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Love in trouble por Leviathan

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Despertó con un fuerte dolor de cabeza y desorientado. A manotazos buscó su celular para mirar la hora.

Iba una hora retrasado, tenía tres llamadas perdidas de Téa y de Ryo, compañeros suyos en el trabajo. Ya no tenía gracia perder más el tiempo, se levantó y se fue a duchar.

Miró en el espejo las ojeras marcadas y los ojos rojos, una pésima vista. Aún sentía la rabia de la noche anterior pero ahora habían muchas cosas que anteponer antes de eso, como por ejemplo, su sueldo.

Pensó en varias excusas que dar, su jefa lo mataría por dejar solo a Ryo en la cocina pues incluso temprano en la mañana, era un lugar concurrido por gente que no podía desayunar en sus casas.

Luego de arreglarse y no tomar bocado alguno, salió de su casa con el mismo bolso de anoche y se apresuró a tomar el próximo autobús.

Se desplomó en una de las sillas de atrás y miró hacia la ventana, dejando que el sol mañanero le calentara un poco mientras escuchaba la canción de la radio.

 

Como te atreves a volver

A darle vida a lo que estaba muerto

La soledad me había tratado bien

Y no eres quién para exigir derechos

 

No quería escuchar nada hoy, ni de lo uno ni lo otro. No quería ir a recibir regaños y tampoco quería pensar en su ex-marido. Sacó nuevamente su celular y miró la hora, 8:35 am.

Con el poco saldo que le quedaba, mensajeó a Téa, pues sabía que ella se pegaba sus escabullidas de vez en cuando para mirar las notificaciones.

 

Como te atreves a volver

Y a tus cenizas convertir en fuego

Hoy mis mentiras veo caer

Que no es verdad que te olvidé

Como te atreves a volver

 

Se le escapó una lágrima traicionera, debía dejar de prestarle atención a esa tonta canción y esperar una señal de vida de la muchacha, o no distraerse y bajarse en una parada equivocada, lo que sucediera primero.

La limpió con algo de fuerza, lo suficiente para que le dejara un poco rojo el cachete. 

A la final nunca le llegó una respuesta, ya había llegado a su destino y se apresuró a timbrar para que no le dejaran en la quinta porra*.

Cuando llegó a la entrada del restaurante, se dio cuenta que este se encontraba cerrado.

¿Qué? Pensó Yugi. Marcó rápido al primer contacto que se le apareció, Ryo.

-¿Qué sucede...?- Una voz soñolienta le contestó.

-¡Ryo! ¿Porqué el local está cerrado?-

-¡Apaga esa maldita cosa y vuelve a dormir, mocoso!- Una voz que no era la de Ryo interrumpió en la línea y luego se escuchó una especie de forcejeo.

DevuélvemeloBakura!- Se escuchó un silencio por un momento hasta que pudo escuchar a Ryo de nuevo. -Lo lamento YugiBakura está comportándose como un niño pequeño otra vez.-

Ambos se rieron ante eso y escuchó a Bakura suspirar notablemente enojado.

Bakura y Ryo eran ese tipo de parejas de las que no sabes cómo demonios terminaron juntos. Viven en un constante rompe-y-vuelve tedioso, pero se aman. 

-Bueno, Ryo. ¿Y el local?-

-¡Ah! La jefa llamó a Marik para que nos avisara que hoy no abría el local pero él no tenía tu número así que nos pidió que te avisáramos.-

-Ohentiendo. ¿Ninguna razón?-

-Nada...-

Bakura volvió a interrumpir la conversación, reclamando a su novio. Se despidió por Ryo y colgó abruptamente.

Y ahora, seguía allí parado sin nada productivo que hacer ese día. Recuerdos fugaces le empezaron a rondar por la mente cuando se sentó en un banco de un parque cercano. 

Se deprimió otra vez, sin querer la inocente pelea de Ryo y Bakura le hizo traer las peleas tontas y a medio broma que en el pasado tuvo con Yami. Todo estaba tan bien, fue el mejor esposo que pudo, siempre estuvo atento a él y después de casi dos años separados, sigue sin entender que ocurrió para que rompieran.

Es cierto que fue una ruptura no oficial ante la ley, pero con sentimientos fuertes de por medio que sacaron a ambos de sus vidas paulatinamente.

El reloj marcó las 9:00 am, las calles ya se habían puesto más animadas y se empezó a escuchar la música salir de uno que otro local.

La misma canción de esa mañana.

 

Como te atreves a volver

A darle vida a lo que estaba muerto

La soledad me había tratado bien

Y no eres quién para exigir derechos

 

 

Le estaba afectando más de lo que esperaba, él creyó que se había vuelto fuerte en esos dos años. Incluso intentó salir con varias personas, pero todo era un fracaso, así que optó por quedarse solo y hasta ahora le había ido bien. Hasta el ahora de anoche antes de que se apareciera en su lujoso carro a decirle estupideces.

Pero no era la única piedra en su zapato. Su teléfono empezó a vibrar y mostró en la pantalla el nombre de "Idiota". Bautizó con ese apodo al poderoso CEO de Seto Kaiba. En un intento de salir con alguien se topó con aquel imbécil que se creía lo máximo. Le insinuó que quería acostarse con él y recibió una gustosa patada en la entrepierna de su parte.

Los primeros meses se aproximó como un acosador fantasma, buscando información personal suya, luego se presentó en cuantiosas llamadas que ignoraba hasta el punto de que obligó a que bloqueara su número aunque era inútil porque automáticamente otro número diferente llegaba. El tipo está loco, de eso está seguro, y si se lo volvía a topar de frente no dudaría otra vez en atacar sus partes nobles.

Y hablando del diablo...

-Oye, tú. Yugi Motou.- El CEO se encontraba en su carro no-sé-qué-modelo-ultra-caro estacionado frente a él. 

¡QUÉ HACÍA ESE IMBÉCIL AHÍ!

-Será mejor que te alejes de mí, Kaiba.- 

-Eso es exactamente lo que no planeo hacer.- Se bajó del auto con un porte elegante digno de un rey, aunque no era más que un rico de pacotilla. 

-¡Déjame en paz, maldición! ¡Yo no te he hecho nada!-

Seto lo tomó de la chaqueta que tenía puesta y lo acercó a él violentamente.

-Eso es lo que tú crees. Me has retado y yo nunca me quedo de brazos cruzados. Te negaste a mí e insinuaste que nunca podría llevarme a un chico idiota como tú a la cama, ahora pagas las consecuencias.- Seto habló con una mirada furiosa.

-Será mejor que sueltes a mi esposo, Kaiba.-

Esa voz...

-Vaya, vaya, pero si no es más que mi archienemigo, Yami Atem.- 

-Yami...-

 

Como te atreves a volver

Y a tu cenizas convertir en fuego

Hoy mis mentiras veo caer

Que no es verdad que te olvidé

Como te atreves a volver

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Notas:

 

Quinta porra: Muy lejos


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