El día esperado había llegado, todos los trabajadores estaban con sonrisas deslumbrantes y más que la empresa cerraría a medio día y la fiesta comenzaría a las 8 de la noche.
Yuuri estaba acomodando con tranquilidad todos los documentos que ya había terminado de revisar, un escalofrío pasó por su espalda al sentir un aliento en su oído pero al oler bien ese aroma, ese perfume que reconocía muy bien.
—¿se le ofrece algo Nikiforov san?
—hmmm ¿Cómo sabías era yo?
—por su aura pervertida.
Ni en mil años Yuuri le iría a decir que era por que le gustaba el olor de su colonia, eso sería subirle más el ego que tenía.
La ceja de Viktor tembló pero mantuvo su sonrisa.
—¿No deberías haberte ido ya? Hace como una hora fue la salida..
—eso va igual para usted jefe, ¿No debió irse ya?
Los dos se sonreían con sorna y sin quitar la mirada del otro.
—¿Irás a las fiesta no?
Pregunto curioso Viktor
—no lo sé, todavía tengo mucho trabajo que hacer y preferiría terminarlos.
—es eso o.... ¿Acaso no quieres socializar?
Una vena se formó en la frente del pelinegro ya que noto que su jefe se estaba burlando.
Viktor sabía muy bien la actitud cerrada y tímida del menor así que aprovechó para molestarle.
—como ya dije tengo mucho que hacer. No quiero ir a una fiesta donde se que el licor estará por todos lados
—hooo entonces lo que no quieres es tomar y que todos se den cuenta que eres mal tomador.
— no soy mal tomador, tengo buen aguante.
—si como no.... No te creo...
—muy bien, se lo demostrare, iré a esa fiesta y socializare, como usted dice.
Una sonrisa ladeada se posó en el rostro del peliplata al ver que ganó la batalla de molestar al secretario.
—excelente! Te veo allá.
Se dio la vuelta sonriendo y escuchando como su secretario se lamentaba al haber caído en la trampa.
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En el salón se veía una decoración hermosa de todos colores, guirnaldas, una esfera de discoteca, buena música pero lo que más le gustaba a todos era que servían mucho licor.
Al entrar la cabeza de la empresa, Viktor Nikiforov, todos se volvieron muy amigos de el, las mujeres lo rodeaban buscando más que una sola platica.
Yuuri veía con una mirada matadora a su jefe ya que este desde que entró le había estado lanzando miradas burlonas.
—oye cerdo!! ¿Me estás escuchando?
—lo hago Yuri.
Fue la respuesta de Katsuki mientras seguía tomando algunas copa de champagne, que fue la bebida que más le atrajo tomar.
—¿No crees que estas tomando mucho Yuuri?
—No Ota, sólo llevo siete copas, eso no me hará nada.
Una gota resbaló por las cabezas de Otabek y Yuri mientras veían como el otro seguía tomando más copas de golpe.
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Chris veía con una sonrisa seductora hacia cierto secretario.
—Yuuri Katsuki, hoy haré mio ese hermoso trasero que te tienes.
Por alguna razón Viktor se sintió enojado ya que había escuchado lo que dijo su amigo sobre SU secretario.
Le iba a decir algo pero cuando se dio cuenta este ya estaba al lado de Yuuri sacandolo a bailar, un baile muy sensual que terminó logrando que los dos estuvieran sin ropa, bueno Yuuri con la camisa todavía puesta pero con la corbata amarrada en la cabeza.
Quien sabe en qué momento apareció pero ahora los dos estaban bailando en un tubo haciendo un baile un tanto erótico logrando que Viktor se calentara al ver ese cuerpo de su secretario que cualquier mujer envidiaria.
La fiesta estaba bien caliente y más por que esos dos bailaban muy erótico, casi desnudos y también había que sumarle mucho alcohol en las venas de todos los que estaban ahí.
El japonés se acercó a su jefe, se tropezó pero callo en el pecho fuerte de este.
—ahí está tu prueba Viktor Nikiforov que yo si tengo bastante aguante.
—jajajaja si lo vi, estuviste muy eros jajaja.
El alcohol hacía estragos en el cuerpo de ambos, estaban pasados de copas sin que se dieran cuenta.
Cierto rubio se acercó a su amigo y al que seria su presa.
—nee Yuuri vamos a divertirnos más.
—nooo Yuuri se quedará aquí, es MIO.
Viktor lo abrazo fuerte con las cejas juntas pero riendo como estúpido al igual que la persona encerrada en sus brazos.
—Vamos Viktor comparte.
—no no no... Le diré a tu novio.
Esa fue la chispa para que Chris se escapara de ahí con la cola entre las patas.
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Sonidos de besos hambrientos era lo que sonaba en ese ascensor. Cuando las puertas de este se abrieron, el más alto agarró los muslos del otro para alzarlo y llevarlo como oso hacia la habitación, sin dejar de besarse.
El calor de esa fiesta había subido y ese fue el detonante que más de uno este haciendo uso de algunas de las habitaciones reservadas. Una de las parejas era clara, la que en esos momentos estaba entrando a la habitación presidencial, Viktor Nikiforov y Yuuri Katsuki.