- Ve despac… ¡BAKURAA! – El mencionado, quien seguramente recibiría un regaño más tarde, arrancó tan rápido que la llanta de adelante se levantó un poco y se alejó rápidamente, dejando ahora más convencidos a los otros de lo que Yugi les contó.
El sábado había llegado y Ryou se había levantado un poco temprano para limpiar la casa antes de que sus amigos llegaran, así como preparar el almuerzo para ellos y el monstruo residente en su casa, quien aún seguía durmiendo después de tan cansada semana. Después de un rato de espera sus amigos llegaron junto a Serenity y comenzaron a hablar de quien sabe que cosas y jugar un rato.
Ya casi era la 1 y15 de tarde cuando un peliblanco de cabellos alborotados se despertó por el hambre y sin abrir los ojos por pereza y sueño, bajó las escaleras con los brazos tras la cabeza para estirarse un poco dirigiéndose a la cocina, pero antes de llegar chocó contra un cuerpo de espaldas a él, así pasó una mano por los hombros de este, dejando que su mano callera sobre el pecho de “este” y esto sin abrir los ojos aún; - Ryou ¿Qué hiciste para desayunar? Y por cierto… ¿Cuándo te crecieron pechos? – Dijo Bakura sintiendo dicha zona en su mano, así que extrañado abrió los ojos fijándose ahí, viendo una camisa rosada y su mano, levantó un poco la vista y vio unos ojos casi grises viéndolo abiertos, tenía el cabello castaño y su rostro estaba sumamente rojo; - ¡BAKURA ES NO SOY YO! – Escuchó el mayor desde el sofá y buscó con la mirada a Ryou, quien tenía los ojos muy abiertos, así que volvió su mirada al rostro de antes, luego a Ryou y así varias veces hasta que sus ojos también se abrieron al ver lo que hacía, pero ya era muy tarde; - ¡PERVERTIDOOOO! – Todos se encogieron y se cerraron los ojos al escuchar el fuerte golpe de la mano de la chica contra la mejilla izquierda de Bakura, quien ahora tenía una mano en la zona del golpe y los ojos cerrados de dolor, per ose volvieron a abrir, esta vez no con sueño, sino con enojo y dijo: - ¡¿QUE DIABLOS TE PASA?! ¡¿POR QUÉ ME PEGAS?!
- ¡PORQUE ERES UN PERVERTIDO – Bakura dejó ver sus dientes y también dijo: - ¡NO SOY UN PERVERTIDO! ¡FUE UN ACCIDENTE! – La chica, quien se cubría con las manos, frunció el ceño y reclamo: - ¡SÍ LO ERES! ¡PERO QUE TENGAS ESE CUERPO NO TE DA EL DERECHO DE HACER LO QUE QUIERAS, APROVECHADO! – En el fondo, la cabeza de Tristán bajó tristemente llorando estilo anime, Bakura iba a seguir defendiéndose, pero con ultimo que dijo la chica, se hizo un poco hacia atrás levantando una ceja, dándose cuenta de que esto ya se estaba yendo por otros rumbos; - ¡NO TE PERDONARÉ LO QUE LE HICISTE A MI HERMANA! – Bakura vio como un Joey “volador” se dirigía a ellos después de que este saltara desde el sofá en su dirección, eso creía, porque en realidad sus cálculos habían fallado y se dirigía a su hermana, pero Bakura reacción a tiempo y los quitó de en medio, dejando a Joey estrellarse contra la pared, pero al quitarlos de en medio, casi se caen, por lo que ahora estaban inclinados, Bakura tenía una mano en la cintura de la chica sosteniéndola, pero vio como ella se ponía roja de nuevo y fue cuando notó que su mano derecha estaba agarrando algo bajo su falda que definitivamente no debería estar tocando, Bakura comenzó a negar con la cabeza con los ojos muy abiertos y decía: - ¡NO NO NO NO NO NO NO NO ¡ - Pero de nuevo… muy tarde; - ¡PEEERVEEERTIIIDOOO!
Todos se encogieron de nuevo, cerrando los ojos y siseando de dolor ante el nuevo golpe contra la misma mejilla de antes del oji carmesí, quien ahora estaba sentado en el suelo con la mano derecha en el lugar afectado, mientras Serenity lo miraba de pie y de brazos cruzados.
Ryou llegó junto a su adolorido yami y le preguntó suavemente; - ¿Estás bien? – El menor quitó la mano del otro dejando ver la doble mano marcada allí; - Creo que ni poniendo hielo podremos evitar que se te hinche – Dijo acariciando suavemente la mejilla del mayor, quien frunció el ceño y dijo: - Esto es tu culpa, si me hubieras dicho que vendrían, esto no habría pasado – Ryou alzó sus cejas al recordar que no le había dicho nada a Bakura; -Bueno, sí, en parte es mi culpa, pero no te enojes, compré pollo para hacer en salsa blanca esta noche, sé que aún no lo has probado así – El enojo desapareció de los orbes rubíes, para dejar entrar al hambre salvaje del monstruo; .- Ahora ve a desayunar antes de que comience a protestar – Dijo Ryou señalando el estómago del mayor, quien se levantó y fue a comer.
- Iré a buscarle una camisa y un pañuelo para ponerle hielo, ya vuelvo – Dijo Ryou a sus amigos yendo hacia las escaleras viendo a Joey aún en el suelo con espirales en los ojos; - Creo…que iré por dos pañuelos – Yugi y Marik se voltearon a ver y asintieron a mismo tiempo levantándose; - Yo te acompaño Ryou – Dijo Yugi yendo detrás del peliblanco, mientras que Marik iba a la cocina, era ahora o nunca.
Ryou buscaba una camisa limpia para Bakura, pero se dio cuenta que el mayor había guardado muchas sin lavar y ahora apestaban terriblemente, así que sacó todas la sucias (que de hecho eran todas las que estaba allí, pues las demás se estaban secando afuera) y sacó una especie de suéter deportivo sin mangas con capucha que había olvidado que Bakura tenía N/A: https :
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- Ryou… ¿ocurre algo entre tú y… Bakura? – Preguntó Yugi un poco nervioso viendo como su amigo parecía tensarse ante la pregunta, se volteó un poco sonrojado y dijo: - ¿Qué? ¿de qué hablas Yugi? – Lo trataba de evitar…; - Ustedes… se miran de maneras en las que los amigos no se miran nunca… Ryou ¿Qué sientes por Bakura? – El oji esmeralda parecía luchar con la decisión de si hablar o no; - No te voy a juzgar, recuerda que Marik también está con Kiram – Ryou fue y se sentó en la cama de Bakura, dónde Yugi también se sentó a su lado; - yo… me enamoré de él tiempo después de conocer su verdadero yo, sin nadie que lo posea y controle, cuando dejó de ser frío y brusco, cuando vi la tristeza y soledad que lo invadía… pero él no siente lo mismo, puede que solo le gusten la chicas, no lo sé – Había tristeza en esas palabras así como en los ojos del peliblanco; - No lo sé Ryou, pero a Bakura yo le veo la misma mirada, puede que seas el único con el que se lleva bien, pero aun así, ciertas cosas se notan, por ejemplo, sus ojos brillan cuando te ve, cuando acariciaste su mejilla, su enojo se redujo considerablemente, además cuando hablan, baja la mirada a tus labios cada cierto tiempo, quien sabe, tal vez podría haber algo más que una amistad entre ustedes dos.
-----Por otro lado, al mismo tiempo del interrogatorio de Ryou-----
Marik entró en la cocina, tomó un vaso, comenzó a llenarlo a gua y dijo: - ¿y desde cuando te gusta Ryou? – Bakura te atragantó con la comida, por lo que tomó un largo sorbo de café y comenzó a golpearse el pecho con el puño para que la comida le pasara de la garganta y cuando lo hizo jadeaba; - ha~ha~ha… ¿de qué ~ ha~ha~ diablos hablas imbécil? – Cuando el vaso se llenó, Marik se volteó, tomó un pequeño sorbo y dijo: - Oh vamos, ambos son obvios – “¿Ambos?” Se preguntó mentalmente Bakura; - Pero solo te diré que no dejes ir el tren, debes apurarte en actuar… - Bakura se levantó, dejó los platos en el fregadero (pues no quería lavarlos si Marik seguía molestándolo) y caminó a la salida de la cocina, pero se detuvo cuando Marik dijo: - Hay muchos que quieren la oportunidad de subir a ese tren, algunos por lo que hay en su interior… pero otros solo quieren por el exterior para ensuciarlo y después marcharse, ¿dejarás que eso ocurra? – Bakura metió sus manos en los bolsillos de su pantalón de dormir y siguió caminado.
Ambos peliblancos se encontraron de frente mientras Ryou las bajaba y Bakura estaba por subirlas, se miraron a los ojos pensando el uno sobre el otro “quien sabe, tal vez podría haber algo más que una amistad entre ustedes dos” Resonaba la voz de Yugi en la cabeza del menor, “Hay muchos que quieren la oportunidad de subir a ese tren, algunos por lo que hay en su interior… pero otros solo lo quieren por el exterior para ensuciarlo y después marcharse, ¿dejarás que eso ocurra?” escuchaba también en su cabeza el mayor. Salieron de sus pensamientos y Ryou le entregó a Bakura el suéter; - Ten, ponte esto y ten, lava esto hasta que se le quite el mal olor a cada una y no vulvas a meter ropa sucia al armario – Bakura miró toda la ropa que debía lavar; - Pero…- Ryou puso una mano en el pecho del mayor empujando un poco para poder seguir bajando las escaleras y dijo: - Nada de peros, esto para que aprendas a ser más ordenado – Bakura bufó y se fue al sótano para empezar su “labor”.
Ryou se fue a la cocina por un poco de hielo, lo puso en el pañuelo y fue al sofá dónde se encontraba un Joey un poco más consciente, puso el pañuelo con hielo en su cabeza, mientras este decía: - Le di una paliza ¿cierto? – Tristán se cruzó de brazos y dijo: -Si te refieres a la pared, sí – Y con esto todos rieron, mientras Yugi y Marik se miraban y se volvían a asentir confirmándose el uno al otro lo que sospechaban, por lo que solo quedaba esperar para ver como se moverían las cuerdas del destino.
-----Una semana y dos días más tarde-----
Otro maldito lunes había llegado para ambos peliblancos, quienes hubieran dado lo que fuera para no levantarse, más aún cuando habían dormido cada uno en sus habitaciones y hacía tanto frío esa mañana, pero cada uno por su lado tenía la obligación de hacerlo y no tuvieron otra opción.
Ryou entraba ya en territorio del colegio y se dirigió directo a su casillero, puso la combinación y cuando lo abrió, quedó un poco sorprendido con lo que vio.
Un sobre de color celeste junto a su flor favorita (y posiblemente la única que realmente le gustaba y no, no era una rosa); - ¡Una Columbine Mountain! – Dijo sorprendido el peliblanco tomando la flor para olerla, estaba sorprendido de que alguien pudiera conseguirle una de estas, eran originarias de Japón, sí, pero al ser tan bonita se exporta mucho y es difícil conseguirla en el país, además de que, si se consiguen, no son nada baratas. N/A: https :
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Ryou recordó que había un sobre adentro también de color celeste que, hacia juego con la flor, no tenía remitente, pero sí destinatario y obviamente era él, pues con una letra negra grande, en cursiva y elegante, estaba su nombre, la tomó y quiso abrirla y leerla, pero en ese momento la campana sonó y se dio cuenta de que no había sacado nada de su casillero en todo este rato, así que metió la carta en su mochila junto a otros cuadernos y libros, dejando la flor en el casillero para recogerla a la salida sin que nadie la viera.
Durante todo el día, Ryou tuvo mucha curiosidad por leer la carta, antes ya le habían escrito cartas así, pero siempre eran algunas chicas tratando de “declarársele” o incluso algunas otras veces eran chicos, pero jamás había visto esa letra ninguna carta que haya recibido antes, ni siquiera en las de san Valentín ¿siquiera esa persona era del mismo colegio? ¿y si era alguien de afuera que le había pedido a alguien del colegio poner la carta allí por él o ella? Realmente tenía mucha curiosidad, pero no podía leer la carta hasta llegar a casa, ya que quería evitar preguntas.
El resto del día paso y por fin llegó a casa, pero la mente del oji esmeralda estaba tan ocupada en hacer sus tareas, que olvido por completo a su nuev@ admirad@ hasta que llegó la noche cuanto comenzaba a hacer la cena, subió corriendo, abrió su mochila, sacó la flor, la carta y bajó a la cocina de nuevo para sentarse allí y comenzar a leer.
“Querido Ryou:
Desde que te vi, no he dejado de pensar en ti ni un solo instante, no quise aceptar esto que siento por ti porque no creo a los simples mortales como yo, se les permita enamorarse de tan bello ángel atrapado en tan inmunda tierra. Te diré la verdad, no soy bueno escribiendo cartas, siento muchas cosas por ti, son tantas que no sé como expresarlas todas, penosamente me acobardo de revelarte mi identidad, pero espero algún día poder salir del anonimato cuando sepa que tengo la mínima posibilidad de estar contigo mi ángel.
Por siempre tuyo: R.L” ”
Ryou estaba tan sumergido en sus pensamientos sobre su admirador secreto que no escuchó la puerta del frente abrirse y después los pasos que se dirigían a su posición, cuando notó a su contraparte en la cocina, se levantó velozmente escondiendo la carta tras su espalda, no sabía por qué había reaccionado así, pero falló al tratar de esconder su nuevo secreto; - ¿Qué tienes allí? – Preguntó Bakura extrañado por la reacción de su luz; - ¡Nada! – Respondió apresuradamente el menor; - Entonces déjame ver – Dijo el oji carmesí dando un paso al frente, haciendo que Ryou diera uno hacia atrás, haciendo también que Bakura frunciera el ceño aún más extrañado y viendo algo de reojo en la mesa, volteó la mirada allí y vio una flor azul muy bonita; - ¿Qué tienes ahí atrás Ryou? – Dijo ahora alzando un poco la voz, avanzando una vez más, teniendo el mismo efecto en el menor; - ya te dije que nada – Bakura terminó de acercarse y rodeó con ambos brazos sobre la cintura del menor tratando de llegar a eso que le escondía; - Vamos déjame ver – Ryou luchó para que no le quitaran la carta, pero al final no sirvió de nada; - Bakura devuélveme eso, es mío – Dijo Ryou tratando de quitarle la carta al mayor, quien estiró un brazo hacia arriba para que el otro no llegara y comenzó a leer con una sonrisa en el rostro, Ryou se cansó de luchar y un avergonzado miró a yami mientras tenía sus manos en el pecho de este, la sonrisa de Bakura se fue desvaneciendo poco a poco para dar paso a una mirada de enojo que Ryou jamás le había visto poner, haciendo que se encogiera un poco; - Ryou ¡¿Qué diablos es esto?! – El mencionado se encogió un poco más sin apartar la mirada de los ojos enojados de Bakura; - E-es una…carta.
- ¡Sé que es una carta! – Rugió con furia el mayor; - PERO ¡¿QUIEN ES EL MALDITO QUE TE LA DIO?! – Ryou no tenía escapatoria, estaba atrapado entre la mesa y Bakura y ni siquiera con las manos en el pecho del mayor pudo despegarlos ni un centímetro; - Y-yo… no lo sé… p-pero ¿por qué te molesta tanto K-Kura? – Bakura vio como Ryou se hacia más pequeño conforme el se enojaba más, vio el miedo en los ojos del otro y se sorprendió no solo por la pregunta, la cual no podía responder con sinceridad, si no por que se volvió a sentir como un monstruo, un espíritu vil y cruel que venía a seguir aterrorizándolo y a hacerle daño, el enojo había desaparecido, ahora solo había angustia; - L-lo siento Ryou, no quise asustarte, es solo que… no quiero que nada malo te ocurra – Dijo Bakura suavemente poniendo una mano en la mejilla del menor para tratar de calmarlo; - ¿Qué tal si solo quieren jugarte una broma? Ya sabes lo malos que pueden a llegar a ser algunos adolescentes o peor ¿Qué tal si es un violador? O peor aún, ¡un secuestrador! ¿Qué sería de mí sin ti Ryou? ¡Dime!... me quedaría solo de nuevo… - Bakura realmente parecía muy angustiado con esto, pero ¿cómo culparlo? Estuvo solo por casi tres mil años y ahora que se había encariñado con Ryou, su partida lo destrozaría de nuevo.
- Tranquilo, no exageres tanto Kura – Dijo Ryou calmando a su yami; - No exagero, eres muy inocente y confías demasiado en las personas – El menor le dio una pequeña sonrisa y le dijo: -Se cómo cuidarme – Bakura pasó sus manos por la cintura del otro y enterró su cara en el cuello del otro diciendo: - Prométeme que no irás – Ryou pasó sus brazos por la espalda del mayor dando un “¿eh?” extrañado por lo dicho del mayor; - Si te invita a algún lado para que se vean, prométeme que no irás Ryou – Bakura sonaba muy enserio con esto, pero al final Ryou accedió, también sabía que podía ser peligroso; - De acuerdo, te lo prometo Kura – “Además, aunque fuera el hombre perfecto, jamás lo preferiría antes que a ti mi ladrón”.