—¿Naruto estás bien?— preguntó Iruka algo preocupado. El rubio había llegado tarde para la hora de la salida.
—¡iruka!
—¿Qué pasa?— abrazó al rubio.
Miró al castaño —Un varón me besó.
—¿eh?... ¡EH!
Naruto explicó todo lo que había pasado.
—Un varón orgulloso. Pero por como te trató a ti, y trata a los demás, debo decir que le atraes.
—Pero yo nunca...
Sonrió con cariño —Lo sé. Tú no le diste motivos, pero le atraes. A él no le eres indiferente. Pero dime, ¿te gustó el beso?
Naruto se sonrojó y recordó el beso. La mirada negra y la sonrisa confiada. El tacto y lo que había hecho sentir creyendo que era doncel —S-Sí.
—Mi pequeño se ha enamorado.
—¡No estoy enamorado!
—Por ahora... Solo se precavido. No lo conoces.
—Entiendo.
Iruka se percató del collar —¡Lo encontraste!
—Sí. Lo tenía Uchiha-kun.
Iruka armó las piezas —Tal vez deberías darle una oportunidad. Tal vez Uchiha-kun sea el amor de tu vida.
—¡Iruka!
—Pero hubieses aceptado la ayuda de tú suegrita. Hubiese sido más fácil encontrar a esa familia.
—Quiero hacerlo por mí mismo— murmuró. Agradecía en ofrecimiento de la Uchiha pero quería hacerlo él.
—¿Recibiste respuesta?
—Ninguno ha visto el collar. Hoy envié otro.
—¿Y sí buscas en los registros familiares?
—Tengo que ternera un sello. Y mamá no me dejó nada.
—Ya veo — Soltaron un suspiro y se dejaron caer en el sillón —¿Qué hacemos?
—Seguiré buscando en internet.
—Bien. Mañana traeré una de esas cosas de teléfonos. Llamaremos a todos los Senju de la lista.
—Gracias Iruka. No se que haría sin tí.
Abrazo al rubio —Nada, cariño.
Naruto lo miró y luego se rieron.
—————————————
Todos estaban cenando. El único ruido que se escuchaba era el de los cubiertos.
Fugaku, un varón pelinegro, se aclaró la garganta para llamar la atención de todos —Sasuke.
—¿Sí?— miró a su padre. Tomó su vaso para beber unos sorbos de agua.
—¿Cuándo traes a tu novio a cenar?
Literal, sus hermanos y él escupieron su bebida.
—Que asco— Madara Uchiha, el patriarca de la familia, se limpió la cara.
—¡¿Tienes novio?!— gritaron Sai e Itachi Uchiha.
Sasuke miró a su padre —No es mi novio.
—Cierto— Dijo Mikoto —. Pero Sasuke hará todo lo posible para que lo sea ¿VERDAD?
Solo pudo asentir por la mirada que su madre le dedicaba.
—¿Lo conoces mamá?
—Sí. Es un precioso doncel rubio de ojos azules.
—¿Otro rubio?— cuestionó Madara.
—Es precioso, suegro. Apuesto que le aprobará en cuanto lo conozca.
—Mientras no sea tan explosivo como Deidara, y no de miedo como Gaara, todo esta bien.
—Somosr03; amigos— aclaró Sasuke.
Mikoto sonrió y mostró una gran fotografía —Los amigos no se besan.
—¡Mamá!
—Sasu-bastardo a dado su primer beso. Que tierno.
—¡Cállate, copia barata! O te acusó con Gaara.
—No metas a Gaa-chan en esto ¡y no me tiré comida en la cara!— se limpió los restos del puré.
—Entonces no molestes.
—Niños. Tranquilos ¡Y no juegen con la comida!
Madara soltó un suspiro —Mientras no sea como Gaara o Deidara todo está bien. No puedo creer que mis nietos se enamoran de ellos.
—Son hermosos, papá. Sus padres aprueban la relación.
—No sé que pensaba Jiraiya lo hiciera.
—Abuelo. Soy feliz con Dei ¿no es suficiente?
—Por supuesto. Pero nunca imagine que terminaríamos emparentados con nuestro rivales en los negocios.
—En eso papá tiene razón.
—Vean el lado positivo. Las dos familias más poderosas de Japón se unirán una vez que Itachi y Deidara-san se casen.
—O tú te cases con Gaara— dijo Sasuke.
—Eso será en unos años. Aún soy menos de edad.
Cierto. Sai tenía 16, y Gaara también.