-Viktor llévame al hospital por favor.
Pidió desesperado y llorando el japones viendo a los ojos celestes, que se ponían de verse angustiados a verse con miedo
-Yuuri?
-e...ella me apreto el estomago algo fuerte, me duele un poco, por favor llévame
En esos momentos a Viktor le entraron ganas de estrangular a cierta mujer pero se calmó y se llevó a Yuuri al auto para salir manejando como loco hacia el hospital, ningún tráfico le detuvo ya que los demas habian avisado que iba de emergencia.
Llegaron a su destino, el ruso alzó en sus brazos al pelinegro mientras gritaba por un doctor que los atendiera, lo cual paso segundos después cuando el doctor que había visto por primera vez a Yuuri lo reconoció.
Pasó media hora de angustia para el mayor, hasta que una enfermera se acercó y le indico que podia entrar a la habitación en donde habían colocado a Yuuri.
Apenas lo vio se apresuró a él, le abrazó con cuidado y le dio un beso en la mejilla mientras una de sus manos acariciaba con suavidad el vientre.
-¿Como estas?
-Ya me siento bien, no duele nada, gracias por traerme
-no te preocupes por eso, yo te cuidare hasta por un pequeño dolor de cabeza
El japonés rio mientras negaba con su cabeza.
La puerta se abrió dejando ver a un hombre que traía una tabla en sus manos, la cual iba leyendo.
-Doctor, ¿cómo están Yuuri y nuestro pequeño?
El doctor sonrio y asintio.
-Revisamos todo, hicimos exámenes y una ecografía para ver cómo estaba el bebe, todo se encuentra bien... el joven me dijo sobre un dolor continuo porque le hicieron una presión en el vientre...no pasó a mayores de un dolor, ademas de que el dolor se prolongó ya que fueron por tus ligamentos redondos, ese dolor fue porque los ligamentos que sostienen el útero en la pelvis se estiran y engrosan para contener y sostener su tamaño cada vez mayor.
Explico al ver que ninguno de los presentes había entendido, le entregó una receta de vitaminas y cuidados que debía tener antes de irse.
Viktor firmó la hoja de salida para después dirigirse hacia la mansión, al llegar el ruso dejó que Yuuri hiciera algún esfuerzo, ni siquiera lo dejó caminar, lo llevaba siempre en brazos.
La familia lo veía extraño pero apenas contó lo que había pasado, los demás también se pusieron de sobreprotectores.
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Había pasado una semana y en esos momentos el japonés y el ruso estaban esperando en la sala del hospital a que los llamaran, ya que el primero tenía la ecografía mensual por lo que aprovecho y le dijo a Viktor que fuera con él para que conociera su hijo.
Ambos se pusieron de pie cuando llamaron al pelinegro, entraron a un cuarto y la enfermera le entregó una bata.
-Viktor.....
Yuuri se había sonrojado mucho pero sabía que debía pedir su ayuda con sus ya cumplidos cinco meses y con un vientre grande.
-¿si?
Pregunto enternecido al ver el sonrojo del menor
-¿Me ayudarias a ponerme la bata?
El otro asintió y fueron al vestidor. El ruso se agacho para soltar el botón del pantalón, sonrió y pasó una mano por el abultado vientre sintiendo como el doncel brincaba un poco. Sus manos agarraron la camisa y la fue subiendo despacio mientras sus labios dejaban suaves besitos en el vientre, pero paro al comenzar el pecho para terminar de desvestir al otro, dejándolo solo en boxers, y colocarle la bata.
Yuuri por su parte estaba sonrojado pero en el interior se sintió decepcionado al sentir y ver que las caricias y besos de Viktor habían parado.
Salieron y el peliplata le ayudó a subirse en la camilla. El doctor alzó la parte que se podía abrir de la bata, en el vientre, pasó un gel frío y después colocó con cuidado la máquina.
Ambos veían fijamente las imágenes que se veían en el aparato que parecía una computadora.
—su bebé está en perfectas condiciones.
Apretó un botón para que segundos después se escucharán unos latidos que hizo que el varón y el Doncel se pusieran a llorar mientras se abrazaban.
—¿Quieren saber qué será?
Miradas castañas y celeste se vieron, ambos sonrieron y asintieron al doctor.
—muy bien...mmmm al parecer no se quiere ver.
Viktor se acercó al vientre de Yuuri y hablo.
—vamos mi pequeño o pequeña, muévete un poquito para que mami y papá te vean.
Yuuri sonrió enternecido y llevó una de sus manos a la mejilla del ruso acariciando ahí.
—oh! Se movió... es un niño!
—amazing!
El doctor rió al ver los ojos grandes y aguados del mayor y el rostro iluminado de menor.
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Dos mujeres eran lanzadas al suelo por parte de otras reclusas.
—las pequeñas zorras tienen miedo...
Dijo una mujer con cuerpo grande mientras se acercaba a las dos mujeres que temblaban.
—no me gusta su cabello tan arreglado
Para horror de Britanny, varias reclusas la agarraron de los brazos, echaron su cabeza un poco hacia atrás mientras le cortaban su cabello.
Otras agarraron las piernas y le rompían el uniforme hasta dejarla completamente desnuda.
Mandy tampoco se salvó ya que la habían dejado en el mismo estado que su amiga.
Desde ahí empezó su pesadilla al ser torturadas por sus compañeras, de forma que quedaron con muchas cicatrices, que al haber sido por objetos punzo-cortantes, quedarían visibles y sin poder curarse.
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Con Ancel se podría decir que le pasó algo parecido. Sólo que este se volvió el juguete sexual de todos los reclusos.
Desde ese día Mandy, Britanny y Ancel quedaron sin voces de tanto gritos por los constantes maltratos, que fueron pan de cada día, lo cual hizo que en el caso de Ancel se hiciera sumiso y sirviente haciendo todo lo que pedían los reclusos. Por parte de las dos mujeres, estas quedaron un poco locas, se la pasaban gritando y diciendo incoherencias pero los nombres que siempre salían de sus bocas eran Viktor y Yuuri.
—eso les pasa por meterse con Viktor Nikiforov y su pareja, querida putita
Se burlaban los otros reclusos mientras veían cómo los enfermeros del hospital psiquiátrico se llevaban a las mujeres que gritaban que se vengarían y otras cosas.