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Loco de Amor por Ti por Sary

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Notas del capitulo:

Hola Hola, cuanto tiempo, como han estado? espero que bien.

Pues estoy de vuelta trayendole un nuevo capitulo para ustedes, ojala les guste y me regalen un cometario. 

 

Un nuevo inicio, un nuevo irritante día para los estudiantes que arrastraban sus pies hacías sus respectivas escuelas. No obstante, un zorro dormilón montaba su bicicleta como todos los días.

Pero sorprendentemente había algo raro en su actitud, pues ¡no venia dormido! Más bien estaba lucido. Una sonrisa a penas que formaba sus labios. ¿Causa?: Hanamichi Sakuragui.

Y es que era imposible negar que anoche se sintiera como un idiota enamorado. Su salida había sido increíble, hablando de cosas que nunca pensaron hablar o mejor dicho nunca pensaron que dirían.

Había dado un paso grande con esa acción. Quizás ahora que se acercaba a Hanamichi pudiera tener ese valor de decirle cuanto lo ama. No sería fácil pero tan solo quería probar esos labios que a su vista eran apetecibles.

Sintió todo un calorcito recorrerle el cuerpo de tan solo pensar en esos labios. ¿Cómo se sentirían, suaves, sabrosos? Se mordió el labio y todo su estomago se regocijo.

Pedaleo más rápido para encontrase con Hanamichi y tener su acostumbrado “accidente”

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En otra parte, una terrible voz cantarina de un joven alto de cabellos rojos que caminaba tranquilo por las calles algunas personas se tapaban el oído para no escucharle. Se notaba kilómetros que estaba de buenos ánimos.

Su amigo Yohei justamente estaba tan solo tres pasos de él y noto inmediatamente lo feliz que se encontraba. Tal vez su “salida” con Rukawa había sido fructífera. Sonrió. Tal vez Rukawa tenga una oportunidad con su amigo.

 

—Buenos días Hanamichi—saludo el pelinegro con una sonrisa—veo que estas de buen animo

 

— ¿eh?...pues algo así…jejeje—rio nervioso al ser descubierto por su amigo. Quizás estaba pensando de mas en Rukawa.

 

— ¿Y a que se debe tu felicidad…o a quien?—

 

— ¡Ah!...N-No c-claro que no—contesto con voz entrecortada y nerviosa, algo en la actitud de su amigo le llamo la atención.

 

—Entonces… ¿todo bien?—

 

—claro que si Yohei—

 

Ambos chicos caminaron rumbo a su escuela. En el camino se unieron los demás, juntos llegaron a la institución que ya se encontraba repleto de alumnos. Algunos con sus grupos de amigos, otros solos buscando acoplarse con otros.

 

Sakuragui buscaba a alguien con la mirada, pero al parecer esa persona aun no había llegado. Inesperadamente apareció un chico en una bicicleta completamente dormido; el pelirojo estaba parado en medio del camino y algunos salían corriendo despavoridos.

Un choque y dos personas tiradas en el suelo. Un pelirojo y un azabache, quejándose del dolor. Yohei ayudo a su amigo a levantarse, se frotaba la cabeza y su pierna mientras Rukawa aun quedo en el suelo envuelto con la bicicleta.

 

—Eso…dolió—se quejaba el pelirojo alejándose un buen trecho, miro de reojo aun su compañero estaba en el suelo y se volvio tras sus pasos ayudándolo a ponerse de pie—Idiota…casi nos matas—

 

—mmm…—lo levanto del suelo y ayuda a Rukawa a sacudir su ropa sacándole el polvo

 

— ¿estas bien?—pregunto Hanamichi preocupado por su compañero.

 

—Si—dijo escueto solo se marcho del lugar. Los amigos de Sakuragui lo observaban con algo de reproche por haber atropellado a su líder.

 

—Ten cuidado la próxima vez Zorro—agrego Noma en forma de broma. El azabache lo fulmino con la mirada, realmente el solo quería atropellar a Sakuragui o sea darle la bienvenida como es debido.

 

—por poco casi tenemos puré de Hanamichi—hablo el gordito mientras llevaba a su boca una barra de chocolate.

 

— ¡cállate gordo!—

 

—vamos Hanamichi. Si te hubiera lastimado enserio pues yo te hubiera dejado tirado en el suelo—

 

—Gordo insensible—le recrimino Hanamichi a su amigo mientras le daba su famoso cabezazo mortal dejándolo en el suelo con un chichón en la frente.

 

Los demás solo comenzaron a reírse de él. La campana sonó y cada uno fue a su salón. Cuando el pelirojo entro vió a Rukawa durmiendo en su pupitre. Sus brazos eran su almohada, y un hilo de baba caía sobre la mesa. Rio ante la graciosa imagen.

El profesor entró y todos le saludaron, comenzó con su clase. Explicando los contenidos de la materia. Algunos anotaban otros simplemente miraban por la ventana buscando algo para su salvación. Y Rukawa…el dormía.

Las horas pasaban lenta y tortuosamente para los estudiantes. Quienes ya querían salir a estirar las piernas, conversan con los amigos sobre el fin de semana o tomar sus almuerzos.

El reloj marco el término de la clase y el sonido de la campana, por fin un poco de relax antes de la siguiente clase. Hanamichi se levanto de su asiento y fue en busca de su comida, sus amigos lo alcanzaron cerca de la cafetería.

 

—Que aburrido—comentó el de bigote soltando un largo suspiro y estirando los brazos

 

—a nosotros el profesor nos dejo tarea. ¡Que fastidio!—grito frustrado el rubio ahora ni bien salían de la escuela debían ir directo a casa y hacer su tarea.

 

—Yo tengo hambre—dijo de ultima el gordo yéndose directo a tomar su comida y no morir de hambre.

 

—Di algo que no sepamos—hablo Yohei riéndose de Takamiya

 

— ¿Dónde esta Hanamichi?—menciono el de bigote dándose cuenta que su líder no estaba con ellos. Empezaron a buscarlo entre la multitud de estudiantes. Yohei solo se limito a guardar silencio, tal vez su amigo estaba con Rukawa.

 

En la terraza, un estudiante estaba apoyando su espalda por la pared, sus ojos se mantenían cerrados y sus manos entrelazadas. A simple vista estaba dormido, como acostumbra hacer cuando termina una clase o es echado de ella.

La puerta se abrió dejando ver a un alto pelirojo que traía en sus manos dos Bentō.  Se acerco a él y comenzó a removerlo para que despertara, el azabache tenía un sueño bastante pesado así que costaba despertarlo, con toda la paciencia del mundo lo zarandeo un poquito.

Sus ojos se abrieron queriendo golpear al individuo que interrumpía su sueño. Sus ojos azules se encontraron con unos ojos marrones, inmediatamente reconoció a la persona. Sakuragui le entregó su Bento y se sentó a su lado. Ambos haciéndose mutua compañía.

Comieron en silencio, aunque Rukawa quería hablar de su salida de anoche pero simplemente no sabía cómo hacerlo.

 

— ¿Te divertiste anoche?—inicio el pelirojo llevando comida a su boca, Rukawa se alivio bastante ya que él no era bueno conversando con las personas.

 

—Si—su respuesta fue algo seca, a Hanamichi le disgusto un poco. Lo miro un largo rato cosa que a Rukawa le incomodó. Poniéndose nervioso— ¿Qué?—

 

—Nada…solo esperaba algo más—

 

— ¿Algo más?-inquirió confundido mirándolo mientras comía, en cambio Sakuragui solo se dedicaba a mirar al horizonte.

 

Quedaron en silencio los dos con dudas. El azabache quedo intrigado con los dichos de su compañero, no quería hacerse falsas ilusiones y sufrir por amor, cuando estaba realmente agonizando por aunque sea sentir un poco de Hanamichi.

Sin tan solo tuviera el valor de decirlo.

 

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El timbre anunciaba el fin de las clases. Los integrantes del baloncesto iban ingresando a lugar de entrenamiento.

 

Un joven de mediana estatura, cabello gris y ojos rojos, una mirada serena, piel blanca y de unos labios finos entraba a los vestidores saludando a los demás.

 

—hola chicos—saludo con una sonrisa depositando sobre el banquillo su bolsa de deportes.

 

—Hola Ryu—respondió el peli verde, Takato, colocándose sus short deportivos.

 

—Hola—contestó Hiroshima concentrado en su celular.

 

— ¿Cómo estas, Ryu?—saludo Ren

Ya listo fueron a la cancha a practicar, era evidente que su capitán era muy exigente. Entre los cuatros armaron una ronda entre charlas y risas lanzaba el balón hacia la canasta. Al rato ingreso Haruko la segunda asistente saludo a los jugadores y comenzó a registrar algunas cosas que había dejado pendiente.

 

Ryu observaba a Haruko, realmente le parecía linda y se notaba que amaba el basquetbol. Aunque temía un poco que la joven tuviera ya un novio.

—Ryu ¡concéntrate!—le hablo Takato, quien se percato que su compañero miraba Haruko.

—Lo siento—se disculpo

Al rato llegaron Takeshi y Tora. Takeshi media 1,60 tenía el cabello morado y ojos verdosos, una mirada seria. El tomaba enserio el basquetbol. Desde niño había practicado, su padre era un aficionado del deporte y le enseño muy bien pero en la secundaria había tenido un accidente, se fracturo su pierna lamentablemente no pudo jugar durante un buen tiempo.

A eso se debía que había bajado mucho su rendimiento. La rehabilitación había sido duro para él.

Tora era un chico muy introvertido pero cuando ganaba confianza se convertía en alguien irreconocible. Con una estatura de 1,70, es hijo mayor de tres hermanas, único varón de la familia y eso debía aguantar ya que sus hermanas eran muy celosas ante cualquier chica que se fijaba en el. Sus padres eran divorciados, su padre era abogado y su madre enfermera.

Siempre se pasaba en su habitación escuchando musica, su único amigo es Ryu, quien vive al lado de su casa. Son amigos desde el jardín y siempre se han jugado basquetbol juntos.

Cada uno de ellos tenía una historia diferente pero también algo en común, el basquetbol, era su pasión.

El silbato resonó en aquel lugar, Ayako estaba ya lista para comenzar y Miyagi parado en el centro de la duela esperando a que los jugadores se acercaran.

 

—bien chicos. Empecemos con el entrenamiento. La semana que viene tendremos un partido con la preparatoria de Shoyo, es de practica pero no significa que nos dejaremos ganar. ¡Ahora a entrenar! —

— ¡Sí!—

Primero hicieron estiramiento para desentumecer los músculos, flexionando piernas y brazos. Ayako toco el silbato y todos comenzaron a dar vueltas alrededor de la cancha. Siendo Miyagi el encargado de conducir.

Al finalizar formaron dos grupos. Los veteranos a la izquierda, Ayako sería la encargada de dirigir el entrenamiento y los nuevos que estarán a cargo de Miyagi. Aun había cosas por mejorar.

Mitsui hacia sus famosos tiros de tres puntos, luego seguía Rukawa practicaba fintas, tiros simples y Sakuragui sus rebotes. Los tres habían mejorado mucho pero además de eso también hacían sus nuevas jugadas bajo la atenta mirada de Ayako observando pulir su nueva as bajo la manga.

El entrenador se hizo presente inmediatamente paso su vista por todo el gimnasio podía sentir el buen ánimo y la energías positivas de todos. El partido contra Shoyo se acercaba y ellos querían ser los mejores.

 

—Veo que los muchachos están con mucho entusiasmo— dijo el entrenador enseguida Haruko se acercó con una silla.

 

—Así es profesor—asintió Ayako, la manager del equipo.

 

Así pasó las horas entre jugadas espectaculares del equipo, al finalizar todos se dedicaron a limpiar el gimnasio, el que terminaba con su parte inmediatamente se dirigía al vestuario.

Solo quedaron dos jugadores, un pelirrojo y un pelinegro, concentrados en su labor ninguno volteo a ver al otro… Más bien, Rukawa si lanzaba miradas furtivas a su compañero, pues el número diez estaba tan guapo con el sudor que perlaba su piel y su cabello tan desordenado pero lo hacía ver tan….sexy.

Sacudió su cabeza tratando de despejar su mente y alejar esas inadecuadas imágenes, mientras el pelirrojo ajeno a todo busco a Rukawa, quien ya había terminado y con pasos tranquilos se iba al vestuario. Apuro su labor y siguió al azabache, se sacó la remera mientras entraba por la puerta.

—Oye Zorro—lo llamo con su típico apodo, el de ojos azules fijo su mirada en él cerrando su casillero—Mañana entrenemos juntos en la cancha—

Meditó la idea del pelirrojo, a decir verdad se estaba esforzando para que su relación mejore. Busco sus cosas en su bolso para cambiarse, aun el pelirrojo esperaba su respuesta.

—Está bien. — esa fue su escaza respuesta pero para él fue suficiente.

Imito a su compañero dirigiéndose a las duchas, inesperadamente se coloco en una muy cercana de Rukawa. Quien trato de controlar los latidos de su corazon y descontrolarse, y lanzarse arriba de ese sexy pelirrojo.

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Por la mañana, así como su “amigo” le propuso entrenar Rukawa se preparo y se dirigió a la cancha. Pedaleaba con tranquilidad junto con su reproductor de musica, hacia más llevadero su recorrido.

Pensó en Sakuragui y en sus sentimientos, no quería estropearlo confesándose, a duras penas consiguió acercarse al mono escandaloso y el miedo de perder lo poco que logró. Tal vez debía esperar tan solo un poco más. Pero cuál sería el momento indicado para hacerlo, como se daría cuenta.

Solo deseaba con todas sus fuerzas que Hanamichi lo amara.

Llegó a su destino, bajó de su bicicleta y lo encadenó, sacándose el audio de sus orejas inesperadamente una sombra detrás suyo lo hizo voltear allí estaba el pelirrojo. Había llegado justo a la par de él, este con una sonrisa tatuada en su rostro se encamino a la cancha. Rukawa lo siguió.

 

—Zorro hoy será el día en que te derrote— alabó confiando en sus capacidades

—Sueñas, Torpe— arremetió pero sus palabras le dio gracia casi estuvo a punto de reír.

—Ya lo veras zorro. Este talentoso te hará barrer el piso. Jajaja— su ego era tan grande que Rukawa se preguntaba cómo lo hacía para darse autoconfianza.

Ya posicionados en la cancha, Rukawa sacó el balón y comenzó a botar a un ritmo lento, Sakuragui se posiciono cerca del tablero defendiéndolo.

El juego comenzó, ambos hacían todo para defender su canasta. Sakuragui comprobó que el zorro había mejorado bastante en su juego, aunque Sakuragui no quedaba atrás, corría a una velocidad increíble, saltaba como si tuviera resortes en amos pies. También sus tiros, la gran mayoría entraba en la canasta.

Jadeando por el juego apasionante, faltaba poco para saber quien ganaría. Rukawa atacaba con todo, pero ahora el balón le pertenecía a Sakuragui. El pelinegro observaba sus movimientos levantando los brazos impidiéndole tirar pero el número diez hizo una jugada pasando la pelota entre las piernas abiertas de Rukawa, sorprendido que no lo vió venir ese movimiento corrió detrás del torpe pero fue tarde Sakuragui lanzo un tiro de tres puntos ante los ojos de su contrincante. El balón entró limpiamente en la canasta quedando así empatados.

Cansados con la respiración acelerada, Rukawa se dirigió a su mochila sacando una botella de agua para recuperarse de la impresión y calmarse un poco. Sin dudar Sakuragui ha mejorado, aunque no lo reconozca en alto pero el pelirrojo es un gran jugador y se ha convertido en un digno rival.

—Por casi zorro. Estoy muy cerca de alcanzarte— manifestó acercándose a su compañero.

—Alucinas idiota— contestó al comentario, jamás de los jamases dejaría que ese torpe lo alcanzara. Eso no.

—Oh vamos zorro reconócelo que soy bueno. No bueno no… soy un prodigio— se alabó a él mismo, sabía cómo molestar al de ojos azules y porque no, quería verlo reír como lo hizo en la feria.

Y tal como su deseo se hizo presente, Rukawa apenas delineo sus labios en una imperceptible sonrisa. Debía observarlo muy atentamente para verlo y eso al pelirrojo le encantó.

—Me gustas cuando sonríes— halagó a Rukawa

 

Si alguien hubiera pasado o percatado que el pelinegro se sonrojaría más de uno se hubiera tachado de ciego. Pero así pasó, Rukawa se sonrojo ante los ojos castaños se veía adorable.

Y Rukawa no pudo resistirse a la tentación o tal vez a la mirada que el pelirrojo le lanzaba. Una tan tierna, con esa sonrisa sincera y no…no lo resistió. Se levantó como un resorte, se acerco al número diez lo tomó de la camiseta, el pelirrojo quedo estático ante el arrebato de Rukawa viendo cada movimiento.

 Pero éste no lo vio venir, no se lo esperó que la mano del de ojos zafiros se posicionara en su nuca y lo atrajera hacia él estampándole un beso. 

Notas finales:

Que tal??!!!!! se lo esperaban ??? que pasara con el pelirrojo?????

Espero que el proximo lo tenga a tiempo y no se olviden un comentario!!!

Cuidense y les mando un abrazo y besos. 


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