algo inquietos, si bien los habían salvado del cruel destino desconocían las intenciones de esos hombres.

—Se preguntaran que es lo que hacen aquí, pues bueno, aprovechando que Tai-chan estaba en manos de esos tipos horribles, les dimos una mano a ustedes. — un muchacho de no más de quince años les hablaba con gran personalidad. —por cierto me llamo Takao Kazunari, soy miembro de esta banda de marginados, los que quieren pueden quedarse y viajar con nosotros, los que no pueden largarse y tratar de sobrevivir, cuando llegue el líder les explicaremos más detalles, a quienes se vayan les deseo buena suerte con los guardias de la inquisición. —terminó observando como un montón de gente se retiraba presurosa del lugar.

—Es mejor así, menos bocas que alimentar, lárguense luego. —dijo un joven de tez blanca con una mueca extraña.

—Nijimura tienes razón, si seguimos acogiendo a más gente pronto no tendremos cómo alimentarlos, mejor dejar que hagan lo que quieran con su vidas.

 

Seijuro decidió que lo mejor era quedarse ahí con Atsushi, su instinto le decía que era mucho más seguro, hubo otros pocos que también permanecieron junto a ellos.

—Aka-chin ¿Qué vamos a hacer?

—Tranquilo, por ahora nos quedaremos con estas personas.

 

Al  rato llegó Taiga y otros  hombres, sus compañeros le ayudaron a bajar del caballo ya que este no se encontraba nada bien y de inmediato lo llevaron a curar sus heridas.

 

Pronto un sujeto de apariencia sombría y aterradora con ropajes empapados de sangre se paró en frente de ellos, varios se asustaron de su presencia y no era para menos ¿A cuántos había matado para terminar de esa manera?

 

—Él es el líder, no se engañen por su apariencia, es buena persona, dejando de lado que está bañado en sangre. — Takao  trató de relajar el ambiente no logrando demasiado su objetivo.

 

—Gracias Kazunari, bueno primero, si están acá es porque mis hombres los liberaron y deben seguir las reglas, aquí no existen castas, somos todos iguales, no hacemos diferencia entre alfa, omega o beta, todos tenemos que trabajar para sobrevivir, quienes decidan seguir nuestros pasos sean bienvenidos, la vida aquí no es fácil, cada día es una batalla, somos marginados, los parias de la sociedad, no tenemos lugar donde ir, téngalo en cuenta antes de seguir adelante, no aceptaré ninguna revuelta, todo se comparte, comida, dinero, joyas, nadie es más importante que otro, no tenemos creencia alguna, nadie tiene derecho  matarnos en nombre de un ser que jamás hemos visto, téngalo claro, vivimos en libertad o morimos luchando por ella.

La manera como ese sujeto se expresó dejó a Seijuro sin aliento, tanta elocuencia en alguien que parecía ser un salvaje le impresionaba, le seguiría, todo lo que dijo le hizo un gran sentido.

//////////

Pasaron algunos días Akashi se interiorizó en cómo funcionaba aquella comunidad, que era más que un grupo de hombres que mataba caballeros inquisidores.

Los más fuertes y aptos eran quienes atracaban a nobles y robaban caravanas, también realizaban trabajos de mercenarios para diferentes señores feudales, los demás; débiles, enfermos, niños y ancianos,  levantaban un campamento esperando que regresaran, una pequeña parte de sujetos fuertes se quedaban a resguardar el sitio de permanencia.

Cuando un omega entraba en celo era encerrado en una de las carretas y cuidado por un grupo de de su misma casta, eso en muchas ocasiones retrasaba bastante al grupo, pero necesario para evitar que el instinto se apoderara de ellos y terminara en un desastre.

El concepto de camaradería, igualdad y respeto entre ellos era real, y no solo eran por las ganas de sobrevivir, si no por una tremenda convicción de justicia entre tanta infamia y desgracia que les había tocado vivir, muchos habían sido torturados o sus familias perseguidas y muertas por acusaciones de brujería, herejía o crímenes para arrancarles lo poco que tenían, otros pobres campesinos obligados a pagar el diezmo y sin tener ya que comer buscaron su suerte auto marginándose, encontrando cobijo en esa banda de personas igual a ellos.

Los líderes, el “Dragón Negro” y el  “Tigre rojo” eran quienes se encargaban de dirigirlos, el “Tigre rojo” era Kagami a quien Akashi había quitado la flecha de su brazo, esos nombres les resultaban muy familiares, claramente porque había escuchado rumores sobre fieros espadachines que lideraban una banda de gente “inmoral” jamás creyó que se los iba a topar de esa manera.

Habló con Taiga y le dijo que había pensado en muchas maneras para poder ayudarlos, este todavía estaba convaleciente, pero gracias a los ungüentos de hierbas que le aplicaba se encontraba mucho mejor.

—Puedo evitar el celo de los omegas, solo necesito plantas medicinales, eso resolverá mucha cosas, también me estuve fijando en como racionan la comida y tengo algunas ideas de cómo administrar las porciones, de verdad quiero ser útil, ustedes salvaron mi vida y son las únicas personas que conozco que no están enceguecidas y envueltas en la ignorancia, son realmente visionarios.

—Eso es genial, pero las decisiones no pasan por mí, no creas que soy el único líder, es mi hermano quien se preocupa de cosas como esas, estoy de segundo al mando, te presentaré como corresponde a Tatsuya, es el mayor, por cierto ¿Y tu hermanito?

—Él está bien, no sufrió heridas gracias a ti.

—Estamos a mano entonces.

 

Akashi habló con el líder Tatsuya el “Dragón negro” antes lo escuchó dialogar con gran asertividad y ya no le daba miedo, no debía tener más de 25 años, le impresionó enterarse que a diferencia de Kagami no era un alfa si no un beta, uno a quien todos respetaban, quedó fascinado de conocer a alguien así.  Esta era la vida que deseaba, el tipo de gente con la que quería relacionarse.

Le contó sobre lo que había pensado para ayudar a mejorar el sistema de repartición y le expresó sus ganas de quedarse y ser parte de su banda, el sujeto se mostró bastante afable y dio su permiso para que lo hiciera, Himuro Tatsuya era todo un caso raro, él y Kagami eran la personificación de lo que el mismo idealizaba como “verdaderos y justos caballeros”

////////

Murasakibara no estaba muy feliz de tener que quedarse en ese lugar, siempre habían sido él y Aka-chin, de pronto estaba rodeado de gente que no conocía, hombres grandes que les causaban miedo, mujeres de mal vivir y niños sucios que parecían sentir mucha curiosidad por él.

—Aka-chin ¿Cuando nos vamos de aquí?

—Mi querido Atsushi, este es nuestro nuevo hogar ¿Recuerdas las historias que te he contado? pues ahora vamos a hacer eso mismo.

— ¿Ser caballeros de armadura dorada que salvan personas inocentes?

—Algo así, creo que encontramos nuestro lugar en el mundo. — Atsushi no pareció comprender demasiado bien, sabía que debía adaptarse a vagar con esa banda de hombres aterradores que  Seijuro tanto parecía admirar, así lo haría porque “Aka-chin siempre tenía razón”

 

Pasó el tiempo, las medidas que tomó el pelirrojo habían sido de gran ayuda para todos, muy pronto se había ganado la confianza de los líderes y de la gente en general, tanto así que le habían asignado un cargo de responsabilidad dentro de la banda.

A Murasakibara seguía disgustándole la idea aunque ya no tanto, su Aka-chin estaba siempre ocupado y con poco tiempo para él, pero a cambio se le veía feliz como nunca antes, le encantaba eso, la sonrisa del pelirrojo era mejor que cualquier fruta dulce que pudiera comer, eso sí, le desagradaba un montón el trato que tenía con los líderes del grupo, la familiaridad con que Kagami y Himuro le hablaban, y la cercanía que muchas veces llegaba a terminar en abrazos ¿celos infantiles quizás? Todos los del campamento eran amables con él sobre todo Takao, ese chico era muy divertido y siempre trataba de sacarle risas, también les agradaban los otros niños con los que jugaba, ya no los consideraba tan sucios, comenzaba a acostumbrarse a la vida de ambulante, ya habían pasado unos cuatro meses y ese lugar comenzaba a ser cada vez más cálido, conoció otras manos amigas hasta ahí solo los ojos de Aka-chin le habían mirado con amabilidad, pero ahora era distinto, empezaba a querer a toda esa gente, aunque seguía temiendo que los guardias de la inquisición los encontraran y llevaran de vuelta a ese lugar de pesadillas.

 

Un día fueron atacados por soldados del rey, Murasakibara como siempre fue protegido por Akashi, pero algo cambió ese día al ver a los fieros hombres de Himuro pelear y a este mismo. El uso de la espada, la manera como eliminaba a sus oponentes, para cualquier niño esto era algo horrible de ver, pero quedó deslumbrado, por primera vez deseo ser un hombre fuerte, alguien capaz de empuñar una espada y levantarla para proteger a Aka-chin, lo había decidido, ya no sería un miedoso.

Afortunadamente pudieron salir airosos de aquel incidente y continuar su camino, todos estaban consientes de que iban tras sus cabezas y estaban siendo buscados por muchos.

 

Cuando las cosas estuvieron más calmadas el pelimorado le comentó a Akashi sus intenciones.

—Quiero ser como ellos, quiero ser de ayuda, todos se esfuerzan, a mi no me gustaba este lugar, pero me han recibido amablemente, quiero protegerlos, así como lo hace Muro-chin y Kaga-chin, quiero protegerte a ti tanto como tú lo has hecho por mí.

—Atsushi… eres un niño, lo has pasado mal, ya te he enseñado lo básico del manejo de la espada, no es necesario, no me debes nada.

—Claro que si es necesario, no quiero ser un inútil, pero creo que se lo pediré a los líderes, porque tú no me enseñaras, no deseas que me convierta en alguien con fuerza.

—No es eso, yo… no quiero que te pase algo y perderte. —confesó el pelirrojo, no estaba muy de acuerdo, aunque entendía y apreciaba los deseos de su pequeño niño,  no dijo nada más, lo dejaría con la esperanza de que los mayores lo rechazaran o en el peor de los casos los entrenamientos fueran demasiado duros para él.

Así lo hizo, tuvo algo de recelo y miedo a hablarle a los cabecillas de la banda, pero fue escuchado y bien recibido.

—Aprecio tus intenciones y te enseñaré, te advierto, no soy un maestro blando.

—Tatsuya, no creo que a Akashi le agrade esto, está muy pequeño, no tiene ni once años.

—Míralo Taiga, este no es cualquier niño, de seguro cuando sea un adulto será muy fuerte, es alto, será de gran ayuda.

Murasakibara estaba feliz.

Comenzó a entrenar arduamente  y si bien al pelirrojo mayor no le agrado demasiado el rumbo que había decidido tomar tuvo que aceptar que tarde o temprano Atsushi crecería y debía saber valerse por sí mismo, ese es el camino que él le había enseñado, atrás quedaban los días en donde vivían en la “suciedad de la sociedad”, la libertad de la banda de Tatsuya le mostraba que sobrevivir a este mundo podía ser mejor, aunque más peligroso.

///////

Tiempo después.

 

Murasakibara tenía ya catorce años cuando se enteraron que era un alfa, para ese entonces era un muchachito muy fuerte y alto que servía valerosamente a su grupo, había sido entrenado arduamente por el líder y sus progresos eran impresionantes, todos sabían que sería una pieza fundamental para la especie de “mini ejército” de mercenarios que trabajaban para reunir dinero y pagar lo básico para la sobrevivencia del grupo, esto pese al peligro que corrían ya que eran buscados y cualquier trabajo podría ser una trampa para apresarlos, afortunadamente hasta ahora todo había salido como querían.

Atsushi no le temía a la sangre  ni a la muerte, ya tenía la experiencia de matar a muy temprana edad, y lo había hecho unas cuantas más al servicio de Himuro, esto no le agradaba a quien consideraba su familia, Seijuro no miraba con buenos ojos que su pequeño comenzará a parecer un bárbaro sanguinario, su niño había crecido demasiado.

 

Algo nacía dentro del gran y ahora fuerte cuerpo de Murasakibara que no podía ocultar, algo que le hacía sentir un “mal ser humano…”

Ya no veía a Seijuro Akashi como su hermano mayor, su protector como lo fue durante tantos años, ahora sentía la más profunda atracción y deseo hacia su persona, ardía en celos cuando este se encerraba con Himuro en la carpa a “discutir asuntos” y es que había pasado demasiado tiempo con ese sujeto que si bien callado le encantaba a los omegas, se afligía al pensar en Akashi en brazos de otro, otro que era más fuerte y en edad mayor, odiaba tener envidia de quien lo convirtió en el muchacho valeroso que era ahora.

Pero Akashi estaba muy lejos de sentir algo por Himuro, no negaría que físicamente era atractivo y habían tenido sexo un par de veces en los primeros años, pero su relación era en la actualidad de camaradería y confianza, además de mutua admiración.

 

—No me gusta que pases tanto tiempo con él. — le gritó de la nada a lo que el pelirrojo le miró sin entender.

—Eh  ¿Estás bien Atsushi?

— ¡NO!

—Cálmate ¿Qué sucede…?

— Nada, lo siento.

Algo andaba mal con él, tenía entendido que Seijuro había dado a todos los omegas los supresores de celo, pero ese olor le perturbaba demasiado desde temprano, entendía lo que le ocurría a su cuerpo, el aroma “dulce” de alguien lo hizo reaccionar sexualmente , tuvo que ocultarse para satisfacerse a sí mismo, pero cuando entró de nuevo a la tienda que compartía con el pelirrojo la fragancia lo golpeó nuevamente de lleno y no pudo hacer nada para controlar sus impulsos, era Aka-chin quien olía de esa manera.

 Ese cuerpo, quería que fuese de él, debía convertirlo en su omega, olvidó todo su pasado, los momentos de fraternal cariño, los días en que aquel se desvivía por protegerle, su mente se nubló y perdió la razón de quien tenía al frente.

 

“Así es, tú eres un alfa, estas por sobre cualquiera” “Es tu derecho, es tu casta” “Hazlo, reclámalo, muérdelo, márcalo, hazlo de tu propiedad” “Es solo un Omega, su deber es servirte” “Ese sucio beta te lo quiere robar, un beta no debería estar a cargo, destrúyelo” “Si Akashi no quiere ser tuyo destrúyelo”

“Destrúyelo, mátalo, destrózalo, mata, mata…” — esa voz resonaba en su cabeza.

— ¿Que pasa Atsushi? —  preguntó asustado Akashi, su rostro estaba diferente y le hablaba a algo que él no veía, cayó en cuenta de lo sucedido y le dio pánico, ese olor, le mareaba ¿Cómo pudo olvidar que Murasakibara era un alfa? intentó escapar, pero fue imposible, en un instante fugaz el pelimorado se le abalanzó, Seijuro luchó hasta que logró liberarse y correr afuera, se sentía débil sus piernas se doblaban. Había olvidado tomar la infusión para evitar su celo ¡Que estúpido! en poco rato Murasakibara quien parecía poseído le dio alcance, lo tumbó en el suelo tratando de arrancarle la ropa, no importaba cuanto suplicara e intentara que volviera en sí, nada resultaba, la persona a la que se había esmerado en criar y proteger iba a hacerle daño o eso pensaba hasta que afortunadamente Taiga se lo quitó de encima.

—Que mierda mocoso ¡Estás en celo! ¿Cómo es eso posible? ¡Maldición! —Kagami forcejeaba, pero el fiero muchacho poseía una fuerza sobrenatural, se necesitaron dos de los hombres más fuertes para lograr contenerlo y encerrarlo en una de las jaulas para prisioneros que tenían.

— ¡No le hagan daño! es mi culpa… yo no me di cuenta de mi celo, jamás lo expuse a mi olor antes, por eso reaccionó así, olvide tomar mi medicina.

— Tranquilo, no le haremos nada, sabemos que no es su culpa, pero un alfa en ese estado es un peligro para todos y lo sabes. — Intentó tranquilizarlo Tatsuya mientras lo ayudaba a levantarse, Akashi se veía realmente desesperado.

 

Cuando Murasakibara recobró el conocimiento se sentía la peor basura… un asco, deseaba morir…

—Yo… lastimé a Aka-chin, soy un sucio alfa, como todos…

Notas finales:

Gracias por leer.


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