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Tic Tac... Se Te Hace Tarde por Aeris Zen

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Félix se detiene en la entrada, como si no quisiera entrar en el lugar.


—¿Qué tiene que ver este lugar con acosar a Mateo?


—Trabaja aquí.


Respondió como si fuera algo evidente. Verdaderamente no me lo imagine, quizá si hubiera acudido a este café tal como me rogaron mis amigos en varias ocasiones hubiera descubierto que Mateo trabajaba aquí, antes de su muerte. Ciertamente ese nuevo dato explica cómo es que fui a encontrar su cuerpo, lo asesinaron cuando venía de camino hacía aquí.


Sin perder tiempo entre al lugar y busque una mesa. El lugar está escaso de clientes, quizá no es la hora más concurrida o podría ser por el clima que amenaza con soltar una tormenta en cualquier momento, aunque si mal no recuerdo eso no pasara. Mientras medito sobre las inclemencias del clima noto que Félix sigue de pie en la entrada.


—¿Pasa algo, amigo?


Llamarlo amigo es extraño al punto de darme gracia, pero si me gano su confianza me será fácil descubrir si es culpable de la muerte de Mateo.


—Mi exnovia está ahí.


Bueno a ella le gusta Mateo, es bastante normal que este aquí, aunque también me suena a acoso.


—¿Quién es?


Rápidamente pase la mirada por todos los presentes, las pocas personas estaban en parejas o en grupos de amigos, nadie que yo conociera, también había una chica sentada cerca de la barra en una mesa, solo mira el menú sin tener nada en la mesa. Miro a Félix y por su expresión sé que es ella.


Como buena persona que soy hago lo que todo amigo debería de hacer en este tipo de situación. Aunque es más como lo que haría tu abusón.


—¡Tenemos que saludarla!


Tomo a Félix por el hombro y lo empujo hasta la mesa. No puede resistirse, quizá es demasiado cobarde. Debería de agitarse un poco como mínimo. Tampoco es que quiera verlo luchar, pero debería mostrar un poco de voluntad, por lo que veo cualquiera podría hacerle lo que quisiera. De verdad que no quiero sospechar de alguien tan débil.


Cuando llegamos a la mesa no necesito obligarlo a sentarse, como si se hubiera resignado a hacerlo ya en varias ocasiones toma el lugar al otro lado de donde se encuentra la chica. Ella estira sus labios en una sonrisa temblorosa.


Así que ella también esta incomoda. Esto puede llegar a ser interesante.


—Soy Julio amigo de Félix, mucho gusto.


—Viviana. No sabía que tuvieras amigos Félix.


No le respondió solo miro a un lado.


—Así que Viviana, Félix me dice que eres admiradora de Mateo.


No puedo ser delicado y pensar en ser correcto en una conversación me molesta, sin mencionar que espero no volverme a encontrar con esta chica.


—Si lo soy.


Que forma de responder, lo único normal en su respuesta es la vergüenza que parece en su rostro. Aunque no es tan destacable como el gesto de Félix. El silencio que llega no me gusta. Tengo que relajar la situación. Solo por si alguno de ellos fuera el asesino.


—Ya veo. Creo que deberíamos formar un club de espionaje a Mateo. Podríamos llamarlo el CEM.


No hay respuesta en palabras solo algunas risas. Sé que ha sido una broma extraña, pero por pura suerte ha sido tomada como tal.


¿Cuántos acosadores puede tener una persona promedio?, si la respuesta es uno entones Mateo supera el promedio. Este chico tiene que tener algo especial para encontrarse poseyendo tres acosadores. De verdad es ridículo. Puede acaso ser posible que este chico sea el centro del universo donde se concentran todas las energías y puntos de inflexión del tiempo y espacio. Podría ser que su muerte sea un error en el plan divino o una anomalía que vuelve inestable el destino. En el caso de que su supervivencia sea necesaria para la continuación del tiempo...


Que tonterías me puse a pensar repentinamente.


—¿Qué van a pedir? —Viviana, pregunto. Me saco justo a tiempo de mis pensamientos.


Tomo el menú y me puse a mirarlo, pasteles, postres, café, té... el lugar ofrece un poco de todo. Debía encontrar algo que me gustara.


—¿Quieres lo de siempre Félix?


Mientras yo pensaba ella le pregunto y en respuesta este hizo una serie de ruidillos de incomodidad. Si bien yo no podía interpretarlo como afirmación o negativa ella si es capaz. Era de esperarse de su exnovia, que admirable. Realmente es una chica atenta.


—¿Que vas a pedir?


Yo puedo pedir por mí mismo, pero si ella insiste.


—Voy a pedir té de frutos rojos. ¿Es bueno?


—No lo he probado.


Su manera de responder es tan seca que daña mi ánimo.


—Bueno no importa. —Lo digo tanto para mí como para que ella lo interprete como respuesta.


La mesa se queda en silencio. La verdad me he quedado sin ideas de que puedo hablar, podría hablar del futuro y revelar mi identidad como viajero del tiempo, sería raro. Sin mencionar que tampoco conozco un tema de que hablar, por la forma en que se ve Félix podría hablarle de alguna banda, Misfits quizá, no estoy seguro, hablar de Linkin park parce incorrecto y Abney Park no parece lo suyo, siempre está la opción de Green day, ante la duda ir a lo seguro es bueno.


Para salvarme de mi apuro conversacional, si es que así le puedo llamar, llega nuestro camarero, Mateo. Con libreta en mano preparado para el trabajo. Su llegada lo hace parecer un ángel o alguna entidad enviada por un ser divino algo como un águila gigante enviada por Zeus.


—¿Están listos para ordenar?


—Un café expreso, un té de frutos rojos y un chocolate caliente con malvaviscos.


Lo anoto rápidamente.


—Ya lo traigo.


Así de rápido se fue. Somos sus compañeros de clase, debió de hacernos la charla un rato al menos.


No te vayas Mateo, sálvame de este silencio. Vuelve.


—Entonces eras la novia de Félix, es un buen chico, no debiste dejarlo.


No importa como lo interpretes es la peor cosa que he podido decir. Lo peor es que lo dije con toda la intención y estando dentro de mis facultades mentales.


Si Félix fuera el asesino y ella dijera que va a volver con él solo estas simples palabras mantendrían con vida a Mateo, pero las cosas no pueden ser tan fáciles, solo hay que ver la expresión de desagrado que hace ante la idea. Lo mejor es callarme, pero no lo hare. Una persona que se mantiene al margen no descubre las cosas interesantes. Por supuesto yo no tengo interés en que su relación se repare, ellos son sospechosos de lo que paso.


Viviana no me responde, es más intenta ignorarme y mira a Félix buscando una explicación que no puede dar, tampoco entiende la situación.


Mateo llega con una bandeja. No tiene algo como un uniforme, aquello que lo distingue como camarero es un delantal con una pequeña taza bordada en color gris. Sosteniendo firmemente la bandeja baja las bebidas a la mesa. Coloca el expreso frente a Félix, en lugar de dejar el té frente a mí lo lleva hasta donde esta Vivi y finalmente deja una humeante taza de chocolate frente a mí.


—Pequeño error. —Le comento mientras le paso a Félix su taza. A la vez Vivi me pasa la copa con la bebida de color rojo y Félix empuja el oloroso café, todo llega a su lugar correcto. Mateo nos mira confuso, es una buena expresión.


—Lo recordare para la próxima.


Me pregunto si vivirá lo suficiente como para que haya una próxima. Si decido salvarlo la habrá. El problema será que me gastare demasiado dinero viviendo aquí, no importa si no es un lugar especialmente lujoso, comer fuera de casa siempre es costoso. Si yo decidiera salvarlo entonces debería de vigilarlo fuera de aquí. Salvarlo podría resultar exhaustivo.


—Es la primera vez que dice que lo recordara.


Viviana dice algo que no me esperaba. Es cierto ella y Félix deben ser clientes frecuentes. Y Aun así no conocer sus gustos. Es un mentiroso o su memoria es un asco. Me quedo mirando como regresa al mostrador y a medio metro del lugar se cae al suelo. Podría deberse a que hay tres personas mirándolo fijamente, es esto algún tipo de mal de ojo. También podría deberse a que las fuerzas del universo son demasiado pesadas.


Por un momento pienso en ayudar a Mateo, pero se levanta tan rápido que no me da tiempo de hacerlo. Ya que vuelve al trabajo yo vuelvo a la incómoda situación.


—¿Vienen seguido aquí?


—Todos los días.


Sorprendentemente quien responde es Félix. Realmente deben de estar obsesionados.


—¿Para qué vienes Viviana?


—Mateo es lindo, el café es bueno, son razones más que suficientes.


Que mujer más simple. Debe estar enojada por lo que dije antes, si me dijeran algo como eso yo me molestaría, aunque nadie podría decirme eso. Nunca eh estado en una relación como tal después de todo.


—Pero Félix también es lindo. Solo míralo, hace expresión de gato perdido y perro pateado.


—No me compares con animales quieres.


Como no hacerlo con esa lamentable expresión.


—Félix, si pareces un poco pateado.


Pero si ella ha sido quien lo ha pateado, mira que dejarlo solo para espiar a otro chico.


—¿Estás en nuestra clase Viviana?


—No, estoy en la clase de a un lado. Como desearía tener la suerte de ustedes que pueden ver todo el día a Mateo.


—No lo sé, ¿tú sabes Félix?


Se encoge de hombros.


—¿Así que llevan mucho tiempo acosándolo?


—Me volví fan suya el semestre pasado.


No soporto que lo diga como si en lugar de tratarse de un compañero de clase fuera una especie de Artista famoso. La obsesión es algo aterrador. Si se obsesionara con Mateo no me sorprendería que intentase matarlo.


Hacer el idiota con ellos se alarga más de lo que esperaba. Mi té se pone frio y desaparece en algún punto de la conversación, la señal de que debo de revisar la hora. Ya es tarde, si Sabrina no le mintió a mi madre seré regañado y recibiré mas burlas de los usual. Tengo fe en ti Sabri. Busco mi dinero y dejo la cantidad exacta del té.


—Fue un gusto conocerlos y todo, nos vemos mañana Félix.


Antes de irme veo en todas direcciones el lugar y me encuentro con Mateo, sigue trabajando con una amplia sonrisa en los labios, es adorable, las personas deben de venir solo para ser atendidas por él. Si me hubiera dado cuenta antes de que estaba en mi clase posiblemente me hubiera vuelto su admirador como Viviana.


¿Cuántas personas serán clientes frecuentes?, cualquiera que frecuente este lugar podría ser el asesino.


Salgo fuera del café, el viento está fresco, no hay luz del sol y las nubes me amenazan en el cielo. Espero llegar a casa antes de que comience la lluvia.


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