Capítulo 2: Llanto y reflexión
Roxas
Hayner, tú me gustas. ¿Qué acababa de decir? Ni siquiera lo pensé, ni siquiera lo pensé. ¡Solo salió, solo salió! Fue automático, instantáneo, como si parte de mi estuviera esperando que algún día me preguntara eso. Carajo, es cierto lo que le dije pero nunca pensé que se lo diría. Yo siempre estaba fantaseando con cómo iba a ser decirle lo que ciento y que pasaría después, solo eran fantasías. Tengo el valor para hacer muchas cosas pero soy un cobarde a la hora de resolver problemas relacionados con mis emociones. No tengo el valor para decirle eso a Hayner por mi propia cuenta. Solo su pregunta me permitió hacerlo. El tiempo se detuvo. Una voz en el fondo de mi ser me dice que debo huir, no sé si es la cobardía o el miedo. ¡Quiero huir!
Los minutos de convirtieron en horas. Un ensordecedor sonido de las campanas de la estación y la bocina del tren no me dejo escuchar nada de lo que Hayner está diciéndose, su expresión refleja enojo puro. Pence y Olette están asombrados. Involuntariamente doy media vuelta y justo frente a mí está la puerta abierta del tren expreso hacia mi casa. Corrí con todas mis fuerzas al interior del tren. Me di media vuelta para ver a Hayner y en ese mismo momento la puerta del tren se cerró.
Tomo asiento en el fondo del tren. Mi corazón está acelerado. Nunca me imaginé que eso iba a pasar. Me desperté con la emoción de un último día de clases antes de vacaciones, para chocar contra la realidad. ¡En qué mierda estaba pensando cuando le respondí a Hayner! No estaba pensando. No pude controlarme y todos en esa maldita estación me escucharon. Un segundo más y el ruido lo hubiera ahogado mis palabras, pero eso no paso. Cada estudiante de colegio en el centro de la ciudad sabe lo que siento por Hayner. ¡Todos lo saben! ¿Qué acabo de hacer?
Asomo lentamente mis ojos sobre mis piernas y me doy cuenta de que el tren está vacío. No hay absolutamente nadie adentro. Me estiro. Aún intento procesar lo que acababa de pasar. Todo fue tan lento pero a la vez tan rápido. La última imagen de Hayner antes de partir viene a mi cabeza. El rostro de Hayner expresa ira y enojo, Pence y Olette lo están agarrando de los hombros, mientras que el intenta estirar sus brazos hacia mí. ¿Qué quiere hacerme Hayner? ¿Pence y Olette le estarán deteniendo?
Esto no podría ser peor. Mi secreto no tardara en esparcirse por todos los colegio y después por la ciudad. Carajo, gane el maldito torneo de Sturggle el año pasado, por lo menos media Villa Crepúsculo sabe quién soy. Sin embargo, esto no me afectara sólo a mí, también va a afectar a Hayner, sobre todo dentro del colegio. Es muy probable que me odie. Todo el colegio va a estar hablando de él y con sólo ver la expresión de su cara cuando me estaba lleno queda bastante claro que no le gusto, el estará en boca de todos. Cada estudiante le recordara que paso hoy, provocando que el odio vuelva a su cabeza. Mi amistad con él se acabó, para siempre
Las lágrimas vuelven a salir de mis ojos. Yo nunca pensé que el rechazo se sentiría tan horrible, pero es peor cuando uno mismo tiene la culpa de empeorar la situación. Convertí un simple: no y que carajo te pasa más el fin de una amistan, en el odio de esa persona. ¿Por qué tuve que decírselo en esa maldita estación con todos los estudiantes escuchándome? Que es lo que más duele: el rechazo de la única persona que me ha gustado en esta vida, saber que uno de mis mejores amigos me odia, que todos te juzgaran por tus acciones o todos. ¿¡Qué mierda se me paso por la cabeza!? Porque, porque, porque, porque, porque, porque, porque, porque, porque, porque, porque……
Entre el llanto y la ira, casi no me doy cuenta de que el tren había parado. Salgo corriendo con los ojos empapados en lágrimas hacia mi casa, mi casa. Violentamente abro la puerta, la cierro de un portazo y corro a subir las escaleras hacia mi habitación. Una vez ahí me tiro mi maleta al piso, cierro la puerta y me tiro a la cama para llorar. Llorar hasta el cansancio.
Lentamente voy abriendo mis ojos. Lo primero que me doy cuenta en que ya son las 18:10. Lentamente me estiro. Mis ojos están secos y la colcha de mi cama está mojada en lágrimas. El dolor no ha desaparecido pero me siento mejor. Lentamente salgo de mi habitación y bajo a la cocina. Rápidamente me tomo unos vasos con agua y me sirvo la comida que mi mamá dejo en la refrigeradora. Realmente no tengo hambre pero necesito comer.
Mientras como, sigo pensando en lo que paso hoy en la estación central. Tengo que ser fuerte, no puedo dejar que esto me afecte, debo aceptar lo que hice y que no existe ninguna forma de reparar lo que ocurrió, en especial mi amistad con Hayner. Acabo de comer y subo para ir por mi maleta y mi laptop. Prendo la computadora para empezar a pasar a limpio la reseña. Necesito mantener mi mente ocupada en algo para evitar que los recuerdos de esta tarde vengan a mi mente, pero siento que olvido algo. Lo mejor será no prestarle importancia a eso, por lo menos hoy tengo que intentar olvidar, enfriar la cabeza y después reflexionar sobre los eventos de hoy, pero primero olvidar.
Son las 7:20, ya acabe de escribir la reseña y me siento mejor. Ahora que tengo la cabeza fría puedo pensar mejor en lo que paso. Lo primero que tengo claro es que me equivoque al responderle a Hayner en público, tuve que haberme guardado eso para mí o decírselo en privado. Si me lo hubiera guardado para mí la relación con él no se hubiera arruinado pero parte de mí se alegra de haberse lo dicho. Pero me quite un peso de encima. Pesar de eso, al decírselo en privado, tenía el mismo efecto pero en ese caso Hayner no se hubiera enojado conmigo y no me hubiera ganado su odio, además con algo de suerte después de un tiempo él lo olvidaría y volveríamos a ser amigos.
Guardo el archivo y le envió un mail a mi madre para que lo imprima mañana en la oficina. ¿Y ahora qué puedo hacer para seguir olvidando? Tal vez jugar a algo. Tengo un par de juegos en mi laptop, párese una buena opción para matar el rato, hasta que mi madre llegue. ¡Mi madre! Eso era lo que me había olvidado. ¿Se habrá enterado? Es obvio que se enteró. ¿Estará enojada? No tengo ni idea. Nunca le conté que me gustaba Hayner porque no sabía cómo reaccionaría. Algo dentro de mí me decía que no tenía que contarse lo a nadie. Casi nunca le cuento las cosas a mamá. Siempre se lo contaba a Cloud, pero más a Ventus y algunas cosas a Pence, Olette y Hayner, pero cuando Ven se fue, yo ya no tenía a nadie cercano a quien siempre contarle mis problemas y con el tiempo deje de hablar de mis problemas con mis amigos. Empecé a guardar todo para mí. Si Ven no se hubiera ido probablemente se le hubiera contado que me gusta Hayner y estoy seguro de que entre los dos habríamos encontrado una mejor forma para Hayner.
Muchas cosas serían diferentes si Ventus estaría aquí. Él siempre me hubiera apoyado y escuchado. Ser gemelos es más que un vínculo familiar, es algo especial. Somos tan iguales pero a la vez tan diferentes. Nunca me dijo porque se fue y nunca he tenido el valor de preguntarse lo. Cada vez que lo he visto a lo largo de este año, sólo he querido pasarla bien con él, no hay espacio para los problemas. Él y yo sabemos que el poco tiempo que pasamos juntos hay que disfrutarlo y recordar lo como un recuero hermoso.
Pero si Ventus no se hubiera ido, esto nunca habría pasado, nada hubiera pasado. Lo que ocurrió hace un año, el evento culpable de darle el origen a todo este problema, nunca hubiera pasado. Yo nunca vi ese evento como algo malo hasta hoy. Deseo que yo nunca me hubiera….
La puerta de la casa se abre, mamá entra y se acerca a mí. La expresión en su cara lo dice todo. Que empiece el infierno.