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Las alas de un panda [DaeRi] por SungBambu

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Notas del capitulo:

Nuevamente no llegaría a quedarse con él. Otra vez quedaría desplazado por sus amigos aunque el menor sabía que lo estaba esperando ansioso desde que le había dicho de sus días libres. Odiaba cada una de las fotografías que se publicaban en las redes sociales donde se le veía contento con algunos de su círculo, momentos en los que podrían estar juntos.

Only look at me

Su cuerpo no parecía responder, quedándose completamente quieto aún después de que un solo tono le avisara que llamada había sido terminada. El ruido de la ciudad se abría paso en el departamento situado en el último piso de un alto edificio, con el sonido de los vehículos que recorrían las calles con prisa y las conversaciones casuales de las diversas personas que cruzaban por los pasos habilitados como un día cualquiera, o caminaban por las aceras que alcanzaba a ver desde su balcón. Todo parecía un poco ajeno, con el cielo pintándose de rosa y anaranjado avisando que la noche se acercaba, y el móvil con la pantalla apagada luego de haber mostrado la enorme sonrisa blanca de quien estaba llamando. Un poco de rabia vino de pronto hasta él con notas de frustración, lanzando el aparato hacia la cama sin siquiera fijarse que este rebotaba entre las almohadas de plumas para acabar en la orilla, haciendo equilibrio para no caer.

Se rehusaba a aceptarlo mientras charlaban, pero el hecho era que nuevamente no llegaría a quedarse con él y eso le estaba volviendo la respiración irregular, tan cerca de lanzar algo delicado contra la pared para que se hiciera mil pedazos como de hundirse y dejar que el dolor en su pecho se transformara en lágrimas. Otra vez estaba siendo desplazado por los amigos del menor a pesar de que este sabía que lo estaba esperando ansioso desde que le había dicho de sus días libres, esos que él mismo le había prometido que serían para los dos. Estaba odiando cada una de las fotografías que se publicaban en las redes sociales en donde se le veía contento con algunos de su círculo, porque eran la razón de que esas cosas sucedieran con una frecuencia que le hería. Eran momentos en los que podrían estar juntos, pero las prioridades de ambos eran completamente diferentes.

Estaba consciente de que ambos necesitaban un descanso, aunque a él no le correspondiera hasta dentro de un largo tiempo por encontrarse enfrascado en un proyecto que encontraría su culminación en unos meses más, pero aquello no era una razón para dejarlo colgado. Varios días había estado adelantando trabajo para dejarse el fin de semana completamente libre, un fin de semana solamente para Seung.
Ahora se sentía idiota y lo único que quería en ese momento era salir de ahí, abandonar las paredes que parecían cerrarse a su alrededor con la llegada de la oscuridad y dejar de ver hacia la cama donde podrían estar ahora sumidos en la cálida compañía del otro. Quería haber compartido y disfrutado de aquel tiempo ganado con tanto esfuerzo en aquella habitación, en aquel departamento que era, a esas alturas, de ambos.

Cogió las llaves mientras se colocaba una chaqueta encima y por una razón desconocida, un nombre se le pasó por la mente en ese momento y aunque intentó desechar la idea al instante, esta siguió persistente. Nada le costaba llamarlo para que salieran por algunos tragos y conversaciones largas, pero se detuvo antes de colocar el patrón de desbloqueo al recordar lo mucho que al bien apodado Seungri le molestaba cuando estaba junto a ese otro hombre.

No era que el maknae desconfiara de él, eso le había dicho, pero veía en los ojos de aquel amigo una mirada que se le dirige solamente a alguien que te gusta mucho más allá que de un simple amigo. Y aquello no era algo ni que iba a dejar pasar ni que lo iba a aguantar en algún momento, porque, quisiera o no, era un novio al cual no le agradaba el coqueteo de otros.

Tampoco era como si Daesung fuera engañarlo, pero traicionar la confianza del inseguro Seung no estaba dentro de sus planes. Acababa de avisarle que no podría viajar a verle, el llamar a otra persona sería como darle la pauta para que sintiera que no le importaba en absoluto estar en su compañía o no. Seungri podía ser alguien confiado en las entrevistas, egocéntrico en los conciertos y un buen actor en la pantalla, pero con él era muy diferente. Se enfadaría de seguro si Daesung fuera quien cambiara los planes, si saliera con un rival la misma noche que se suponía estarían juntos.

El móvil desapareció dentro de sus pantalones, viendo que no tenía demasiadas opciones. Con la diestra se desordenó el cabello y algo indeciso cerró la puerta con seguro para ir hasta un restaurante de sushi que estaba a unas pocas cuadras de su edificio con el único objetivo de no estar solo, menos un viernes por la noche.

¿Por qué Seungri tenía que ser tan a su idea? ¿Por qué él sí podía mover su agenda para verle y el menor solo le cancelaba y ya? Era tan frustrante. Parecía que de los dos, él era el único que se moría por tener la compañía de su pareja, por sentir la respiración del pelinegro, sus miradas, sus besos...

Había sido buena idea el abrigarse, la calidez que había estado más temprano se había ido y el hambre se hacía presente. Pensándolo mejor, irse a dormir temprano era mejor que ir por un poco de alcohol luego de una larga semana de trabajo que había hecho doler su garganta y hacer peligrar su voz. No quería cambiar sus planes, lo único que quería es que el avión le hubiera traído a su novio al país nipón esa tarde para poder ahora estar comiendo con él entre risas y no solo en un asiento que podía ser más apto para un pájaro que para una persona. Tal vez estaba siendo demasiado egoísta al quererlo solo para él, incluso podría estarlo asfixiando. Debía darle su espacio.

Apenas probó bocado de lo que pidió, llevándose el restante dentro de una bolsita transparente por si a media noche le daba nuevamente hambre.

El rostro de Seung le había rondado en la mente desde que habían colgado, haciendo que comer se le hiciese imposible, incluso cuando si había tenido hambre en el trayecto hacia allí. Algunas piezas habían dado un tour completo por el plato sin lograr llegar a su boca.

"No podré llegar, Dae. Perdí el vuelo" le había dicho como si fuese algo sin real importancia. En otro momento sin duda se habría enojado o tal vez incluso le hubiera hecho gracia, no era la primera vez que le pasaba, pero esas palabras le llegaron amargas. En realidad quería verlo. La decepción fue lo único que logró sentir al descubrir que no se encontrarían esa noche.

No podía creer que estuviese enamorado de semejante caos andante, pero de algún modo, lo estaba. Mentiría si incluso dijera que tan solo lo amaba, él había perdido la cordura por Seung.

Una sonrisa cálida se apoderó de sus labios mientras buscaba sus llaves intentando no voltear la bolsa con la comida, pero unas manos en sus hombros hicieron que la soltara junto a un pequeño grito

- ¡Sorpresa!- le gritaron alegre por la espalda, haciéndolo girar para encontrarse frente a frente. Su rostro debía ser un poema, porque el menor no tardó en soltar una carcajada y robarle un beso corto de los labios como solamente hacía cuando estaba seguro de que nadie les veía.

- Seung- su expresión no dejaba de ser sorprendida al ver aquellos ojos negros y la suave boca curvada en una sonrisa del hombre que había estado en su mente antes de ser asustado. Estaba allí, frente a él y no a kilómetros de distancia como lo había estado creyendo hacía horas- ¿Qué haces aquí?

- Acabo de llegar- le dedicó una sonrisa que se le hizo tierna, quitándole el deleite de observar aquella expresión cuando se agachó a recoger lo que el mayor de los dos había dejado caer cuando le tomó de los hombros, teniendo pronto de vuelta sus llaves y la comida que pidió para llevar. Hasta entonces no había visto una maleta de marca descansando tras el muchacho de ojeras de panda que verificaba sus palabras.

- Creí que no vendrías. Dijiste que no ibas a venir.

- Dije que perdí el vuelo y no quería prometer que iba a llegar a cierta hora porque aun no tenía un nuevo boleto. Pero aquí estoy, ¿puedo pasar?

- C-claro

Logró salir de su impresión para moverse hacia la puerta e ingresar la llave en la cerradura dejando que el joven cantante entrara tirando de su maleta bajo la atenta mirada del ángel que no lograba dar crédito a lo que sus ojos veían. Era como un espejismo y temía que de pronto se desvaneciera descubriendo que se había dormido sobre la cama, aunque no recordaba el haberse recostado en ningún momento.

- ¿Sucede algo, Dae?

Por supuesto que Seung se iba a dar cuenta de su desconcierto, aunque a veces lo dudara, era un hombre sensitivo y podía ver que algo andaba mal tan solo por la expresión corporal de alguien. Sabía que debía decir algo que aliviara ese pequeño silencio que había caído sobre ambos al entrar, con un poco de pánico instalándose en su corazón al pensar que Seung podía creer que no estaba feliz de que estuviera ahí cuando era todo lo contrario. Dejó la chaqueta colgada en lo que el menor se acomodaba con las pocas pertenencias que traía, pasando a usar un calzado más liviano y vistiendo una camiseta negra que le hacía ver tan joven como en realidad era. Esa imagen le quitaba el aliento, era una escena tan cotidiana y a la vez tan esquiva por ser presos de las cámaras que no podía no admirarlo sin maquillaje encima y las ropas de alta costura que promocionaba con solo usarlas.

- Estaba resignado a pasar el fin de semana sin ti, solo me sorprendió verte -logró decir sin titubar, acercándose a él para dejar la invisible marca de sus labios en la frente del azabache con un cariño reservado solamente para él.

- Me costó escabullirme para poder venir a Japón sin que circularan fotos- su risa le llego como una suave caricia haciendo que su corazón se sintiese cálido. Quería inclinarse hacia él y besarle, pero las cosas nunca habían sido así entre ellos- Nadie sabe que he venido, debo volver el domingo. Pedí vuelo para la noche, así estaré todo el día contigo.

- Me alegra- sintió como su comentario quedó flotando en el aire, como si estuviera esperando a que dijera algo diferente- ¿Tienes hambre?

- ¿Ah?- alzó las cejas ligeramente, ladeando la cabeza haciéndole gracia al castaño al verse adorable. Podía recordarlo claramente, aquella pregunta había sido frecuente en sus primeros años en BIGBANG cuando no sabía de donde sacar conversación dado a lo incómodo que era estar juntos. Era extraño escucharla ahora tan casual y no para romper el hielo.

- Tuve que traer parte de lo que pedí de cena- le mostró la bolsa que antes había dejado caer, esperando que no estuvieran hechas un desastre por el golpe contra el suelo lo que comprobó al abrirla.

- ¿Fuiste por sushi?- sus ojos parecían haberse iluminado de pronto, tomando unos palillos para romperlos y jugar con ellos como si fuera un niño pequeño mientras los elegía, sentándose en uno de los asientos de la cocina americana- ¡Y pediste los que me gustan!- celebró mirando a Daesung quien tomaba asiento a su lado limitándose a verle comiendo. Comenzó a preguntarle cosas sobre su viaje, recibiendo respuestas entre bocado y bocado, algunas palabras sonando graciosas al no haber terminado de tragar, cubriéndose a penas la boca para que no fuera un acto grosero, más bien uno completamente divertido. No dejaba de mirarlo con una sonrisa ya que de algún modo había acabado pidiendo esa noche piezas de sushi que solamente le gustaban a su novio y él evitaba, pareciendo haber hecho feliz al menor con aquel acto inconsciente.

- ¿Quieres?- preguntó el muchacho de negro cabello, ofreciéndole una pieza cogida entre los palillos al notar que solamente él estaba comiendo.

- Ya comí- sacudió la cabeza negando, apoyando la mejilla contra su mano- Además ¿cómo le voy a quitar la comida a mi novio?

- ¿Seguro que no quieres? - juguetón, se colocó la pieza entre los dientes sin querer morderla ni comérsela, simplemente la dejo ahí sin quitarle la mirada de encima al castaño quien pronto tuvo las mejillas encendidas.

¿Por qué Seung debía ser así? Sus acciones lo volvían loco, pero nunca sabía bien que debía hacer. Ellos habían empezado a ser novios sin que ninguno de los dos se lo pidiera al otro. Se llamaban y buscaban sin motivos ni horarios que lo requirieran. Lo eran todo para el otro desde algún punto en su camadería, pero ninguno de los dos podía decir con certeza cuando había comenzado su relación como pareja. Era difícil saber si era correcto besarle en ese instante o si estaba buscando otra cosa. Sus acciones eran tan sugerentes en algunas ocasiones, pero a la vez, sus respuestas eran inocentes cuando Daesung se adelantaba, haciendo que solo él quedara de pervertido por pensar en otras cosas, aunque el nombre solo le quedaba en su propia imaginación.
Rodó los ojos fingiendo estar fastidiado por su insistencia, tomando la pieza entre sus dedos para inclinarse y apoderarse de sus labios sintiendo una calidez expandirse por su pecho al ser rápidamente correspondido. Sabía a soja, pero sus labios seguían siendo lo más dulce que jamás había probado.
- Dije que ya comí. Debes alimentarte -murmuró al separarse, haciéndole abrir la boca para devolverle la pieza.
Su expresión había cambiado a una un poco avergonzada cuando volvió a masticar, pero podía ver una pequeña sonrisa. Si no se lo había esperado, tampoco le había disgustado para nada recibir aquel beso.

- Y...- alargó la mano para tomar una servilleta y dar por terminada su cena completamente satisfecho- ¿Cómo estuvo tu día?

- Un poco agitado. Hoy adelanté trabajo ¿y el tuyo?

- Antes de venirme estuve ensayando. Ya sabes, baile y canto... estoy algo cansado- respondió intentando reprimir un bostezo que había encontrado oportuno interrumpir sus palabras justo en ese instante.

- Deberías dormir- la voz salió cercana a un susurro, cogiendo la servilleta por Seung para limpiarle con atención los labios donde algunas semillas de sésamo se habían pegado- puedes ocupar la cama completa si quieres.

- ¿Dormirás conmigo? Me gusta cuando te quedas a cuidarme el sueño- confesó subiendo la mirada hacia el castaño para verle de una forma en la que era imposible decirle que no, así lo quisiera.

- Sabes que sí

- Iré a cambiarme y nos metemos en la cama- su alegría solamente podía significar que había estado pensando en que podía negarle la petición ¿cómo podía siquiera proponer aquella inquietud? Había esperado todo un mes por tenerle durante tres días, lo mínimo que deseaba era que compartieran la cama. Le vio entrar al baño luego de revolver en su maleta, aprovechando de tirar hacia atrás las colchas y esponjar las almohadas antes de ir por la pijama que dejó ordenada a los pies para cuando Seung saliera irse a preparar para dormir.

Una risa corta se escapó de sus labios al sentarse abrazando una de las almohadas. Sin duda el menor era impredecible, una caja de sorpresas desde donde cualquier cosa podía salir.
Su pequeño panda podía ser en ocasiones un caprichoso, sin embargo, si tuviera la posibilidad de cambiar algo en él, no le cambiaría nada. Era un desastre, lo sabía, pero así se había ido enamorando de él. La molestia por haberle dicho que había perdido el vuelo había desaparecido. Levantó la mirada cuando algo le hizo sombra, encontrándose con un Seung sonriente.

- Estoy listo

- Te ves guapo incluso en pijama- lo había pensado, pero su boca se había movido sin permiso dejando que le oyera y su rostro tomara un suave carmín mientras le quitaba la almohada para darle suavemente en el pecho con ella.
- Eres un idiota- la pequeña risa le quitaba el significado real a las palabras, empujándolo varias veces sin fuerzas- mejor hazme un lado.

- Pero no quiero- pronto Daesung se encontró haciendo un berrinche infantil, tirándose de espaldas a la cama para ocuparla por completo, pero se encontró esforzándose por sentarse cuando Seung se le lanzó encima como si fuera un gato- Seung, quítate- se quejó mirándole, pero este le sonreía acomodado en su pecho con las manos unidas bajo la barbilla.

- Dame lugar. Estoy cansado- pidió con un puchero que causaba que el rostro del mayor pasara por todos los tonos de rojo- o me dormiré sobre ti. Me estoy sintiendo cómodo aquí.

- L-lo siento, lo olvidaba...- sintió como el peso disminuía y pronto encontro a Ri de pie esperando a que se acostara con una sonrisa que no podía ser menos victoriosa. Se metió entre las sábanas luego de quitarse las zapatillas y cuando Seung hizo lo mismo le cubrió hasta los hombros para que no pasara frío, pero el menor tenía otro plan para ello y le rodeó la cintura con los brazos, dejando la cabeza en el hueco entre su hombro y cuello.

- Gracias... Gracias por esperarme- murmuró suavizando su expresión notoriamente.

- ¿Estás cómodo conmigo?- la pregunta no era necesaria. Cientos de noches habían dormido juntos y otras tantas dentro de la misma habitación, pero quería oír que estaba bien. Que estaba bien con él allí.

Un pequeño asentimiento acompañó el reaparecer de su rostro mármol así en la oscuridad de la noche no pudiera verle bien.
¿Cómo podía ser así? Enloquecerlo con solo una mirada y hacerle anhelar el escuchar su nombre pronunciado entre esos labios finos.

- Te amo, Daesung.

Susurró antes de volver a acomodarse, cumpliendo sin saberlo con el deseo del castaño. Un "y yo te amo a ti, Seung" acompañó un suave beso robado de los labios del azabache que poco a poco iba haciendo flojo su abrazo y lenta su respiración, logrando hacerle sonreír antes de caer completamente dormido.

No había alcanzado a ponerse pijama y a su suerte la única luz que tenía encendida en el cuarto era la del velador, la que logró apagar con solamente estirar el brazo, pero Seung ya se había dormido y no pensaba ponerse de pie para vestir algo más cómodo que lo que traía.
De todos modos, al fin tenía a su novio allí, lo demás eran trivialidades.
Con la poca luz que entraba por una cortina mal cerrada podía ver su espalda, la que acariciaba suavemente como si quisiera arrullarle, dejándole un beso en la frente como solía hacer cada noche juntos. Adoraba cuando estaba durmiendo, se veía tan tranquilo en esos momentos.
Dejó salir un suspiro, aliviado de haber desechado la idea de salir esa noche, si no, Seungri se hubiese encontrado solo en el pasillo, esperándolo durante quizás cuantas horas con el ceño fruncido y desencadenado una pelea que ninguno de los dos necesitaba mantener.

Moriría si el menor lo dejara. Incluso cuando solamente eran pequeñas peleas se sentía destrozado. Tenía una facilidad para herir a Seung, darle en sus puntos débiles y luego lamentarse por su comportamiento llevado por un sentimiento de ira pasajero.
Nunca se hubiera imaginado al lado de Seung, no durante los primeros años al menos. Eran tan diferentes, pero eso mismo los había terminado uniendo y ahora lo que no se podía imaginar era seguir su vida sin él, sin su panda.

Las cosas eran tan complicadas y tan simples a la vez entre ambos. Había querido pedirle disculpas durante la cena por haberse enojado. Que le cancelara le había hecho enfadar y pensar en otras opciones para pasar su noche y luego el fin de semana completo, pero el menor ni siquiera se había enterado de nada de lo que había pasado por su mente durante aquellas interminables horas.
Tenía ganas de besarle delante del mundo sin miedo a que supieran cuanto lo amaba, pero no se podía. Debía ser cauteloso en todo momento.

Si solamente pudiera tenerlo día a día así. El poder tenerle abrazado al dormir... lo haría feliz por siempre.

Su aroma le envolvía logrando calmar todas sus ansias y sabía que lo tendría impregnado en las sábanas hasta que no las cambiara.
Esperarle había valido la pena, como siempre. A pesar de que había conseguido solamente unos besos y su cuerpo tibio entre los brazos se sentía satisfecho. Él lo amaba, era suficiente para Daesung saberlo, sin necesidad de que hiciera a un lado el descanso para demostrarlo de forma carnal. Al menos por esa noche.
Las preocupaciones se disipaban con él ahí moviéndose suavemente entre sueños y murmurando palabras que no lograba entender mientras el amanecer llegaba a paso lento y activaba la alarma interna en Seung. Acostumbrado a madrugar, parecía removerse aun más como si luchara para que no le sacaran del apacible sueño por lo que dejó de acariciarle el cabello de la nuca a ver si ganaba la batalla. Sus ojos se abrieron somnolientos al cabo de un momento, buscando formar una imagen nítida que acabó siendo la de su novio sonriéndole con cariño.

- ¿Te desperté? -murmuró con la voz ronca marcada de travesura y preocupación al mismo tiempo, alzando una mano para acariciarle el rostro antes de cubrirse la boca para bostezar- buenos días

- No, no me despertaste- negó con simpleza aceptando un beso casto de parte del menor. Aunque en esos momentos estaría gustoso de devorarle la boca, Seung era muy mañoso respecto a los besos antes de lavarse los dientes como correspondía por las mañanas y aquellas mañas las había terminado por aceptar con una sonrisa. En cambio, besó sus mejillas y su nariz, recompensadas con una suave risa de parte del azabache que volvía a acomodarse en su pecho buscando su calor.

No había dormido en absoluto, pero era otra de las cosas de las que Seung jamás se iba a enterar. No por su boca al menos.
Él no tenía la culpa de que se hubiera desvelado cuidándole el sueño, pensando en lo hermoso que se veía con sus pestañas oscuras tocándole las mejillas. No tenía la culpa de lo enamorado que estaba de sus sonrisas y sus manías, ni de lo mucho que le enfermaba cuando sus planes cambiaban y no podían verse. No era culpable de nada de eso, no tenía de que preocuparse.
Entonces la primera sonrisa del día había sido para él y eso había sido suficiente para reafirmar sus sentimientos y sentirse seguro, una vez más, de que Seung solamente lo veía a él.

Simplemente lo amaba como era.

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