Voy a salvar a Mateo. No es que tenga un interés especial o un objetivo noble, es solo que no planeo repetir estos dos meses en el caso de que su muerte sea causante de esto y pueda volver a provocarlo. Estoy seguro de que mi cerebro morirá si tengo que volver a hacer esto, dos meses en la escuela son una eternidad de aburrimiento. Si la clase en una primera vez era mala, escucharla una segunda la hace peor, no estoy aprendiendo nada y solo me limito a mirar a Sabrina noqueada en el asiento de adelante.
Salvar a Mateo no es como una carrera contra reloj, encontrar al asesino tampoco. Si bien hasta ahora Félix es el mejor sospechoso, no parece del tipo que pueda matar una mosca, en todo caso esta lo mataría antes de que pueda intentarlo. En orden de salvar a Mateo, en primer lugar, debo encontrar a un mejor candidato a asesino, en segunda tener un plan "B", porque seguro no lo encuentro. Supongo que alejarlo del lugar donde lo mataron bastara. Tengo dos meses para hacerlo, puede esperar.
Parece que tengo otras cosas que hacer, debería de regresarle su camiseta, pero es demasiado esfuerzo pasar a través de su séquito de amigos, es más fácil entregársela en el café. Ya quiero irme de la clase.
...
Y habiendo pasado una eternidad ya, la bella música del timbre de salida resuena por toda la escuela, no es un coro ángeles, es una chicharra histérica, pero igual sirve. Sabrina no se mueve así que la dejare dormir, necesita descansar para tener energías, las necesitara para luego y es porque conozco el futuro que lo sé.
Antes de que todos huyan del aula voy al lugar de Félix, tarda demasiado en guardar sus cosas, por lo que al terminar puedo jalarlo de la camiseta y llevármelo conmigo.
—¡A dónde me llevas!
No debería de quejarse apenas si lo estoy obligando, se resiste tan poco que para cualquier persona parecería que me sigue por voluntad propia.
—Por Vivi, vamos a la cafetería para la reunión de nuestro club. ¿En qué clase dices que esta?
Félix es un acosador o algo así. Por supuesto que sabe en qué clase esta su ex. Llegamos a tiempo para verla salir y saludar.
—Vivianita, ¿vienes con nosotros a espiar a Mateo?
—Claro, estar sola todos los días en la cafetería por una mirando al mesero es muy sospechoso, sería menos extraño si estoy acompañada de un emo y un punk.
En eso tiene razón...
—¿Me acabas de llamar emo?
No parezco un emo, quiero decir soy rubio, nunca he visto un emo que sea rubio.
—¿Qué me ves de emo?, no soy emo, Félix parece un poco punk, pero yo no me veo emo.
—¿Qué clase de friki eres entonces?
—Sabes que, déjalo así no quiero saber qué impresión tienes de mí.
De camino a la cafetería no puedo evitar sentirme extraño respecto a los dos, quiero decir quien en su sano juicio me acompaña después de conocerme. En la cafetería nos sentamos en la misma mesa que la última vez, sería bueno que hubiera un señalamiento para reservarla cada vez. Me siento a la derecha de Vivi con feliz a mi derecha.
—Así que doy iniciada la primera reunión del CAM.
—¿Qué no éramos el CEM?
Félix pregunta.
—La verdad es que originalmente debía de ser de esa forma, pero pensándolo bien más que un club de espionaje parece un club de acosadores y de unos malos la verdad, me sorprende que no se haya dado cuenta, pero lo tomare como un punto a favor.
—Te estas tomando muchas confianzas, no que muy calladito. —Vivi reclama, pero la ignoro.
—Retomando a partir de hoy seremos el CAM.
Con un golpe y un estruendo la mesa es azotada por nuestro camarero. No es hasta que sucede que noto que Mateo ha llegado. Como todo un profesional recobra la compostura y nos sonríe deforma deslumbrante.
—Oigan chicos es la segunda vez que vienen. ¿Qué están haciendo? —Está sospechando, impresionante.
—Es un club, el CAM.
—Suena bien... ¿Qué significa?
—Club de A... Artes místicas, si eso obvio, está en las siglas. ¿Qué otra cosa podría ser?
No tengo idea de que son las artes místicas, pero queda y no suena del todo mal.
—En serio, a mí también me gusta Doctor Strange, ¿Pudo unirme?
¿Cómo le digo que a mí me gusta DC comics?
—Claro puedes unirte.
¿No es raro que el objeto de acoso este en el club de sus acosadores?, debería ser el caso, pero en vista de las circunstancias.
—¡Qué bien!, ¿Qué van a pedir?
—Lo mismo del martes.
—Un té de frutos rojos... ¿y ustedes? —Mira alternativamente a Vivi y a Félix, como si no los atendiera a casi diario.
—Un café expreso y un chocolate caliente. —mientras dice lo del chocolate señala a Félix con ambas manos, y justo después me mira con malicia. —Y tres... no, cuatro rebanadas de pastel de ángel.
Presiento que está enojada, será conmigo o será con Félix, quizá con ella misma.
—Ahora vuelvo con su orden.
Mateo se va y nos deja solos de nuevo.
—Juli querido, —comienza de forma amable para luego explotar con un grito— ¡¿puedes decirme que chingados en un arte mística?!
—No lo sé, déjame googlearlo y te digo. —hago una búsqueda rápida en imágenes de Google en el celular mientras ellos esperan. —Me aparece algo del Tíbet y Doctor Strange, ahora eso tiene sentido.
—¿Qué no pudiste pensar en otra cosa?
—Como club de amantes muertos. —Félix interrumpe animadamente, el nombre parece ser una gran idea para él.
—¡Cállate Feli! —No se algo como Club de admiradores musicales, club de apreciación musical.
¡Que buenas ideas tiene!, ¿Por qué no es la presidenta?
Regresa Mateo con las ordenes y Vivi me mira con odio. La veo mover sus labios, no soy un profesional leyendo labios, pero seguro dice que pagare todo. Pone frente mí el té y deja las rebanadas de pastel en la mesa, luego duda en que bebida es de cada uno. Se confunde y se equivoca. Como la última vez le da el café a Félix olvidando como es que Vivi apunto a él en el momento de pedir la orden.
—Gracias. —agradezco y Mateo se queda unos segundos parado a un lado.
—¿Alguna otra cosa?
Pensé en Vivi y las cuatro rebanadas de pastel, ya estaba por negar cuando recordé lo que me faltaba.
—Casi se me olvida, Mateo te traje tu camiseta.
Busque dentro de la mochila la bolsa que mi madre había preparado para él. Se la ofrecí y me sonrió al tomarla.
—Lo siento, no tengo la tuya, te la doy mañana en la escuela.
Mientras intercambio palabras Vivi y Félix fijan su vista en mí, parece que estuviera haciendo algo malo. Y vaya que lo hice, cuando Mateo se va y quiero tomar una rebanada de pastel Vivi me arrebata el plato.
—¿Por qué?
—No nos dijiste que Mateo fue a tu casa. —La queja de Félix viene con un ligero rencor.
—Como vicepresidenta del club exijo que nos lleves a tu casa.
Pensé que no le gustaba la idea del club.
—¿Mañana?
—¡Hoy!
Esto es un récord, tres personas invitadas a mi casa en dos días. Les diría que no pero seguro mi madre será feliz de ver que estoy siendo sociable.
—¡Muy bien, vayamos a mi casa!
—Pero primero llevaremos este pastel para llevar.
Justo cuando pensaba que podría tomar un trozo de pastel ella lo aleja de mí. –No podemos llegar con las manos vacías.
En una bolsa lleva el trozo de pastel que no me dejo comer, ella comió dos y Félix uno, pero a mí no me dieron nada, pensar que yo pague por los cuatro.
...
—¿Julio tu vives aquí? —Después de que llegamos a las primeras casas Félix menciona.
—Pues sí, ¿A qué viene esa pregunta?
—Yo también vivo por aquí. ¡Somos vecinos! –Félix menciona sorprendido.
—Espera, ¿todo este tiempo viviste en una de estas casas?, ¿por qué nunca me trajiste?
—Nunca te intereso. Si te invitara volverías conmigo.
—No.
—Por qué todos los ricos son tan raritos.
La dinámica de relación de estos dos me causa curiosidad, quisiera saber un poco más de ella.
—Así que, ¿Por cuánto tiempo estuvieron juntos?
—¿Cómo dos semanas Félix?
—Si dos semanas.
¿Qué?, le basto tan poco tiempo para quedarse prendado a ella. ¡Ho Félix!
—Por cierto, Julio, ¿Cuánto ha sido el máximo que has durado en una de tus relaciones?
—Nah, nah, cero, cero. Ni un solo día. No he tenido una relación seria.
Por algún motivo ante mis palabras Félix sonrió animado.
—Alto ahí, no me compares contigo niño virgen. Que no haya tenido una relación seria no significa que juguemos al mismo nivel.
—No es por ofender, pero no pareces el tipo de persona que haya salido con alguien.
Y sigo preguntándome qué clase de impresión tiene de mí. Poco después llegamos a la entrada de mi casa, el frente no se ve diferente. Antes de tocar la puerta esta se abre y mi madre aparece detrás, a su lado Tyson sale corriendo. Creo que me saludara, pero no lo hace me evade y sigue de largo hacia la primera persona que encuentra.
—Tienes un bóxer, yo siempre he querido tener un bóxer, pero mamá solo tiene a ese aterrador chihuahua.
Tyson finge ser un buen perrito y permite que Félix lo acaricie sin tumbarlo al suelo.
—Ya llegaste Julio. —Mi madre no se molesta por fingir ni un poco de alegría por mi llegada mientras sigue la trayectoria del perro—
—Sí. Y traje amigos.
Tyson sigue moviendo su colita mientras su ambición por ser mimado no puede ser sobrepasada por nada.
—Señora, le traje algo de pastel.
Vivi se encuentra con mi madre y le acerca la rebanada de pastel que yo no pude probar. Mi madre acepta y con eso mis esperanzas de probarlo se esfuman.
—Tyson vámonos.
Mamá se va y Tyson se resiste un poco a alejarse de Félix, pero al final la sigue a donde sea que lo lleve a pasear, mamá debería ponerle una correa. Vivi examina cada detalle de la casa mientras los llevo adentro.
—¿Y qué hacías con Mateo ayer? —pregunta.
—Me trajo a casa y se quedó a cenar. —Yo respondo con brevedad.
No le doy nada de importancia a lo ocurrido y sin decir mucho los llevo por las escaleras a la segunda planta y después a mi habitación. Me alegro de haberla mantenido limpia esta vez.
—Tienes un perro muy bonito, no como ese demonio...
Les acabo de enseñar mi lugar más privado y Félix solo se pone a hablar sobre Tyson. Creo que es la mejor dirección para la conversación.