Capítulo 6: Planes arruinados y consecuencias
Roxas
Esta semana no es lo que me esperaba. Lo que iba a ser una semana agradable de vacaciones se convirtió en todo lo contrario. Primero la discusión con madre, la teoría de Tifa y enterarme que mis hermanos me han estado ocultando la razón por la que se fueron. Es demasiado para un fin de semana. Y el resto de la semana no fue mejor.
Lunes
Salir a practicar Struggle con Hayner era el plan original, pero a pesar de eso fui a practicar. Porque es la única actividad física que hago con regularidad, si es que golpear con un bate acolchado a un maniquí o a un compañero cubierto de pelotas cuanta como deporte.
Durante mi entrenamiento con el maniquí note que el resto de personas en el centro deportivo mantenían su distancia con respecto a mí y evitaban verme. En especial Seifer y Setzer. Esa fue la primera vez que sentí las consecuencias de mis actos. No es lo mismo que en la universidad o el centro comercial, aquí el nombre de Roxas Strife es conocido por todos. Una foto mía con el trofeo y una placa con mi nombre adorna la entada de ese lugar.
Ese solía ser un buen lugar para pasar el rato. Pero ese día todos me evitaban. Ese lugar ya no será lo mismo para mí. Nunca más. Solamente sentí rechazo social. Estaba siendo marginado y es algo que odio.
Lo peor fue que, cuando estaba a punto de irme el administrador se acercó a decirme que a petición de varios miembros, tengo prohibido volver a practicar aquí y mi foto ser retirada de la entrada. Inmediatamente me empezó a hervir la sangre y mande al carajo al administrador diciéndole que nunca volvería. No fue la mejor reacción, pero no pude evitarlo. Pasé años practicando para ganar ese torneo y ahora un símbolo de mi esfuerzo será removido, porque cometí un error.
Martes
Por ser expulsado del centro deportivo, no tenía nada que hacer el martes. Por eso decidí ir a la oficina de correos que está cerca de la estación central, para ver si podía trabajar hoy y así compensar el fin de semana.
Por ser expulsado del centro deportivo, no tenía nada que hacer el martes. Por eso decidí ir a la oficina de correos que está cerca de la estación central, para ver si pudiera trabajar y así compensar el fin de semana.
Cuando llegué a la estación, sentí mucha incomodidad, además de la misma sensación del lunes. En especial con los empleados de la estación. La misma sensación me persiguió en mi camino a la oficina de correos. Saber que esto se convertirá en rutina, hace que se sienta peor. Otro de mis lugares favoritos arruinado.
Al llegar a la oficina de correos, me encontré con una sorpresa desagradable. Un cartel que decía: se necesita repartidor (empleo de fin de semana). Durante 3 años he repartido el correo de este sector los sábados y domingos por la tarde. Ahora buscaban a un remplazo.
Entre a la oficina a preguntar a qué viene el cartel y la recepcionista me respondió que después de lo que hice el viernes, la jefa de la oficina de correos ha tomado la decisión de despedirme. Enojado me retire de la oficina tirando la puerta a lo que sal, dejando atrás el trabajo que tanto me costó conseguir.
Miércoles
La estación del atardecer es un pequeño, pero muy concurrido, sector de la ciudad, porque en este se encuentran las 7 maravillas de Villa Crepúsculo. La semana pasada quede en reunirme aquí con Hayner, Pence y Olette. A pesar de la situación, esperaba que los tórtolos aparecieran, porque el viernes no se los veía tan sorprendidos como Hayner.
Espere, espere y espere. Di varias vueltas por el sector, pero no aparecían. Además de que a cada minuto el sentimiento del lunes y martes se volvía más notorio. Espere por 3 horas, pero nunca aparecieron. Me fui con la esperanza de que, ellos tenían una buena razón para dejarme plantado y que no era para alejarse de mí.
Jueves
De vuelta al sector central, el ambiente era el mismo del martes, pero creo que ya me estaba acostumbrando. Además, había menos gente.
Fui para ver si Pence y Olette están en el lugar de siempre. Quedamos en reunirnos aquí antes de tomar el tren a la playa. Esperaba que Hayner no este con ellos.
Entre al lugar de siempre y para mi sorpresa los tórtolos si estaban ahí. Para mi sorpresa, no parecían asombrados y/o disgustados de verme.
-Hola. ¿Cómo están? -les pregunte lo más amable posible
-Hola, Roxas. Te estábamos esperando-respondió Olette
- ¿Qué ocurre?-pregunte con timidez
-Primero queremos disculparnos por no haber ido ayer a la estación del atardecer-respondió Olette
- ¿Por qué no fueron?-pregunte más serio
-Estuvimos ocupados-respondió Pence
- ¿Con qué o quién?-pregunte enojándome
-Es complicado de explicar-respondió Olette-
-Tómense todo el tiempo que necesiten-respondí
-Después de que te fueras de la estación, Hayner se puso como loco y lo sacamos de la estación para evitar que intente perseguirte. Cuando recupero el juicio, lo acompañamos hasta su casa. Pasamos con él toda la tarde, evitando que intente ir a buscarte. Al final del día volvimos a nuestras casas, pero preocupados por lo que podría hacer volvimos al día siguiente-me contó Pence
-Desde el sábado hemos estado yendo a su casa para vigilarlo y evitar que haga alguna estupidez. También tratamos de convencerlo para que te perdone-completo Olette
- ¿Cómo va eso?-pregunte preocupado
-El lunes y martes intento salir armado con un bate para pegarte mientras practicabas Struggle. Qué bueno que no estabas ahí el martes-respondió Pence
-Un no va bien era suficiente. Auch-
-En lo que respecta a ayer: Hayner ya estaba más calmado y por eso lo dejamos. Antes de tomar el ten a la estación del atardecer, paramos a comprar unos helados y, cuando llegamos a la estación, Hayner estaba a punto de tomar un tren a la estación del atardecer. Logramos detenerlo y traerlo de vuelta a su casa. Pasamos el resto del día vigilándolo, por eso no fuimos-dijo Olette
-Ya veo.......... ¿Pero entonces qué hacen aquí? -pregunte alteado
-Cálmate. Hayner saldrá con su madre. No tienes nada de qué preocuparnos-respondió Pence
-Discúlpenme, es mi culpa de que estén pasando por esto q-les dije triste
-No tienes que disculparte, Roxas-
-¿Huh?-
-Tarde o temprano tenías que decirle a Hayner lo que sentías. Quien tiene la culpa de eso es él por reaccionar de esa manera-dijo Olette
-Olette tiene razón, Roxas. Tú no tenías idea de que Hayner reaccionaria así, nadie tenía idea. No deberías culparte por algo que no causaste a propósito-
La respuesta de Pence y Olette me había sorprendido. Pensé que aceptarían mis disculpas, no que culparían ha Hayner por la situación. Pero más sorprendente es que no les importa lo que hice. Son los únicos con los que no he sentido el sentimiento de rechazo.
-Muchas gracias-
-De nada-respondieron
-Dejando el asunto de Hayner de lado. ¿Vas a venir a la playa? -pregunto Pence
-No puedo ir-
- ¿Por qué? -preguntaron
-No estoy con ánimo de ir, además de que tengo unos asuntos pendientes. Vallan ustedes no más-
- ¿Estás seguro?-pregunto Olette
-Si lo estoy. Adiós-respondí mientras me alejaba del lugar de siempre
-Roxas, espera-escuché decir a Olette, pero no le hice caso.
Siguen siendo mis amigos y quiero acompañarlos, pero no puedo. Me han prohibido salir de la ciudad. Además, no quiero meterlos en la situación que estoy pasando, me sentiría mal si tuvieran que pasar por esto, no quiero que lleven otra de mis cargas.
Estar con ellos, me dio esperanza de que todo esto se podía solucionar, de que no todo estaba perdido. Pero también me revelo algo que no deseaba sabe: Hayner está peor de lo que pensaba. No puedo creer lo que tenía planeado hacer. En verdad es para tanto lo ocurrido en la estación, tanto me odia. ¿Arruine su reputación? ¿Es mi culpa?
No podía responder a eso. No tenía idea de cómo lo ven los otros. Hasta que no sepa si algo en su vida ha cambiado de forma tan brusca como la mía, nadie tendrá el derecho de decir que fue mi culpa y el derecho a vengarse. Si es así, voy a aceptar todo el peso de su odio porque me lo mereceré.......
En que estoy pensando. Sé que todo eso podría solucionarse. Solo necesita calmarse y que Pene y Olette lo ayuden a superarlo, para discutir y solucionar esto conmigo. Hasta que eso pase, Pence y Olette lo pueden mantener a raya para evitar que me lastime. El tiempo cura todas las heridas. Solo debo ser paciente.
Y así termine aquí. Solo en la casa, en mi cuarto y tratando de dormir. Mi mundo en esta ciudad se está destruyendo. Me pregunto si Cloud y Ventus sabían lo que les podría pasar. ¿Influencio eso sus partidas? ¿Por qué dejaron todo? Necesito saber sus versiones de las historias, para descubrir la verdad y así quitarme todas estas dudas de la cabeza. Solo tengo que dormir para despertar mañana, escapar a las Islas del Destino y preguntarles. Pero el miedo a la verdad no me permite dormir. No sé con qué me voy a encontrar. Y si Tifa tiene razón, deberé aceptar que tengo un problema y confesar lo que me ocurrio hace un año.
En medio de ese pensamiento, mi celular empezó a sonar-Rinnnn. Rinnnn. Rinnnnnnn-
-Buenas noches-
-Buenas noche, Roxas. Soy Cloud-
- ¡Cloud! ¿Cómo estás? -pregunto nervioso
-Estoy bien, pero un poco cansado. Cómo estás tú? -pregunto preocupado
-Estoy bien, pero un poco nervioso por el viaje de mañana-respondo disimulando calma
-No hay razón para ponerse nervioso Roxas, solo es una pequeña reunión de hermanos- dice Cloud más calmado
-Sí, lo sé-digo aún disimulando-Cambiando de tema. ¿Por qué me has llamado? -
-Acabo de arribar a Villa Crepúsculo y quería invitarte a dar una vuelta por el centro de la ciudad-pregunta
-Gracias, pero estoy cansado y no estoy de humor para salón-respondo aún disimulando
-¿Roxas?-pregunto sospechado
-Bien, tú ganas. Hoy de mañana me fui de la casa sin decirle a mamá. Cuando se dio cuenta de esto, me llamo exigiéndome que vuelva inmediatamente y me castigo prohibiéndome volver a salir-respondo tratando de seguir disimulando
-Ya veo. ¿Desde cuándo mamá se ha vuelto tan controladora? Voy a llamarla para tratar de convencerla para que salgas-responde aún sospechado
- ¿Cloud?-
- ¿Sí?-
-Tú sabes que eso no va a funcionar-digo con frialdad
-¿Aaaaa? Ya entiendo. Te espero a las 8:00 en la estación central. Adiós Roxas-
-Adiós-
Me siento mal por decirle eso, pero era la única forma de detenerlo. No puedo arriesgarme a que se entere de lo que está pasando antes de tiempo. Mañana, cuando estemos lejos de esta ciudad y Ventus esté con nosotros, voy a hora contarle todo.