Había pasado apenas una semana de que el matrimonio Nikiforov—Katsuki estaba de Luna de miel.
Era el lunes de la segunda semana y se escucharon las puertas principales de la mansión ser abiertas de sopetón.
Yurio que llevaba en brazos a su pequeña, Otabek, y Nikolai que llevaba en brazos a Noa, fueron a ver que fue ese sonido tan fuerte, abrieron los ojos lo más que pudieron al ver quienes habían llegado.
—Mi pequeño!!!
Yuuri corrió a su hijo, que alzaba sus bracitos para ser cargado por su mami. Viktor se unió al abrazo y entre los dos le dieron besitos en el rostro al pequeño que gimoteaba mientras se agarraba fuerte de la camisa de Yuuri.
—¡¿ Qué diablos hacen aquí, cerdo, viejo?!
—también me da gusto verte, hermanito querido.
Las miradas celeste y verde se veían fijamente como si se estuvieran lanzando rayos.
El mayor de todos tuvo que intervenir para que sus dos hijos/nietos no se fueran a agarrar del cabello.
Ya todos calmados le dieron la bienvenida a la pareja y estos explicaron que ya no aguantaba un día más lejos de su bebé y por eso decidieron volver.
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Ya el matrimonio en su habitación, se la pasaron mimando a su pequeño retoño, el cual estaba acostado en la cama de sus papás pero teniendo todavía una de sus manitas agarrando la camisa de Yuuri.
—mi amado Yuuri, Noa no te ha soltado, ¿Será que quiere eso?
—eh? P...pero no saldrá nada de ahí.
— lo más seguro es que le gusta por que normalmente los bebés estan más apegados a sus mamis.
Yuuri suspiro y dejó que Viktor le quitará su camisa, se sentó en la cama, recostando su espalda en el respaldo de la cama.
—ven mi amor.
El japonés recibió a su bebé, Noa al sentir el pecho de su mami empezó a mover sus piecitos para después pegarse al pezón derecho.
—ves, si era eso lo que quería
—si, pero de ahí no saldrá leche jeje
Viktor se sentó al lado de su esposo y empezó a besarle las mejillas, nariz y labios.
—te amo con todo mi ser.
—igual yo Viktor.
Sonrieron y se acurrucaron mientras veían como el pequeño se iba quedando dormido mientras seguía pegado al pecho de su mami.
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Otabek acostó a su pequeña en la cuna, le dio un beso en la frente y luego se fue a su cama en donde Yuri ya estaba sentado.
—Yuri, ya ellos llegaron, ahora si quiero tenerte sólo para mi.
—Beka.... desde hace mucho soy tuyo.
Dijo eso sonrojado, se mordió los labios y volteó a ver a su prometido.
—quiero ir a Sudáfrica de Luna de miel.
—claro que si.... nos casaremos entonces...
—mañana mismo.
Terminó la frase de Otabek, el cual sonrió y beso con pasión a su ruso para después acomodarse dejándolo encima suyo.
Ambos quedaron profundamente dormidos, ya que mañana sería un día largo pero la ventaja es que ya tenían todos los preparativos de la boda, sólo esperaban que Viktor y Yuuri volvieran.
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Era de mañana y la puerta de los recién casados fue abierta fuerte, por ella entró Yuri, el cual agarró la mano de un medio dormido Yuuri.
—mocoso ¡¿A dónde llevas a mi esposo?!
— NO TE INTERESA, VIEJO
Grito antes de cerrar la puerta de la misma manera que entró.
Después de que el rubio le dijera al japonés el motivo por el cual fue despierto, este sonrió como nunca y se lo llevó a hacer las vueltas en donde recogerán su traje de bodas, irían por un masaje y por otras cosas.
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Viktor le daba el biberón con la mezcla a su pequeño mientras hablaba con Otabek y su padre.
Decidieron dejar a los bebés con el mayor y las sirvientas, las cuál es estaban alegres por cuidar a los más pequeños, irían a recoger el traje del kazajo y alejarlo de Yuri, ya que era de mala suerte ver a la "novia" antes de la boda.
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La boda sería relativamente sencilla, los novios no querían nada elaborado, sólo estar con sus familias, además de que ya querían estar unidos por siempre.
La familia Nikiforov y Altin ya estaban en la capilla donde realizaría la ceremonia, sólo esperaban a que entrará Yuri que sería entregado a Otabek por parte de Viktor.
La canción empezó a sonar y las puertas fueron abiertas, mostrando a un Viktor en traje negro trayendo de la mano a su hermano menor, que llevaba un traje blanco, su cabello rubio amarrado y un velo que le llegaba a media espalda.
Otabek sonrió mientras veía a su amado caminar rápidamente hacia el frente.
—Otabek, más te vale cuidar de este gatito huraño, a veces saca las garras pero es una persona muy importante para mi, es mi pequeño hermanito.
Esas palabras enojaron y enternecieron al menor, que le dio un pequeño golpe a Viktor en el estómago pero después lo abrazo fuerte, siendo correspondido por el otro.
La boda dio comienzo, el padre evitó a toda costa alargar mucho la ceremonia, era el mismo que había casado a Viktor y Yuuri, por lo cual sabía muy bien del genio de la novia, además de que Yuri lo veía con ojos de quererle faltar a la yugular por ya haber durado un poco.
—Otabek ¿aceptas a Yuri, como tu esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad,y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
-Si, acepto
—Yuri ¿aceptas a Otabek, como tu esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad,y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
-Si, acepto
—como se que nadie se opone al matrimonio....
Dijo bajandole una gota por la cabeza al ver que el rubio ya le iba a gritar, agregó.
—puede besar al novio.
Una sonrisa ladeada se posó en el rostro del ruso para que después este se lanzará a los brazos del kazajo mientras lo besaba.
Todos rieron mientras aplaudían a los recién casados.
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Decidieron que no habría fiesta ya que los novios debían irse esa misma noche por que tenían un vuelo demasiado largo y cansado.
Se despidieron de su pequeña y de los demás para luego irse al aeropuerto y abordar el avión que los llevaría hacía Sudáfrica, como quería Yuri.
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Después de largas horas de vuelo, llegaron a su destino. Subieron a Alá motocicleta de Otabek, que de alguna manera lograron enviar con ellos en el avión. Las maletas las llevaba el auto que pertenecía al lugar donde se hospederían.
Singita boulders lodge, en el parque Nacional de Kruger, Sudáfrica, era el lugar donde se quedarían por lo menos dos semanas.
Llegaron a la cabaña alquilada, Yuri sonrió mientras tomaba la mano de su esposo para entrar a verla por dentro.
Les gustó mucho ya que era rústica y tenía vista hacia la hermosa naturales, además de que tenía una piscina privada.
Decidieron acostarse en la cama de piel a descansar ya que era de madrugada, estaban mi y cansados y querían disfrutar al máximo el tiempo que tenían para ellos solos.
Ya era como la una de la tarde, despertaron entre besos y después fueron al comedor en donde ya les habían dejado la comida lista, almorzaron y decidieron ir a pasear en moto por los caminos en donde tenían permitido.
Viajaron por muchas partes y donde veían a lo lejos y seguros, a los animales, lo que más le gustó a Yuri fueron los leones y Tigres que pudo ver, cada vez que veía uno tomaba fotos y besaba a Otabek dándole las gracias por llevarlo a ese lugar.
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El atardecer ya se veía, pasaron la moto para ver ese hermoso paisaje.
El ruso se mordió los labios para después bajarse de la moto y sentarse al frente de Otabek dándole la espalda.
—Beka.....
Decía con una voz melosa mientras agarraba las manos de su esposo, acariciandolas.
—mmm al parecer mi gatito quiere ser mimado.
El nombrado sólo asintió y después jadear al sentir la lengua de su amado lamer su cuello.
Las manos de Otabek viajaron al borde la camisa de Yuri para quitarla rápidamente, llevo sus manos a los pezones apretandolos.
El rubio se tiró encima del tanque de la moto mientras bajaba sus manos a su pantalón y quitarlo junto con los boxers.
—Beka hazme tuyo ya.
El kazajo se quitó rápidamente su ropa y bajo sus labios a la espalda blanca dejando marcas, sus manos, una acariciaba el miembro el contrario y la otra jugaba con el ano.
—entra ya, no me prepares.
—te dolerá
—no lo hará, se que eres muy suave y gentil así que no me dolerá.
El pelinegro sonrió y recosto bien a su esposo para luego llegar sus manos a las nalgas para abrirlas e ir entrando poco a poco.
Gemidos y jadeos se escucharon, pronto pasaron a ser casi gritos, ya que después de que Yuri se acostumbrara a Otabek, este se empezó a mover cada vez más rápido y dandole siempre a la próstata de su amado.
No pudieron aguantar mucho, primero se vino el ruso manchando la moto y gemio alto al sentir como era llenado por el semen de su esposo.
Se quedaron quietos unos momentos pero Yuri se cambió de posición quedando viendo a su querido
—¿Más leche para este gatito?
Hizo una carita tierna y pestañeando varias veces mientras veía a su esposo sonreír y empezar a moverse en su interior.
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Al igual que el matrimonio Nikiforov—Katsuki, el matrimonio Altin—Nikiforov, sólo duro una semana de Luna de miel, no aguantaron tampoco durar mucho tiempo separados de su hija.
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Habían pasado dos meses de la boda de ambos matrimonios.
En ese momento Yuuri y Yuri estaban encerrados en el baño del primero mientras veían seis aparatos, tres de cada uno, esperando para ver los resultados.
—cerdo dime tu que salió, yo lo quiero ver...
—está bien, Yuri.
El japonés se acercó al lavado viendo todos los aparatos, sonrió al ver que las pruebas daban todas positivas.
—Yuri, creo que Viktor y Ota se desmayaran al ver que nos dejaron a los dos en cinta, de nuevo.
Ambos donceles sonrieron y salieron de ahí rápidamente, irían a hacer la cena por que esa misma noche les dirían a sus esposos que la familia se haría más grande.
FIN