Mateo me llevó a la enfermería, me desperté en una de las camas con un leve dolor en la nuca, nada que mi persona no pudiera enfrentar. Mateo estaba durmiendo en una silla a mi lado, quiero suponer que alguien le ayudó a traerme ya que mi mochila a diferencia de la suya está llena de una suerte de pesadas estupideces que decidí traer conmigo.
Miró a Mateo atentamente, no me creo que él tenga el poder de volver atrás el tiempo, pero si no ha sido él, no me explico cómo es que he vuelto dos meses al pasado. Poderes que desafían a la ciencia y las mismas leyes que le han dado forma a la lógica humana simplemente no puedo aceptarlos.
Sin mencionar que aún no encuentro un motivo para salvarte Mateo y el hecho de que tengas un buen perfil y una flamante personalidad no es justificación.
— ¿Disculpa?
Mientras me debato entre lo correcto e incorrecto una voz interrumpe. Entrando por la puerta una enfermera delgada entra con un paso muy nervioso. Este es el momento de usar aquella legendaria frase.
—Hola enfermera.
Se por su expresión de desagrado que lo hice bien, pero la ahuyente y se fue. Ya que ella me pudo dar algo para el dolor o un antigripal debo aceptar que fue un error. La próxima lo pensare mejor antes de hacer referencias después de despertar. Debería despertar a Mateo y decirle que vayamos a clase, pero simplemente no quiero. Tengo un celular, internet y una cama, prefiero descansar hasta que Mateo despierte y aun así soy bastante capaz para convencerlo de quedarse aquí. Aun si se trata de una buena persona como él yo podría convencerlo de acompañarme por el camino de las malas decisiones.
Tras horas de hacer el vago, en las que incluso me tomé la libertad de tomarle un par de fotos a Mateo, mi celular comenzó a sonar. Al ver que se trataba de mi madre lo deje en mi mochila y fingí estar dormido, tenía que ser honesto estaba molesta con ella. Por su culpa yo había dormido en una horrible cama (llena de ácaros posiblemente). Fingí que estaba dormido y escuche atentamente lo que ocurría.
El buen Mateo le contestó a mi madre y finalmente accedió a llevarme a casa.
"Si te piden sacrificar tu vida por el bien del mundo seguro lo harías"
Debería decirle que estaba despierto desde hace un rato, pero no lo haré. Si él me había cuidado todo este tiempo que hiciera el servicio completo después de todo es su responsabilidad por enviarme dos meses al pasado. Todas las idioteces que cometa los próximos meses y no haya cometido en el pasado que es el futuro original son todos tu culpa Mateo.
Puedo escuchar como el manosea indiscriminadamente en el interior de mi mochila, no importa que lo haga, no hay nada malo ahí, solo encontrara basura.
Mientras el me lleva a casa yo sigo fingiendo dormir y tengo que hacer un esfuerzo inhumano para no revelar la verdad frente al conductor del taxi, no tengo idea de cómo soporto el deseo de reír.
Cuando el conductor se detiene, Julio vuelve a cargarme. Tengo que admitir que he subestimado su fuerza, este tipo debe de hacer pesas, quizá a diario carga sacos por su trabajo en la cafetería. ¡Bajo esa ropa es musculoso!, debe de serlo.
Todo este asunto de ser cargado se detiene cuando me coloca en el suelo y abro un ojo solo para ver que hace y donde estamos. Si soy secuestrado dudo que mis padres paguen mi rescate. Si llamaran amenazando mi vida mi madre diría algo cruel como "Julio es tu responsabilidad salir del problema en el que te has metido" o quizá no.
No me preocupo por secuestros estoy en casa y Mateo se pone a buscar mis llaves en mi mochila. Este tipo en verdad es muy buena persona o realmente se siente culpable como para hacer todo esto, quisiera preguntarle directamente, pero ese tipo de acercamiento directo y rudo no es lo mío es demasiado esfuerzo nunca se sabe cómo reaccionara la otra persona, prefiero controlar la situación como mínimo. Vuelvo a cerrar los ojos y actuar como muñeco de trapo, el me lleva por la casa y me deja en una cama, solo esperare a que se vaya para fingir que recién he despertado.
Mientras espero ansioso la voz de mi madre suena.
—No creí que fueras a darle servicio completo. ¿Intentas ser un santo?
¿Servicio completo?, no puedo creer que lo llames santo.
—No hay problema señora.
No es posible que sea tan bueno al menos quéjate un poco hombre, has cargado conmigo todo el día y no soy un saco de plumas. Lo admito ni siquiera soy un saco de huesos.
—Como agradecimiento, ¿te gustaría quedarte a cenar?
—Claro, solo llamare a mi madre antes.
No me puedo creer que haya aceptado con tanta facilidad. Seguro mi madre planea algo, no quiero me niego a ir a cenar. A partir de este momento me autocastigo quedándome en mi habitación para dormir sin cenar. Espero que Mateo disfrute la cena, mamá es una gran cocinera.
Escucho pasos irse, pero aún me quedo quieto, los pasos regresan y los reconozco es mi madre.
—Julio has estado durmiendo todo el día despierta.
Abro un solo ojo y la miro.
— ¿Por qué debería ir?
—Hay comida.
La verdad es que tengo hambre, pero eso significa cenar con Mateo. Cenar con Mateo y mi familia.
—No puedes obligarme.
Pero claro que puede, podría incluso arrastrarme si así lo quisiera. Ni siquiera es necesario que responda. Con mi ojo abierto la veo mirarme fijamente, está esperando que me mueva. Solo me queda la rendición.
—Voy en un rato.
Mi madre me deja y yo me quedo en mi habitación. No tengo nada para probar que Mateo es el culpable de este salto temporal, no planeo confiar en él por un rato de cualquier forma. Si él se queda a cenar podría tomar la oportunidad y acosarlo con preguntas, si es culpable es posible que lo acorrale al punto en que revele la verdad, pero ya que no soy bueno para hablar le dejaré a mi madre los cuestionamientos.
La cena con Mateo inicia de una forma difícil, cuando bajo a cenar tras lavarme las manos, ya todos están en la mesa, incluso mi padre con su inseparable amigo el periódico del día, no sé qué es lo que él ve de bueno a ese pedazo de papel.
—Buenas noches papá, Mateo. —Tomo asiento mientras Tyson se acerca para saludarme, ese perro traidor, con expresión de cachorro, no puedo dejar de quererlo, es el perro más lindo.
La cena comienza de la típica forma incómoda cuando llevas amigos a casa. Solo existen el sonido los cubiertos contra los platos y el de las mandíbulas masticando, así podría pasar toda la cena, de una forma tan patética, pero como si antes no se le hubiera ocurrido mi padre pregunta.
— ¿Eres amigo de David?
Ante la expresión confundida de Mateo me doy cuenta que no se ha presentado con mi padre. ¡Estuviste sentado con él y no pudiste ni preguntarle su nombre!
—No señor.
—Es amigo de Julio. —Aclara mi madre.
—Eso es imposible, todos los amigos de Julio son raros, este muchacho parece normal, un muchacho trabajador, decente. ¿Estás perdido muchacho?
—Papá mis amigos no son tan raros. —yo reclamo, pero el debate con más fuerza
—Eso dices porque son tus amigos.
Mateo sentado a mi lado intenta aguantar la risa cubriendo su boca, pero se nota en los extremos en sus labios la sonrisa que no puede expresar.
—Entonces, ¿Cuál es tu nombre muchacho?
—Soy Mateo Guzmán, señor papá de...
Sé que no debo reírme de lo que ha dicho, pero es tan adorable, es como un niñito visitando la casa de su amigo de jardín de niños por primera vez. ¡Acaso eres un niño de tres años dile señor o señor Alvarado!
—Entonces que te trae el día hoy a nuestra casa.
—El trajo a Julio.
— ¡Después de que me dieras con la puerta del auto!
Mamá me ignora y se dirige a Mateo con una sonrisa que francamente resulta intimidante para cualquiera.
—Entonces Mateo, ¿Qué hay de tus padres?, ¿A que se dedican?
—Mi madre tiene un café y yo trabajo con ella.
—Que buen chico eres, ayudar a una madre es algo muy noble, muy propio de un joven virtuoso. —Mientras mi madre alaba a Mateo me mira fijamente. ¿Espera que la ayude en la casa más seguido?— ¿Y tu padre?
—Mi padre murió hace tiempo.
Eso deja en silencio el lugar brevemente. No me imagino como habrá muerto su padre, habrá sido un accidente o enfermedad supongo, no creo que haya sido asesinado, resultaría en una gran coincidencia que padre e hijo murieran de la misma forma.
—Solo son tu madre y tú, ¿Sin hermanos? —Me impresiona que mi padre se interese en él, nunca le dirige la palabra a ningún otro de mis amigos, los discrimina.
—Ni uno solo señor.
—Así que Mateo, ¿Cuáles son tus intenciones con Julio?
—Llevarme bien con él supongo.
De cuándo a acá somos amigos.
La puerta de entrada suena cuando alguien entra, segundos después aparece mi hermano en el marco de la puerta. Aún tiene la ropa que usa cuando da clase.
— ¿Qué tal familia cual es el motivo de esta reunión?
Mi hermano dice a modo de saludo antes de sentarse frente a Mateo. David parece tan fresco que no parece que haya dado clase hoy. Su presencia aquí es nueva, anteriormente esto no paso, seguro se debe a una especie de efecto Mariposa que provoque al no ir a clase. Al menos no me va tan mal como si estuviera en esa película.
—Estamos descubriendo las intenciones del pretendiente de Julio.
— ¿Que?
— ¿Ha?
Mi madre murmura algo y mi padre pregunta por reflejo, David lo imita en un perfecto coro. Yo soy el único que dice algo distinto.
—Quiero decir, es el primer chico decente que entra en esta casa, excepto por Sabrina, ella es un caso especial. Cualquier cosa que este muchacho pretenda con Julio es buena.
No sé porque pero su corrección resulta sospechosa, mamá planea algo.
Como si a nadie le importara el maligno plan de mi madre pasan a algo más importante. Mamá va por un plato para mi hermano y papá se queda a cargo.
— ¿A qué viniste Hijo?
—Julio no fue a clase, como buen hermano que soy me preocupe por salud. Es el tercer día de clase apenas no se supone que nadie falte. Aunque no fue el único que faltó.
— ¿Ha no? —Mi padre no está nada interesado mientras pica su comida mira su periódico.
— ¿Guzmán que haces aquí? —Sin más le pregunta a Mateo como si recién se diera cuenta de su presencia.
—Él trajo a Julio. —Mi madre interrumpe con su regreso, deja el plato frente a mi hermano y se sienta. —Julio se golpeó con la puerta del auto y Mateo lo ayudó a regresar. — Ella omite intencionalmente que fue quien me golpeo con la puerta del auto, y no es porque intenta esconderlo, es debido a que no puede darle menos importancia, pero mi hermano la conoce bien.
—Entonces mamá te golpeo otra vez. —Mientras que David le quita importancia, miró a Mateo, que esto pasara antes debe de hacerle reír, pero no hay ninguna risa en su cara. Parece al borde de un dilema.
— ¡Espera!, ¿El profesor es tu hermano?, ¿ustedes son hermanos? —Mateo supera lo que sea que lo confunde y prácticamente me suplica una respuesta. Y yo que pensaba que se notaba.
—Guzmán, nosotros tenemos los mismos apellidos, nos vemos diferentes porque soy mejor parecido, pero aun así tenemos la misma nariz.
—Eso es una vil mentira yo soy el mejor parecido.
—Nadie te creerá eso Julio. —Sé que mamá lo dice para avergonzarme, aunque no estoy seguro de cómo. — El mejor parecido aquí es Tyson.
Mientras discutimos sin sentido, mi padre hace un gesto con la mano, como si nos incitará a seguir. Mateo parece estar por reír, pero no lo logra hay algo extraño.
— ¿Mateo tienes hermanos? —Mi madre vuelve a su interrogatorio. Como si no fuera suficiente haberle sacado que su padre estaba muerto, Yo nunca hablo de ti con mis amigos mamá, no tienes que intentar descubrir eso de mi sospechoso. ¿Por qué creí que tu interrogatorio sería útil?, estuve equivocado. Solo hay que ver como Mateo mira el plato casi vacío frente a él, no hay forma en que pueda escapar de la pregunta y tampoco es tan mala como para que yo interrumpa solo así.
—No, no tengo ningún hermano o hermana, solo somos mamá y yo. —justo después de decirlo alterna su mirada entre David y yo.
—Eso debe ser muy solitario, ¿no tienes con quien pelear en las cenas?, ¿una mascota?, una boxer blanco por ejemplo.
—No, no podemos tener mascotas. —Hace una pausa larga como si pensara en ello, huelo una mentira acaso. — A mis mascotas no les va muy bien.
Eso suena bastante lamentable.
—No puede ser tan malo.
—Tenía un conejo, una vez lo deje salir de su jaula, cuando lo perseguía por el café me caí sobre una mesa y la mesa cayó sobre él.
Escuchando este tipo de cosas es cuando desearía que mi madre tuviera la habilidad de callar antes de hacer preguntas inoportunas. Esto de preguntarle sobre familia y mascotas a alguien que no tiene ninguno es despiadado.
—Sabes Mateo, esta casa está abierta para ti, siempre que quieras visitarnos o ver a Julio.
Buena esta cena no ha sido tan mala, apenas queda comida en mi plato y no han ocurrido incidentes reales. Eso es una terrible señal, en una cena normal en este punto Tyson ya estaría sobre la mesa, ¿Dónde está ese perro?
Mientras Mateo mira a mi madre sin una idea de que responder yo me pongo a buscar a Tyson. No saludo a mi hermano quizá está escaleras arriba.
Por supuesto eso ultimo queda en un quizá cuando una figura se lanza sobre Mateo. Los más de treinta kilos de peso de Tyson tumban a Mateo de la silla y todos se quedan quietos mientras intenta comérselo a lametones.
—Mateo no es una paleta Tyson.
Intento ayudar a Mateo, pero ni los dos juntos logramos que el perro deje de ensañarse con lamerlo de cara y cuello.
Escucho a mamá reírse con satisfacción, y sigo empujando a Tyson. Es un perro lindo y todo, pero al final si buscas más allá de su ternura encontrarás que es una fábrica de babas.
...
—Perdón, Tyson a veces puede ser un malcriado.
Por supuesto no me siento ni un poco culpable porque Tyson nos haya empapado con babas, después de todo fui el único que intento quitárselo de encima, resultando en que soy el único con arañazos de ese lindo perro problema.
—No tienes que preocuparte.
Claro que no lo hago, quien debería preocuparse es mi madre, pero ella no de la demasiada importancia.
— ¿Te entrego tu camiseta en la escuela?
—Yo te llevo la tuya.
Aunque es un verano caluroso. Las recientes lluvias y el cielo nuboso ha dejado la noche fresca, es algo agradable, pero no es una buena idea caminar por ahí con una camiseta húmeda. Le he prestado una mía a Mateo. Le diría que se la quedara, pero es tan jodidamente buena persona que se negaría.
— ¿Te gustaría que te prestara un suéter?
La verdad es que tal como lo pensé es bastante musculoso y mi ropa le queda pintada, como resultado parece un poco vulnerable en más de un sentido.
—Gracias, pero así está bien.
Los dos seguimos de pie en mi habitación sin tener una conversación. Me he quedado sin ideas, sin mencionar que estoy ligeramente apenado por mi habitación, hay una pila de ropa por ahí y el armario es un desastre por dentro, apenas si lo he logrado cerrar.
—Creó que te acompaño a la entrada entonces.
—Gracias.
En el camino Tyson y mi madre nos siguen.
—No te vayas Mateo. Quédate a dormir. —Mi madre le pide. Pero nada más ver a Tyson babeando Mateo comienza a negar.
—Me gustaría abusar de su amabilidad señora, pero mi madre se preocupara por mí.
—Cierta mamá, no querrás que la señora pase la noche sola. —Lo apoyo e incluso Tyson ladra para unirse a nosotros, eso quiero pensar.
—Al menos deja que te acompañe Guzmán, la noche es peligrosa.
Justo cuando evitamos a mi madre y llegamos a la puerta mi hermano aparece. Su oferta es buena.
—No lo sé profesor. ¿A dónde se dirige?, yo tengo que volver cerca de la escuela.
—Supongo que no podrá ser entonces. Voy al otro lado.
—De todos modos gracias profesor. Gracias señora. —Finalmente abro la puerta y Mateo me sonríe antes de salir. —Nos vemos en clase mañana Julio.
Cierra la puerta tras de sí y juro que lo escucho empezar a correr.
—Tienes que invitarlo otra vez Julio.
Mamá me dice. Yo la ignoro. Tengo que descubrir algo más sobre la muerte del padre de Mateo. Tal vez ambos fueron asesinados por parte de una organización o célula delictiva. Hasta ahora no tengo otros sospechosos aparte de Félix y Vivi. Y aun no es definitivo que Mateo sepa de este bucle.