Era hora del almuerzo y hacía un par de minutos que Ryou se había ido a contestar una llamada, Bakura ya había devorado su almuerzo y su contraparte ni lo había empezado aún, se levantó y fue a buscarlo a mitad de caminó se lo topó, traía una gran sonrisa y sus ojos estaban muy iluminados, cuando estuvieron cerca lo tomó en un gran abrazo; - ¿Qué pasa? Ni siquiera yo logro ponerte así- Ryou se despegó un poco para contestar emocionado: - ¡Mi padre me llamo! ¡dijo que llegara pronto a quedarse un tiempo! – la ligera sonrisa que se le había contagiado a Bakura desapareció y sus ojos carmesíes se ensancharon; -¡¿q-qué!?
- ¡Mi padre vendrá después de tanto tiempo! ¡¿no es maravilloso?! ¡estoy tan feliz! -Bakura no parecía nada feliz, se veía inseguro; - ¿Qué? ¿acaso el temible rey de los ladrones tiene miedo de conocer a su suegro? – Molestó Ryou a su contraparte; - ese es el problema ¿acaso ya sabe que es suegro? Porque no recuerdo que hayas dicho que se lo comentaste ¿por lo menos sabe que vivo contigo? – realmente estaba ansioso, pero ansioso mal y el hecho de que el alegre rostro del oji esmeralda estuviera cambiando a uno igualmente preocupado no estaba ayudando en nada; -oh no… ¿y si se enoja por haberte sacado de las calles y llevarte a casa? Después de todo sigue siendo su casa y no tengo su permiso, además de que se lo eh ocultado por tanto tiempo, pero lo que más le eh estado ocultando toda mi vida… es que soy gay…
- ¡¿No se lo has dicho?! – Preguntó ahora más exaltado el peliblanco mayor, a lo que su hikari solo negó con la cabeza con un ligero toque de miedo ahora; - Mi madre lo sabía, creo que mi hermana también, incluso mi abuela lo sabe, pero nunca me atreví a siquiera mencionar el tema frente a él, tampoco dejé que ellas se lo dijeran, no sé que opina al respecto, si esta a favor, en contra, esto es tan complicado… - Explicó Ryou apoyando la frente en el hombro de su mitad oscura; - Lo vamos a resolver, no te preocupes – El menor rodó un poco la cabeza para ver por el rabillo del ojo a Bakura con una ceja elevada…y allí estaba, con esa sonrisa de medio lado que junto a su mirada estaban llenos de confianza, completamente seguro de que se saldría con la suya a cualquier costo y no pudo evitar el contagio de una ligera sonrisa también; - Seguro que sí – La campana que daba por concluido el descanso para el almuerzo había sonado poco después por lo que fueron a sus clases correspondientes.
Bakura notó lo distraído que había estado su pareja todo el día, pero como culparlo, tenía una gran decisión que tomar, aún no sabía como su padre lo tomaría si se enterara de ellos, de lo que en realidad era Ryou. Él también había estado pensado en lo que pasaría, pero no estaba tan disperso.
Ahora estaba buscando a Ryou, ya que no había podido asistir a su última clase porque estaba en detención después de golpear a un idiota que tuvo el valor de insinuársele a su contraparte sin saber que él estaba a sus espaldas, no le más de un golpe gracias a que Ryou estaba allí, de lo contrario en este momento estaría en el hospital esperando un trasplante de sangre.
Pasó frente al salón de música y escuchó el suave sonido del piano siendo tocado armoniosamente, no pudo evitar que su curiosidad le ganara, así abrió la puerta lenta y silenciosamente para mirar dentro. Quedó sorprendido cuando vio a quien tanto buscaba sentado frente al piano con sus ojos cerrados, tocando con tanto sentimiento y pasión como nunca lo había visto, así entró a la clase e igual de silencioso se sentó en un pupitre a escuchar la calmada pero casi triste tonada creada por los agiles dedos de su otra mitad.
Cuando terminó de tocar abrió los ojos para encontrarse con los ojos carmesíes de su contraparte; - Bakura…
- Yo… no sabía que tocabas el piano – dijo aún encantado el oscuro, mientras que su hikari parecía tener una mirada algo triste, pero le daba una ligera sonrisa; - Hay muchas cosas que no sabes sobre mi – Bakura se levantó para ir a sentarse nuevamente, pero esta vez a su lado, le tomó la mano derecha con su izquierda para entrelazar sus dedos y Ryou pasó su propia izquierda sobre el dorso de la de su yami; - No debiste golpearlo, una advertencia era suficiente, además de que se defenderme solo – dijo el menor mirando los nudillos golpeados en la mano del otro;- ¿No había necesidad de golpearlo? Es un idiota que solo quería meterte a su cama sabiendo que eres mí novio, se lo merecía por creer que eres una de esas perras fáciles, eres mío y yo soy tuyo y se lo haré entender a todos, aunque deba golpearlos uno por uno – Ryou se rio suavemente del a “agresividad” de su yami y apoyó su cabeza en el hombro del mencionado y él apoyó su cabeza sobre la de su mitad ligera; - Toco después de clases cuando necesito despejar mi mente, lo aprendí cuando después de que te fuera y todo terminara, dejaste muchos líos en mi mente, tantos que incluso a veces no podía dormir, aprender a tocar el piano fue un medio por el cual aprendí a liberar mi mente – Bakura besó la cien de su contraparte a modo de disculpa, por lo que el mencionado elevó la vista y le sonrió al oji carmesí dándole después un beso suave en los labios; - Debo irme o llegaré tarde al trabajo -Dijo Bakura sin muchas ganas mientras se levantaba;- De acuerdo, cuídate – el ex ladrón asintió y se despidió con un beso, justo cuando estaba por abrir la puerta se volteó y pareció pensarlo un poco: - t-te amo – las dos esmeraldas del menor se expandieron un poco , su boca se entre abrió y sus mejillas de tiñeron de un suave rosado, era la primera vez que su contra parte le decía eso, sonrió abiertamente y sus ojos se iluminaron; - También te amo – Bakura no pudo evitar sonreír tontamente, se volteó y por poco choca con la puerta del salón, avergonzado la abrió y salió rumbo a su trabajo.
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Hace un mes que el padre de Ryou había llamado de nuevo y le había dicho que llegaría en tres semanas por lo que al oji esmeralda le quedaba poco tiempo para decidir sobre si decirle o no a su padre su sexualidad, sobre Bakura y una buena excusa de porque él estaba allí y no le había dicho nada.
Era sábado yami y hikari miraban la televisión, Bakura seguía con su buzo de pijama puesto, mientras que Ryou ya se había bañado y vestido con un pantalón corto beige y su camisa de tirantes negra, *toc *toc* toc
- Te toca – dijo Ryou aderezado, a lo que el otro peliblanco gruño; - no es cierto, te toca -/ -que no/ -que sí/ -que no/ -que sí/ -piedra papel o tijeras entonces/- Piedra, papel o tijeras 1,2,¡3! - / ¡Aaagh!- Bakura se levantó y abrió la puerta de mala gana; -¡¿Qué?!
- ¡Hijo! ¡Cuánto has crecido, mírate nada más, estás muy fuerte – Los ojos carmesí de Bakura se ensancharon al máximo, mientras que Ryou se volteó de inmediato en el sofá para mirar hacia la puerta cuando escucho esa voz; - No es posible…