Habían pasado unos cuantos días después de que el mayor de los Nikiforov había soltado esa bomba, para Yuuri fue como si se le acabará el mundo pero sabía muy bien que no sería muy bien visto que un niño de tan distinguida familia naciera fuera de matrimonio. Claro que Nicolai le dijo que a el no le importaba no le dijeran los demás pero quería que los dos estuvieran unidos en matrimonio antes de que su bisnieto llegará al mundo.
En esos momentos se encontraba revisando unos documentos, necesitaba que su jefe los firmará así que con resignación se levantó se su silla y se dirigió hasta la puerta del.infierno, en otras palabras la oficina de Viktor.
Tocó una vez y después de escuchar un pase abrió la puerta, noto como los ojos de Viktor se iluminaba pero no les dio importancia.
—Jefe necesito que firme estos documentos.
—mouuu Yuuri dime Viktor.
—No.
De pronto la puerta fue abierta y entró una de las secretarías de un piso más abajo de presidencia, entró contoneando sus caderas e insinuandose a Viktor, el cual se puso azul.
—¿Sucede algo?
Pregunto tratando de verse calmado.
—si Viktor... podemos hablar en privado y a solas.
Dijo insinuandose mientras veía altanera a Yuuri que se encontraba de pie.
—oye secretario de pacotilla, sal de aquí que ocupó hablar con el jefe y no con uno de los animales.
El pelinegro apretó sus puños tratando de calmarse, Viktor fruncio el ceño.
—largo.
Fue lo único que dijo y la mujer sonrió como gato chesire.
—dije que te largues y de una vez ve a pedir tu liquidación, no quiero verte más aquí.
La mujer sonreía feliz pero al voltearse hacia Viktor noto que la mirada era para ella y no para el otro secretario.
—¿Viktor?
—no me vuelvas a llamar así, soy tu jefe, ahora LARGO.
—pero...pero....¡¡¡NO PUEDE DESPEDIRME!!
—claro que puedo y ya lo hice, así que adiós.
La mujer estaba que no se lo creía, se dio la vuelta furiosa.
—¿¿QUE LE DIJSTE SOBRE MI, MALDITO DONCELUCHO??
—¿Yo? Absolutamente nada, no quiero ensuciar mi boca hablando sobre putas.
La mujer hizo puños sus manos e iba a pegar en el estómago del pelinegro pero un cuerpo abrazandolo lo protegió y este recibió el golpe en la espalda.
Viktor solto un poco a Yuuri y giro un poco su rostro viendo gelidamente a la mujer.
—da por hecho que no se te pagará nada, no saldrás con alguna carta de recomendación y yo mismo me encargaré de manchar tu expediente con esto que acaba de suceder.
Ahora si la mujer estaba hundida y bien al fondo, salió corriendo rápido de ahí no sin antes haber gritado.
—me las pagarán malditos y más tu doncelucho!!
Yuuri y Viktor sólo les bajo una gota por la cabeza.
—Jefe... ¿Podría soltarme?
—¿Eh? Ah si...¿ Estás bien?
—si, gracias.
Le sonrió un poco y el más alto sintió como si un flechazo pasará por su corazón.
—necesito que firme los documentos.
Y ahí volvió a ser el.mismo Yuuri de siempre que ignoraba a su jefe.
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—¡¡¿¿ME ESTAS HABLANDO EN SERIO??!!
Giro sorpresivamente cierto kazajo que se encontraba en su oficina que fue invadida hace algunos minutos por un rubio de ojos verdes.
—claro que si, el cerdo quedó embarazado de Viktor en la fiesta.
—con razón los síntomas.
—¿Los notaste?
Pregunto sorprendido viendo a su novio.
—claro que si, es mi amigo de la infancia, es normal que los note.
Por alguna razón Yuri se veía sereno pero Otabek sabía que estaba cabreado por esa vena que se notaba en la frente.
—¿Celoso?
—¿Quién rayos está celoso? Yo no.
—hmmm...
Se vieron fijamente sin parpadear pero el mayor empezaba a notar el mínimo temblor en el cuerpo de su amado.
—"3...2...1"
Pensó y...
—AHHH!!! MALDICION, SI ESTOY CELOSO!!! NO ME GUSTA QUE SEPAS SOBRE EL... MMMHP.
Dejo de gritar ya que Otabek lo había besado apasionadamente, se separaron con un hilo de saliva uniéndolos.
—no estés celoso mi gatito, pueda que lo conozca de toda la vida pero no tienes que preocuparte, es mi amigo, como mi hermano... pero tu eres la persona que más amo.
Los ojos negros del kazajo reflejaban todo lo que decía, Yuri una vez más se derritio de amor por su pelinegro.
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—muy bien!! Ya está lista.
Decía cierto abuelo, el cual con ayuda de sus trabajadores había reformado la habitación de Viktor, ahora tenías espacio.
—¿Está seguro de hacer esto, señor?
Pregunto con algo de rendición la mano derecha de Nicolai, Yakov al ver lo que hacía su jefe.
—claro que si, quiero a Yuuri como esposo de mi querido hijo así que cuando se venga a vivir en dos días empiecen a llevarse bien ya que ahora dormirán en la misma habitación.
Sonrió ganador al ver la mirada de Yakov.